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viernes, 8 de abril de 2016

Adelanto: Capítulo 22 Marked in Flesh - Anne Bishop (primera parte)

Capítulo 22




Moonsday 18 de Juin


Los seis bisontes restantes no estaban tan dóciles para cuando Simon, Jackson, dos Lobos juveniles, y Jerry Carguero llegaron a la Comunidad River Road. Tan pronto como Simon y Jackson bajaron la rampa del remolque de ganado, los bisontes trotaron lejos de las casas y de las criaturas que estaban de pie sobre dos patas, pero olían como Lobos.

—¿Quieres que nosotros los vigilemos? — Preguntó una voz.

Simon miró a los dos machos Sanguinati que se habían desplazado cerca de ellos en su forma de humo antes de tomar forma humana.

—Sí, — respondió—. Va a ser muy útil que los mantengan vigilados.

Los dos machos cambiaron de nuevo a humo y fluyeron en la dirección que los bisontes habían tomado.

Simon los observó mientras los otros cuatro jóvenes Sanguinati se unían a ellos. Al menos la vigilancia de los bisontes les daría algo que hacer.

Jackson estudió la tierra.
—Allá en casa, la tierra se extiende y se puede ver un largo camino. En este caso no será tan fácil hacer un seguimiento de un rebaño.

—Es posible que tengan que comprar un par de vehículos todo terreno que los agricultores y ganaderos puedan utilizar, — dijo Jerry—. Steve quiere un par de ellos para el campus de las Casandra de sangre, junto con un par de pequeños carros que se puedan conectar a un engranaje de transporte o alimentación.

—O los humanos podrían usar caballos, — dijo Simon.

—Si quieres caballos, tienes que hablar con la familia Vaquero. Pero necesitas construir una especie de refugio y un lugar para la alimentación. Los vehículos todo terreno pueden ser almacenados en el antiguo edificio industrial.

—Algunas de estas casas pertenecerán a Terráneos. La mayoría no tienen un coche y los garaje estarán vacíos. ¿No sería un garaje lo suficientemente grande como para un caballo?

Jerry se rascó la nuca.
—No estoy diciendo que no sería útil tener un par de caballos aquí, pero será mejor construir una estructura destinada a un caballo que tratar de volver a un garaje un establo seguro. Se podría almacenar alimento en un garaje si se pone una tarima de madera en el suelo para mantener el heno seco, pero eso atraerá ratones que trataran de entrar en la casa por el garaje adjunto. Supongo que se podría conseguir un par de gatos.

—Los Panthergard normalmente no comen ratones, ya que necesitan una gran cantidad de pequeños roedores para hacer una comida, — dijo Simon—. Pero hay otros Terráneos que comen ratones. — Si los Otros prometieran considerarlos como no comestibles, tal vez tener un par de gatos domésticos viviendo en la comunidad tranquilizaría a los humanos. Con la forma en los humanos acumulaban posesiones donde los ratones podían anidar, los gatos que vivieran con los humanos encontrarían la caza más fácilmente que un Búho. ¿Tal vez habría gatos de más en Isla Grande?

Caballos, gatos y vehículos todo terreno. Más cosas en la lista para la próxima vez que hablara con Steve Barquero.

—¿Necesitas algo más? —Preguntó Jerry.

Simon negó con la cabeza.

—Casi se me olvida. — Jerry abrió la puerta del pasajero de su camioneta y sacó una bolsa de viaje, que entregó a Simon—. Tenemos pistas de tenis en nuestros centros comunitarios, tanto en la isla como en la parte continental de Desembarco del Ferry. No sé si a alguno de tus amigos les gusta jugar el juego, pero Ming Beargard vio a Pam Ireland lanzando una pelota de tenis a su perro, y él pensó que te podrían gustar algunas de las pelotas para los jóvenes.

—Gracias. — Los Lobos ya conocían este tipo de pelota. Hinchable y suficientemente suave como para que no le doliera a un cachorro si no lograba capturarla y consiguiera un golpe en la cabeza. Pero no le dijo a Jerry que estas no eran nuevas para el Courtyard de Lakeside. Además, estas pelotas podían permanecer aquí para los Lobos que se asentarían en la Comunidad River Road.

Jerry se alejó, yendo hacia el norte por River Road para regresar a Desembarco del Ferry.

Jackson tomó la bolsa de viaje.
—¿Puedo ver una de esas?— Estudió una pelota amarilla, la apretó, y luego la tiró.

Los jóvenes Lobos vieron la pelota amarilla desaparecer en la hierba alta.

—Se supone que tienen que correr detrás de ella y traerla de vuelta. Ese es el juego del tiro,— dijo Simon.

Jackson lanzó otra pelota en la misma dirección, y esta vez los Lobos corrieron tras ella. Después de encontrar las dos pelotas, trotaron de nuevo hacia Jackson, quien lanzó las pelotas de nuevo.

Simon observó a su amigo y sintió una emoción burbujear en su interior. Jackson lanzando una pelota era parte de la profecía que Meg vio para esta comunidad.

—Roy Panthergard se va a reasentar aquí. Una hembra podría estar llegando con él.

Jackson abortó el siguiente lanzamiento y miró a Simon con sorpresa.
—¿Una pareja? Los Panthergard no son tan solitarios como las panteras regulares, pero dos de ellos... ¿pueden dos de ellos vivir tan juntos?

—No lo sé. No sé si la hembra está planeando quedarse o simplemente quiere mirar esta parte de Thaisia antes de decidir. De cualquier manera, Roy va a establecerse aquí. —Simon vaciló—. ¿Qué hay contigo?

—¿Yo? — El siguiente lanzamiento de Jackson fue tan corto que los Lobos apenas tuvieron que moverse para atrapar la pelota—. ¿Pensaste que me iba a quedar? ¿Por qué?

—Debido a que Meg te vio aquí. — Simon se encogió de hombros. Todavía era demasiado fácil creer que todo lo que una profeta de la sangre veía sucedería en el futuro, especialmente cuando Meg había tenido razón con tanta frecuencia. Pero no se podía hacer suposiciones acerca de las visiones.

Como Jackson parecía inquieto, Simon continuó.
—Esto es lo que describió Meg... tú lanzando una pelota a Lobos jóvenes. Pensé que significaba que vivirías aquí.

Los Lobos dejaron caer las pelotas a los pies de Jackson, después de haber tenido suficiente del juego, trotaron para explorar la tierra alrededor de las casas.

—Me gusta vivir en Aguas Dulces, — dijo Jackson—. Y Grace es del Alto Norte y extrañaría la nieve.

—Tenemos nieve.

Jackson se rió.
—No tienen lo que Grace llama nieve.

Esperaba que nadie trasladara ese comentario a los Elementales de Lakeside. No quería que Invierno sintiera la necesidad de demostrar que podía ofrecer tanta nieve como algunos de los Elementales en el Noroeste o el Alto Norte.

—Además, — continuó Jackson—, la cachorra Esperanza se está asentando ahí, aprendiendo de la tierra y la forma de cuidar de sí misma. Y ahora es diferente, ¿verdad? Los Intuye están más interesados en hablar con nosotros, intercambiamos información acerca de las cachorras profetas, preguntando qué sería de gran ayuda para las que cuidan después. No es sólo una visita semanal al puesto comercial más.

—Y eres el líder con quien hablan. — Simon asintió—. Así como Joe está hablando con los Intuye en Pradera de Oro.

—Tú y tu Meg mostraron a los Otros e Intuye que es posible trabajar juntos de verdad.

—No todos los humanos sienten lo mismo, —advirtió Simon.

—No todo los Terráneos sienten lo mismo tampoco. — Jackson tomó una de las pelotas de tenis y frunció el ceño—. No creo que quieras poner estas con las limpias.

—A esas dos las llevamos con nosotros y dejaremos la bolsa con las pelotas limpias  en el garaje adjunto a la casa de los Sanguinati. — Cuando estuvieron listos para salir, Simon, llamó a los jóvenes Lobos. «Es hora de volver a Lakeside.»

«¡No hemos terminado oler!»

«Podemos quedarnos aquí y ayudar a proteger a los bisontes.»

A ayuda a perseguir a los bisontes más bien. El problema era que los bisontes sabían sobre los Lobos; estos jóvenes Lobos sabían lo suficiente sobre los bisontes como para meterse en serios problemas. ¿Y dos manadas de jóvenes sin adultos de ningún tipo por aquí? De ninguna manera.

«Entren en la camioneta,» gruñó.

Volvieron, pareciendo lo suficientemente escarmentados. Simon sospechaba que tenía menos que ver con la obediencia real y mucho más que con no ser excluidos de la próxima salida.

«Estás decepcionado porque no me voy a quedar,» Jackson dijo cuando Simon se alejó de la comunidad.

«Sí. Pero a mí no me gustaría reubicarme y dejar a Meg, así que entiendo por qué no quieres dejar a la cachorra Esperanza sola.»

«Tengo la capacidad de sostener la forma humana y comprender muchas de las cosas que usan, pero no quiero dirigir un Courtyard o incluso vivir en uno. No como tú. Ahora me ocupo de más humanos y de cosas humanas en una semana de lo que solía enfrentar en toda la temporada.»

«Los humanos tienen una forma de pegarse a ti. Como erizos.»

Jackson se rió en voz baja.
«Pero unos pocos humanos valen las espinas.»

Simon pensó en la manera en que Sam actuaba cuando estaba con Meg, lo mucho que el cachorro había crecido desde la primera noche que había atrapado su olor y la curiosidad le había calmado el miedo. Y pensó en lo que sentía por tener a Meg como amiga.

«Sí, algunos de ellos valen las espinas.»



*****



Meg arrugó el ejemplar de ese día del Lakeside Noticias y lo arrojó en un rincón de la sala de clasificación. Luego lo recuperó y  alisó antes de colocarlo en la bandeja de alambre que se usaba para los periódicos a reciclar.

¿Cómo había dicho Merri Lee? Mismas noticias, día diferente: el Gobernador Patrick Hannigan seguía instando a los gobiernos municipales a mostrar el sentido común en lugar de ceder al sensacionalismo arrojado por el movimiento Humanos Primeros y Últimos, y el agente Greg O'Sullivan diciendo que el Grupo de Trabajo de Investigación, todavía estaba investigando la causa de los peces muertos que seguían apareciendo alrededor de Toland.

Esos artículos le generaron un cosquilleo en sus manos mientras los leía, pero el artículo que citaba a Nicholas Scratch...

Los humanos eran poderosos. Los humanos tenían la razón. Los humanos merecían todas las riquezas que el mundo podía ofrecer. La personas no deberían tener que estar agradecidas por las limosnas que se repartían de acuerdo a los caprichos de los animales.

Su piel ardió tanto cuando leyó el artículo que no podía tocar el periódico más.

Es demasiado pronto para cortarme, pensó mientras se fue al baño a lavarse las manos. Y no hay razón para cortarme ahora que el ardor se ha ido.

Volviendo a la sala de clasificación, Meg dejó los mazos de cartas proféticas sobre la mesa y abrió cada caja. Dudó un momento y luego recuperó las cartas descartadas de la caja de paisajes urbanos; las cartas que identificaban las ciudades más grandes de humanos en Thaisia. Ella incluso incluyó los dos juegos de las imágenes más fantásticas. Por último, extendió las hojas de papel que contenían los bocetos de Esperanza de las cartas que deberían incluirse en este nuevo mazo Trailblazer, ese que todos esperaban que ella creara de alguna manera.

Los bocetos de Esperanza mostraban una mezcla de cartas. Algunas eran escenas que podrían tomarse en su conjunto o eran relevantes debido a una imagen, y algunas eran imágenes de cosas. ¿Esa mezcla ya existía en algún mazo? En realidad, no había dado a las cartas una mirada apropiada la última vez que las tocó.

Meg no estaba segura de cuánto tiempo había estado mirando las cartas, se había sentido abatida, incluso antes de comenzar a mirar las imágenes, cuando se dio cuenta que no estaba sola. Alzó la vista hacia el gran hombre de pie al otro lado de la mesa.

—¿Henry?

—Suspiraste. Me pregunte qué estaba mal.

—¿Me escuchaste suspirar? — Miró hacia la ventana abierta. Ella y sus amigas no había considerado que cualquiera podría oírlas cuando hablaban en esta habitación, especialmente ya que por lo general hablaban en voz baja para evitar el espionaje de Nathan desde la sala.

—Yo estaba trabajando fuera y te escuche. Jake te escuchó desde su posición en la pared. Y Nathan te escuchó. Fue un suspiro alto y claro.

No había pensado que su suspiro hubiera sido tan fuerte, pero todos los Otros tenían un oído excelente, por lo que podría haber sonado fuerte para ellos.

—Leer el periódico me molesta, — admitió.

—¿Este es reciente?

Ella asintió.
—Cada vez que leo sobre el movimiento HPU o algo que Nicholas Scratch haya dicho, mi piel pica o arde. Estoy tratando de no cortarme. Realmente lo estoy.

—Ese Nicholas Scratch y los humanos de HPU son problemas. No es necesario que te cortes para decirnos lo que ya sabemos. — Henry hizo un gesto a las barajas de cartas—. ¿Y esas?

—No sé lo que estoy haciendo con estas cartas. No sé cómo combinar las imágenes de estos mazos para hacer uno que sea útil para las Casandra de sangre. ¿Qué pasa si omito algo que otra chica necesita, pero no es significativo para mí?

Henry frunció los labios. La cicatriz en el lado derecho de su cara todavía se veía en carne viva y dolía, un recordatorio diario de la agenda de HPU, en cuanto a los Otros concernía.

—¿Por qué necesitas saberlo de inmediato? — Preguntó finalmente.

—Para que otras chicas puedan usar las cartas en lugar de cortarse. — Otras chicas. ¿Era tan adicta al corte que no quería una alternativa? No. Cortarse terminaría matándola. Podía -tenía- que aprender a usar las cartas para su propio bien, así como por el de las otras profetas de la sangre.

—Primero se aprende la naturaleza de una cosa, — dijo Henry—. Tenemos una historia de aprendizaje entre los Beargard. Un joven oso tiene hambre. Él va al río en busca de peces. Él espera en el río durante días y días hasta que se debilita por el hambre, pero no hay peces. ¿Por qué? — Henry la miró expectante.

—No conozco esa historia. No sé por qué no hay peces.

—Llegó demasiado pronto. Si hubiera aprendido la naturaleza de los peces que ese río engendra, habría buscado otras cosas para comer y llegaría al río en el momento adecuado. — Henry le dio una cuidadosa sonrisa—. Observa. Aprende. Después encontrarás lo que necesitas.

Meg suspiró.

—¿Arroo? —  Nathan inquirió desde la habitación del frente.

—Ella está bien, Lobo,— dijo Henry. Entonces le dio una larga mirada—. ¿Estás bien, Meg?

Ella tocó uno de los mazos.
—Las cartas podrán revelar una respuesta a una pregunta, pero su uso no produce euforia. Su uso no se siente tan bien como el corte.

—¿Hasta que aprendas su naturaleza, cómo puedes estar segura que es cierto?

No tenía una respuesta, pero tenía una pregunta.
—¿Henry? ¿Los bisontes van a dar vueltas por el Courtyard?

—Los dos machos han sido llevados a las Cámaras. Las cercas deben evitar que vayan más allá de la parte del Courtyard de los Sanguinati. Las hembras van a pastorear donde quieran. ¿Por qué?

—Ellos van a aumentar de tamaño.

—Mucho más grandes.

—¿Ellos persiguen cosas?

Al principio pensó que la pregunta lo divirtió. Luego dijo:
—Ah. El Bow.

—A veces un ciervo está en la carretera cuando estoy haciendo las entregas, pero se mueve fuera del camino. No creo que un bisonte adulto necesite moverse fuera del camino. — Merri Lee había prometido comprobar en Aullidos, Buena Lectura y Ruth dijo que iría a la Biblioteca de la Plaza Comercial para obtener información sobre los bisontes. La mayoría de ellos estaban preocupados de que los nuevos residentes devoraran las huertas. Meg se preguntó cómo se sentiría un bisonte con respecto a una caja sobre ruedas resoplando por las carreteras del Courtyard.

—Te daré una respuesta cuando tenga una, — dijo Henry.

Cuando se fue, Meg se acercó a la ventana, pero se mantuvo fuera de la vista. Oyó la puerta de madera abrirse y cerrarse, oyó pasos en el camino. Pero se detuvieron antes de que Henry llegara a su estudio porque Jake graznó, anunciando que un camión había entrado en la zona de entrega.

En un impulso, Meg abrió una baraja de cartas al azar. Insegura de cómo barajar las cartas, desplego las cartas en una mano con las imágenes boca abajo. Escogiendo una carta, la dio vuelta.

Cesta de manzanas maduras, que se veían tan...

Podridas. Agusanadas.

Meg parpadeó. No, la carta mostraba una cesta de manzanas maduras... una deliciosa cosecha.

La puerta de la oficina se abrió. Oyó a Nathan revolverse de la cama del Lobo para encontrarse con el repartidor en el mostrador.

Meg dejó caer las cartas y corrió a la habitación delantera.

—Hola Harry.

—Zeñorita Meg.

La voz de Harry. Gastada. Alicaída.
—¿Pasa algo malo?

—Traigo un paquete para aquí, para la zeñorita MacDonald. Dice que hay que mantenerlo fresco.

—¿Harry?

Nathan se levanto sobre sus patas traseras, descansando una pata delantera en el mostrador.

—No podre seguir haciendo entregas mucho más tiempo. — Harry bajó la voz y se inclinó hacia Meg—. Se ha hablado acerca de que Entregas en cualquier parte, pasará a convertirse en Entregas en cualquier parte humana.

—¿Arroo? — Preguntó Nathan, al mismo tiempo Meg dijo:
—¿Qué vas a hacer?

—Entregar mi renuncia; eso es lo que haré, — Harry respondió con vehemencia. Luego miró por encima del hombro, como si tuviera miedo de ser oído—. Por supuesto, yo no sé lo que la esposa y yo haremos al prescindir de mi cheque de pago, pero también he oído hablar de que si estás despedido por ser un amante de lobo, pierdes tu pensión, lo que quede de ella. Así que yo preferiría renunciar y conseguir todo el dinero que pueda. Pero eso significa que es posible que tengan problemas para conseguir algunas entregas. Y algo como esto, —Harry tocó la caja—, podría no llegar antes de que se estropee.

Meg pensó en la carta de la profecía y se estremeció.

—¿Arroo?

—Le diré al señor Wolfgard lo que has dicho. — Meg dio un paso atrás del mostrador—. Gracias, Harry.

—Cuídate. — Harry miró a Nathan—. Vosotros dos.

Meg presiono ambas manos contra el marco de la puerta privada y esperó hasta que Harry se alejó. Luego, se concentró en Nathan, apretando los dientes para no morderse la lengua para aliviar el zumbido y ardor.

—Ve a por Henry.

Nathan ladeó la cabeza.

—Algo está mal en esa caja. — No se atrevía a aflojar los dientes para hablar claramente—. Ve a por Henry. Ve a por Tess.

Nathan aulló.

Corriendo a través de la sala de clasificación y hacia trastienda, Meg arañó la puerta de atrás hasta que finalmente consiguió abrirla y se giró hacia afuera.

—¿Meg? — Pete Denby corrió por las escaleras de su oficina y la atrapó cuando sus piernas cedieron. Él medio la cargó hacia  las escaleras, la sentó y le empujó suavemente la cabeza entre las rodillas.

—¿Meg? — La voz de Tess, tan afilada como una navaja.

—Paquete. Algo malo, — murmuró Meg—. Ardor en la lengua.

—¿Qué significa eso? — Preguntó Pete.

—Significa que no la pierdas de vista. —Tess entró en la oficina del Enlace.

—¿Te cortaste? — Pete palmeó el hombro de Meg—. ¿Has visto algo?

—Escuché un camión. Tomé una de esas cartas proféticas del mazo. Vi manzanas podridas, pero la imagen era de una cesta de manzanas maduras.

—Dioses. Bien. ¿Cómo está tu lengua ahora?

Meg levantó la cabeza.
—Mejor.

—Porque ya has dicho la advertencia. ¿No es así como funciona?

—No creo que alguien le enviara una cesta de manzanas a Theral. La caja no es lo suficientemente grande.

Pete sacó el teléfono móvil del bolsillo.

—Voy a estar bien. — ¿A quién iba a llamar de todos modos?

—¿Doug? Tú o el Teniente Montgomery tienen que venir al Courtyard lo antes posible. Paquete sospechoso. — Pete hizo una pausa, mirando a Meg mientras escuchaba—. No tengo la impresión de que estemos tratando con algo explosivo.

Meg sacudió la cabeza.

—La ley humana no se aplica en el Courtyard, — dijo una vez que Pete terminó la llamada.

—Theral es humana. La amenaza proviene de otro humano. Eso es asunto de la policía. — Pete se puso de pie y le tendió una mano—. ¿Te sientes lo suficientemente bien como para volver a entrar?

—Prefiero sentarme aquí un poco más de tiempo, pero me gustaría un vaso de agua.

Él hizo una mueca.
—No voy a tratar de explicar a Tess que te dejé sola.

Ella suspiró. Ella realmente quería un poco de agua.

Jake voló sobre la pared del fondo del patio de Henry, aterrizó cerca de las escaleras, y cambió a humano.
—Voy a buscar agua para nuestra Meg.

Pete hizo un sonido ahogado, y Meg apartó los ojos. Se estaba acostumbrando a estos cambios rápidos de piel o plumas a humano desnudo y viceversa, siempre y cuando no fuera Simon. Era diferente cuando era Simon.

—No te comas mi almuerzo mientras que vas por el agua, — gritó Meg.

Jake no respondió, lo que le hizo pensar que la mitad de su razón para ayudar era ser capaz de hurgar en la trastienda por cualquier cosa que un Cuervo encontraría interesante. Pero volvió rápidamente y le entregó el vaso de agua antes de cambiar de nuevo a su forma de Cuervo y volar a su lugar favorito en la pared.

Oyó sirenas al mismo tiempo que escucharon un vehículo de tracción en el camino de acceso y de repente se detuvo. Antes de que pudiera girar alrededor para ver quién había llegado, Simon estaba en cuclillas a su lado.

—¿Meg?

—Estoy bien. — Eso fue todo lo que pudo decir antes de que Jackson se agachara junto a Simon, y era mucho menos sutil olfateando el aire para captar el olor de la sangre.

Entonces Merri Lee llego corriendo desde la puerta trasera de Aullidos, Buena Lectura.
—Michael dice que llamaron a la policía. ¿Hay problemas? Meg, ¿estás bien?

—Paquete sospechoso, — dijo Pete—. Algo que la policía debería investigar. Meg tuvo una reacción al paquete y necesitaba un poco de aire. No hay necesidad de alarma.

—Tú, Ruth y yo tenemos que hablar más tarde, — dijo Meg Merri Lee.

—Muchos de nosotros tenemos algo de qué hablar, — gruñó Simon.

Meg bebió un poco de agua. Aprender la naturaleza de una cosa. Hasta que no supiera lo que había en el paquete, no sería capaz de entender la conexión entre ello y una cesta de manzanas, o por qué había visto algo que no estaba allí.


2 comentarios:

  1. Gracias. Cada vez más, quedo con el alma en vilo.

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  2. muy bueno!!!! para las que quieren accion entre Meg y Simon, me parece que en este libro no va a ser...

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