Capítulo
22
Moonsday
18 de Juin
Los seis
bisontes restantes no estaban tan dóciles para cuando Simon, Jackson, dos Lobos
juveniles, y Jerry Carguero llegaron a la Comunidad River Road. Tan pronto como
Simon y Jackson bajaron la rampa del remolque de ganado, los bisontes trotaron
lejos de las casas y de las criaturas que estaban de pie sobre dos patas, pero
olían como Lobos.
—¿Quieres que
nosotros los vigilemos? — Preguntó una voz.
Simon miró a
los dos machos Sanguinati que se habían desplazado cerca de ellos en su forma
de humo antes de tomar forma humana.
—Sí, —
respondió—. Va a ser muy útil que los mantengan vigilados.
Los dos machos
cambiaron de nuevo a humo y fluyeron en la dirección que los bisontes habían
tomado.
Simon los
observó mientras los otros cuatro jóvenes Sanguinati se unían a ellos. Al menos
la vigilancia de los bisontes les daría algo que hacer.
Jackson
estudió la tierra.
—Allá en casa,
la tierra se extiende y se puede ver un largo camino. En este caso no será tan
fácil hacer un seguimiento de un rebaño.
—Es posible
que tengan que comprar un par de vehículos todo terreno que los agricultores y
ganaderos puedan utilizar, — dijo Jerry—. Steve quiere un par de ellos para el
campus de las Casandra de sangre, junto con un par de pequeños carros que se
puedan conectar a un engranaje de transporte o alimentación.
—O los humanos
podrían usar caballos, — dijo Simon.
—Si quieres
caballos, tienes que hablar con la familia Vaquero. Pero necesitas construir
una especie de refugio y un lugar para la alimentación. Los vehículos todo
terreno pueden ser almacenados en el antiguo edificio industrial.
—Algunas de
estas casas pertenecerán a Terráneos. La mayoría no tienen un coche y los garaje
estarán vacíos. ¿No sería un garaje lo suficientemente grande como para un
caballo?
Jerry se rascó
la nuca.
—No estoy
diciendo que no sería útil tener un par de caballos aquí, pero será mejor
construir una estructura destinada a un caballo que tratar de volver a un
garaje un establo seguro. Se podría almacenar alimento en un garaje si se pone
una tarima de madera en el suelo para mantener el heno seco, pero eso atraerá
ratones que trataran de entrar en la casa por el garaje adjunto. Supongo que se
podría conseguir un par de gatos.
—Los
Panthergard normalmente no comen ratones, ya que necesitan una gran cantidad de
pequeños roedores para hacer una comida, — dijo Simon—. Pero hay otros
Terráneos que comen ratones. — Si los Otros prometieran considerarlos como no
comestibles, tal vez tener un par de gatos domésticos viviendo en la comunidad
tranquilizaría a los humanos. Con la forma en los humanos acumulaban posesiones
donde los ratones podían anidar, los gatos que vivieran con los humanos
encontrarían la caza más fácilmente que un Búho. ¿Tal vez habría gatos de más
en Isla Grande?
Caballos,
gatos y vehículos todo terreno. Más cosas en la lista para la próxima vez que
hablara con Steve Barquero.
—¿Necesitas
algo más? —Preguntó Jerry.
Simon negó con
la cabeza.
—Casi se me
olvida. — Jerry abrió la puerta del pasajero de su camioneta y sacó una bolsa
de viaje, que entregó a Simon—. Tenemos pistas de tenis en nuestros centros
comunitarios, tanto en la isla como en la parte continental de Desembarco del
Ferry. No sé si a alguno de tus amigos les gusta jugar el juego, pero Ming
Beargard vio a Pam Ireland lanzando una pelota de tenis a su perro, y él pensó
que te podrían gustar algunas de las pelotas para los jóvenes.
—Gracias. —
Los Lobos ya conocían este tipo de pelota. Hinchable y suficientemente suave
como para que no le doliera a un cachorro si no lograba capturarla y
consiguiera un golpe en la cabeza. Pero no le dijo a Jerry que estas no eran
nuevas para el Courtyard de Lakeside. Además, estas pelotas podían permanecer
aquí para los Lobos que se asentarían en la Comunidad River Road.
Jerry se
alejó, yendo hacia el norte por River Road para regresar a Desembarco del
Ferry.
Jackson tomó
la bolsa de viaje.
—¿Puedo ver
una de esas?— Estudió una pelota amarilla, la apretó, y luego la tiró.
Los jóvenes
Lobos vieron la pelota amarilla desaparecer en la hierba alta.
—Se supone que
tienen que correr detrás de ella y traerla de vuelta. Ese es el juego del
tiro,— dijo Simon.
Jackson lanzó
otra pelota en la misma dirección, y esta vez los Lobos corrieron tras ella.
Después de encontrar las dos pelotas, trotaron de nuevo hacia Jackson, quien
lanzó las pelotas de nuevo.
Simon observó
a su amigo y sintió una emoción burbujear en su interior. Jackson lanzando una
pelota era parte de la profecía que Meg vio para esta comunidad.
—Roy
Panthergard se va a reasentar aquí. Una hembra podría estar llegando con él.
Jackson abortó
el siguiente lanzamiento y miró a Simon con sorpresa.
—¿Una pareja?
Los Panthergard no son tan solitarios como las panteras regulares, pero dos de
ellos... ¿pueden dos de ellos vivir tan juntos?
—No lo sé. No
sé si la hembra está planeando quedarse o simplemente quiere mirar esta parte
de Thaisia antes de decidir. De cualquier manera, Roy va a establecerse aquí.
—Simon vaciló—. ¿Qué hay contigo?
—¿Yo? — El
siguiente lanzamiento de Jackson fue tan corto que los Lobos apenas tuvieron
que moverse para atrapar la pelota—. ¿Pensaste que me iba a quedar? ¿Por qué?
—Debido a que
Meg te vio aquí. — Simon se encogió de hombros. Todavía era demasiado fácil
creer que todo lo que una profeta de la sangre veía sucedería en el futuro,
especialmente cuando Meg había tenido razón con tanta frecuencia. Pero no se
podía hacer suposiciones acerca de las visiones.
Como Jackson
parecía inquieto, Simon continuó.
—Esto es lo
que describió Meg... tú lanzando una pelota a Lobos jóvenes. Pensé que
significaba que vivirías aquí.
Los Lobos
dejaron caer las pelotas a los pies de Jackson, después de haber tenido
suficiente del juego, trotaron para explorar la tierra alrededor de las casas.
—Me gusta
vivir en Aguas Dulces, — dijo Jackson—. Y Grace es del Alto Norte y extrañaría
la nieve.
—Tenemos
nieve.
Jackson se
rió.
—No tienen lo
que Grace llama nieve.
Esperaba que
nadie trasladara ese comentario a los Elementales de Lakeside. No quería que
Invierno sintiera la necesidad de demostrar que podía ofrecer tanta nieve como
algunos de los Elementales en el Noroeste o el Alto Norte.
—Además, —
continuó Jackson—, la cachorra Esperanza se está asentando ahí, aprendiendo de
la tierra y la forma de cuidar de sí misma. Y ahora es diferente, ¿verdad? Los
Intuye están más interesados en hablar con nosotros, intercambiamos información
acerca de las cachorras profetas, preguntando qué sería de gran ayuda para las
que cuidan después. No es sólo una visita semanal al puesto comercial más.
—Y eres el
líder con quien hablan. — Simon asintió—. Así como Joe está hablando con los
Intuye en Pradera de Oro.
—Tú y tu Meg
mostraron a los Otros e Intuye que es posible trabajar juntos de verdad.
—No todos los
humanos sienten lo mismo, —advirtió Simon.
—No todo los
Terráneos sienten lo mismo tampoco. — Jackson tomó una de las pelotas de tenis
y frunció el ceño—. No creo que quieras poner estas con las limpias.
—A esas dos
las llevamos con nosotros y dejaremos la bolsa con las pelotas limpias en el garaje adjunto a la casa de los
Sanguinati. — Cuando estuvieron listos para salir, Simon, llamó a los jóvenes
Lobos. «Es hora de volver a Lakeside.»
«¡No hemos
terminado oler!»
«Podemos
quedarnos aquí y ayudar a proteger a los bisontes.»
A ayuda a
perseguir a los bisontes más bien. El problema era que los bisontes sabían sobre
los Lobos; estos jóvenes Lobos sabían lo suficiente sobre los bisontes como
para meterse en serios problemas. ¿Y dos manadas de jóvenes sin adultos de
ningún tipo por aquí? De ninguna manera.
«Entren en la
camioneta,» gruñó.
Volvieron,
pareciendo lo suficientemente escarmentados. Simon sospechaba que tenía menos
que ver con la obediencia real y mucho más que con no ser excluidos de la
próxima salida.
«Estás
decepcionado porque no me voy a quedar,» Jackson dijo cuando Simon se alejó de
la comunidad.
«Sí. Pero a mí
no me gustaría reubicarme y dejar a Meg, así que entiendo por qué no quieres
dejar a la cachorra Esperanza sola.»
«Tengo la
capacidad de sostener la forma humana y comprender muchas de las cosas que
usan, pero no quiero dirigir un Courtyard o incluso vivir en uno. No como tú.
Ahora me ocupo de más humanos y de cosas humanas en una semana de lo que solía
enfrentar en toda la temporada.»
«Los humanos
tienen una forma de pegarse a ti. Como erizos.»
Jackson se rió
en voz baja.
«Pero unos
pocos humanos valen las espinas.»
Simon pensó en
la manera en que Sam actuaba cuando estaba con Meg, lo mucho que el cachorro
había crecido desde la primera noche que había atrapado su olor y la curiosidad
le había calmado el miedo. Y pensó en lo que sentía por tener a Meg como amiga.
«Sí, algunos
de ellos valen las espinas.»
*****
Meg arrugó el
ejemplar de ese día del Lakeside Noticias
y lo arrojó en un rincón de la sala de clasificación. Luego lo recuperó y alisó antes de colocarlo en la bandeja de
alambre que se usaba para los periódicos a reciclar.
¿Cómo había
dicho Merri Lee? Mismas noticias, día diferente: el Gobernador Patrick Hannigan
seguía instando a los gobiernos municipales a mostrar el sentido común en lugar
de ceder al sensacionalismo arrojado por el movimiento Humanos Primeros y
Últimos, y el agente Greg O'Sullivan diciendo que el Grupo de Trabajo de
Investigación, todavía estaba investigando la causa de los peces muertos que
seguían apareciendo alrededor de Toland.
Esos artículos
le generaron un cosquilleo en sus manos mientras los leía, pero el artículo que
citaba a Nicholas Scratch...
Los humanos
eran poderosos. Los humanos tenían la razón. Los humanos merecían todas las
riquezas que el mundo podía ofrecer. La personas no deberían tener que estar
agradecidas por las limosnas que se repartían de acuerdo a los caprichos de los
animales.
Su piel ardió
tanto cuando leyó el artículo que no podía tocar el periódico más.
Es demasiado pronto para cortarme, pensó
mientras se fue al baño a lavarse las manos. Y no hay razón para cortarme ahora que el ardor se ha ido.
Volviendo a la
sala de clasificación, Meg dejó los mazos de cartas proféticas sobre la mesa y abrió cada caja. Dudó un momento
y luego recuperó las cartas descartadas de la caja de paisajes urbanos; las
cartas que identificaban las ciudades más grandes de humanos en Thaisia. Ella
incluso incluyó los dos juegos de las imágenes más fantásticas. Por último,
extendió las hojas de papel que contenían los bocetos de Esperanza de las
cartas que deberían incluirse en este nuevo mazo Trailblazer, ese que todos
esperaban que ella creara de alguna manera.
Los bocetos de
Esperanza mostraban una mezcla de cartas. Algunas eran escenas que podrían
tomarse en su conjunto o eran relevantes debido a una imagen, y algunas eran
imágenes de cosas. ¿Esa mezcla ya existía en algún mazo? En realidad, no había
dado a las cartas una mirada apropiada la última vez que las tocó.
Meg no estaba
segura de cuánto tiempo había estado mirando las cartas, se había sentido
abatida, incluso antes de comenzar a mirar las imágenes, cuando se dio cuenta
que no estaba sola. Alzó la vista hacia el gran hombre de pie al otro lado de
la mesa.
—¿Henry?
—Suspiraste.
Me pregunte qué estaba mal.
—¿Me
escuchaste suspirar? — Miró hacia la ventana abierta. Ella y sus amigas no
había considerado que cualquiera podría oírlas cuando hablaban en esta
habitación, especialmente ya que por lo general hablaban en voz baja para
evitar el espionaje de Nathan desde la sala.
—Yo estaba
trabajando fuera y te escuche. Jake te escuchó desde su posición en la pared. Y
Nathan te escuchó. Fue un suspiro alto y claro.
No había
pensado que su suspiro hubiera sido tan fuerte, pero todos los Otros tenían un
oído excelente, por lo que podría haber sonado fuerte para ellos.
—Leer el
periódico me molesta, — admitió.
—¿Este es reciente?
Ella asintió.
—Cada vez que
leo sobre el movimiento HPU o algo que Nicholas Scratch haya dicho, mi piel
pica o arde. Estoy tratando de no cortarme. Realmente lo estoy.
—Ese Nicholas
Scratch y los humanos de HPU son problemas. No es necesario que te cortes para
decirnos lo que ya sabemos. — Henry hizo un gesto a las barajas de cartas—. ¿Y
esas?
—No sé lo que
estoy haciendo con estas cartas. No sé cómo combinar las imágenes de estos
mazos para hacer uno que sea útil para las Casandra de sangre. ¿Qué pasa si
omito algo que otra chica necesita, pero no es significativo para mí?
Henry frunció
los labios. La cicatriz en el lado derecho de su cara todavía se veía en carne
viva y dolía, un recordatorio diario de la agenda de HPU, en cuanto a los Otros
concernía.
—¿Por qué
necesitas saberlo de inmediato? — Preguntó finalmente.
—Para que
otras chicas puedan usar las cartas en lugar de cortarse. — Otras chicas. ¿Era tan adicta al corte
que no quería una alternativa? No. Cortarse terminaría matándola. Podía -tenía-
que aprender a usar las cartas para su propio bien, así como por el de las
otras profetas de la sangre.
—Primero se
aprende la naturaleza de una cosa, — dijo Henry—. Tenemos una historia de
aprendizaje entre los Beargard. Un joven oso tiene hambre. Él va al río en
busca de peces. Él espera en el río durante días y días hasta que se debilita
por el hambre, pero no hay peces. ¿Por qué? — Henry la miró expectante.
—No conozco
esa historia. No sé por qué no hay peces.
—Llegó
demasiado pronto. Si hubiera aprendido la naturaleza de los peces que ese río
engendra, habría buscado otras cosas para comer y llegaría al río en el momento
adecuado. — Henry le dio una cuidadosa sonrisa—. Observa. Aprende. Después
encontrarás lo que necesitas.
Meg suspiró.
—¿Arroo?
— Nathan inquirió desde la habitación
del frente.
—Ella está
bien, Lobo,— dijo Henry. Entonces le dio una larga mirada—. ¿Estás bien, Meg?
Ella tocó uno
de los mazos.
—Las cartas
podrán revelar una respuesta a una pregunta, pero su uso no produce euforia. Su
uso no se siente tan bien como el corte.
—¿Hasta que
aprendas su naturaleza, cómo puedes estar segura que es cierto?
No tenía una
respuesta, pero tenía una pregunta.
—¿Henry? ¿Los
bisontes van a dar vueltas por el Courtyard?
—Los dos machos
han sido llevados a las Cámaras. Las cercas deben evitar que vayan más allá de
la parte del Courtyard de los Sanguinati. Las hembras van a pastorear donde
quieran. ¿Por qué?
—Ellos van a
aumentar de tamaño.
—Mucho más
grandes.
—¿Ellos
persiguen cosas?
Al principio
pensó que la pregunta lo divirtió. Luego dijo:
—Ah. El Bow.
—A veces un
ciervo está en la carretera cuando estoy haciendo las entregas, pero se mueve
fuera del camino. No creo que un bisonte adulto necesite moverse fuera del
camino. — Merri Lee había prometido comprobar en Aullidos, Buena Lectura y Ruth dijo que iría a la Biblioteca de la
Plaza Comercial para obtener información sobre los bisontes. La mayoría de
ellos estaban preocupados de que los nuevos residentes devoraran las huertas.
Meg se preguntó cómo se sentiría un bisonte con respecto a una caja sobre
ruedas resoplando por las carreteras del Courtyard.
—Te daré una
respuesta cuando tenga una, — dijo Henry.
Cuando se fue,
Meg se acercó a la ventana, pero se mantuvo fuera de la vista. Oyó la puerta de
madera abrirse y cerrarse, oyó pasos en el camino. Pero se detuvieron antes de
que Henry llegara a su estudio porque Jake graznó, anunciando que un camión
había entrado en la zona de entrega.
En un impulso,
Meg abrió una baraja de cartas al azar. Insegura de cómo barajar las cartas,
desplego las cartas en una mano con las imágenes boca abajo. Escogiendo una
carta, la dio vuelta.
Cesta de
manzanas maduras, que se veían tan...
Podridas.
Agusanadas.
Meg parpadeó.
No, la carta mostraba una cesta de manzanas maduras... una deliciosa cosecha.
La puerta de
la oficina se abrió. Oyó a Nathan revolverse de la cama del Lobo para
encontrarse con el repartidor en el mostrador.
Meg dejó caer
las cartas y corrió a la habitación delantera.
—Hola Harry.
—Zeñorita Meg.
La voz de
Harry. Gastada. Alicaída.
—¿Pasa algo
malo?
—Traigo un
paquete para aquí, para la zeñorita MacDonald. Dice que hay que mantenerlo
fresco.
—¿Harry?
Nathan se
levanto sobre sus patas traseras, descansando una pata delantera en el
mostrador.
—No podre
seguir haciendo entregas mucho más tiempo. — Harry bajó la voz y se inclinó
hacia Meg—. Se ha hablado acerca de que Entregas
en cualquier parte, pasará a convertirse en Entregas en cualquier parte humana.
—¿Arroo? — Preguntó
Nathan, al mismo tiempo Meg dijo:
—¿Qué vas a
hacer?
—Entregar mi
renuncia; eso es lo que haré, — Harry respondió con vehemencia. Luego miró por
encima del hombro, como si tuviera miedo de ser oído—. Por supuesto, yo no sé
lo que la esposa y yo haremos al prescindir de mi cheque de pago, pero también
he oído hablar de que si estás despedido por ser un amante de lobo, pierdes tu
pensión, lo que quede de ella. Así que yo preferiría renunciar y conseguir todo
el dinero que pueda. Pero eso significa que es posible que tengan problemas
para conseguir algunas entregas. Y algo como esto, —Harry tocó la caja—, podría
no llegar antes de que se estropee.
Meg pensó en
la carta de la profecía y se estremeció.
—¿Arroo?
—Le diré al
señor Wolfgard lo que has dicho. — Meg dio un paso atrás del mostrador—.
Gracias, Harry.
—Cuídate. —
Harry miró a Nathan—. Vosotros dos.
Meg presiono
ambas manos contra el marco de la puerta privada y esperó hasta que Harry se
alejó. Luego, se concentró en Nathan, apretando los dientes para no morderse la
lengua para aliviar el zumbido y ardor.
—Ve a por
Henry.
Nathan ladeó
la cabeza.
—Algo está mal
en esa caja. — No se atrevía a aflojar los dientes para hablar claramente—. Ve
a por Henry. Ve a por Tess.
Nathan aulló.
Corriendo a
través de la sala de clasificación y hacia trastienda, Meg arañó la puerta de
atrás hasta que finalmente consiguió abrirla y se giró hacia afuera.
—¿Meg? — Pete
Denby corrió por las escaleras de su oficina y la atrapó cuando sus piernas
cedieron. Él medio la cargó hacia las
escaleras, la sentó y le empujó suavemente la cabeza entre las rodillas.
—¿Meg? — La
voz de Tess, tan afilada como una navaja.
—Paquete. Algo
malo, — murmuró Meg—. Ardor en la lengua.
—¿Qué
significa eso? — Preguntó Pete.
—Significa que
no la pierdas de vista. —Tess entró en la oficina del Enlace.
—¿Te cortaste?
— Pete palmeó el hombro de Meg—. ¿Has visto algo?
—Escuché un
camión. Tomé una de esas cartas
proféticas del mazo. Vi manzanas podridas, pero la imagen era de una cesta de
manzanas maduras.
—Dioses. Bien.
¿Cómo está tu lengua ahora?
Meg levantó la
cabeza.
—Mejor.
—Porque ya has
dicho la advertencia. ¿No es así como funciona?
—No creo que
alguien le enviara una cesta de manzanas a Theral. La caja no es lo suficientemente
grande.
Pete sacó el
teléfono móvil del bolsillo.
—Voy a estar
bien. — ¿A quién iba a llamar de todos modos?
—¿Doug? Tú o
el Teniente Montgomery tienen que venir al Courtyard lo antes posible. Paquete
sospechoso. — Pete hizo una pausa, mirando a Meg mientras escuchaba—. No tengo
la impresión de que estemos tratando con algo explosivo.
Meg sacudió la
cabeza.
—La ley humana
no se aplica en el Courtyard, — dijo una vez que Pete terminó la llamada.
—Theral es
humana. La amenaza proviene de otro humano. Eso es asunto de la policía. — Pete
se puso de pie y le tendió una mano—. ¿Te sientes lo suficientemente bien como
para volver a entrar?
—Prefiero
sentarme aquí un poco más de tiempo, pero me gustaría un vaso de agua.
Él hizo una
mueca.
—No voy a tratar
de explicar a Tess que te dejé sola.
Ella suspiró.
Ella realmente quería un poco de agua.
Jake voló
sobre la pared del fondo del patio de Henry, aterrizó cerca de las escaleras, y
cambió a humano.
—Voy a buscar
agua para nuestra Meg.
Pete hizo un sonido
ahogado, y Meg apartó los ojos. Se estaba acostumbrando a estos cambios rápidos
de piel o plumas a humano desnudo y viceversa, siempre y cuando no fuera Simon.
Era diferente cuando era Simon.
—No te comas
mi almuerzo mientras que vas por el agua, — gritó Meg.
Jake no
respondió, lo que le hizo pensar que la mitad de su razón para ayudar era ser
capaz de hurgar en la trastienda por cualquier cosa que un Cuervo encontraría
interesante. Pero volvió rápidamente y le entregó el vaso de agua antes de
cambiar de nuevo a su forma de Cuervo y volar a su lugar favorito en la pared.
Oyó sirenas al
mismo tiempo que escucharon un vehículo de tracción en el camino de acceso y de
repente se detuvo. Antes de que pudiera girar alrededor para ver quién había
llegado, Simon estaba en cuclillas a su lado.
—¿Meg?
—Estoy bien. —
Eso fue todo lo que pudo decir antes de que Jackson se agachara junto a Simon, y
era mucho menos sutil olfateando el aire para captar el olor de la sangre.
Entonces Merri
Lee llego corriendo desde la puerta trasera de Aullidos, Buena Lectura.
—Michael dice
que llamaron a la policía. ¿Hay problemas? Meg, ¿estás bien?
—Paquete
sospechoso, — dijo Pete—. Algo que la policía debería investigar. Meg tuvo una
reacción al paquete y necesitaba un poco de aire. No hay necesidad de alarma.
—Tú, Ruth y yo
tenemos que hablar más tarde, — dijo Meg Merri Lee.
—Muchos de
nosotros tenemos algo de qué hablar, — gruñó Simon.
Meg bebió un
poco de agua. Aprender la naturaleza de
una cosa. Hasta que no supiera lo que había en el paquete, no sería capaz
de entender la conexión entre ello y una cesta de manzanas, o por qué había
visto algo que no estaba allí.
Gracias. Cada vez más, quedo con el alma en vilo.
ResponderEliminarmuy bueno!!!! para las que quieren accion entre Meg y Simon, me parece que en este libro no va a ser...
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