Capítulo 10
Watersday, 11 de Messis
—Lo
sé, lo sé. — Eva sacó más suministros de arte de las bolsas de viaje que había
traído a la sala de clasificación—. Me dejé llevar. Pero no estaba segura de lo
que querías, y puedo devolver todo lo que no se haya abierto ni usado.
Meg
miró a todos los objetos apilados sobre la mesa. Le había pedido a Eva que
buscara un libro de cómo dibujar y un juego de lápices para la amiga de
Esperanza, Amy Wolfgard. Parecía que Eva hizo eso, pero ¿qué se suponía que
debía hacer con el resto de los suministros?
Eva
estudió a Meg, luego devolvió un par de artículos a las bolsas.
— ¿Demasiado?
— ¿Cómo
pagaste todo esto? —preguntó Meg.
Eva se
estremeció.
—Usé
el dinero de mi casa. No se me ocurrió que no me reembolsaran los suministros
que querías mantener.
—
¿Tienes el recibo? —Meg estudió la lista detallada proporcionada por Eva. ¿Los
Otros ya sabrían sobre dibujo y pintura? Ellos sabían contar historias y hacer
música. Tal vez al igual que la amiga de Esperanza -que estaba interesada en
dibujar-, habría residentes del Courtyard interesados en los suministros de
arte. Algo que preguntar a Henry.
Meg
seleccionó un libro de instrucciones básicas de dibujo y un libro sobre dibujo
del mundo natural: animales y paisajes. Añadió dos cuadernos de dibujo, una
caja de lápices de colores, lápices de grafito, un sacapuntas y un borrador.
Eva
puso una caja de madera sobre la mesa. Tenía una cerradura simple de gancho y
una manija.
—Pensé
que querrías algo para guardar los lápices y otros suministros. Esta fue la
caja de artista menos costosa disponible.
Meg lo
puso con el resto de sus artículos seleccionados y lo añadió a la cuenta.
—Voy a
ir al banco de la Plaza Comercial durante mi descanso del mediodía y conseguir
el dinero para pagar estos artículos. Y hablaré con Simon sobre cómo pagarte
por el resto.
—
¿Estás pagando por esto? —Eva sonó sorprendida y un poco infeliz—. Si lo
hubiera sabido, te habría preguntado cuánto querías gastar antes de empezar a
comprar cosas.
—No
había pensado en establecer un límite de compra, —respondió Meg—. Estoy
haciendo esto por Esperanza, así que debo pagar por ello. —Hizo una pausa para
saborear la sensación de comprar algo para una amiga, la emoción de gastar
dinero de esta manera, la anticipación del placer de Esperanza cuando llegara
la caja de suministros.
Eva
devolvió todo lo demás a las bolsas de viaje y las puso a un lado.
—
¿Está bien dejarlas aquí?
Meg se
tensó, anticipando la ansiedad que provenía de un cambio en la habitación.
Entonces se dio cuenta de que esto era sólo otro tipo de entrega, y ella
lidiaba con las entregas todo el tiempo.
—Está
bien.
Eva
rebuscó en las bolsas y puso un último artículo sobre la mesa.
—Catálogo
de la tienda de arte en la Plaza del Parque Bird. No tengo problema de ir a la
tienda cuando estoy de compras, pero de esta manera podrás pedir suministros y
pedirle a Harry que los recoja cuando haga sus entregas.
Harry
solía trabajar para Entregas en cualquier
parte, hasta que la compañía cambió su nombre a Entregas en cualquier parte humana. Ahora trabajaba para el
Courtyard, recogiendo todo lo que los Terráneos ordenaban a los negocios de Lakeside.
No había un montón de cosas para ser recogidas, y no había un montón de otras
entregas que hacer. Algunas de ellas eran simplemente porque la Asociación
Empresarial había ordenado y almacenado todo lo que pudo antes de que los
Elementales y Antiguos sacudieran el
continente. Y algo de eso era porque todo el mundo, humanos y Otros, estaban
tratando de averiguar qué empresas todavía existían y tenían mercancía para
vender. No se podía llamar a una empresa fuera de la región donde se vivía, y
no recibir respuesta a una carta podría significar que un saco de correo estaba
varado en alguna estación de ferrocarril en alguna parte y una respuesta
llegaría eventualmente, o podría significar que no había nadie en esa ciudad
para enviar una respuesta.
—Voy a
averiguar qué hacer con el resto de los suministros, —Meg prometió, metiendo el
recibo bajo el nuevo pisapapeles, la geoda, que le compró a Jenni Crowgard.
Eva
sonrió.
—Entonces
los dejaré y me voy trabajar.
*****
Meg
llamaría a Henry, calculando que, como escultor, sería el miembro más
interesado de la Asociación Empresarial en lo que a suministros de arte se
refería. Y estaba interesado. Simplemente no esperaba que él saliera de la
Oficina del Enlace con palos de carbón, lápices de grafito, el otro sacapuntas
y un borrador, un cuaderno de dibujo, y un trozo de papel que decía lo que
debía a Eva Denby.
Antes
de que tuviera la oportunidad de llamar, no sólo había llegado la noticia a
Simon y Vlad de que tenía algo nuevo e interesante, sino que Jake Crowgard
había difundido la noticia al resto de Terráneos en el Courtyard, y un flujo
constante de Cuervos, Halcones , Búhos y Lobos se presentaron para ver lo que
estaba disponible.
Cuando
Meg cerró la oficina para su descanso del mediodía, todos los suministros de
arte habían desaparecido y se sentía agotada y abrumada, en parte porque tuvo
que terminar advirtiendo a todos que se alejaran de los suministros que había
elegido para Esperanza. Incluso se inclinó sobre ellos y gruñó un par de veces,
lo que divirtió a Vlad más que a Simon.
No
podría decir cuánto tiempo duraría el interés por este tipo de arte, pero por
el momento, los Otros estaban entusiasmados por explorar algo nuevo.
*****
Monty
no rompió el silencio que llenó el auto desde que él y Kowalski salieron a
patrullar algunas de las calles en el distrito de la estación de la calle
Chestnut. Jimmy se había recuperado lo suficiente de su inexplicable debilidad
y ya salió esa mañana "para explorar sus opciones".
Monty
sabía todo sobre las opciones de su hermano. Lo que necesitaba saber era si la
presencia de Jimmy estaba destrozando su relación con sus hombres, con su
Capitán... Y con Simon Wolfgard.
Sólo
había una forma de averiguarlo.
—
¿Algo que me quieras decir? —Preguntó.
—No
quiero, —respondió Kowalski después de un momento—. Pero tengo que hacerlo,
supongo. Y es mejor si es usted el que habla con el Comandante Gresh.
Monty
se enderezó.
— ¿Por
qué necesito hablar con el comandante del escuadrón de explosivos?
—Él y
su familia están entre los humanos que Simon Wolfgard está permitiendo ir a la
Plaza Comercial y comprar alimentos, así como otros bienes.
—El Capitán
Burke también está incluido entre esos humanos. ¿Eso un problema?
Kowalski
exhaló, un sonido audible.
—Con
todo el mundo poniendo horas extras desde esa tormenta a inicios de Sumor, ir
de compras a la Plaza Comercial ha sido útil, ¿sabe? Uno llega a casa del
trabajo, hace algunas tareas, compra un poco de carne molida de la carnicería
del Courtyard y un par de rollos en Un
Pequeño Bocado, y tiene hamburguesas con una ensalada o algunas de las
verduras de su parte del huerto del Complejo Verde. Uno compra huevos allí
porque es más fácil que estar de pie en línea en la tienda de comestibles o la
carnicería en la Plaza del Parque Bird y descubrir que la persona delante de
uno compró la última docena y luego tener que disolver una pelea entre la mujer
que compró la última docena y una mujer tratando de sacársela para poder
hornear a su hijo un pastel de cumpleaños. Y los huevos terminan rotos en el
piso, junto con las mujeres, y uno, siendo oficial de la ley, tiene que
resolverlo y arrestar a una o ambas.
— ¿Tuviste
que hacer eso?
—Disolví
una pelea como esa hace un par de días, -después de que los huevos golpearon el
suelo, las cosas realmente se pusieron desagradables- pero yo estaba fuera de
servicio en ese momento, por lo que el oficial Hilborn hizo el arresto.
—Dioses,
—murmuró Monty. ¿Su preocupación por su propia familia le había distraído tanto
que no se había dado cuenta de lo que estaba pasando?—. ¿Vamos a tener que
sofocar disturbios?
—Si lo
hacemos, es porque la gente no está usando el mismo sentido y bondad de
vecindad que se mostraron unos a otros hace unos meses, —respondió Kowalski—.
Antes de que el movimiento Humanos Primeros y Últimos hiciera creer a todos que
cada vez que una tienda se agota de algo, es una escasez y la gente se va a
morir de hambre si no acumula lo que pueda sacar de los estantes, esas mujeres no
podrían haber peleado por una docena de huevos. La gente hace cosas estúpidas
todo el tiempo. Pero lo más probable es que esté pasando entre conocidos,
mujeres que no se conocían aparte de charlar en las tiendas mientras esperaban
su turno, pero todavía eran personas que sabían un poco sobre sí. En lugar de
pelear por los huevos, habrían dividido la docena para que la mujer pudiera
hornear un pastel de cumpleaños para su hijo. Eso es lo que la gente hubiera
hecho. Eso es lo que la mayoría sigue haciendo.
—Varias
personas han corrido a las restantes ciudades controladas por humanos, buscando
trabajo y un lugar para vivir. Estarán tratando de comprar productos racionados
en las tiendas también, por lo que es lógico que los suministros no siempre
coincidan con la demanda por un tiempo.
—Esta
preocupación por la oferta y la demanda no se limita a las tiendas humanas.
Monty
consideró el lenguaje corporal de su compañero. Kowalski estaba dando vueltas
alrededor de algo.
—Solo
dilo, Karl.
—Si no
tenemos cuidado, es posible que no seamos bienvenidos en las tiendas de la
Plaza Comercial mucho más tiempo, y eso va a hacer más difícil para todos
nosotros.
Monty
suspiró.
— ¿Esto
es por Jimmy?
—Es
por todos nosotros. En cuanto a la familia... —Kowalski soltó una risa amarga—.
La madre de Ruthie, la mujer que en voz alta declaró que su hija estaba muerta
y llamó a mi Ruthie basura, la llamó esta mañana y quiso que Ruthie le comprara
un jamón - cinco o seis libras le bastaban-. Después de todo, los monstruos
tenían un montón de carne y siempre pueden cazar más si se les acaba. Cuando
Ruthie dijo que no podía comprar esa carne, incluso si el jamón estuviera
disponible... —Él condujo un minuto en silencio—. Pude oírla gritar a Ruthie
desde la habitación, así que tomé el teléfono y colgué a la perra.
—Lo
siento, Karl. Por ti y por Ruth.
—Sí,
bueno. Personalmente, espero que el puente se queme para siempre. No estoy
seguro de lo que dice sobre mí, pero espero que así sea.
—Amas
a tu esposa y no quieres verla herida. —Monty estudió a su compañero, con una
sensación incómoda apretando en sus costillas. Incluso antes de la tormenta y
la dificultad de transportar alimentos y otros bienes entre las regiones, era
menos costoso comprar comida en el Courtyard que en otras tiendas de la ciudad.
Con los precios subiendo aún más, y con algunos alimentos en escasez, ¿habría
presión de amigos y familiares en aquellos que tienen acceso al Courtyard para
suministrarles también comida?
¿Vender
comida por debajo de la mesa sería una de esas opciones que Jimmy estaba
explorando? Dioses.
—Estoy
juntando esto con cosas que las chicas escucharon o fueron contadas por Nadine,
que tiene más información sobre los suministros de alimentos crudos que el
resto de nosotros, ya que su panadería está operando en Un Pequeño Bocado, —continuó Kowalski—. Cuando Simon Wolfgard hizo
que los residentes de los apartamentos fueran parte del Courtyard y, por lo
tanto, estar entre los seres que pueden comer los alimentos producidos dentro
del Courtyard o traídos de las granjas que abastecen al Courtyard, los Otros
pensaron que necesitarían un extra de cincuenta libras de carne por semana para
proporcionar a sus inquilinos. Alguien se dio cuenta de que ascendía a
veinticuatro onzas de carne para cada humano, aproximadamente cuatro
hamburguesas de buen tamaño o un pequeño asado o carne para un estofado. Y eso
significa que los Lobos ahora tienen que derribar dos ciervos cada semana en
lugar de uno, porque la cantidad de carne vacuna y de cerdo que se envía al Courtyard
de las granjas Nativos de la tierra
no ha cambiado.
Y una
manada no tiene éxito en cada cacería.
—El
rebaño de ciervos ha sido auto sostenido porque los Lobos no matarán a un
cervatillo a menos que ya esté herido. Pero ¿cuánto tiempo seguirá así si son
más los venados que mueren que los que se reproducen?
Ahora
Monty comprendió por qué tendría que hablar con Louis Gresh. Cada compra de
carne de la carnicería de la Plaza Comercial ejercía presión sobre los
Wolfgard. Independientemente de si los Lobos preferían comer ciervos o alces a
la carne vacuna, algunos miembros de su grupo, principalmente Meg Corbyn,
preferían la carne de vaca y el cerdo. El día en que Meg pase hambre porque
algún otro humano ha comprado la última libra de carne o la última docena de
huevos será el día en que habrá un cambio significativo en la relación entre
los humanos en Lakeside y los Terráneos y ese cambio no será bueno.
— ¿Tienes
alguna idea sobre esto? — Preguntó.
—Ahora
que el Alcalde ha implementado la ley de distribución justa para que cada
carnicero reciba un porcentaje de la carne que viene de otra región,
veinticuatro onzas es el límite por persona y por semana que un cliente
registrado puede reservar en un Carnicería, —respondió Kowalski—. El tipo de
carne no importa. Ese es el total.
—Un
cambio significativo para la mayoría de los hogares, excepto para los pocos de
nosotros que podemos comprar esa cantidad de dos fuentes.
Kowalski
asintió con la cabeza.
—Las
chicas hablaron sobre eso, y van a comprar lo que puedan de las tiendas humanas
porque podemos comprar bienes racionados y los Otros no pueden. Los Terráneos
pueden comprar pizzas en Corteza Caliente
o comer en Un pícaro plato, pero no
pueden ir a una carnicería y comprar un asado. Así que las chicas están
pensando que si vendemos la mitad de la ración de carne al Courtyard cada
semana, y por "vender" quiero decir recibir un crédito igual a la
cantidad que pagamos por la carne- podemos comprar un sándwich en Un Pequeño Bocado o tener una comida en La Carne no es Verde sin poner en apuros
a los Otros. Nadine va a llevar la idea a Tess.
—Hablaré
con mi madre. Ella puede tener algunas ideas. Incluso durante los momentos de
escasez, se aseguró de que comíamos bastante bien. —Monty pensó un momento,
luego miró a Kowalski, luchando por no sonreír—. ¿O es mi madre una de las
chicas?
Kowalski
se ruborizó y se concentró en su conducción.
—Hay
un arroyo corriendo por el Courtyard. Tal vez algunos de nosotros deberíamos
tratar de pescar un poco. — ¿Había lugares a lo largo de la orilla del lago Etu
donde la gente fuera a pescar? Nunca se había interesado en la actividad, pero
era otra fuente de alimento.
Un
silencio pesado. Finalmente, Kowalski dijo:
—No
vamos lo suficientemente lejos en el Courtyard como para llegar al arroyo. No
pasará por un tiempo.
Sorprendido,
Monty se volvió hacia su compañero.
— ¿Por
qué? Pensé que tu y Michael montaban sus bicicletas a lo largo de los caminos
del Courtyard. ¿Tienes algún problema con los Wolfgard que son invitados aquí?
—No
con ellos, no. No soy un Intuye, pero soy un policía. Michael y yo tenemos la
sensación de que hay otros invitados en el Courtyard ahora mismo, a los que
nadie menciona, al menos no a ninguno de nosotros.
Antiguos. Incluso la
palabra hizo temblar a Monty. Dioses encima y por debajo, ¿habían regresado al
Courtyard?
El
teléfono móvil de Monty sonó.
—Montgomery.
—Escuchó durante un minuto, luego colgó—. Era el Capitán. Se nos espera a él y
a mí en la oficina del Alcalde en treinta minutos.
—
¿Problemas? —Preguntó Kowalski.
—Sólo
el tipo y el grado están en cuestión. —Después de un momento, Monty agregó en
voz baja—. Tu idea de agregar lo que podamos a la olla comunitaria es buena. Es
mejor para todos si no parece que esperamos que los Wolfgard cacen para
nosotros. Mejor aún si traemos lo que podamos a la mesa.
Detenido
en una luz roja, Kowalski miró a Monty y asintió.
No
necesitaban las palabras. No había habido necesidad de llenar un formulario de
DUD últimamente, o comprobar el montículo donde las llaves y carteras podrían
quedar cuando no quedaba nada más de una persona desaparecida. Pero si los
Terráneos fueran exprimidos dejándolos sin su presa habitual, irían a cazar
fuera del Courtyard por una clase diferente de carne.
*****
Jimmy
se sentó en una mesa en El Ciervo y la
Liebre, comiendo un puñado de alas de pollo y sirviéndose una cerveza
mientras escuchaba a los hombres en una mesa cercana.
—El
precio de todo sube, —se quejó un hombre—. Lo único que se mantiene igual es el
cheque de pago.
—El
precio sube y la cantidad está bajando, —dijo su compañero. Levantó la mitad de
su sándwich y luego lo dejó caer en el plato, con aspecto de disgusto—. Compré
este mismo almuerzo especial la semana pasada, y el sándwich tenía el doble de
carne que éste.
—Se a
lo que te refieres. Fui a Un pícaro plato
ayer. La porción de lasaña era más pequeña que mi mano, unas verduras y una
rebanada de tomate como ensalada, un rollo y una puta porción de mantequilla.
Una. Me cobraron diez dólares. Y un segundo rollo con mantequilla es ahora un
elemento extra.
—El
Alcalde dice que está trabajando con el Gobernador para mantener las líneas de
transporte abiertas en el noreste.
—Necesitamos
las líneas abiertas para el resto de las regiones. Eso es lo que necesitamos.
—Están
abiertas para aquellos que tienen el dinero para engrasar las palmas correctas.
Apuesto a que el Alcalde y el Gobernador no están alimentando a sus hijos con
una sopa acuosa hecha de cortes de carne baratos.
—Apuesto
a que los malditos Otros no tienen hambre tampoco.
Un
momento de inquieto silencio. Entonces los hombres se concentraron en sus
comidas.
Jimmy
miró los huesos de pollo en su plato. Ni siquiera comenzó a llenar el agujero
en su vientre. Y una cerveza no lo relajaba como lo hacía la hierba - si
pudiera encontrar una fuente ahí en Lakeside-. Los monstruos podían gruñir
sobre cualquier persona que disfrutara de un poco de hierba en su propiedad,
pero CJ no dejaría que los monstruos lo arrojaran por un poco de hierba, no
cuando significaba lanzar a Sandee ya los niños también. Con su madre mirando,
el Teniente Crispin James Montgomery suavizaría las cosas, y los mocosos sabían
embaucar a los imbéciles sentimentales como a su madre y el tío CJ.
Encontrar
una fuente de hierba tendría que esperar. En este momento, necesitaba explorar
el Courtyard un poco y ver si podía convertir a los hombres que se quejaban de
la comida en una oportunidad de negocio. Dejando caer suficiente dinero en la
mesa para cubrir la factura, Jimmy se dirigió a la puerta.
Al
salir del El Ciervo y la Liebre, se
dio cuenta de que el hombre de cabello rubio que estaba sentado en el bar,
también alimentándose de una cerveza, lo había estado observando por el espejo
detrás del bar todo el tiempo.
Hummm alguien tiene idea de quien es el hombre?? Me encantó Meg sintiéndose feliz por regalar algo a Esperanza y su amiga..
ResponderEliminarSiempre se a hecho referencia que Meg tiene algo de lobo y la frase " inclinándose y gruñendo sobre las cosas " me encantó. Gracias.
ResponderEliminarYo sé!! Es el exnovio de Theral!!!
ResponderEliminarYo también creo lo mismo
EliminarPense igual...
EliminarFANTÁSTICO . GRACIAS¡¡¡
ResponderEliminarMuchas gracias por la traducción.
ResponderEliminarSe pone mas interesante, al escasear la comida y empezar a pasar hambre el mal humor aumenta y unos lobos hambrientos PELIGRO¡¡¡
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