Capítulo
1
Windsday, 1 de Messis
Deseoso
de unirse a sus amigos para una primera carrera de la mañana, Simon Wolfgard,
líder del Courtyard de Lakeside, se apresuró hacia los Lobos Terráneos que
usaban árboles y arbustos para camuflarse mientras observaban el camino
pavimentado que rodeaba el Courtyard. En realidad, estaban mirando al hombre
que paseaba por el camino a un ritmo suave.
«Es
Kowalski,» Blair gruñó. Fue un suave gruñido, pero el humano repentinamente
exploró la zona como si sus pequeñas orejas hubieran captado el sonido.
«En
una bicicleta,» añadió Nathan.
«Le
dimos permiso para montar por los caminos pavimentados,» Simon dijo, un poco
preocupado por su atención centrada en un
humano que conocían bastante bien.
Karl
Kowalski era uno de los oficiales de policía humanos que trabajaban
directamente con los Terráneos para minimizar los conflictos entre humanos y
Otros. Debido a eso, él fue etiquetado como un amante de Lobo y obtuvo una cuota de conflictos con otros humanos.
El último incidente ocurrió la semana anterior, cuando un automóvil
"accidentalmente" se desvió y casi golpeó a Kowalski mientras tomaba
un paseo en bicicleta antes de trabajar. Viendo eso como una amenaza hacia un
miembro de su manada humana. Simon, Vladimir Sanguinati y Henry Beargard,
miembros de la Asociación Empresarial del Courtyard, decidieron permitir que la
manada humana montara en los caminos pavimentados del Courtyard.
Simon
pensaba que todos los Lobos habían sido informados sobre la decisión de la
Asociación Empresarial, -especialmente Nathan, que era Lobo guardián de la
Oficina del Enlace y Blair, que era el ejecutor dominante del Courtyard- pero
esta era la primera vez que alguno de los humanos se había aventurado a manejar
en una carretera que aún tenía carteles de "Los
intrusos serán comidos" como advertencia.
«Bicicleta,
Simon.» El gruñido de Blair no fue tan suave esta vez.
Debió
haber sido lo suficientemente fuerte para los oídos humanos, porque Kowalski
comenzó a pedalear un poco más rápido.
Oh.
Bicicleta. Ahora Simon comprendió el verdadero enfoque de la atención de los
Lobos, la razón de su entusiasmo. Los humanos habían montado bicicletas hasta
el Complejo Verde, así como a algunos otros lugares del Courtyard, y los Lobos
se habían sentido intrigados por los vehículos de dos ruedas. Pero esos casos
se centraron en el transporte hacia algún lugar o por alguna tarea. Esto podría
ser otra cosa.
— ¿Un
juego de persecución? —preguntó Jane, la sanadora Wolfgard.
«Kowalski
podría ser una presa de juego,» dijo Nathan.
« ¿Sabe
jugar a la caza?», Preguntó Blair.
«Él es
un oficial de policía,» respondió Nathan. «Él persigue a otros humanos todo el
tiempo.»
«No
quiere decir que entienda nuestro juego.» Simon pensó que la opinión de Nathan
sobre el trabajo del policía se inclinaba más hacia la esperanza que a la
exactitud. Aún así, podrían ofrecerle
jugar. Si Kowalski no aceptaba, simplemente disfrutarían de una carrera.
Pero... bicicleta. Simon realmente quería perseguir una. «Averigüémoslo.»
Los
Lobos se metieron por el camino, Simon y Blair a la cabeza mientras cerraban
rápidamente la distancia entre la manada y su presa de juego. ¿Pero tendrían un
juego?
Kowalski
miró hacia atrás. Sus ojos se abrieron y pedaleó más rápido.
¡Sí!
«No
atrapar, sólo perseguir,» Simon dijo.
« ¡Él
es rápido!» Jane se adelantó por delante de los machos, tensandose a lo largo
de la rueda trasera de la bicicleta en cuestión de segundos.
«No
agarres las ruedas,» dijo Nathan. «Si clavas un diente en los rayos podrías
romper tu mandíbula o peor.»
«Yo
estaba escuchando cuando el oficial Karl le habló a los cachorros sobre los
peligros de morder las ruedas,» respondió Jane, claramente ofendida por la no
deseada advertencia de Nathan. Se levantó un poco más, ahora en posición de
jugar-morder la pantorrilla de Kowalski.
Kowalski
miró a Jane y pedaleó más rápido. En lugar de pasar por el puente que los
llevaría a la sección de los Hawkgard -y encerraría al humano en el gran círculo
dentro de los trescientos acres del Courtyard, Kowalski volvió hacia la
carretera que corría al lado del lago de los Elementales y se dirigía hacia el
Complejo Verde.
Los
Lobos corrieron, manteniendo su distancia incluso cuando Kowalski desaceleró al
tomar un repecho. Se turnaban para mantener el ritmo de la bicicleta y empujar
a su presa a correr y correr. O pedalear y pedalear. Cuando llegaron a la
intersección con la carretera principal del Courtyard, Kowalski se giró hacia
el Complejo Verde en vez de girar a la derecha hacia la Plaza Comercial.
La
mayor parte de la manada, habiendo retrasado el paso a medida que su presa se
cansaba, giró hacia el Complejo Wolfgard. Nathan se dirigió a la Plaza
Comercial y a la Oficina del Enlace, donde mantendría un registro de los
repartidores y custodiaría a Meg Corbyn, el Enlace Humano del Courtyard. Simon
y Blair siguieron a Kowalski hasta llegar al Complejo Verde. Luego Blair
continuó hacia el Complejo de Servicios Públicos, mientras que Simon se
precipitó hacia el canal de agua en el área común que formaba el centro abierto
del único complejo multiespecies del Courtyard. Se bañó en el agua, luego
cambió a su forma humana y meneó la
cabeza, arrojando agua mientras se levantaba y sacaba su pelo oscuro de su
rostro. Se salpicó los brazos y el pecho, luego sonrió cuando Kowalski aparcó
la bicicleta y se acercó cautelosamente al canal.
— ¡Fue
un gran juego de persecución! —Dijo Simon alegremente—. Tú sabes cómo ser presa
de juego.
— ¿Lo sé?
—Sí.
—Simon meneó la cabeza desconcertado por la cautela del humano—. ¿Acaso no
habían jugado, no se habían divertido? — ¿Quieres agua?
—Gracias.
— Kowalski se echó agua en la cara y el cuello, luego en los brazos. Pero no
bebió.
Simon
pensó en lo de no beber por un momento. Los humanos eran depredadores
inteligentes e invasores que habían mostrado recientemente a los Terráneos una
vez más por qué nunca podían confiar en ellos plenamente, ni siquiera entre
ellos mismos. Pero físicamente eran mucho más débiles que otros tipos de
depredadores. Esto de no beber, por ejemplo. No había nada malo con el agua en
el abrevadero. Alguien ya había drenado el agua de ayer, la usó en el árbol en
maceta y otras plantas en el área abierta, y volvió a llenar el pozo con agua
fresca para beber y salpicar. Los humanos beberían agua bombeada desde el pozo
si estuviera en un vaso o en un cubo o algún otro recipiente pequeño, ¿pero no
podían beber la misma agua de un recipiente compartido al aire libre?
Le
hizo preguntarse cómo habían sobrevivido como especie el tiempo suficiente para
convertirse en un problema.
— ¿Y
quién no entiende del juego de la presa? —preguntó Kowalski, pasándose una mano
por la cara.
—La
manada femenina. Cada vez que las invitábamos a jugar, dejan de montar sus
bicicletas y preguntan si pueden ayudarnos en algo. —Simon extendió los brazos
en un gesto de "¿de qué va todo esto?”.
Luego señaló a Kowalski—. Pero tú nos invitaste a jugar, y todos tuvimos una
buena carrera.
Kowalski
soltó una suave risa.
—Bueno,
he tenido una buena carrera.
—Puesto
que las hembras no pueden pedalear tan lejos o tan rápido como tú, tal vez
podrían jugar a la caza con los cachorros. — Los cachorros aprenderían a correr
como una manada sin el riesgo de ser pateados por presas reales.
Simon
estudió a Kowalski, quien lo estudió a su vez.
—Hablaré
con Ruthie — dijo Kowalski finalmente.
Ambos
oyeron el tintineo de vidrios y miraron hacia la sala de verano ubicada debajo
del apartamento de Meg Corbyn.
—Debe
ser más tarde de lo que pensé, —dijo Kowalski—. Será mejor que vaya a casa y me
limpie para trabajar.
Simon
observó cómo el hombre caminaba hacia la bicicleta y la sala de verano. Por un
momento, pareció que Kowalski iba a entrar y hablar con Meg, y Simon sintió que
sus dientes se alargaron hasta el tamaño de Lobo mientras sus labios se
retorcieron en un silencioso gruñido. Pero Kowalski levantó una mano para
saludar, y dijo:
—Buenos
días, Meg, — y se alejó.
Simon
caminó alrededor del canal, luego se detuvo de repente cuando se dio cuenta de
que estaba desnudo en su forma humana. Nunca había importado hasta que Meg vino
a vivir en el Courtyard. Pero los humanos reaccionaban de varias maneras al ver
a los Otros sin ropa, incluso cuando la ropa no era necesaria para la
protección o el calor. Meg se había ajustado bastante bien a los amigos
cambiando a la forma humana para darle un mensaje o responder a una pregunta
antes de cambiar de nuevo a su forma preferida de pieles o plumas, pero era
diferente con él, tal vez porque su amistad era diferente de cualquier otra que
tenía con humanos o Terráneos.
La
mayoría de las noches, dormía con ella en su forma de Lobo. Tenían sus propios
apartamentos, pero esos lugares estaban conectados por la sala de verano y un descansillo,
y cada vez más se estaba convirtiendo en una única guarida en lugar de dos.
Pero no eran pareja de la misma manera en que Kowalski y Ruthie lo eran. Por
otra parte, los Lobos Terráneos se apareaban sólo una vez al año, cuando las
hembras entraban en temporada. Meg tenía el sangrado típico de las hembras
humanas, pero no había mostrado ningún interés físico en tener una pareja.
Salvo...
Un par
de semanas atrás le pidió que nadara con ella. Ambos desnudos, en forma humana.
Estuvo nerviosa por estar en el agua con él y pareció asustada después de que
le besara la cicatriz en el lado derecho de su mandíbula, una cicatriz hecha
por el corte que salvó a los Wolfgard en Lakeside, así como a muchos otros
Lobos en toda la región noreste e incluso más allá.
La
había besado antes... en la frente una o dos veces. Pero cuando besó esa
cicatriz, sintió un revoloteo de cambio dentro suyo, y en los días que
siguieron empezó a entender en algún nivel instintivo que no era exactamente
igual que el resto de Wolfgard de Lakeside. Ya no.
Quizás
no fue sólo en beneficio de Meg que, después del beso, la invitó a jugar un
juego de Lobo a pesar de que ambos se veían humanos. Entonces ya no tenía
miedo. Y desde entonces... Bueno, no se le escapaba que, en un clima de verano
como este, los machos humanos vestían casi nada en y alrededor de sus propias
guaridas y a nadie le preocupaba mucho eso.
—Hace
calor arriba —dijo Meg, sin levantar la voz porque no lo necesitaba. Sus oídos
parecían humanos, pero seguía siendo un Lobo y podía oírla bien—. Traje algo de
comida aquí para desayunar.
—Tomaré
una ducha rápida y me reuniré contigo.
Subió
corriendo las escaleras hasta el cuarto de baño de su apartamento. Lavarse el
pelo y el cuerpo no le llevó mucho, pero se quedó de pie bajo la ducha,
disfrutando del agua fría que caía sobre él mientras pensaba en la complicación
que era Meg Corbyn.
La
había llevado al Courtyard, ofreciéndole el trabajo de Enlace Humano antes de
descubrir que era una profeta de la sangre, una Casandra de sangre, una raza de
hembras humanas que veían visiones del futuro cuando se cortaban la piel. Se
había escapado del hombre que la había mantenido y utilizado, y Simon y el
resto de los Terráneos de Lakeside la habían dado asilo.
Sonaba
sencillo pero no lo era. Nada acerca de Meg era simple. Era el guijarro que
caía en un estanque que era el Courtyard de Lakeside, y las ondulaciones de su
presencia habían cambiado tantas cosas, incluyendo a los Terráneos que se hicieron
amigos de ella. Debido a Meg, los residentes del Courtyard interactuaban con humanos
de una forma sin precedentes, o, que al menos, no se había considerado en
siglos. Debido a Meg, los Terráneos en toda Thaisia trataron de salvar al
resto de las profetas de la sangre que fueron arrojadas como cachorros
indeseados por los humanos que las habían mantenido. Debido a Meg, el Courtyard
de Lakeside tenía una manada humana que proporcionaba una experiencia de
aprendizaje adicional a los Terráneos que tenía una educación centrada en el
ser humano y necesitaban practicar sus habilidades con humanos que no tomarían
ventaja de los errores.
Debido
a Meg, tenía la incómoda sensación de que un poco de lo humano se había
apegado inseparablemente de su forma de
Lobo.
Un
montón de hembras humanas a lo largo de los años quisieron tomar un lujurioso
paseo por el lado salvaje y tener relaciones sexuales con algún Terráneo. Y a
su vez un montón de Terráneos sintieron curiosidad acerca de tener sexo en su
forma humana. Pero eso era agradar al cuerpo por una noche y alejarse. O, para
los Sanguinati, se trataba de usar la lujuria como señuelo para alimentarse de
la sangre de su presa preferida.
Tener
relaciones sexuales era diferente a convertirse en pareja de alguien. El
apareamiento era un asunto serio. Era sobre la manada y la familia. Algunas
formas Terráneas se apareaban de por vida; Otras no. Incluso entre las formas
que usualmente se emparejaban de por vida, los vínculos no siempre se
mantenían. El padre de Simon, Elliot, nunca habló de por qué su pareja lo había
dejado. Y Daphne, la hermana de Simon, no les contó nada acerca de su pareja o del
por qué apareció en Lakeside solo unos días antes de que naciera su cachorro.
No, el
vínculo de apareamiento no siempre duraba, y la mayoría de las veces, las
repercusiones eran pequeñas. Una manada podía romperse si la pareja dominante
se separaba. Algunos podían mudarse a otras manadas, incluso a otras partes del
continente. Pero comúnmente, una especie no se extinguiría si un vínculo de
unión se rompiera -y eso podría suceder si su vínculo de amistad con Meg se
convirtiera en algo más, pero no pudiera sobrevivir al ser algo más, si no
pudiera sobrevivir a un apareamiento físico. Él lo sabía. Tess, Vlad y Henry lo
sabían. Tal vez algunos de los humanos lo sabían. Pero no creía que Meg lo
supiera, no estaba seguro de que fuera lo suficientemente fuerte para llevar
ese peso además de lo que ya se le había pedido que asumiera.
Ella
había sido herida por los humanos que la habían enjaulado y usado. Herida de
maneras que le hacían temer a la forma masculina humana. Mientras que
ocasionalmente se preguntaba si tener relaciones sexuales con una humana se
sentiría diferente si la humana fuera Meg, él no estaba dispuesto a arriesgar
su amistad, no estaba dispuesto a romper el vínculo que ya tenían. Así que
necesitaba ser muy cuidadoso ahora por el bien de ella, por él, por el bien de
todos. ¿Cuánto de lo humano mantendrían los Terráneos? Los Antiguos hicieron esa pregunta sin especificar si se referían a la
población humana, a las invenciones humanas o a los aspectos intangibles de una
forma que eran absorbidos junto con la forma física si uno vivía demasiado
tiempo en una piel en particular.
Simon
apagó el agua y se secó antes de ponerse unos short de mezclilla.
Cuando
los Antiguos lo preguntaron por
primera vez, pensó que esperaban una respuesta en palabras. Pero después de la
reciente guerra que había roto la Alianza de Naciones del Bloque Romano en el
otro lado del Atlántik y la decisión de los Antiguos
de mermar y aislar los rebaños humanos en Thaisia, Simon comprendió que la
respuesta sería moldeada por lo que los Antiguos
aprendieran de las cosas que sucedieran en y alrededor del Courtyard de
Lakeside.
Ssiiiiiiii soy la primera 💃💃💃💃💃gracias chicas x la traducción 😊 😊
ResponderEliminarMil Gracias, es mi saga preferida.
ResponderEliminarEl juego de la caza... que gracioso. El pobre Kowalski se ha llevado un susto... Muchas Gracias.
ResponderEliminarsi, si1 mas capis plisss!!! gracias por el prologo y el primer capi son las mejores
ResponderEliminarLo amo, amo a Simón, ya quiero más!!
ResponderEliminar¡¡¡Gracias!!! Meg y Simón los adoro...
ResponderEliminarMuchas gracias
ResponderEliminar*..........*
ResponderEliminarmuchas gracias!!
corrección entre corchetes:
ResponderEliminary Simón y el resto de los Terráneos de Lakeside la [le] habían dado asilo.