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miércoles, 23 de marzo de 2016

Adelanto: Capítulo 8 Marked in Flesh - Anne Bishop (primera parte)



Capítulo 8




Windsday 6 de Juin


"Las disputas siguen enardeciéndose por las secuelas de la tormenta que se extendió hasta la costa este ayer. Algunos propietarios de embarcaciones, cuyos barcos fueron dañados durante la tormenta, están reclamando el daño sufrido, a los miembros del movimiento HPU, debido a que los propietarios de dichas embarcaciones se negaron a dejar que el HPU usara sus buques para "actividades cuestionables". Los representantes cuestionados de HPU, han negado vehementemente las acusaciones, alegando que los propietarios de las embarcaciones se dirigen a ellos porque no pueden demandar al maldito océano por dañar su propiedad.

Aquí en Lakeside, un número de empresas fueron objeto de vandalismo anoche. La policía no tiene pistas hasta el momento sobre quién o quiénes rompieron ventanas y pintaron sugerencias obscenas en los edificios. Un dueño de una tienda dijo que iba a dejar un diccionario en un banco público, para que los vándalos pudieran deletrear, al menos, las obscenidades correctamente. Se observó que en ninguna de las empresas objeto de vandalismo, aparece un logo de HPU en la ventana.

El comisionado de policía Kurt Wallace, quien recientemente admitió ser un miembro del movimiento Humanos Primeros y Últimos, no estaba disponible para hacer comentarios. Esta es Ann Hergott para WSAS, brindándoles la noticia..."

Monty se apartó de la puerta de la sala de descanso, después de haber escuchado lo suficiente.

—¿Teniente? — Kowalski se apresuró a salir de la sala de descanso—. ¿Está listo?

—Aún no. ¿Has oído algo en las noticias sobre bisontes masacrados?

Kowalski parpadeó.
—¿Bisontes? ¿Por aquí?

—No, no aquí. En alguna parte de Thaisia​.

—No he oído nada por el estilo. — Kowalski se acercó más y bajó la voz—. ¿Es eso un problema?

—Podría serlo. Necesito un minuto con el Capitán Burke; luego nos vamos. — Monty fue a la oficina de Burke y golpeó el marco de la puerta... y se preguntó qué hacía en realidad el primo de Burke, Shady,  en Lakeside, ya que el hombre pasaba la mayor parte de su tiempo en la estación de policía—. ¿Capitán? ¿Puede darme un minuto?

—Puedo darle dos, — respondió Burke.

Monty no estaba seguro de si eso era literal o una broma.
—Simon Wolfgard llamó. Un centenar de bisontes fueron masacrados en el territorio de Joe Wolfgard esta mañana. Simon quería saber si habíamos oído sobre algún otro incidente.

—¿Bisontes? — Preguntó Shady.

—Grandes animales de pastoreo que viajan en manadas, —dijo Burke—. En su mayoría están en el Medio Oeste y partes de la región Noroeste, aunque creo que también se pueden encontrar en el Alto Norte. Algunas organizaciones de agricultura y ganadería sienten que los bisontes son el obstáculo a la apertura de las tierras para que los humanos puedan cultivar y pastar el ganado.

—¿Y si se eliminan a los bisontes?

—Si se elimina a los bisontes, alces, ciervos, y todo lo demás que cazan los Terráneos para comer ahora, los Otros van a terminar comiéndose al ganado, ovejas, cabras, y, probablemente a los humanos molestos que se apropiaran de las tierras.

—Si se tratara de un incidente aislado provocado por unos alborotadores en una ciudad del Medio Oeste, es una cosa,— dijo Monty—. Si hay más incidentes...

—Entonces podría tratarse un esfuerzo concertado por HPU para antagonizar con los Otros,— Burke terminó por él—. O por otro grupo diferente, pero HPU, sería mi primera opción. Voy a hacer algunas llamadas, a ver si me dan alguna respuesta. ¿Va a ir al Courtyard?

—Aún no. He oído en las noticias que algunos edificios fueron destrozados ayer por la noche, así que quiero ver cómo está Nadine Fallacaro. Ella ha estado suministrando alimentos para la cafetería del Courtyard. Podría ser un objetivo debido a eso.

—Nada se ha reportado en nuestro recinto, gracias a los dioses. — Burke se inclinó hacia atrás en su silla—. Muy bien, Teniente. Chequee a la Sra. Fallacaro. Voy a ver si puedo averiguar algo acerca de los bisontes.

Monty se volvió hacia Shady.
—Voy a estar por el Courtyard en algún momento del día, y le voy a preguntar a Simon Wolfgard acerca de aceptar invitados humanos.

—Se lo agradezco, — dijo Shady.

Por supuesto que iba a estar en el Courtyard en algún momento del día. Monty estaba dividiendo su tiempo entre el apartamento de una habitación que había alquilado, cuando había llegado por primera vez a Lakeside, y el monoambiente en el Courtyard que estaba usando como un lugar en donde Lizzy podía quedarse mientras él estaba en el trabajo. Ambos lugares tenía desventajas, pero le hacían salir del paso hasta que pudiera entrar en uno de los apartamentos de dos dormitorios en la Avenida Crowfield. Todavía no estaba seguro de lo que sentía por tener a los Otros como sus caseros, pero sabía que no encontraría un lugar más seguro para vivir con Lizzy... o un lugar más peligroso si Lakeside estallaba en una violenta colisión entre las personas que apoyaban al movimiento Humanos Primeros y Últimos y aquellos que creían que el progreso dependía de mantener relaciones pacíficas con los Terráneos.

—Entonces, ¿cuál es el asunto de los bisontes? — Preguntó Kowalski.

—Podría ser un incidente aislado. O podría ser la primera descarga en la guerra del Bloque Romano contra los Otros.

—Pero pensé que el Bloque Romano estaba preparándose para hacer la guerra en su parte del mundo.

Monty miró por la ventana lateral.
—Tal vez eso es lo que se supone que debemos pensar.



*****



Vlad posó un pequeño recipiente sobre la mesa de sala de clasificación y sonrió a Meg.
—Te traje unas fresas.

Se acerco hacia una fresa, pero no la tomó.
—No estás renunciando a tu parte de las fresas, ¿verdad?

—No, compré una caja de fresas que estaban a la venta en la Plaza Comercial y decidí compartirlas contigo.

—Ah. Bueno, gracias.

Él esperó hasta que comió una fresa antes de abordar la verdadera razón por la que estaba allí.
—¿Meg? ¿Qué te molestó esta mañana?

Observó a su garganta mientras tragaba. Gargantas, con sangre en ellas para acceder fácilmente con un beso, siempre le llamaron la atención. Pero con Meg, era como mirar una delicada pieza de arte que podría ser admirada, pero no tocada, porque las Casandra de sangre eran la creación de Namid, tan maravillosas como terribles, y su sangre no era bebida por los Sanguinati.

—Tuve una pesadilla. Después me desperté. Creo que fui ruidosa al despertar.

—Gritaste y te lanzaste sobre Simón. — Con las ventanas abiertas para enfriar los apartamentos, su grito despertó a todos en el Complejo Verde. Pero Meg tendía a gritar cuando veía un ratón, por lo que todos ellos no hubiera llegado corriendo a su apartamento si Simon no hubiera aullado como si él también estuviera en problemas. Para el resto de ellos, un grito significaba problemas físicos. De cierta manera fue así, ya que Meg había estado aferrándose a Simon mientras él trataba de salir de debajo de ella sin hacerle daño. Por lo menos, ofreció un buen espectáculo al tratar de salir de debajo de ella, cuando el resto de ellos se precipitaron en la habitación—. ¿Qué soñaste?

Rubor ardió en sus mejillas.
—No me acuerdo.

Vlad la estudió, deseando poder creer que hubiera habido algún elemento erótico en el sueño que ella no quería revelar, pero esa no era la razón para el rubor. Meg había mentido.

—¿Por qué un mal sueño es tan importante? — Preguntó.

—No lo sería si alguien más hubiera tenido el sueño. Pero eres una Casandra de sangre.

—Yo no me corte, y mi piel no se quebró a causa de tiempo ni nada, así que no hubo una profecía;  fue solo un sueño.

Él asintió con la cabeza como si ella lo hubiera convencido, pero persistía el pensamiento que le preocupaba, el pensamiento que lo había llevado a la Oficina del Enlace.

—Es extraño, ¿no te parece?, ¿qué tres cosas importantes sucedieran en el mismo momento del día? Tuviste un mal sueño, algo obligó a Esperanza a hacer un dibujo que le dio miedo, y los bisontes en el territorio de Joe fueron asesinados. Todo al amanecer.

—Pero el amanecer en la región Nordeste es dos horas antes que el amanecer donde vive Esperanza.

—Dos horas antes del amanecer en el territorio de Joe también. Pero no recuerdas tu sueño, por lo que no se sabe si tuviste algún tipo de visión sobre los bisontes.

La sala de clasificación se llenó de un silencio incómodo hasta que un camión se detuvo en la zona de entrega.

—Tengo que atender, — dijo Meg.

—Y yo tengo que ir a trabajar. — Él salió por la puerta de atrás de la Oficina del Enlace, luego se detuvo. No quería ir a Aullidos, Buena Lectura todavía, no quería hablar con Simon.

Meg le había mentido acerca de no recordar el sueño. No era que hubiera pensado que no podía mentir. Ella era humana después de todo. Pero nunca hubiera pensado que les mentiría a alguno de los Terráneos con los que había hecho amistad.

¿Valoraría menos su amistad ahora que había más humanos alrededor? ¿O él estaba dándole demasiada importancia a cosas que no la tenían?

Demasiado agitado para trabajar, se dirigió a la Plaza Comercial para sentarse y pensar.



*****


En el momento en que el repartidor salió por la puerta principal, Meg corrió a la habitación de atrás y se asomó por la puerta para asegurarse de que no había nadie alrededor. Entonces abrió la puerta del todo y se apoyó en el marco.

Le había mentido a Vlad y les había mentido a Simon, Henry y a Tess más temprano en la mañana, cuando le preguntaron si recordaba el sueño. Ella recordaba lo suficiente. Más que suficiente.

Había soñado que se hacía un corte, el sueño fue tan vívido que todavía podía sentir la navaja cortando su piel. Antes del corte, había corrido sus manos por los brazos, por sus piernas. Pero los picores no habían estado en sus brazos o piernas; ni en la espalda o vientre. Al final, puso la navaja a lo largo del lado derecho de la mandíbula y presionó la hoja contra la piel. Entonces su yo onírico había soportado la agonía que se presentaba antes de que una Casandra de sangre comenzara a decir la profecía, y siguió soportando la agonía al permanecer en silencio. Y su yo onírico habían visto algo tan terrible que había hecho que Meg se arrojara sobre Simon para protegerlo, para salvarlo.

Ella se había desangrado en un sueño mientras veía una profecía. Algo malo iba a pasar con los Lobos. Por desgracia, no había visto la profecía en sí, por lo que no podía decirle a nadie lo que venía, no podía dar una advertencia.

¿Alguna de las otras Casandra de sangre que vivían fuera de los compuestos, tenían experiencias similares? ¿veían visiones sin hacerse un corte real? Esperanza estaba haciendo dibujos que, hasta esta mañana, habían sido una forma diferente de llegar a las visiones sin cortarse. ¿Qué pasaba con Jean, que estaba viviendo con una familia de Vida Simple en Isla Grande? ¿Estaba sintiendo cosas ahora sin cortarse?

Las visiones de las tres parecían entrelazarse, ¿pero estaban viendo las mismas cosas? Ella, Jean y Esperanza provenían del mismo Compuesto, les habían enseñado las mismas imágenes, por lo que tenían mucho en común cuando describían sus visiones. Pero ahora sus vidas eran muy diferentes. Jean vivía en una granja. Esperanza vivía en un asentamiento Terráneo en el Noroeste. Y ella vivía en el Courtyard de Lakeside. Cada una estaba absorbiendo nuevas imágenes todos los días, pero no las mismas imágenes. ¿Pasaba lo mismo con todas las chicas que habían sido liberadas de la propiedad benevolente? ¿Las más jóvenes, que estaban creciendo sin la formación rígida, serían capaces de comunicarse en algún modo cuando tenían visiones proféticas? ¿Importaría?

Meg apretó los dientes cuando la piel sobre toda la cabeza se llenó de repente con esa sensación de alfileres y agujas.

Importaría. Tal vez no aquí, tal vez no en este momento, pero tendría importancia.

Entonces, ¿cómo podrían las niñas que viven fuera de los compuestos lograr el mismo tipo de coherencia de la imagen con el fin de comunicarse unas con otras?

Necesitaba encontrar otra, ya disponible, fuente de imágenes. ¿No era parte de su trabajo como Trailblazer, ayudar a las demás profetas de la sangre a encontrar las herramientas que necesitaban para sobrevivir?

El cosquilleo debajo de su piel se desvaneció. Caminando hacia la puerta entre el cuarto trasero y  el cuarto de la clasificación, gritó:
—¿Nathan? Voy a Las Tres P. Vuelvo en unos pocos minutos.

—¿Arroo?

Sí, era inusual que ella dejara la oficina durante sus horas de trabajo, pero si llegaba otra entrega, Nathan y Jake Crowgard, que posaba sobre la pared que separaba el patio de Henry y la zona de entrega, le avisarían.

Ella corrió por la puerta trasera y cruzó el camino de acceso. Había estado dentro de Las Tres P sólo una vez y quedó abrumada por la cantidad de productos de papelería que Lorne Kates manejaba en la pequeña tienda. Mantuvo los ojos centrados en el mostrador y se precipitó hacia él cuando Lorne salió de detrás de los paneles a modo de pared a la altura del pecho que separaban las computadoras y las impresoras de la parte de ventas de la tienda.

—Buenas, Meg.

—Buenos días. — Ella apoyó las manos sobre el mostrador.

—¿Estás bien?

Meg asintió.
—Me gustaría algunas postales.

—¿Quieres echar un vistazo a lo que tengo en el estante de atrás? — Preguntó Lorne.

—No. Necesito un conjuntos de fotos, imágenes. Si veo  Saltos de Talulah en una visión y necesito transmitir que estoy viendo esa cascada en particular, quiero que otra Casandra de sangre reciba la misma imagen para que sepa exactamente lo que quiero decir.

—¿No has estado creando una carpeta de imágenes para ayudarte a identificar las cosas en tus visiones?

—Las carpetas son demasiado grandes. — Tan pronto como lo dijo, supo que era cierto. Las carpetas podían ser útiles para la recopilación de imágenes que atraían a cada chica, pero las profetas de la sangre necesitaban algo más para que las imágenes fueran coherentes, algo como del tamaño de una tarjeta postal.

¿Por qué estaba tan segura de eso? ¿Había visto algo durante un corte, o escuchado algo acerca de ello que no podía recordar?

Los dos se volvieron hacia la puerta cuando oyeron el aullido.

—Alguien te está buscando, — dijo Lorne—. Voy a juntar una de cada postal y dejarlas en la oficina del Enlace. Después de que las veas, te quedas con las que desees y me devuelves el resto. ¿Te parece bien?

—Sí. Gracias, Lorne. —Soltando un suspiro molesto cuando Nathan volvió a aullar, Meg se precipitó a través de la vía de acceso, pero se detuvo vacilante cuando vio a Blair Wolfgard apoyado en la puerta trasera de la oficina, esperando por ella.

Blair era el ejecutor dominante en el Courtyard y no tenía mucha tolerancia hacia los humanos. Para ser justos, ella estaba segura de que le había causado una cantidad considerable de problemas desde que comenzó a trabajar, y vivir entre los Terráneos. Así que siempre existía la posibilidad de que Blair pudiera olvidar o ignorar  la regla de "no morder a Meg".

—Causaste una conmoción en tu lugar esta mañana, — dijo.

—Tuve un mal sueño, y de alguna forma me caí  encima de Simon. — ¿Cuántas veces tenía que decirlo?

—¿Cuál fue el sueño?

—No me acuerdo.

Los ojos ámbar del Lobo de Blair la estudiaron.
—Me dirás si es necesario vigilar algo en especial, ¿verdad?

—Eso quiero. Y lo haré. Pero no hay nada que decir ahora.

Le abrió la puerta de atrás y se apartó para dejarla entrar.

—¡Meg! — Lorne corrió hacia ella, echando una mirada nerviosa a Blair—. Echa un vistazo a estas. Y aquí está un catálogo del lugar que imprime las tarjetas postales. Quédatelo un tiempo. Puedes hacer una lista de las imágenes que desees y las ordenare para ti.

Meg tomó las tarjetas postales y el catálogo.
—Gracias.

Con otra mirada a Blair, Lorne giró hacia la vía de acceso y de vuelta a la seguridad de su propia tienda.

—Voy a volver a trabajar ahora, — dijo Meg.

Pero los ojos del ejecutor estaban centrados en el segundo piso de Aullidos, Buena Lectura y en el Lobo de pie junto a la ventana. Blair se alejó sin decir una palabra.

Temblando a pesar de que el día se estaba calentando, Meg entró en la oficina y dejó las tarjetas postales en la mesa de sala de clasificación.

Imágenes comunes para profetas de la sangre que viven en diferentes partes de Thaisia. Pero estas no eran las imágenes que ella, Jean y Esperanza necesitaban. Estas eran pintorescas y bonitas, y las profecías, rara vez eran acerca de cosas bonitas. Si eso no fuera una verdad, las profetas de la sangre no necesitarían la euforia para velar lo que veían y ensombrecía sus recuerdos.

Había mentido sobre el sueño porque Simon, Vlad, y el resto de sus amigos se molestarían si les contaba la parte que recordaba.


No había ninguna cicatriz a lo largo del lado derecho de su mandíbula. Pero iba a haberla. En algún momento próximo se haría el corte para salvar a Simon y al resto de los Lobos.

5 comentarios:

  1. Gracias, me gustaría que Meg encontrará otra forma de tener visiones que cortarse? 😩😩😩😩😩

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  2. Gracias, me encanto el capitulo. Que es lo va a pasar con los lobos? Me muero por la intriga.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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