*****
Monty entró en
el despacho del Capitán Burke, seguido por Kowalski y Louis Gresh, quien cerró
la puerta.
Burke miró la
puerta, y luego cruzó las manos sobre el vade de sobremesa del escritorio y dio
a los hombres su sonrisa feroz-cordial.
—Normalmente
soy yo quien decide si es o no, una reunión privada.
—Esta tiene
que ser una reunión cerrada,— respondió Monty.
—¿Hubo un
alboroto en el Courtyard? — Preguntó Louis.
—Algo por el
estilo. Theral MacDonald está bien. Ella no sabía nada de lo que había
sucedido, o que la involucraba, hasta que fui a la oficina médica para hablar
con ella. Meg no estaba disponible, pero Nathan Wolfgard fue directo sobre lo
que había ocurrido.
—Lo mismo Pete
Denby, — dijo Burke—. Me llamó otra vez mientras estaba tomando una declaración
formal a Nathan. ¿Se inspeccionó el paquete?
Monty asintió.
—Una caja de
bombones caros, con una tarjeta que decía: "Dulces
para una chica dulce". No hay ninguna firma en la tarjeta, y la única
cosa que el empleado de Entregas en
cualquier parte pudo decirnos, fue que el paquete fue llevado a su ventana
de recepción justo antes del cierre de ayer, y el hombre pagó la tarifa extra
de mercancía perecedera que debía ser entregada a la mañana siguiente. El
empleado no recordaba mucho sobre el hombre; sólo que parecía que había estado
trabajando al aire libre... tenía manchas de césped en su ropa y suciedad en
sus botas de trabajo. No había nada que indicara que el paquete fue enviado por
Jack Fillmore, el ex abusivo de Theral.
—¿Pero? —
Llevó a Burke.
—Hay indicios
de que los chocolates fueron manipulados. No había objetos extraños dentro de
los chocolates que se examinaron, por lo que el laboratorio tendrá que realizar
pruebas para averiguar que hay dentro. — Monty tragó su ira. Si Meg Corbyn no
hubiera reaccionado mal al paquete, Theral podría haber dado los chocolates a
los niños como una golosina. ¿Qué le podría haber ocurrido a Lizzy, Sarah o Robert Denby, si cualquier cosa en
los chocolates estaba destinado a incapacitar a un adulto?
—En nuestro
tiempo libre, el Oficial Debany y yo llamamos a los hoteles y casas de
huéspedes, en particular a aquellos que ofrecen suites que se alquilan por
semanas, y no hemos encontrado a nadie registrado bajo el nombre de Jack
Fillmore, — dijo Kowalski.
—Lo que
implica que se está quedando en cada hotel de alta rotatividad de la ciudad, o
que se queda aquí bajo un alias,— dijo Burke.
—Lo más
probable es que esté usando un alias, incluso si él está viviendo y trabajando
en otra ciudad, — dijo Louis.
—Eso podría
explicar la diferencia en el tiempo entre cuando envió las flores a Theral para
confirmar que estaba trabajando en el Courtyard y esta entrega de dulces
manipulados, — dijo Monty—. Hay un número limitado de pueblos y ciudades
controladas por humanos a una distancia razonable de Lakeside, e incluso pasar
la noche para vigilar la casa de MacDonald o vigilar a Theral para tratar de
establecer una rutina, significaría el uso de días programados fuera del
trabajo. Si Fillmore se tomara cualquier otro tiempo libre del trabajo, se
registrarían y formaría un patrón.
—No tenemos
ninguna prueba de que Fillmore enviara las flores o estos chocolates,— Burke
señaló—. Hemos hecho suposiciones basadas en la historia de Theral con este
hombre, y estamos más inclinados a tomar su palabra porque Lawrence MacDonald
era su primo y uno de nosotros.
—Hasta ahora
él -o alguien- ha intentado dos veces -sin lograrlo- superar el mostrador de la
Oficina del Enlace. En realidad, es la Oficina del Enlace de lo que quería
hablar. — Monty transmitió la información que Nathan le había dado de que Entregas en cualquier parte, pasaría a
convertirse en: Entregas en cualquier
parte humana.
Burke dejó
escapar un suspiro de bronca.
—Jodidos
tontos. Si siguen con esta mierda, los humanos serán desalojados de Lakeside.
Voy a pedir a Pete que compruebe los contratos de arrendamiento de tierras, que
averigüe que gran parte de la ciudad se podría perder y qué tan pronto. Sólo
los dioses saben lo que haremos si los trenes que van y vienen desde Lakeside
pierden por completo el derecho de paso por el País Salvaje y la ciudad ya no
fuera más un destino viable.
—Los caminos
entre las ciudades también entran en el derecho de paso, — dijo Louis—. Y los
buques de carga que se mueven en los Grandes Lagos ya están en una situación
precaria. Podríamos quedar aislados.
—Cada ciudad
bajo control humano en el continente puede quedar aislada. La gente lo ha
estado olvidando últimamente. — Burke miró a los tres hombres—. ¿Algo más? ¿No?
Entonces, vamos a hacer todo lo posible para mantener las cosas sin problemas.
Monty,
Kowalski, y Louis abandonaron la oficina de Burke.
Pensando en la
pérdida del derecho de paso entre ciudades, Monty fue a su escritorio y llamó a
su madre para instarla, una vez más, a hacer las maletas y venir a Lakeside tan
pronto como pudiera.
*****
Simon,
Jackson, Blair, Henry, y Vlad formaban un círculo alrededor de uno de los Bow.
—¿Su Meg
conduce alrededor del Courtyard en eso?— Preguntó Jackson.
—No sirve para
conducir alrededor de las calles de la ciudad, pero ella lo hace muy bien aquí,
— respondió Simon, a la defensiva. La conducción de Meg había mejorado en los
últimos meses, por lo que "muy bien" era una evaluación precisa de su
habilidad. Pero al mirar por encima del Bow a Jackson, comprendió la verdadera
pregunta—. Cuando los bisontes crezcan, van a ser más grandes que el Bow.
—Más grandes y
más pesados. — Jackson presionó las dos manos en el marco del Bow y lo empujó.
El pequeño vehículo se balanceó—. Esto se volcará si un bisonte le pega.
Un escalofrío
de miedo pasó por Simon. Los Bow podrían traquetear en las carreteras del
Courtyard; podían mantener a alguien seco durante el tiempo lluvioso o con
nieve. Podrían, con el conductor adecuado, traquetear a lo largo de las
carreteras mojadas o con nieve sin ningún contratiempo. ¿Podría un Bow -y su
conductor- sobrevivir a una colisión con algo tan grande como un bisonte? —.
Ellos no tendrían ninguna razón para perseguir a un Bow o cargar contra uno. —
Eso no significaba que uno de los bisontes no confundiría el Bow con algo que
debía ser perseguido o desafiado.
—¿Van a ser un
problema para los ciervos? — Preguntó Blair—. La tierra del Courtyard puede
alimentar a la manada que vive dentro de sus límites, y la manada es lo
suficientemente grande como para alimentar a nuestra manada y proveer carne
para el resto de los residentes del Courtyard. ¿Qué parte de la comida de los
ciervos consumirán los bisontes?
Vlad frunció
el ceño.
—¿Dime otra
vez por qué tenemos bisontes en el Courtyard?
Tenía espacio
para moverse, pero aún así, Simon se sentía acorralado.
—Porque Meg vio
bisontes en la Comunidad River Road, y la cachorra Esperanza dibujo la visión
de Jackson trayendo once bisontes para nosotros. — Entonces se le ocurrió que,
tal vez, habían malinterpretado las visiones de las Casandra de sangre. Después
de todo, lo que veían no siempre sucedía.
Tal vez tener
bisontes en el Courtyard no era una buena idea después de todo.
—Bueno, — dijo
Henry—, si los bisontes son un problema, sólo tendremos que comérnoslo antes.
Infeliz por
haber tomado una mala decisión, Simon se pasó una mano por el pelo y quiso
olvidarse de los bisontes por un rato. No hacía demasiado calor. Tal vez podría
convencer a Meg para jugar un juego de persecución antes de comer la cena. O la
podría perseguir hacia y desde el jardín del Complejo Verde si ella iba a sacar
las malas hierbas.
—Si nos
comiéramos todo lo que fuera un problema...
—Todos
estaríamos gordos, — finalizó Blair.
Henry soltó
una risa.
—Hasta que
decidamos qué hacer con ellos, nos aseguraremos de que alguien vigile a los
bisontes, cuando Meg este en el Bow.
Con esa parte
resuelta, llevaron el Bow a uno de los garajes detrás del Complejo Verde y lo
enchufaron para cargar el vehículo.
—¿Vas a tomar
el tren temprano mañana por la mañana?— Preguntó Simon a Jackson cuando todos
ellos cruzaron a través del arco que proporciona acceso entre los garajes a los
apartamentos.
—Quiero llegar
a casa. Con tantos humanos actuando agresivos y extraños, no me siento bien
estando tan lejos de Grace y Esperanza.— Jackson miró a su alrededor—. ¿Podemos
tener una carrera más?
Vlad se paró
de repente, una mirada peculiar en su rostro.
—¿Qué? —
Preguntó Simon.
—Tess dice uno
de nosotros necesita hablar con Meg sobre sus habilidades proféticas, —
respondió Vlad—. Tú y Jackson hagan su carrera. Yo me encargo de esto.
—¿Sabes qué es
esto?
—No. — Vlad
cambió a humo y se dirigió a la Plaza Comercial hasta la Oficial del Enlace a
una velocidad que superaría a cualquier presa a pie.
—Vayan, — dijo
Henry—. Corran. Se sentirán mejor así.
No podía
discutir con eso, así que Simon, Jackson, y Blair se fueron al apartamento de
Simon para arrojar la ropa y la forma humana, y recordar lo que realmente eran.
*****
Vlad se detuvo
en las sombras de la vía de acceso y cambió a humano antes de caminar hacia el
frente de la Oficina del Enlace y entrar por esa puerta.
Meg de repente duda de su capacidad de ver
visiones con precisión, Tess había dicho. Dice que no está funcionando bien. Ella me está alterando, por lo que
Simon o tú tienen hablar con ella.
No había problema.
Él tenía mucho que decirle a Meg Corbyn.
«Necesito
hablar con Meg,» le dijo Nathan.
Nathan miró la
puerta privada.
« Ella está
infeliz. No sé por qué. Nadie la ha molestado.»
Vlad agitó un
dedo a la otra cama de Lobo.
«¿Dónde está
Saltarín?»
«Jugando con
Sam. Estuvieron jugando con los cachorros humanos por un rato, pero los humanos
pasaban quejándose de que se aburrían. ¿Qué es aburrirse?»
Un rasgo humano que no queremos adquirir, pensó Vlad.
«¿Sam y
Saltarín no están con Meg?»
«No, Sam dejó su
ropa en Aullidos, Buena Lectura, y él
y Saltarín volvieron al Complejo Wolfgard a través del pozo.»
Con eso ya
resuelto, -y sintiendo la seguridad de que esta conversación no sería
interrumpida- Vlad se abrió paso a través de la puerta privada. Al cerrar la
puerta, Meg se apartó de la mesa de clasificación, claramente sorprendida de
verlo.
—¿Vlad?
Él cerró la
puerta de la habitación de atrás antes de caminar hacia la mesa.
—Tengo
entendido que estás buscando una evaluación de desempeño. ¿No es así como los
humanos lo llaman? — Oyó la brusquedad en su voz.
—¿Por qué
estás enojado conmigo?
Tenía 11
razones, pero los bisontes, en realidad, no eran su culpa.
—No contigo.
Pero estoy enojado. Más de lo que pensaba. — Para darse tiempo para ordenar sus
pensamientos, miró las barajas de cartas sobre la mesa—. ¿Cómo funcionan estas?
—No estoy
segura.
—¿Qué
significa eso?
—¡Significa
que no estoy segura!
La estridencia
de su voz hizo que la mirara, que realmente la mirara. ¿Esa ansiedad en los
ojos, el estrés que vio en su cara, era porque los Otros habían pedido
demasiado de ella, porque esperaban demasiado de alguien que era sólo una
polluela, independientemente de su edad física?
—Parece que
piensas que hay algo mal con tus habilidades como profeta. ¿Por qué? Y no me
digas "no estoy segura". — Él agudizó su voz para sonar como una chica
y ese tono fue tan insultante que Meg bien podía estallar en lágrimas o ir a
zarandearlo.
—¡Incluso una
niña pequeña puede decir la diferencia entre una caja de bombones y una cesta
de manzanas! — Gritó.
Enfado. Bien.
Lo prefería al llanto.
—Si le
muestras a un niño una fotografía de ambas cosas, supongo que sabría cuál es
cuál, si es que tuviera la edad suficiente para saber esas cosas, — dijo Vlad
ligeramente. Al azar, cortó uno de los mazos de cartas y dio vuelta la carta
superior. Mostraba una mesa llena de alimentos: puré de patatas, una ensalada,
una cesta de pan, verduras cocidas, y en el centro, un gran asado.
Mi respuesta a lo que hay que hacer con los bisontes, pensó
mientras devolvía la carta al mazo.
—¿Así que todo
este alboroto emocional es porque seleccionaste una carta que no coincidía con
el peligro específico? — Él no esperó a que le respondiera—. ¿Alguien te pidió
una pregunta? ¿Alguien, incluyendo ti, preguntó: "¿Qué hay en ese paquete?".
Meg arrugó la
frente concentrándose.
—Escogí la
carta de las manzanas cuando el camión de reparto llegó. Antes de que el
paquete estuviera en la oficina. Pero, por un momento, la imagen...
Cuando ella se
fue apagando, él terminó su reflexión.
—Fue como si
una de las imágenes de entrenamiento se hubiera superpuesto sobre la carta,
mostrándote una verdad más allá de lo que el ojo podía ver.
—Sí. Y cuando
fui al mostrador para hablar con Harry, mi lengua comenzó a arder, como si
fuera ahí donde tenía que cortarme para revelar la profecía.
Había visto la
cantidad de sangre que fluía cuando una lengua era mordida o cortada. No quería
pensar en Meg colocando la navaja de plata en su boca.
—Pero no
tuviste que hacer eso porque ya sentiste que había algo malo en lo que estaba
en el paquete. — Vlad tocó uno de los otros mazos, un movimiento ocioso—. Meg,
hiciste una conexión entre dos cosas y te dio la advertencia. ¿Cómo es que eso
es inadecuado?
—¡Porque tengo
que encontrar la manera de hacer este trabajo para todo el mundo! — Ella hizo
un gesto con la mano para indicar todas las barajas de cartas.
—No, no
tienes, — espetó—. Se te ha pedido que consideres si el uso de estas cartas es
una posible alternativa a las chicas que se cortan a sí mismas para liberar las
visiones, no que lo averigües todo en un par de días. Y no estamos hablando de
las otras chicas en este momento. Estamos hablando de ti. Sólo tú. Entonces,
¿de qué se trata realmente?
—Mis profecías
solían ser exactas, — exclamó Meg—.
Costaba mucho comprar un corte en mi piel debido a que mis profecías eran
exactas.
—Aún lo son.
Ella sacudió
la cabeza con tanta fuerza que él temió que se hubiera herido el cuello.
—Ya no soy
precisa. No como era en el... —Ella tragó saliva—. En el recinto.
—Cuando la
profecía es hablada, no recuerdas lo que ves; no recuerdas lo dices. ¿Cómo
sabes que eras más precisa?
—Los clientes
del Controlador no habrían pagado tanto si no lo hubiera sido, — susurró Meg.
Ella evitó sus ojos—. ¿Dónde está Simon?
—Está
corriendo con Jackson y Blair mientras trata de averiguar qué hacer con 11
grandes y malolientes errores. — Vlad suspiró—. Tal vez no son tus profecías
las que son inexactas de repente; Tal vez sea la capacidad de tus intérpretes.
Después de todo, esto es una nueva experiencia para todos en el Courtyard. Pero
nunca has tenido a nadie que te mostrara lo que habías dicho o que dibujara
pequeños cuadros como Merri Lee hace para desentrañar las imágenes. Nunca viste
a tus propias profecías llegar a pasar, por lo que nunca llegaste a ver si
sucedieron de verdad.
—Hasta ahora.
— Meg miró alrededor de la sala de clasificación.
—No he estado
llevando la cuenta, pero creo que al menos la mitad de las veces, desde que
vives en el Courtyard, lo que has visto no ha ocurrido porque lo viste. Piensa
en ello, Meg. Los ponis no murieron envenenados, porque los viste morir e
identificaste donde podíamos encontrar el veneno. Nadine Fallacaro no murió
cuando su tienda fue incendiada, porque viste imágenes que nos dieron la suficiente
advertencia acerca de quién y dónde. Así como muchas de las profetas de la
sangre fueron rescatadas porque las viste en peligro. — La ira ardió de nuevo en
él—. De hecho, Sra. Corbyn, sus profecías han sido tan exactas, ¡que es tu
culpa que terminamos con los estúpidos bisontes!
Ella dio un
paso atrás, a pesar de que la mesa estaba entre ellos.
—¡Pero los vi!
Cuando Simon quiso saber acerca de la Comunidad River Road, vi bisontes...Y...
¡y Esperanza hizo un dibujo de ellos!
—Tú los viste.
Esperanza hizo un dibujo de ellos. ¡Y todo el mundo siguió todos los pasos que
harían que eso sucediera sin detenerse a pensar si era algo que debería
suceder!
Meg parpadeó.
Vlad dio
vueltas por la habitación un par de veces, lo único que se le ocurrió hacer
para calmar su agitación.
—Los
Sanguinati son cazadores urbanos en su mayor parte. ¿Qué sabemos acerca de
bisontes? — Nada de nada hasta que hizo un poco de investigación, pero los
bisontes ya estaban en el tren en el momento en que recibió un mensaje de Tolya
expresando cierta preocupación por ese plan—. Henry, que creció en el Noroeste,
no se opuso a la idea. Tampoco Elliot. Y Simon... Bueno. Entiendo su
pensamiento en algún grado. Carne fresca en las garras. Un montón de carne.
Suficiente para alimentar a los Terráneos y a la manada humana. Pero se
necesita una manada con experiencia en la caza de un animal tan grande para
tener éxito sin salir lastimados.
—¿Lastimados?
¿Los Lobos podrían salir lastimados? Nadie me dijo que podrían salir
lastimados. — Ella sonaba furiosa, y el ardor que le llenó los ojos le
preocupo.
Vlad dejó de
caminar. Podía imaginársela, una humana que podía ser derribada por un corte de
papel, agitando su escoba hacia un bisonte, lista para golpearlo insensatamente
para proteger a un cachorro de Lobo. La idea de que pudiera tratar de hacer
exactamente eso, era espantosa y divertida a partes iguales.
Era el momento
de alejar a Meg de los pensamientos sobre las criaturas con pezuñas. Un Lobo
podría ser herido por una patada bien colocada de un ciervo, o ser herido por
las astas. Dado que los Lobos no iban a dejar de cazar ciervos, no iba a
ofrecer información que pudiera causar fricción en el Complejo Verde, cada vez
que alguien trotara a casa con un pedazo de carne.
—Tú podrías
salir lastimada también, algo en lo que no habíamos pensado, — dijo—. Estos
bisontes son todavía jóvenes, aún en crecimiento. Pero no hay forma de saber
cómo reaccionarán a la vista de un Bow, sobre todo una vez que maduren. —Y la
idea de Meg herida y sangrando en el Bow estaba más allá de cualquier cosa que
quisiera imaginar. No es que no la fueran a encontrar rápidamente; incluso
cuando manejara por los alrededores sola, había un montón de Terráneos
manteniendo un ojo en ella.
Pero no era un
pensamiento que quisiera que el abuelo Erebus albergara. Una vez que eso
ocurriera, los bisontes serían desangrados antes de que Simon tuviera la
oportunidad de tomar una decisión como líder del Courtyard... y eso podría
crear tensión entre los Sanguinati y los Wolfgard, que de ninguna forma podían
permitirse cuando había toda esta agitación con los humanos.
—El punto es,
dos profetas de la sangre vieron bisontes llegando a esta zona, — dijo Vlad—.
Pero deberíamos haber preguntado si ese era el futuro que queríamos y qué
consecuencias habría cuando trajéramos un animal a un área que no era parte de
su territorio natural.
Meg tomó una
respiración profunda y exhaló.
—Elije una
carta.
—¿Qué?
—Querías saber
cómo funcionaba. Escoge una carta.
Eligió la
misma carta que había mirado previamente, luego observó el torpe esfuerzo de
Meg para barajar las cartas antes de dejar el mazo sobre la mesa con su mano
apoyada en la primera carta.
—Haz tu
pregunta.
—¿Qué debemos
hacer con los bisonte? — Luego añadió en silencio, habla, profeta, y yo te
escuchare.
Meg cerró los
ojos, respiró y exhaló un par de veces, luego cortó el mazo y giró su mano para
revelar la carta.
Era la misma carta
que él había elegido, la mesa llena de comida y el gran asado en el centro.
Vlad se rió.
—Muéstrasela a
Simon.
Meg miró la
carta e hizo una mueca.
—Simon estaba
tan entusiasmado con la carne que Joe envió, y a él y a Sam le gusta tanto que
no quisiera echar a perder el placer, pero...
Se rió de
nuevo.
—No te
gustaron las hamburguesas de bisonte.
—No.
Si le hubiera dicho eso a Simon, se habría
resuelto el problema de los bisontes en el Courtyard antes de que las malditas
cosas entraran en el
tren, pensó Vlad.
«Una camioneta
de reparto está entrando,» dijo Nathan.
—Tiempo para
que ambos volvamos a trabajar. — Se acercó a la mesa y le sonrió mientras abría
la puerta privada. La siguió hasta el mostrador y se apoyó en él, notando que
Nathan se levantó y miraba al humano que se bajó de la camioneta. No era algún
repartidor regular, entonces.
Meg frunció el
ceño ante su portapapeles mientras escribía el nombre de la empresa en el
costado de la camioneta.
—Entrega. — El
hombre dejó un paquete en el mostrador.
Fue la manera
en que Meg se apartó del hombre y del paquete lo que advirtió a Vlad y Nathan
que algo estaba muy mal. Vlad se acercó al mostrador, empujando suavemente a
Meg hacia la puerta privada, mientras que Nathan sigilosamente se movió para
bloquear la puerta principal.
—Espere, —
dijo Vlad cuando el hombre se giró para irse—. No he acordado aceptar este
paquete.
—Tienes que
aceptarlo.
—No, no lo
creo. — El paquete estaba dirigido a la Sra.
Amante de lobo MacDonald. La dirección de la "empresa", decía "Club de Polis Muertos".
Sonriendo lo
suficiente para mostrar un colmillo, Vlad tomó el teléfono en el mostrador y
llamó a la línea directa de Burke en la estación de la calle Chestnut.
—¿Capitán?
Acabamos de recibir un paquete de algo llamado Club de Polis Muertos. ¿Qué le gustaría que hiciéramos con el
hombre que lo entregó? Sí, todavía está aquí. Bueno, puede detenerlo, o nos lo
podemos comer.
El hombre se
quedó sin aliento. Meg dejó caer su portapapeles en la mesa de la sala de
clasificación e hizo un sonido extraño. Dado que estaba a salvo del extraño,
Vlad no le hizo caso, estaba más interesado en ese momento por el silencio de
Burke antes de contestar que enviaría un coche.
Vlad colgó.
Un largo
minuto después, el Oficial Debany, en uniforme, entró en la oficina a la
carrera, casi tropezando con Nathan, que seguía bloqueando la puerta principal.
Debía haber
estado preparándose para el trabajo cuando Burke llamo.
—Está bajo
arresto, — dijo Debany.
—¡Solo
entregue un jodido paquete! — Protestó
el hombre.
Dudando,
Debany miró a Vlad.
—¿Cree eso?
Vlad miró por
encima del hombro para comprobar a Meg y la vio cortarse la parte inferior de
un dedo de su mano derecha.
—Arréstalo o
lo vamos a matar, — espetó Vlad—. ¡De cualquier manera, lo quiero fuera de
aquí! — «Nathan, sal a la calle con Debany.»
«¿Por qué?»
Nathan gruñó.
«Ve.» Vlad se
precipitó a la sala de clasificación, maldiciendo a Meg y a él mismo. Después
de llamar a Burke, debería haber dejado que Nathan custodiara al desconocido
mientras que él vigilaba a Meg.
Le sacó la
navaja de la mano y la puso sobre la mesa. No había sangre evidente en la
navaja; nada derramado en las cartas. Y no había tiempo para agarrar alguna
cosa para absorber la sangre que goteaba de su dedo, por lo que puso su mano
debajo de la de ella, luchando para no cambiar a humo y consumir las gotas de
sangre que chocaron contra su piel.
—Habla,
profeta y yo te escuchare. — ¿Cuánto tiempo había pasado mientras ella había
tratado de tragar las palabras junto con la agonía que precedía a las palabras
pronunciadas de la profecía? «¡Tess! ¡Oficina de Enlace, ahora!» No era su
primera opción ya que ella ya estaba molesta con Meg, pero tenía experiencia en
el trato con la chica durante estas profecías.
—Huevos
podridos, — susurró Meg—. Manos. Pies. Huesos. Gusanos. — Una vacilación antes
de que exhalara una última palabra—. Bala.
Se dejó caer
al suelo. Vlad se hundió con ella, todavía sosteniendo su mano para mantener la
sangre lejos del suelo.
Sintió a Tess
adentrarse en la habitación y salir de nuevo. Cuando volvió, se agachó junto a
Meg, levantó la mano ensangrentada, y le ató una toalla alrededor, dejando caer
una segunda toalla debajo de la mano de Vlad. Le limpió rápidamente la sangre
de Meg de su piel.
—Pon la toalla
en el lavabo. Deja correr agua fría sobre ella mientras te lavas las manos. La
manada femenina dice que sirve para extraer la sangre del tejido por lo que no
perderemos lo que podríamos necesitar más adelante, — dijo Tess.
«¿Te puedes
ocupar de ella?» — Vlad preguntó mientras corría hacia el baño—. «Necesito
hablar con el Teniente Montgomery y el Capitán
Burke.»
«Escucho
sirenas. No creo que vayas a tener que ir a buscar a alguno de ellos.» —Tess lo
estudió cuando regresó—. «¿Es malo?»
«Esperemos que
nuestra Meg este equivocada esta vez.»
«Ella aún no
se ha equivocado. No realmente.»
En otro
momento, la compresión de que podría haber dudado de Meg sería divertido. Pero
no ahora.
falta una tercera parte de este capítulo que la vamos a subir mañana junto con el capítulo 23
ResponderEliminarGracias me encanta esta historia
ResponderEliminarGracias me encanta esta novela, espero que no resulten heridos algunos 🐺 o los amigos de Meg.
ResponderEliminarmuchas gracias por su trabajo, esta genial la historia
ResponderEliminarmuero por conocer más... chicas, muchas, muchas gracias por su arduo trabajo! Espero con mucha ilusión para el final del cap 22 y el 23. Saludos
ResponderEliminarmuy buenos los capis!! me di una maratón, gracias por la traducción voy a esperar los otros con ansias
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestro trabajo. Cada vez está más interesante. Simon ,)
ResponderEliminar—Bueno, — dijo Henry—, si los bisontes son un problema, sólo tendremos que comérnoslo antes. —Si nos comiéramos todo lo que fuera un problema... —Todos estaríamos gordos, — finalizó Blair.
ResponderEliminarJAJAJAJA... ME ENCANTÓ !!!!