Capítulo
23
Bloque
Romano
Los hombres y
mujeres en las pequeñas aldeas que salpicaban la frontera que separaba el
Bloque Romano del País Salvaje llevaban vidas sencillas. Eran agricultores,
cultivando las cosas que se adaptaban a la tierra. Ellos engordaban algunos
animales por comida y otros por la lana. Se detenían en determinadas tiendas en
el pueblo de gente bien, para escuchar la radio o usar un teléfono porque tales
cosas no se encontraban en la mayoría de las casas. Ellos reían; cantaban; se
casaban y hacían el amor y criaban niños.
Y cada aldea
tenía una o dos familias con la tarea especial de seguir un camino por el País
Salvaje hasta un lugar designado y dejar un regalo en la luna llena. A veces
era comida especial; a veces un trozo de tela o una alfombra. A veces era un
libro comprado por todos los aldeanos sólo para esto.
Los miembros
de las familias iban a ese lugar designado y decían: "Para nuestros amigos", mientras sostenían su ofrenda. A
veces, un hombre lobo o un hombre zorro salían del bosque y aceptaban su
ofrenda. A veces era un Cuervo o un Halcón que aterrizaba en las inmediaciones
y señalaba que el regalo era aceptable.
Generación
tras generación, cada lado mantenía el ritual. Un regalo a cambio de que los
aldeanos pudieran aventurarse en el País Salvaje para cortar madera que
calentara sus casas, para que las mujeres recolectaran frutas. Y cuando los
hombres importantes de las grandes ciudades llegaban a las aldeas para tomar la
mayor parte de la cosecha, o los caballos que necesitaban para las granjas, o
los animales que habrían sido vendidos a la carnicería por las monedas que les
hubieran proporcionado los ingresos que las familias necesitaban para el
próximo año, a veces encontraban una cesta, tejida a partir de vides y llena de
frutas, dejada en su puerta. A veces había un conejo para la olla o un pequeño
ciervo que mantenía a muchas familias en la aldea sin pasar hambre.
—Para nuestros
amigos. — La gente sabía que el hombre lobo, el hombre zorro, el Cuervo, y el
Halcón eran mensajeros. Sabían que había cosas en el País Salvaje -y en el
mar-, que eran demasiado feroces y no debían ser vistos. Ellos vivían en la
frontera del País Salvaje; vivían en pueblos de pescadores a la orilla del mar.
Siempre habían sabido lo que los hombres importantes de las grandes ciudades se
negaban a ver; que ser amigos era la única manera de sobrevivir.
Desde el Año
Nuevo, los hombres importantes habían llegado a las aldeas y tomaron más que
alimentos y animales; se habían llevado a los hijos fuertes y sanos, porque: "necesitamos trabajadores para las
fábricas; necesitamos soldados para la gran batalla ".
No habría
ninguna batalla. La gente de las aldeas, generación tras generación, se habían
transmitido las viejas historias y sabían eso, pero los hombres importantes no
escucharon. Ellos afirmaban que necesitaban más comida, más animales, más
pescado para la causa. Necesitaban más madera, más vidrio, más metal, más
tela, más cuero.
Más hombres.
—No olviden, —
susurraron los padres a los hijos—. Van a volver a casa con nosotros si no
olvidan.
Día tras día,
la gente atendía sus rebaños y sus campos. Hornean pan y tejían. Y viajaban por
los caminos a los lugares especiales, llevando no sólo regalos, sino también
las preciosas fotografías de sus hijos.
—El es un buen
chico. Que vuelva a casa.
No hubo
respuesta. Pero a medida que los aldeanos regresaron a los hogares a lo largo
de la frontera del Bloque Romano, la tierra se llenó de un silencio terrible.
Si soy la primera (😋😰no tengo vida social!! Tengo que conseguir una😭😒😌? Gracias x el doble capitulo es grandioso que el pueblo no olvide sus raíces y no esta legos de la realidad los gobernantes son los que empiezan problema y guerras pero no las pelean y quieren cumplir sus objetivos sin mirar lo que el pueblo realmente requiere.😣😖
ResponderEliminarSi,es asi como decis. Esta autora nos sumerge en un mundo de fantasia y al mismo tiempo nos muestra realidades de nuestra especie haciendonos reflexionar. Muy Buena !!!
Eliminarrecien llego del trabajo y lo primero que hago es leer el capitulo,gracias por la traduccion!!
ResponderEliminarLa que se avecina, siempre el pueblo el que paga....
ResponderEliminarLa que se avecina, siempre el pueblo el que paga....
ResponderEliminarA mi este capítulo me conmovió. Sobre todo la parte donde dejan las fotos de sus hijos y la parte en que los otros les dejan comida cuando los ricos y gobernantes se llevan todo
ResponderEliminarIdem, me dio pena, ellos eran mucho mas sabios que los ricos y compartían lo mejor que tenían con sus amigos del país salvaje, y sus amigos tb los cuidaban, que hermosa relación con la tierra..
ResponderEliminarMuy conmovedor este capítulo. Gracias.
ResponderEliminarA mi me ha encantado este capitulo!!!!!
ResponderEliminarMuchísimas Gracias por la traducción.
Ups... estaba creida que toda la tierra del bloque romano era como un continente y estaba habitada solo por humanos. Tal vez pase por alto alguna referencia pasada en algun otro libro. Ustedes como lo imaginaban?
ResponderEliminarSegún la autora el Bloque Romano ocupa el espacio que ocupó el Imperio Romano, toda esa masa continental está controlada por los humanos, pero al no ser una isla, tiene limites por tierra con el País Salvaje
EliminarMuchas gracias :)
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