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La
reunión en la oficina del Alcalde incluyó al Alcalde interino Walter Chen, al
Comisionado de la policía Raymond Alvarez, y al agente de la GTI Greg
O'Sullivan, así como a Monty y al Capitán Burke.
—Recibí
una llamada telefónica del Gobernador Hannigan esta mañana, —dijo Chen—.
Basándonos en los informes de prensa, parece que tenemos una grave escasez de
ciertos alimentos, y el Comisionado Alvarez me dice que el aumento de las
incursiones dirigidas a las carnicerías y a los pequeños supermercados de
barrio, parecen reflejar eso. Pero es mi opinión, y el Gobernador está de
acuerdo, que los Terráneos no han reducido el transporte de alimentos a tal
grado que la comida no se pueda comprar. ¿Podrían las tiendas intentar crear
"artículos de lujo" como una forma de aumentar los precios? ¿Sus
impresiones?
Todo
el mundo miró a O'Sullivan, luego a Burke, pero fue Alvarez quien respondió.
—Envié
hombres a cada granja humana que suministra comida a Lakeside para averiguar la
situación de la familia y la granja. El salvajismo de las tormentas que
azotaron la ciudad no llegó mucho más allá de los límites de la ciudad, por lo
que las granjas trataron con daños menores a los cultivos y edificios, pero no
hubo pérdidas ni de vida ni de ganado. El grupo de tiendas que abastecen a las
granjas informó que están escasos de cosas como el azúcar y el café, y esperan
obtener reabastecimiento antes de que se agoten, pero es casi lo normal para
ellos. Lo mismo ocurre con los agricultores. Siguen trayendo carne, productos
lácteos, huevos y productos al mercado.
—Mi
impresión es que los animales de la Región del Medio Oeste son los que más
demoran en llegar a ciudades como Shikago, cuyas plantas de procesamiento de
carne suministran gran parte de la carne para la Región Nordeste, —dijo Burke—.
El grano también está llegando en cantidades menores, pero esas cosas están
cruzando los límites regionales. Lo mismo ocurre con los alimentos cultivados
en la Región Sudeste. Los agricultores pueden no exportar tanto fuera de su
región porque se les anima a vender primero en su región.
—Una
diferencia en la oferta y la demanda puede deberse al número de personas que
han aumentado temporalmente la población de Lakeside y otras ciudades
controladas por humanos en el Noreste, —dijo O'Sullivan—. Mucha gente huyó de
Toland antes y después de la tormenta. Algunos regresaron a sus hogares,
permanentemente o para salvar lo que podían. Muchos buscan encontrar trabajo y
establecerse en otro lugar. El problema es que hay un número significativamente
menor de lugares controlados por humanos que hace un mes. Hay dos ciudades
universitarias en la zona del Lago Finger. Alrededor de ellos hay pequeñas
ciudades, granjas, viñedos y bodegas, y el país salvaje. Todos esos lugares,
incluyendo las ciudades universitarias, están semi aislados ahora, incluso más
de lo que solían ser. La gente puede ir y venir, y las mercancías son
entregadas a las tiendas. Los teléfonos no siempre funcionan más allá del área local
y las líneas telefónicas que conectan el área del Lago Finger con Toland se
derrumban con mucha regularidad, la compañía telefónica ha dejado de intentar
repararlos. Pero las personas que tienen habilidades que podrían beneficiar a
una de esas pequeñas ciudades, o pueden trabajar en las universidades, podrían
trasladarse allí. —Sonrió con fuerza—. No creo que haya mucha gente que haya
intentado reasentarse en un área controlada por Terráneos, especialmente gente
que no está acostumbrada a un escrutinio tan agudo.
— ¿Y
los Otros en el Courtyard? —Preguntó Chen—. ¿Están experimentando escasez?
Monty
se mantuvo quieto, pero nadie más habló, porque lo estaban esperando.
—No
todo es tan abundante como lo era, —dijo con cuidado—. Pero eso es porque el
Courtyard de Lakeside ha permitido que algunos Oficiales de policía compren
mercancías, incluyendo comida, en sus tiendas. Y a los inquilinos en los
edificios de apartamentos -que la Asociación Empresarial compró- también se les
permite comprar alimentos en el Courtyard.
—
¿Están tratando de alimentar a más personas del mismo plato de arroz? — Dijo
Chen.
—Sí
señor. Hace un momento me llamaron la atención al respecto. —La falta de
críticas por su fracaso en detectar este potencial problema fue su propia forma
de censura—. Se ha sugerido que si los humanos quieren seguir comiendo en el
Courtyard para interactuar con los Terráneos, todos los inquilinos de los
apartamentos deben ofrecer parte de su ración semanal de carne para ser usada
en la cafetería o Restaurante en la Plaza Comercial. De esa manera los humanos
están ayudando a los Lobos a alimentar a todos los residentes.
— ¿Cree
que estarán de acuerdo con eso?
Monty
sonrió.
—No
creo que la Asociación Empresarial discuta con la manada femenina.
—Lo
que trae a colación un punto que Elliot Wolfgard pidió que le respondieran.
—O'Sullivan sacó un papel doblado de su bolsillo interior y se lo entregó a
Walter Chen—. Para inscribirse como usuario de libretas de racionamiento, una
persona tiene que ir a la oficina del gobierno que está manejando la
distribución y mostrar un lugar de residencia y empleo, así como proporcionar
una lista de las personas que se incluirán si es una libreta de racionamiento
familiar... y demostrar pruebas para que alguien no pueda decir que tiene
cuatro hijos cuando realmente tiene dos.
—O
pueden recibir las libretas en su lugar de empleo, —dijo Chen—. Por ejemplo,
todos los oficiales de policía y el personal que trabaja en la estación de la
calle Chestnut recibirán sus libretas de racionamiento en la estación.
—El
departamento de contabilidad de cada estación será responsable de la
distribución, —dijo Alvarez, mirando a Burke y a Monty.
O'Sullivan
señaló el papel que le había dado a Chen.
—Estas
personas son empleadas por el Courtyard. Siendo humanos, tienen derecho a
recibir una libreta de racionamiento. El señor Wolfgard no quería que fueran
castigados por no trabajar para un empleador humano.
—El
cónsul es muy minucioso, —dijo Chen con aprobación—. Yo personalmente me
aseguraré de que estos nombres estén correctamente registrados. ¿Recibirán sus
libretas en el Courtyard?
—Sí.
El consulado distribuirá las libretas de racionamiento.
Chen
se quedó mirando un nombre antes de mirar a O'Sullivan.
—Ella
es humana, —dijo O'Sullivan en voz baja—. Tiene derecho a los bienes
racionados, igual que cualquier otra persona.
Monty
se puso tenso. ¿Elliot había agregado el nombre de Meg a una lista que se
convertiría en un registro en la oficina del Alcalde?
—Saber
dónde está no implica ser capaz de alcanzarla, —dijo Burke tan suavemente que
su voz apenas se escuchó—. Su inclusión establece un precedente para las otras
chicas. Todas ellas enfrentan suficientes desafíos sin verse obligadas a
depender de otra persona para obtener alimentos.
Monty
no estaba seguro de cómo Steve Barquero registraba a las cinco jóvenes Casandra
de sangre que vivían en el pueblo Intuye, o a Jean, que vivía con una familia
de Vida Simple. ¿Se incluirían Intuye y Vida Simple en los registros para
recibir libretas de racionamiento? ¿Las necesitaban? Algo que preguntar, pero
no ahí y no ahora.
—Hablaré
con todos los jefes de las estaciones y me aseguraré de que estén conscientes
de que se debe reportar el aumento abusivo de precios, —dijo Alvarez—. Dado que
la gente tiene que registrarse en las tiendas, no se debe permitir que los
propietarios se aprovechen de ello, esperemos, será una situación temporal.
—Una
última cosa, Teniente. —Chen cogió una bolsa con asas del suelo junto a su
silla y la puso delante de Monty con una suave sonrisa—. Arroz. Es un alimento
básico en mi vecindario. Lo ofrezco como una pequeña muestra de buena voluntad
a nuestros vecinos en el Courtyard de Lakeside.
—Me
aseguraré de que lo reciban, —dijo Monty.
Él,
Burke y O'Sullivan salieron juntos. O'Sullivan los detuvo antes de llegar a sus
coches.
—Teniente,
debes saber que Elliot Wolfgard incluyó a tu madre y a tu hermana como
empleados e inquilinos del Courtyard. Él fue contundente en decir que tu
hermano no era un empleado ni un inquilino, que su posición en Lakeside era la
de un visitante temporal y que no podía reclamar el apartamento como lugar de
residencia.
—
¿Cyrus está buscando trabajo u otro lugar para vivir? —preguntó Burke.
Monty
sacudió la cabeza.
—Por
lo que sé, su residencia oficial sigue figurando en alguna parte de Toland.
—Entonces,
tú y él deben saber que la libreta de racionamiento para él y su familia se
registrará en Toland, —dijo O'Sullivan—. Si quiere bienes racionados, tendrá
que regresar a Toland y recoger la libreta de racionamiento en persona o
proporcionar a las autoridades apropiadas su nueva dirección permanente.
Jimmy
no iba a quedarse por fuera. Jimmy nunca lo hacía. No por mucho tiempo, de
todos modos. Pero Monty no podía ver a su hermano volviendo a Toland sólo para
una libreta de racionamiento.
—
¿Necesitas que te acerque al Courtyard? —preguntó Burke a O'Sullivan.
—No,
pero gracias. Aún tengo trabajo que hacer en la oficina aquí. Sólo quería un
momento privado para informarles sobre Cyrus.
—Lo
aprecio, —dijo Monty.
Después
de pedirle a Kowalski que entregue el arroz al Courtyard y continúe
patrullando, Monty regresó a la estación con Burke.
— ¿Los
Otros creen que hay escasez? —Preguntó Burke—. ¿O simplemente disfrutan de lo
que está disponible?
—Ellos
tienden a comer lo que está en temporada, —respondió Monty—. Y las provisiones
que vienen de las granjas Nativos de la
tierra difieren de una semana a otra.
—Manténgame
al tanto de lo que las mujeres quieren hacer acerca de compartir la ración de
carne. Yo participaré.
Monty
estudió a su Capitán.
—Pero
no suele comer en el Courtyard.
Burke
no dijo nada hasta que llegaron a la estación.
—Creo
que debería hacerlo por un tiempo, ¿no?
*****
—Me
llevaré una de esas lasañas, —dijo Jimmy. No estaba seguro de qué tipo de
monstruo atendía la carnicería de la Plaza Comercial. No era uno de los Lobos,
porque el monstruo tenía plumas marrones en el pelo.
—Cuatro
porciones de lasaña son diez dólares. La bandeja es un extra de cinco. Tú traes
la bandeja, te devolvemos los cinco. —El monstruo sacó un libro contable, lo
abrió en una página marcada, e hizo una anotación.
— ¿Qué
es eso? —preguntó Jimmy.
El
monstruo no respondió. Dejó a un lado el libro contable y selló la bandeja de
lasaña justo cuando Sierra entró en la tienda.
Jimmy
sonrió, contento de que ella vacilara al verlo. La perra debía vacilar. La
perra tenía mucho que compensar.
—Oye,
Sissy, —dijo agradablemente—. ¿Tuviste un buen día en el trabajo?
—Sí,
así fue. —Ella se acercó al mostrador, todavía observándolo, tratando de
evaluar su estado de ánimo. Como debería. Luego se volvió hacia el monstruo—.
Hola, Boone. Quisiera una bandeja de lasaña.
Los
ojos marrones la miraron fijamente.
—Es de
cuatro porciones.
—Mi
mamá va a cenar conmigo y con las chicas.
Más
marcas en el libro. Mierda. ¿Los monstruos estaban vigilando lo que se compraba
y cuánto? Bueno, sólo tendría que averiguar cómo superarlos para asegurarles a
sus clientes que podía entregar un suministro estable y una cantidad de carne.
Jimmy
echó un vistazo a Sissy. No sería tan difícil, con un poco de ayuda de alguien
que le debía.
La
esperó, salió de la tienda con ella. Una vez que estaban afuera, donde había
algo que los vigilaba, cerró la mano en bolsa. Déjame llevar eso por ti.
—Está
bien, —dijo ella apresuradamente—. Puedo...
Contradíceme en esto, y pagarás.
Ella
leyó la amenaza en su mirada y soltó su agarre de la bolsa.
—Gracias,
Jimmy.
Dioses,
la perra incluso le agradeció. ¿Podría ser mejor?
Caminaron
por el área abierta de la Plaza Comercial. Caminaron por el estacionamiento de
empleados hasta la puerta de madera que se abría a lo que supo ser el
estacionamiento para cliente cuando algunas de las tiendas se abrían al público
en general. Y se precipitaron por la Avenida Crowfield hasta el edificio de
apartamentos.
La
puerta exterior del edificio no estaba cerrada a esa hora del día, pero la
chupadora de sangre en guardia estaría cerca. Mientras Sissy abría la puerta y
bloqueaba la vista de alguien dentro, Jimmy metió la bolsa de ella en la suya.
No había nada sospechoso acerca de la unificación de bandejas.
Tenía
la llave de la puerta de su apartamento en la mano y se volvía hacia el
apartamento cuando ella empezó a buscar su bolsa, luego se detuvo, confundida y
un poco asustada.
—Jimmy...
—Está
bien, Sissy. —Su sonrisa y voz amistosa estaban en desacuerdo con la mirada en
sus ojos. La mirada era una advertencia para Sissy. El resto estaba destinado a
la audiencia invisible. Aquí estaba el hermano bondadoso rescatando a su
pequeña hermana otra vez, y proporcionando una razón para cualquier sorbida y
lloriqueo que la perra pudiera hacer—. Puedes pagarme cuando recibas el dinero.
—La próxima vez que la apretara por un poco de dinero, la cabrona chupasangre
confirmaría que le debía dinero. ¿Podría ser mejor?
Satisfecho
consigo mismo, Jimmy entró en su apartamento y cerró la puerta en la cara de
Sissy.
Sandee
lo encontró en la cocina, estaba desaliñada y haciendo un mohín. Dioses, ¿qué
había visto en ella?
—Aquí.
— Sacó una de las bandejas de lasaña de la bolsa—. Cena. Me quedo con la mitad.
Tú y los mocosos pueden tener el resto.
—Eso
no es suficiente, —gimió Sandee. Sus ojos fijos en la segunda bandeja de lasaña
cuando lo puso en la nevera—. Y tienes otro.
—Es un
negocio, —dijo bruscamente—. Si veo que le falta una cucharada, acabarás con
los dedos rotos y unos dientes perdidos. —Se acercó a Clarence y a Fanny, que
estaba en la puerta de la cocina—. Y eso también va para ustedes.
—No
hables así a tus hijos, —protestó Sandee.
—
¿Quién dice que son míos? No tengo pruebas de que sean míos.
—Jimmy,
—susurró, con los ojos llenos de lágrimas.
—Si
quieres hacer esa mierda, hazlo en otro sitio, —le espetó—. Si quieres comer,
haz que se caliente.
Sandee
sorbió y se frotó los ojos, luego recogió la lasaña, que estaba en el
mostrador. Los chicos se escabulleron lejos, lo que estaba bien con él. Se
sentó en la mesa de la cocina y observó cómo Sandee luchaba por quitar los
simples clips que sostenían la tapa del plato. No confiaba en ella. Se había
engullido algo de la comida fría y luego trató de dividir el resto.
Ese
libro en la carnicería iba a ser un problema. Pero encontraría una forma de evitarlo.
*****
Dirigiéndose
a la tienda de comestibles en la Plaza Comercial para recoger algo de verdura
para una ensalada que acompañara la lasaña que Sierra se llevó para la cena,
Twyla vio a su hija correr a la carnicería, sin siquiera tener la cortesía de
agradecer a Vladimir cuando abrió la puerta para ella.
Le enseñé mejores modales que esos,
pensó Twyla. Entonces algo en los movimientos de la muchacha la inquietó, y se
apresuró a la carnicería y entró.
—...No
estaba prestando atención y tropecé con uno de los juguetes de las chicas y se
me cayó la lasaña al suelo. No pude salvar nada de eso. —Sierra le dio a Boone
Hawkgard una frágil sonrisa—. Así que necesito comprar otra bandeja.
—No
tengo más, —dijo Boone.
Sierra
miró las porciones de lasaña todavía en la bandeja.
—Pero...
—Esos
están reservados.
—Pero
mis chicas y mi mamá no comerán nada si no consigo otra bandeja.
—No
tengo más, —insistió Boone—. Las bandejas que me quedan están reservadas.
Twyla
escuchó a su hija, pero observó a Vladimir y supo por su mirada que Sierra
mentía sobre lo que había sucedido con la comida que había comprado. Sabía que
él se puso en contacto con quien custodiaba el edificio de apartamentos. Podía
adivinar lo que había sucedido.
Y ella
sabía lo que tenía que hacer para tratar de proteger a Bonnie y Carrie.
Salió
de la tienda y corrió a Aullidos, Buena
Lectura, atrapando a Simon mientras salía por la puerta de atrás.
—Señor
Simon, —dijo Twyla, corriendo hacia él—. ¿Puedo hablar con usted en privado?
Algo
cambió en él, como si sintiera que la forma humana no iba a ser suficiente.
Miró hacia la Oficina del Enlace y levantó una mano.
Meg
saludó a Twyla, luego sonrió a Simon y señaló hacia la Plaza Comercial.
—Señorita
Meg no debería ir a la Plaza Comercial todavía. Y no por su cuenta. —dijo
Twyla.
Nathan,
que comenzó a trotar rumbo a su casa, de repente se dio la vuelta y se lanzó
contra Meg, apoyándola contra la puerta de la oficina.
—
¡Oye! —Protestó ella.
—Espera
por mí, —Simon dijo.
Meg
miró a Simon, luego a Nathan, y asintió.
Por lo
menos la señorita Meg no se enredaría en cualquier drama que fuera a pasar.
Simon
abrió la puerta trasera de ABL y la mantuvo abierta para ella.
Suspirando,
Twyla entró.
*****
«
¿Vlad?» Simon llamó « ¿Qué pasa en la Plaza Comercial?»
Los
Sanguinati se ofrecieron a recoger el plato de lasaña después de que Meg lo
hubiera invitado a él ya Nyx para que se unieran a ella y a Simon a cenar. Nyx
no solía participar en comidas de estilo humano, y Meg estaba emocionada de que
hubiera aceptado la invitación.
«La
Sierra intentó mentirle a Boone Hawkgard para comprar una segunda bandeja de
lasaña.» Vlad hizo una pausa. «La Sierra salió corriendo de la tienda. El
Teniente Montgomery no está en casa todavía, así que espero que esté corriendo
a por su madre para pedir ayuda. ¿Qué quieres que haga?»
«Recoge
nuestra comida y escolta a Meg a casa. Nathan la tiene arrinconada en la puerta
trasera de la Oficina del Enlace.»
Simon
volvió su atención a la señora Twyla.
—Le dio
una oportunidad a Sierra, y ella la desperdició, —dijo la Sra. Twyla—. Si dijo
que era la última, entonces será la última.
— ¿Qué
quiere que diga? —No estaba seguro de lo que ella quería de él.
—Entre
su clase, si un padre no trae a casa comida, ¿qué pasa? —Preguntó.
—Los
cachorros pasan hambre. Si tienen hambre durante demasiado tiempo, morirán.
Ella
asintió.
—Sé
que Sierra tiene un poco de comida en su apartamento... algo de mantequilla de
cacahuate y galletas. Tal vez un poco más escondido en los armarios. Pero no
tiene suficiente para hacer una comida, y la mantequilla de maní en las
galletas no es una lasaña.
Simon
inclinó la cabeza.
—
¿Quiere que las cachorras de la Sierra pasen hambre?
—Sí.
No quiero que nadie la ayude esta vez. No yo, no usted, no los vecinos que
quieran ayudar, y especialmente no Crispin. Él querrá ayudar a sus sobrinas, y
Sierra lo sabe. Mientras alguien ayude a sus hijas, Sierra no se enfrentará a
Cyrus. Estoy segura de que el Sr. Vlad sabe, como yo, que Cyrus de alguna
manera terminó con la lasaña que compró.
—Podría
causar problemas si mordiera al Teniente Montgomery para impedir que le ayude.
Ella
sonrió.
—Espero
que Crispin sea lo suficientemente inteligente como para no necesitar un
mordisco para ver la razón. —Su sonrisa se desvaneció—. No debería haber pedido
ayuda.
—Forma
parte de mi manada. —Al aceptar su elección, él había cerrado esa puerta en su
propia cola. Además, este era el tipo de confrontación que los Antiguos querían
observar para ver cómo un humano como ese Cyrus podía causar tantos problemas.
—Le
daré al Teniente razones suficientes para no ayudar a la Sierra, —dijo. Sería
mejor que ella no la viera esta noche.
—No,
señor Simon. Sierra necesita ver que no ayudarla no es solo su decisión. Puede
que usted mime a sus jóvenes, pero apuesto a que los Lobos entienden que el
amor puede ser duro. Yo también.
Simon
suspiró.
—La
manada femenina será infeliz. —Y tenía la sensación de que nadie -excepto ese
Cyrus y su pareja- iba a disfrutar de la lasaña esa noche.
La
señora Twyla le tocó el brazo.
—No
creo que estén descontentos con usted.
Salió
de Aullidos, Buena Lectura. Simon
esperó un momento antes de cerrar la puerta.
«
¿Simon?» preguntó Vlad. «Meg estaba empezando a rascarse, así que le dije por
qué podría haber problemas esta noche. Ella y Nyx decidieron posponer la cena
de la lasaña hasta mañana. A ver si Tess todavía tiene algo que tú y Meg puedan
comer esta noche.»
«
¿Dónde está Meg ahora?»
«Está
llamando a la manada femenina. Creo que la mayoría de nuestros inquilinos van a
estar buscando una comida diferente esta noche.»
Gruñendo
suavemente, Simon entró en Un Pequeño
Bocado y oyó a Nadine Fallacaro en el teléfono. Oyó el gruñido en su voz y
vaciló.
—Hiciste
lo correcto, —dijo Nadine—. No hay por qué echar a perder una buena comida. Eva
Denby acaba de llegar a casa. La llamaré y le haré saber. ¿Quieres que alguien
lleve tu caja de cartas a tu apartamento? ¿No? De acuerdo, si lo veo... Oh, él
está aquí. Yo se lo diré. —Ella colgó.
—No
vamos a comer lasaña esta noche, —dijo Simon.
—Escoge
lo que quieras de la vitrina, —dijo Nadine—. Tengo que llamar a Eva. —Ella le
dio la espalda mientras marcaba el número de los Denby.
Al
escoger comida para él y para Meg, escuchó a Nadine y sintió pena de sí mismo y
de Montgomery. Parecía que la manada femenina se iba a reunir en la Plaza
Comercial esta noche, y él y Montgomery -y la Sierra- iban a ser golpeados en
medio de un enfrentamiento.
Me pregunto que hara Jimmy cuando se de cuenta que no va a poder usar a los niños para chantajear sentimentalmente a su mamá.... ya que el cuenta con que Monty y su mamá sientan lastima de Sierra para poder aprovecharse de ellos ... y ya le dijieron que su mamá ahora pertenece a la manada de Simon?? que nervios ... ya quiero leer el siguiente capitulo
ResponderEliminarEsta noche no duermo jajajajajja,q stress!
ResponderEliminarCorrección (entre corchetes la forma correcta)
ResponderEliminar"por lo que las granjas trataron con daños menores a [en] los cultivos y edificios"
Gracias!!!
EliminarCreo que a Elliot le gusta la madre de Monty, que además ahora es una Wolfgard más
ResponderEliminarsi!pense lo mismo,senti que habia cierta quimica por ahi:)
EliminarAdemás es llamativo porque Elliot junto con Blair es uno de los que menos les gustan los humanos, y en un capitulo anterior Simon comenta algo así como que a Elliot casi le gusta Twyla
EliminarTwyla es una madre sabia, Sierra va a tener que aprender por las malas y muchas veces se llevan a inocentes entre las patas gracias por el capitulo me fascina esta serie
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