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miércoles, 6 de abril de 2016

Adelanto: Capítulo 20 Marked in Flesh - Anne Bishop

Capítulo 20




Firesday 15 de Juin


Los Lobos, junto con peones a caballo, separaron 11 bisontes de un año de la manada de Pradera de Oro. Después, el humo se envolvió alrededor de los cuellos de los animales, y Tolya y Nyx se alimentaron de todos los animales justo lo suficiente como para hacer más fácil a los Lobos y hombres conducir a los bisontes a un corral improvisado que tenía tinas de agua y alimento.

Después de dar un tiempo a los bisontes para beber y comer, se dirigieron a Bennett, una camioneta llena de suministros iba a la cabeza, mientras que los hombres y los Lobos mantenían en movimiento a los bisontes.

Tolya había llamado a la estación de tren para hacerles saber que sería necesario un coche de granja para el tren que iba rumbo al este hacia Lakeside. Joe no escuchó lo que el hombre dijo en la estación, pero escuchó la respuesta de Tolya: si los Terráneos no podía reservar un coche para el ganado, a ningún ganado se le permitiría viajar en tren desde esta parte de Thaisia. Eso significaba que los ganaderos que enviaban el ganado a los mataderos ubicados en ciudades más allá de la región del Medio Oeste se quedarían atascados con los animales que no podían vender y no podían moverlos por tierra sin perder la mitad de sus rebaños a causa de los depredadores que se reunirían para el banquete.

¿Podría haber frenado a Tolya de hacer tal amenaza? ¿Importaba? El Sanguinati era mucho más hábil con el trato de los humanos en Bennett de lo que él podía ser. Además, Tolya se dirigía a él cada vez que las decisiones implicaban a los Intuye, que eran los humanos con los que los Terráneos del asentamiento necesitaban interactuar de forma regular.

Mantuvieron a la manada moviéndose a un ritmo constante.

Joe quería seguir adelante, mientras que todavía tuvieran luz, pero Tobias argumentaba que no habría ningún lugar para acampar y pasar la noche, una vez que pasaran el cruce. No había nada más que tierra de ranchos controlados por humanos entre el cruce y Bennett, y una vez que llegaran a la ciudad, tendrían que mantener a los bisontes en el corral hasta que el tren estuviera pronto para partir. Cuanto menos tiempo pasaran en la ciudad, habría menos tiempo para que la gente creara problemas.

Dado que Tolya estuvo de acuerdo con esa evaluación y Tobias confiaba en que pudieran llegar a Bennett con un montón de tiempo para tomar el tren si partían con la primera luz, Joe fue junto con ellos. Armaron un campamento a la vista de la encrucijada y no muy lejos del lugar donde los bisontes había sido acribillados la semana anterior. Nadie mencionó el incidente, o dijo algo sobre el número de cadáveres que ya estaban despojados hasta el hueso, pero los Lobos olfatearon el área para detectar cualquier signo de intrusos, y Tobias y sus peones se colocaron el cinturón con armas y comprobaron sus revólveres antes de establecer los turnos de guardia para la noche.

Al día siguiente, empezaron a moverse justo después del desayuno.

Mientras Joe chasqueaba a un becerro para alentarlo a mantenerse al ritmo de los otros bisontes, observo a unos camiones estacionados en el otro lado de la carretera y a los hombres que dejaron de trabajar y miraban a su pequeño rebaño trotando hacia Bennett.

«¿Qué están haciendo los humanos?» Preguntó a uno de los Grajos.

«Arreglando la valla que Aire y Tierra desarmaron el otro día.»

Eso era sensato. El ganado que se alejaba de la tierra utilizada por los humanos se consideraba comestible, y los Antiguos que habían venido desde las colinas la semana pasada y se alimentaron de los bisontes muertos, seguían rondando los límites de la tierra humana. Su olor era persistente, tanto como la habilidad de pastoreo de los humanos y los Lobos, evitando que los bisontes trataran de liberarse. También estaba el sonido y el olor del agua, ya que se había derramado de los dos barriles cargados en la parte trasera de la camioneta... y la mano de Nyx alimentándose de los bisontes, cuando los humanos se detenían a descansar, enseñando a los animales que ella no era algo a lo que tenían que temer.

Joe se preguntó si la Sanguinati hacía algo parecido con los humanos, sosegarlos hasta que se quedaran confiados, permitía a los vampiros alimentarse sin que sus presas fueran conscientes.

Y eso le hizo preguntarse cuánto tiempo Tolya tenía previsto permanecer alrededor de Pradera de Oro.

Cuando finalmente llegaron a la estación de tren, había dos coches de carga ya cargados con ganado. Después de recibir el aviso de que podían cargar los bisontes en el tercer coche, una vez que el ganado estuviera pronto, Joe y Jackson aprovecharon la espera para cambiar a su forma humana y vestirse.

Un humano los miraba a ellos y a los bisontes, y luego dijo algo a un par de hombres a caballo antes de caminar hacia ellos.

—Soy Stewart Dixon.— Él inclinó la cabeza para señalar a los bisontes—. ¿Ustedes, muchachos, necesita una mano para subirlos?

Tobias miró a Joe, y Joe comprendió que era su decisión. También notó que Tobias no se sentía cauteloso con este hombre como el Intuye se había sentido en presencia de ese Daniel Black.

—Gracias, — dijo Joe.

Un movimiento de una mano bastó para que los hombres a caballo se acercaran lentamente, asintiendo a modo de saludo a los hombres de Pradera de Oro.

Tobias observó al ganado que había sido cargado en los dos vagones de carga.
—Perdóneme por decirlo, pero su ganado se ven un poco joven y de bajo peso para ser enviado al mercado.

El Stewart sonrió.
—Muestra que tiene un buen ojo, y estaría en lo cierto si fueran al mercado. Pero quería reducir mis cabezas de ganado, y hay dos asentamientos al este de aquí que estaba buscando comprar algo de ganado para iniciar sus propios rebaños. Por lo que me dijeron, ya tienen un pequeño rebaño de vacas lecheras, -suficientes para proporcionar a sus comunidades leche y demás-,  y les gustaría ser capaces de comer algo además de alces, cuando las carreteras y el clima hagan que sea imposible conducir a una ciudad más grande por suministros.

—¿A los humanos no les gusta comer alces? — Preguntó Joe.

—Por supuesto. Uno de los congeladores en mi rancho está lleno de carne de alce cada temporada de caza, pero es una finura para la mayoría de la gente, al igual que la leche y el queso pueden serlo para usted.

Joe, Jackson, Tobias, y el Stewart salieron del camino cuando los hombres a caballo condujeron a los bisontes al vagón de ganado vacío.

—Si no le importa que lo diga, los bisontes se ven un poco jóvenes si se les va a enviar al mercado, — dijo Stewart.

—Ellos aún no son alimentos, — respondió Joe—. Ellos van al este a una ciudad a orillas del Lago de Etu. Enviar bisontes más pequeños es sensato. — Además, Simon quería que todos en el Courtyard de Lakeside tuvieran tiempo para acostumbrarse a los bisontes que vivirían allí antes de que fueran lo suficientemente mayores para reproducirse.

—Yo ayudaré a Nyx y Tolya a cargar la caja que va a Lakeside, — dijo Jackson. Luego añadió, «¿Te veré en la plataforma antes de irme?»

«Sí.» Joe miró a Tobias—. ¿Le das una mano?

—Por supuesto.

Eso lo dejó a solas con el Stewart Dixon.
—Gracias por su ayuda.

—Feliz de echar una mano.

—Usted no está conectado con el asentamiento de Pradera de Oro.

El Stewart negó con la cabeza.
—Mi rancho está a varias horas al norte de aquí, pero Bennett es la línea de tren más cercana, así como la ciudad más grande cuando necesitamos suministros o queremos salir una noche. Hay un día de viaje en cualquier dirección para encontrar otra ciudad con una sala de música y una sala de cine. Un grupo diferente de Terráneos velan por la tierra al norte de Bennett. Al menos, asumo que es de un grupo diferente, porque no le he visto por aquí antes.

—Es un grupo diferente, — acordó Joe. ¿Los Lobos del norte de las colinas sentirían la presencia de los Antiguos?

El Stewart vaciló.
—Mire, no quiero pisar los pies de nadie, o bien causar problemas entre usted y los Lobos con los que suelo tratar, pero... —Tomó un pequeño bloc de papel de su bolsillo y un lápiz corto, escribió en el papel y se lo entregó a Joe—. Ese es el número de teléfono de la casa del rancho. Como dije, estamos al norte de Bennett, así que no estoy seguro de lo que podríamos hacer, pero si necesita ayuda, llame y pregunte por mí.

Joe estudió el número.
—¿Por qué usted haría eso?

—Cualquiera salvo un tonto puede ver que los problemas están en el horizonte. Mi familia nunca ha tenido ningún problema con su tipo, y no quiero problemas ahora. Su pueblo han sido buenos vecinos. Trato de serlo también. — El Stewart miró cuando alguien gritó su nombre—. Me necesitan.

Le tendió una mano. Después de un momento de consideración, Joe dio la mano.

—Hasta luego. — El Stewart se alejó.

Joe se dirigió a la plataforma para decir adiós a Jackson y a Nyx.

—Buen viaje, — dijo Tobias cuando Jackson y Nyx subieron a bordo del tren.

—Van a estar bien, —dijo Tolya, uniéndose a ellos—. El tren será vigilado hasta que llegue a Lakeside.

Joe encontró eso reconfortante. Jackson estaba lejos de su manada, pero no estaba solo. Miró a Tobias y se preguntó si un humano sentiría el mismo tipo de comodidad, sabiendo que los habitantes del País Salvaje mantendrían una vigilancia en todo y todos los que viajaban a través de su tierra.

Cuando el tren salió de la estación, Tolya se volvió a Tobias.
—Señor. Walker, ¿usted y los otros quieren permanecer en la ciudad por la noche? Usted ha trabajado duro trayendo los bisontes aquí.

—Me dijeron que esta ciudad tiene una sala de música y una sala de cine, — añadió Joe—. Tener entretenimiento parecía importante para el Stewart Dixon.

—Yo pasé por alto esos dos negocios cuando pasamos por la plaza del pueblo, el otro día, — dijo Tolya, luego agregó en privado a Joe, «Enmendaré mi lista.»

Tobias los miró a los dos.
—Lo hablé con los hombres. Ninguno de nosotros tiene una buena sensación sobre quedarse aquí. Si está bien con ustedes, voy a comprobar la sala de equipajes en la estación para ver si hay algún paquete para nosotros y llevárnoslo. Después, nos gustaría poner un poco de distancia entre nosotros y esta ciudad.

—Muy bien, — dijo Joe—. ¿No necesitan los humanos que van a regresar a caballo comida y agua? ¿Hay que comprar un poco aquí? — Habían llevado comida y agua en la camioneta, pero la mayor parte ya estaba agotada. Quería escapar de este lugar tan pronto como le fuera posible, y sabía que los otros Lobos sentían lo mismo, pero los humanos eran parte de su manada en este viaje y no eran tan resistentes como los Terráneos, que podía prescindir de alimentos y agua hasta que llegaran a Pradera de Oro.

—Voy a llamar a Jesse, para avisarle que vamos de camino a casa. Ella puede enviar otra camioneta con suministros que se reúna con nosotros, — dijo Tobias—. Podemos hacer un campamento en el mismo lugar que anoche... en tierra Terránea.

«Quiere estar lejos de aquí,» dijo Tolya.

«Ayudemos a ver las entregas y partamos,» respondió Joe.

Se llevaron dos cajas de libros de Aullidos, Buena Lectura, y ocho cajas de mercancías de diferentes partes de Thaisia, todas dirigidas al almacén Walker de ramos generales. Y todos los que los rodeaban, los humanos que a esa hora ya deberían haberse ido de la estación, estaban de pie alrededor y miraban, su odio pulsante en el aire.

¿Por qué tanto enojo, tanto odio? Joe se preguntó. Miró a Tobias, cuyas manos estaban firmemente en el volante mientras la camioneta seguía a los Lobos y a los peones a caballo, fuera de la ciudad.

—¿Siempre ha sido así entre ustedes y los demás humanos?

—No como esto, — respondió Tobias.

—¿Es por nosotros? ¿Por qué algunos Terráneos entraron en la ciudad con ustedes? — Los trenes no podían ir de un lugar a otro sin las rieles que corrían a través del País Salvaje, y  el derecho de paso, se basaba en que los Terráneos pudieran viajar en tren. Así que los Otros solían ir a la ciudad de vez en cuando para recoger a invitados o paquetes. Pero ellos no necesitaban ir más allá de la estación de tren. Incluso cuando Tolya pidió ver la ciudad durante la última visita, Tolya y Jackson -y Tobias, de hecho-, nunca se bajaron de la camioneta.

—Ha habido historias últimamente de que los lechos del arroyo en esas colinas están llenos de pepitas de oro, — dijo Tobias—. Que ustedes pueden recogerlas a manos llenas.

No era tan fácil, pero le habían dicho los Lobos que habían estado viviendo en el asentamiento Terráneo durante un tiempo, que había algunos lugares donde los guijarros amarillos eran bastante fáciles de recolectar... un regalo de los Antiguos, que permitían a los Otros comerciar con los Intuye.

Pero si los humanos invadieran esas colinas...

Joe se estremeció.

—¿Estás bien? — Preguntó Tobias.

—Sí. Estaré encantado de volver a nuestro propio territorio.

—Yo también

Tolya no dijo nada, pero cuando se detuvieron a descansar los caballos, cambió a humo y se dirigió por la carretera como un explorador. Joe se desnudó y cambió a Lobo, dejando que otro Lobo montara en la cabina durante un tiempo, junto con uno de los trabajadores del rancho.

Vigilantes, vigilantes, vigilantes. Se movían alertas a cualquier cosa y a todo.

El Stewart tenía razón; había problemas en el horizonte. Mientras trotaban juntos, Joe pensó en los Intuye. Tenían unas pocas crías en su asentamiento, y no había buenos lugares para esconderse si otros humanos se tornaban rabiosos.


A Joe no le gustaba la idea de llamar la atención de los Antiguos... él era un pequeño cambiante en comparación, pero iría a su encuentro y les pediría que les permitieran a los Intuye esconderse en las colinas de Pradera de Oro si fueran atacados.

4 comentarios:

  1. Gracias me encanta este libro espero una parte romántica de Simón y de meg tanta tensión me mata

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  2. Muchas gracias por su trabajo,me hice una gran maraton :D realmente son muy rapidas.

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  3. Abrigado, x este excelente trabajo, si yo también espero un momento romántico con nuestros protagonistas😍😍😍, aparte donde están Sam lo extraño😊😊😊😃😄

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