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miércoles, 23 de marzo de 2016

Adelanto: Capítulo 8 Marked in Flesh - Anne Bishop (segunda parte)





*****


—Vladimir.

Mirando hacia arriba, Vlad forzó una sonrisa.
—Abuelo. ¿Qué trae por la Plaza Comercial?

En su forma humana, Erebus Sanguinati parecía un anciano con una cara arrugada. Sus manos tenían articulaciones nudosas y venas grandes, pero las uñas no estaban tan amarillentas o curvadas como solían ser: un ligero ajuste en la apariencia, hecho después de que Meg comenzara a entregar los paquetes a las Cámaras, que eran la parte de los Sanguinati en el Courtyard. Su voz tenía un ligero acento y contrastaba con la naturaleza letal del vampiro que gobernaba a todos los Sanguinati en Thaisia.

Erebus se sentó junto a él en el banco.
—Nuestra Meg vio un par de películas en la tienda de aquí y pensó que yo podría disfrutarlas. Así que he venido a mirar. Luego te vi. — Él sonrió suavemente—. ¿Estás preocupado?

Meg me mintió. No era algo que le diría a Erebus ni ahora ni nunca. El abuelo adoraba a Meg.

—Sí, estoy preocupado, —admitió Vlad—. Sigo regresando a lo que ha sucedido esta mañana y en cómo funcionan generalmente las profecías.

—La profecías son sobre el futuro, sobre algo que va a pasar. ¿No es así?

—Sí. Y a veces ese futuro posible está a solo unos pocos minutos, dejando a una persona con muy poco tiempo para actuar. — Vlad dejó escapar un suspiro—. El amanecer. Eso me está molestando. Un montón de bisontes me están molestando. Ellos deben estar conectados con el sueño de Meg  y el dibujo de Esperanza, pero Joe Wolfgard dijo que los bisontes cayeron donde murieron. No estaban en un montículo.

—¿Crees que la sangre dulce vio algo más, algo que no ha sucedido todavía?

Vlad asintió.
—Y todo lo que Meg y Esperanza vieron, cada una a su manera, está conectado a algo que va a pasar en torno a un lugar llamado Pradera de Oro.

Erebus no dijo nada de una manera que mantuvo a Vlad en silencio. Pasó un minuto. Luego dos.

—Somos más adecuado para cazar alrededor de las grandes ciudades humanas que otros Terráneos, —Erebus dijo finalmente—. No estamos muy bien adaptados para los pequeños lugares humanos, como muchos de los pueblos de la región del Medio Oeste.

—Soy consciente de ello, abuelo.

—Pero ahora el líder del Courtyard de Lakeside y nuestra sangre dulce están conectados a dos lugares que no tienen Sanguinati entre los Terráneos que vigilan a los humanos. ¿Te preocupa que los Lobos no vayan a retransmitir la información?

—No, no es eso. Confío Simon, y él confía Jackson y Joe. Pero los Lobos y los Sanguinati tienen diferentes puntos fuertes. Me pregunto si al no estar presentes en gran parte del Medio Oeste vuelve a otros tipos de Terráneos más vulnerables a un ataque.

La risa de Erebus sonó como hojas secas cayendo.

—¿Les dirías a los Osos y Panteras que no son capaces de defender sus tierras? ¿Podrías decirle algo así a los Lobos?

—Hemos luchado bien, todos juntos aquí. Podemos luchar bien todos juntos en otros lugares.

Otro silencio. Entonces...
—Ese lugar donde murieron los bisontes. ¿Podrían los Sanguinati encontrar refugio?

Vlad asintió.
—Hay un motel, así que hay unas pocas habitaciones que se pueden alquilar. Lo pregunté cuando hable con Jesse Walker, la mujer que dirige la tienda de ramos generales.

Erebus sonrió.
—Muy bien, Vladimir. Tal vez es hora de volver a evaluar nuestra presencia en la región del Medio Oeste. Pediré a dos de nuestros familiares que visiten Pradera de Oro.

—Podríamos suministrar una razón legítima para visitarles. Los Terráneos recogen el oro que se encuentra en las corrientes que fluyen en Colinas Antiguas. Los Sanguinati pueden comerciar dinero humano por el oro y traerlo aquí o llevarlo a Toland. Además, Jesse Walker no sonaba como si confiara en los humanos de Bennett, la ciudad del ferrocarril, donde los Intuye compran muchos de sus suministros. Podemos ser capaces de suministrar algo de mercancía directamente.

—Muy bien. Pero, Vladimir,  informarás al Lobo de ahí que los Sanguinati van a ir. Como cortesía.

—Por supuesto, abuelo.

Erebus se puso de pie. Después de dar al hombro de Vlad una palmada, se acercó a Música y Películas a examinar las películas que Meg pensó que le gustaría.

Vlad se sentó por un momento más antes de volver a Aullidos, Buena Lectura. Los Sanguinati que fueran a Pradera de Oro podrían llevar la primera orden de libros con ellos.



*****



Una ventana de Nadine Bizcochos & Café estaba cubierta con un pedazo de madera contrachapada, en sustitución de los vidrios rotos. Pintado en la puerta y la otra ventana estaban las palabras "sorra de Lobo".

—Creo que los vándalos sí necesitan un diccionario si no pueden escribir eso correctamente,  — dijo Kowalski.

La culpa le produjo un ardor de náuseas en el estómago de Monty. Había hablado con Nadine para que suministrara productos y sándwiches horneados para Un pequeño Bocado. Los Otros acudían a su tienda temprano dos o tres veces a la semana para recoger el pedido. Lo hacían en silencio, en un monovolumen que no se diferenciaba de otros mil en la ciudad. Pero alguien debió haberse dado cuenta, debió haber dicho algo.

Monty entró en la bonita cafetería, con su puñado de mesas y grandes vitrinas de vidrio que por lo general estaban llenas de postres que te hacían agua la boca.

No había mucho en las vitrinas hoy.

Nadine salió de la trastienda donde realizaba la cocción y horneado.
—Teniente.

—Sra. Fallacaro,  siento mucho esto que ha sucedido.

—Pudo haber sido peor. Esos pequeños bastardos podrían haber -hubieran hecho-, más si Chris no se hubiera quedado abajo con un bate de béisbol y empezó a golpearlos.

El padre de Chris era el primo de Nadine y el propietario de Fallacaro Llave & cerradura  y un miembro del movimiento Humanos Primeros y Últimos. La negativa de Chris para unirse al HPU era la razón por la que actualmente se alojaba con Nadine. Monty se preguntó si  Fallacaro sabia o le importaba que el HPU tenía como objetivos específicos a su familia.

—Él piensa que uno de ellos podría tener un brazo roto, — continuó Nadine.

—Tiene suerte de que no le dispararan, — dijo Kowalski.

Nadine dio a Kowalski una sonrisa amarga.
—Pertenecen a la clase bien de humanos. No esperaban que la gente como nosotros se opongan a cualquier cosa que optan por hacer, por lo que no estaban preparados para enfrentar una defensa.

No esta vez, pensó Monty. ¿Pero si hay una próxima vez?
—Voy a explicarle la situación a Tess. Creo que ella, y el Sr. Wolfgard, comprenderán por qué ya no puedes abastecer...

—No vas a hacer tal cosa. — Resopló Nadine—. Si cedo, entonces la próxima demanda será que me una al HPU. ¿Crees que no me di cuenta cuántas tiendas ostentan ese logo esta mañana? No, Teniente. No voy a cerrar mi café, no voy a dejar que tontos con fines ocultos me digan quién puede comprar mis productos horneados y otros alimentos, y por todos los dioses, no voy a poner el logo de HPU en mi ventana. — Ella volvió a resoplar y enderezó los hombros—. Además, cualquier persona que quiera desafiar a HPU en este barrio necesita comprar alimentos en alguna parte.

Monty extrajo una de sus tarjetas de visita, le dio la vuelta, y escribió su número de teléfono móvil en la parte posterior.

—Si tu o Chris tienen más problemas, llámame.— Le tendió la tarjeta—. Llámame.

—¿Vas al Courtyard? — Preguntó Nadine.

—Sí.

—¿Podrías llevar un pedido?

—Puedo.— Monty  se giró hacia Kowalski—. Oficial, lleva el coche hasta la puerta de entrega.

—Sí, señor. — Kowalski salió.

—¿Discreción, Teniente?

—Sentido práctico.

Nadine se frotó las manos sobre sus brazos, como si tratara de calentarse.
—Dile a Tess que voy a tener los extras que pidió la próxima semana.

—Se lo diré. — Un sonido de alarma lo sobresaltó.

—Tienes que tomar esas galletas que van a salir del horno. Da la vuelta a la puerta de ahí.

Ella abrió la puerta de sólo para empleados para él, y él la siguió mientras se apresuraba a la parte posterior de su tienda a sacar las galletas.

Mirando la comida que ya había hecho esa mañana, Monty pensó que debió haberse levantado a las primeras horas, limpiando el vidrio y el sellando  la ventana rota. Y después de cocinar, hornear, hacer lo que pudiera con sus manos, para aliviar el dolor en su corazón.

—Yo no fui el único blanco anoche, — dijo Nadine mientras empaquetaba la comida—. ¿Por qué las personas piensan que cualquier cosa será mejor si empezamos a pelear entre nosotros mismos?

—No lo sé, — dijo Monty suavemente. Luego miró a su alrededor—.¿Dónde está Chris?

—Él ha estado tratando de encontrar algún vidrio para reemplazar la ventana. Si no podemos conseguir vidrio nuevo, va a ir a la ferretería para encontrar una manera de cubrir mejor esa abertura en vez de simplemente usar la madera contrachapada.

Después de que Nadine le asegurara de que ella y Chris tenía las cosas bajo control, Monty y Kowalski cargaron la comida en la parte de atrás del patrullero y se marcharon.

—No somos un servicio de entrega, y no deberíamos estar haciendo esto, — dijo Monty ya que Karl no estaba diciendo nada en voz alta.

—No creo que esté esperando muchos clientes hoy, —dijo Kowalski—. Ella empaquetó mucho de lo que había hecho.

—Lo sé.

Kowalski lo miró.
—¿Qué tiene en mente, Teniente?

Monty suspiro.
—¿Si las cosas se están empezando a desenvolver así en Lakeside, que tan malo será en otras partes de Thaisia?



*****



La computadora terminó la descarga de la primera imagen de Jackson. Simon puso dos hojas de papel brillante especial en la impresora de la oficina e imprimió dos copias. Luego se dirigió al siguiente correo de Jackson y dio las órdenes para descargar la segunda imagen.

Tomó una copia de la primera imagen de la impresora cuando Vlad, Blair, Henry, y Tess entraron en la oficina. Él levantó la imagen para que todos la vieran mientras la impresora escupía la segunda copia.

—Un montón de bisontes,—dijo Henry con gravedad.

—Esperanza es buena, — dijo Vlad—. Nunca he visto un bisonte real, pero parte de mí cree que si toco el papel, podre sentir el pelaje lanudo, los cuernos.

—Oler la sangre, — dijo Simon—. Bueno, ciertamente Jackson olió la sangre en el dibujo original.

Tess se quedó mirando la imagen.
—Huellas sangrientas... huellas de Lobos... todos sobre los cuerpos apilados. ¿Por qué?

—Nosotros no cazaríamos así, —dijo Simon—. Nosotros no cazamos así.

Vlad sacudió la cabeza.
—Nos falta algo, o hay algo que no entendemos. ¿Se lo vas a mostrar a Meg?

Un cuadro terrible. Matanza injustificable. No para comer o defenderse.

—¿Esa es una enorme huella de una pata? — Vlad señaló la parte inferior de la imagen, a una forma que parecía que había sido creada en la sangre y que la absorbió hasta que una leve huella quedó en la hierba cerca del montículo de bisontes.

—Podría ser una huella en primer plano, — dijo Tess.

Simon miró a Henry.
—La cachorra Esperanza no podría haber visto a ninguno de ellos.

—¿A quién? — Preguntó Blair—. ¿Estás diciendo que hay Lobos gigantes en el Medio Oeste o el Noroeste? — Miró a Simon, y luego a Henry—. No son Lobos.

—No, — dijo Henry—. No son Lobos. Los Terráneos primigenios en su verdadera forma. Los Antiguos son muy grandes, incluso cuando toman una forma lo suficientemente cerca de la de los cambiantes como nosotros tomamos.

—Ni siquiera entonces, ninguno de nosotros se ve realmente así cuando estamos en nuestra forma verdadera. — Simon miró a Henry, que era grande en forma humana y enorme como Oso Pardo. Pero cuando Henry entraba en su verdadera forma, la del Espíritu del Oso, era aún más grande.

En comparación con los Antiguos, incluso Henry como Espíritu del Oso era pequeño.

—¿Podrían hacer eso? — Preguntó Tess, señalando el dibujo de Esperanza.

Simon vaciló, y luego asintió.
—Algunos de ellos son lo suficientemente grandes y lo suficientemente fuertes, para arrastrar un bisonte en plena madurez y llevarlo sobre un montón de cadáveres. Pero no cazan de esa manera. —Pero al igual que el resto de los Terráneos, los Antiguos estudiaban a otros depredadores y aprendían de ellos.

—Simon,  tienes que mostrarle esto a Meg, — dijo Vlad.

La computadora sonó, la señal de que la segunda imagen de Jackson había finalizado de descargar. Simon puso dos papeles brillantes más en la impresora y pulso la tecla Imprimir.

—Voy a hablar con Meg, pero no sólo... — Miró a la impresora. Se quedó mirando la imagen que se estaba imprimiendo en el papel.

—¿Simon? — Como no decía nada, Vlad tiró de la hoja de la impresora en el momento en que terminaba de imprimir la primera copia—. ¿Qué es esto?

Una anciana con un sombrero de paja, sus brazos desnudos dorados por el sol, por lo que las finas cicatrices se veían más blancas. Estaba sentada detrás de una pequeña mesa, apuntando a las cartas echadas en la mesa. Su otra mano sostenía dos cartas. Una de ellas tenía la imagen de un joven Lobo... Simon la reconoció como una imagen de sí mismo cuando era menor. La otra carta era una imagen de Meg. Meg, pero no como él la conocía. Más joven. Perdida. Sus ojos conteniendo pocas esperanzas... Y sin embargo, sólo un toque de desafío en ellos.

—¿Simon? — La nitidez de la voz de Vlad hizo que Simon se enfocara en los otros Terráneos en la habitación.

—Parte de un recuerdo, — respondió—. Y parte de otra cosa. — La anciana no conoció realmente a Meg, entonces ¿por qué la cachorra Esperanza hizo un dijo como ese? —. ¿Cuál de las mujeres están trabajando en el Courtyard hoy?

—Merri Lee y Ruthie están abajo, empaquetando el stock para enviar a Jesse Walker en Pradera de Oro, — dijo Vlad.

Simon tomó la imagen que Vlad sostenía.
—Quiero mostrarles esta imagen. Me gustaría enviársela por correo electrónico a Jesse Walker y a Steve Barquero. Tal vez los Intuye tendrán una idea de lo que significa.

—¿Sólo esta foto o ambas?

—¿Los Intuye en Isla Grande se preocupan por los bisontes? — Preguntó Henry.

Vlad se encogió de hombros.

—Enviar ambas, — dijo Simon.

Tomando la imagen de la anciana, bajó las escaleras y se encontró a ambas chicas en el almacén, agotando afanosamente el stock que él quería que estuviera en la tienda para los visitantes de la próxima semana.

—Miren esto.

Se detuvieron y se quedaron mirando la foto.

—No estoy segura de lo que se supone que debemos ver, — Ruthie dijo finalmente.

No estaba seguro tampoco. Por eso les estaba mostrando la foto.

—¿Qué tipo de cartas son las que está apuntando? —  Preguntó Merri Lee.

Simon gruñó suavemente. No pudo evitarlo.
—No lo sé. Ella decía la buenaventura. Con las cartas. — Salvo que no había utilizado las cartas el día que se detuvo en su mesa. Ese día, la anciana había abierto una navaja de plata y cortó su piel.

Ellas ladearon la cabeza, un gesto tan lobuno que lo sobresaltó.

—¿Tarot? — Dijo Merri Lee, mirando a Ruthie.

—Tal vez, — respondió Ruthie—. Pero la mujer es como Meg, una Casandra de sangre. ¿Alguna de ellas usa cartas de tarot? Y ¿cómo puede saber solo viendo la imagen que ella usa las cartas para adivinar el futuro?

—La vi una vez cuando era menor. — Simon estudió a las hembras. Él no iba a retroceder. O correr. Pero los depredadores tenían la misma mirada enfocada en sus ojos justo antes de que saltaran sobre sus presas.

Tienen dientes pequeños y pequeñas garras que no son muy filosas. Y puedo correr más rápido.

—La conoció, — Merri Lee dijo lentamente—. Así que esto es...

—Dibujar visiones,— finalizó—. Así le decimos a los dibujos que la cachorra Esperanza hace.

—Un mensaje. —Ruthie señaló a la esquina inferior derecha—. Para Meg.

Esa mirada de nuevo.
—Voy a mostrársela, — dijo él, sonando, y sintiéndose, a la defensiva.

—Hay algunas tiendas en los alrededores de la Universidad de Lakeside que podrían vender cartas de tarot,— dijo Merri Lee.

—Es mejor si te quedas lejos de las tiendas de la universidad, —dijo Ruthie—. Karl y yo podemos ir después de que él salga del trabajo.

Simon asintió con la cabeza. No es que tuvieran en cuenta su opinión a esta altura. Pero Merri Lee había sido atacada por cuatro estudiantes en la universidad porque trabajaba en el Courtyard, y otros estudiantes podría reconocerla si entraba en una tienda en esa zona de la ciudad. La posibilidad de resultar herida por otros humanos era la razón por la que se alojaba en uno de los monoambientes y no había regresado a la escuela. Si regresara sería como un conejo deambulando en un campo lleno de perros salvajes y hambrientos.

—Está bien. Voy a comprobar el directorio telefónico y ver si puedo hacer una lista de posibles lugares, — dijo Merri Lee.

Volvieron a empaquetar el stock, luego se detuvieron.

—¿Hay algo más, Sr. Wolfgard?

—No. — Ya que estaban entre él y la puerta de atrás, Simon se dirigió a la parte delantera de Aullidos, Buena Lectura, luego pasó a través de la celosía que conectaba la librería con Un pequeño Bocado. Saliendo por la puerta de atrás de la cafetería, se dirigió a la Oficina del Enlace.

Deseaba no tener que permanecer en forma humana para hablar con Meg sobre la imagen. Le gustaría poder cambiar a Lobo y darle a la mano un par de lamidas. Siempre se sentía mejor después de lamerle la mano. No podía hacerlo cuando tenía forma humana. ¿O sí? No había visto a Kowalski o Debany lamerle las manos a sus parejas.

Una cosa más que no sabía de los humanos.

Entonces, entró en la sala de clasificación y se encontró a Meg de pie junto a la mesa con postales distribuidas en la superficie y se preguntó si, a su manera, ella ya tenía la respuesta.

—¿Meg? — Simon esperó hasta que ella alzó la vista—. Tengo algo que enseñarte.


4 comentarios:

  1. esperando por el proximo, gracias.

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  2. Wuau cada vez hay más misterio y cabos sueltos, no puedo esperar para el siguiente capítulo, gracias.😮😮😟😵😵😶

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  3. Son tantos acertijos, me encanta. Y la verdad no se que pensar de Meg, esta en una situación muy complicada y no puede hablar, o al menos, eso cree ella ya que aun no es tiempo. y sigo preguntándome que pasara con Esperanza. Muchas gracias por el capitulo ^w^

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  4. Gracias por el capi muy interesante por cierto

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