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lunes, 13 de julio de 2015

Adelanto Capítulo 20: Visiones en Plata - Anne Bishop


Capítulo 20



Watersday 12 de Maius

La manada femenina; -Meg, Merri Lee, Ruth, y Theral- se encontraron en el camino al Complejo Verde, antes de ir a la Plaza Comercial. Era un experimento para averiguar qué podían absorber las Casandra de sangre y qué provocaba una sobrecarga. Dado que Merri Lee y Ruth estaban ayudándola a escribir La Guía de las Profetas de la sangre, y Theral trabajaba en la oficina médica y podía ser necesario que supiera acerca de los factores desencadenantes, Meg les había pedido unirse a ella en un paseo desde su apartamento a la Plaza Comercial.

Manejaba por ese camino, cada día laboral y  a menudo paseaba con Simon y Sam. Así que el camino le era familiar y sin embargo ligeramente diferente cada vez, pero no recordaba que su mente experimentara apagones cada vez que algo cambiaba. Entonces; ¿qué provocaba el desborde de una Casandra de sangre hasta el punto de caer en el pánico... y la autodestrucción?

Tenía que averiguarlo porque ya no se trataba solo de ella, o porque eso angustiara a los Otros en este Courtyard. La Guía no era sólo una manera de Simon de mantener a la manada femenina ocupada. Había chicas que ahora que querían vivir y podrían no sobrevivir ya que las personas que querían ayudarlas no sabían cómo hacerlo.

Así que ella y sus amigas caminarían, y ella vería, y tal vez podría encontrar una respuesta a una pregunta que ayudaría a algunas de las chicas a vivir un poco más de tiempo. Tal vez incluso el tiempo suficiente para que ella averiguar la siguiente respuesta.

—Tomamos el autobús del Courtyard hasta el Complejo Verde, —dijo Merri Lee mientras las mujeres se dirigían a la Plaza Comercial—. Henry se reunió con nosotras en la Plaza Comercial y le dijo al chofer que nos permitiera tomar el autobús hasta tu apartamento a partir de ahora.

—Creo que un Halcón era el chofer, —añadió Ruth—. O tal vez era un Búho. De todos modos, justo antes de que el autobús parara en el Complejo Verde, vi el gran pedazo de tierra trabajada que debe ser la huerta. Y había estacas de madera con una cuerda más allá de lo que ya se usaba, por lo que parece que los Otros realmente están pensando en ampliar lo suficiente para que todos tengamos una participación.

—Espero que todos podamos participar, — dijo Merri Lee—. Pero incluso si el Wolfgard sólo hace la oferta a los inquilinos de los apartamentos, las verduras y frutas que se venden en el abasto de la Plaza Comercial, siempre están muy frescas y cuestan menos que en los supermercados humanos.

—¿Qué pasa con la carnicería? — Preguntó Theral—. Fui a comprar un poco de carne hace unos días, pero ese comercio parecía un poco... extraño.

Una vacilación.
—Sólo recuerda ser específica acerca de lo que quieres, — finalmente dijo Merri Lee.

—Tal vez por eso mi tía dijo que la carne sabía un poco extraña, y explica el por qué Lawrence palideció cuando le dije que compré la carne en la Plaza Comercial.

—Si tenía un sabor fuerte, no era res, que no siempre está disponible, —dijo Ruth—. El almacén de ramos generales también es un poco de a suerte y verdad. Puedes encontrar un frasco de salsa para espagueti y una caja de pasta, pero no hay cajas de cereales. Un montón de cosas se venden en frascos que esperan que los regreses, pero no hay mucho que se venda en latas.

—Los alimentos enlatados saben a metal, y los Terráneos tienden a comer los alimentos frescos que están en temporada, — dijo Meg. La sensación de alfileres y agujas llenó sus mejillas, la lengua y la mandíbula.

Se detuvo y estudió un grupo de plantas que no habían florecido hace un par de días atrás.

Las otras chicas se detuvieron también.

—¿Cómo lo llevas?—Preguntó Merri Lee, mirando a Meg mientras Ruth tomaba una foto de las plantas.

—Muy bien, — respondió Meg. Ahora que habían dejado de hablar de la comida, el picor se desvaneció. ¿Debería mencionarlo? ¿O sus amigas se sentían incómodas al hablar con ella de todo, temerosas de que algo desencadenara la necesidad de cortarse?

—¿Qué clase de flor es? — Preguntó Ruth mientras Merri Lee esperaba, con el bolígrafo suspendido sobre un pequeño cuaderno.

—¿Flor silvestre? — Meg especuló—. No recuerdo una imagen de entrenamiento que corresponda.

—Es un heraldo de verano, — dijo una voz femenina detrás de ellas—. ¿Qué otro nombre necesita?

—Buenos días, Primavera, —dijo Meg, volviéndose hacia el Elemental—. Hola, Niebla.

—¿No trabajas hoy? — Preguntó Primavera.

—Sí. Todas. Pero estamos dando un paseo primero.

—Muy sabio. Lloverá más tarde. No será una tormenta. Una lluvia suave por todo lo que está floreciendo. Pero hay cosas que necesitan un pequeño trago ahora. — Primavera les sonrió antes de que ella y Niebla se alejaran a medio galope.

Theral señaló el lugar donde habían estado el Elemental y el corcel.
—El camino está mojado allí. Justo allí.

—Es porque Niebla estaba allí, — dijo Meg.

Las chicas la miraron. Finalmente Merri Lee dijo:
—¿Así que los ponis realmente son sus nombres?

—Sí.

—Vaya.

Theral no conocía los nombres de todos los ponis y no comprendía lo que implicaba, pero Ruth y Merri Lee, que habían sido testigos de la tormenta en Febros, parecían tener un poco de miedo.

—Eso explica algunas cosas, — dijo Ruth.

Meg no recordaba mucho de la tormenta que azotó a Lakeside después de que había caído a través del hielo en el arroyo. Pero recordó estar atrapada en el hospital, junto con Simon y Jester, porque toda la ciudad había quedado varada por una nevada récord.

También recordó despertar en algún momento para encontrar a Simon en forma de Lobo, acurrucado en esa cama de hospital con ella para mantenerla caliente.

—Es mejor empezar a moverse, — dijo.

Cuervos las siguieron mientras continuaban por el camino. Halcones se dispararon por los cielos o encontraron alguna cómoda percha para observar. Un par de Búhos, que deberían haber estado en casa en ese momento, volaron sobre sus cabezas.

Un pequeño conejo saltó al otro lado de la carretera, bajo la atenta mirada de un Halcón. ¿El Halcón habría hecho más que mirar si las chicas no estuvieran justo pasando por su percha?

Agradecida de no tener una nueva imagen de un conejo asesinado, Meg miró las flores, la hierba y los árboles. ¿Le dejaría Simon trabajar en el huerto? Si llevaba guantes y tenía la precaución de proteger su piel, podría plantar y sacar malezas como las otras chicas. ¿Podría?

—¿Los ponis hablan entre sí?— Preguntó Merri Lee.

Meg se apartó de las flores que le habían llamado la atención y sonrió. Todos los ponis excepto Niebla se encontraban en el cruce donde la carretera principal del Courtyard cruzaba con la calle que conducía al Establo Poni. Incluso Remolino, el más nuevo poni, estaba allí, aunque todavía no había logrado asumir la forma de: "soy un inofensivo, gordito poni" .

Meg los saludó.
—Tenemos zanahorias como golosina hoy.

—¿Eso es importante? — Ruth preguntó cuando estaban lo suficientemente lejos del el camino como para no ser escuchada.

—Todos vienen para el regalo de Moonsday, porque son terrones de azúcar, —dijo Meg—. Pero no todos se presentan para las zanahorias.

—Tiene sentido, — dijo Merri Lee.

—Vaya que sí, —dijo Ruth en voz baja.

Un Lobo con un pelaje oscuro, salpicado ligeramente con manchas grises corrió hacia ellas... grande, rápido, letal. Y feliz. ¿Tal vez implicaba que la reunión había ido bien? Lo más probable era que Simon estaba feliz de estar al aire libre y peludo, aunque fuera sólo por unos minutos.

—No he traído la cuerda, y no voy a correr y llegar toda sudada antes de empezar a trabajar, así que ni siquiera pienses en jugar en arrear a la humana, — dijo Meg.

Él se rió de ella, -podía asegurar que se estaba riendo-, y miraba el sombrero tejido que Merri Lee le había traído para proteger su cabeza del sol.

Meg puso una mano en el sombrero, que parecía divertirlo.

Los Lobos podían hacer un juego de casi cualquier cosa, y el juego de arrebatarle el sombrero podría continuar durante semanas antes de volverse lo suficientemente aburrido como para buscar algo más.

Después de haber logrado lo que fuera que vino a hacer, Simon volvió y trotó en dirección a la Plaza Comercial.

Él se habría quedado si hubiera estado caminando sola.

—Puedes llamarlo, para que camine por delante de nosotras, — dijo Merri Lee.

Meg negó con la cabeza.
—Estamos haciendo un experimento.

Pero ella deseaba haber podido pasar una mano por su pelaje, sólo por ese momento de conexión. Solo para decir estoy aquí.


* * *


Simon se puso la ropa que había dejado en ABL: vaqueros, zapatos de lona, ​​y un polo de color verde oscuro. No era el tipo de vestimenta que solía usar durante las horas de trabajo en la librería, pero no tenía que preocuparse de causar la impresión correcta en los clientes humanos más. Además, ahora que estaba más cálido, usaba el mismo tipo de ropa que Kowalski, Debany, y MacDonald llevaban cuando no estaban de servicio. Para los Terráneos que mantenían la vigilancia sobre los humanos, mezclarse en una calle de la ciudad era tan importante como moverse sin ser visto en el país salvaje.

Meg se veía bien. Había captado el olor del miedo cuando había alcanzado a las chicas, pero no venía de ella. Alguien más en la manada había temido al Lobo, porque estaba en forma de Lobo.

Sonrió. Pandilla de chicas. Manada femenina sonaba a dientes y poder. ¿Pero pandilla? Era más fácil hacer frente a una pandilla, siempre y cuando recordara que una pandilla podría cambiar a una manada muy, muy rápido.

Al llegar al arco entre ABL y Un Pequeño Bocado, se dio cuenta de que la puerta de celosía seguía cerrada. Cuando trató de abrirla, descubrió que estaba trancada.

«¿Tess?»

«Monos de mierda. Apaga sus ojos. Aprieta sus corazones en pulpa negra. Conviértelos en la podredumbre de una cloaca contenida en una bolsa llorona de piel.»

Simon se apartó de la puerta de celosía. La voz sonaba como Tess, pero no de la Tess que conocía

Jinete de la plaga.

Los Segadores eran una forma rara de Terráneos, solitarios que podían matar con una mirada cuando su verdadera naturaleza era revelada. Había invitado a Tess a vivir en el Courtyard de Lakeside cuando había asumido el control como líder. Sabía que ella era un depredador peligroso, pero no sabía lo que era hasta hace poco. Y nunca había sentido que había puesto al resto de Terráneos en Lakeside en riesgo por dejarla vivir ahí, hasta ahora.

«¿Tess? ¿Qué pasa?»

«Vete, Simon. Sólo... Vete. Voy a hablar contigo más tarde.»

Corriendo al depósito, encontró el paño que usaba a veces para cubrir una mesa para una exhibición adicional. La puso por encima de la puerta de celosía. Sospechaba que Tess estaba en algún lugar de la trastienda, fuera de la vista de cualquiera que mirara en las ventanas, pero si ese no fuera el caso, no quería a nadie de los suyos caer capturados por verla.

—¿Simon? Hay algo que tienes que saber antes de reunirte con la policía. —Vlad se acercó y miró la cubierta—. ¿Qué es eso?

—Algo está mal con Tess. El Teniente Montgomery y la Lizzy bajaran del apartamento en cualquier momento. Creo que Tess cerró todas las puertas de Un Pequeño Bocado, pero ve a la puerta de atrás y asegúrate de que todo el mundo entre por ABL.

—¿Vas a llamar a Henry?

Simon asintió. No es que un Oso Pardo pudiera hacer algo más que un Lobo contra una Segadora, pero Henry fue el primero en reconocer la clase Terránea de Tess, por la forma en que había matado Asia Crane durante el ataque al Courtyard. Y Henry podría ayudarle a mantener a todos los demás fuera de la cafetería.

Mientras Vlad salió de nuevo a vigilar, Simon, llamó a Henry, Blair, y Nathan.

El Teniente Montgomery entró primero, seguido de Kowalski. Blair y Nathan llegaron momentos después.

—¿Dónde está la Lizzy? — Preguntó Simon bruscamente.

Montgomery vaciló.
—Necesitaba un minuto para hablar con usted, y el Sr. Beargard amablemente la invitó a ver a sus tótems de jardín.

La chica no se había deslizado pasando a Vlad y tropezado con Tess. Bien.

Montgomery y Kowalski miraron el paño que cubría la puerta de celosía.

—¿Hay algún problema? — Preguntó Montgomery.

—Tess necesita un poco de tranquilidad,— respondió Simon. Y tan pronto como fuera seguro acercarse a ella, iba a averiguar lo que la había enfurecido tanto.

—Necesito un favor, — dijo Montgomery, pareciendo incómodo—. Lizzy tiene que hacer una declaración formal esta mañana, y le gustaría que el policía Lobo fuera con ella.

—¿Policía Lobo?— Dijo Blair.

Nathan resopló.
—No creí que ella sabría lo que era un ejecutor.

—¿Por qué quiere a Nathan?— Preguntó Simon.

—Lizzy cree que Oso Boo la protegía de las cosas malas, y ahora él no está con ella cuando tiene que hablar de lo que le pasó a su madre. Es por eso que le gustaría que Nathan fuera con nosotros. Ella dice que tiene los dientes grandes, incluso más grande que Oso Boo.

Se quedaron mirando a Montgomery. Finalmente Simon dijo:
—Oso Boo no tiene ningún diente, por lo que todo el mundo tiene dientes más grandes.

—Lo sé. — Monty vaciló—. La madre de Lizzy fue apuñalada en la estación de tren  la mañana de ayer. Ella está muerta.

¿Se había visto así de cansado y confundido la noche que dispararon a Daphne? ¿La noche que Sam vio a su madre morir? Simon miró a Vlad.

«¿Lo sabías?»

«El Capitán Burke me pidió que comprobara con los Sanguinati de Toland por las noticias,» Vlad respondió. «Stavros llamó esta madrugada con la información. Suena como que el Teniente ha comprendido lo suficiente como para saber por qué la Lizzy estaba en el tren sola.»

—Voy a ir con la cachorra, — dijo Nathan.

—¿Un Lobo solitario en un edificio lleno de humanos con armas de fuego?— Blair gruñó.

—No solo, —dijo Kowalski—. Nathan no estará solo.

Simon asintió para reconocer esa promesa.

—Voy a ir con ella, —dijo Nathan—. Pero la Lizzy es una exprimidora, por lo que no voy a cambiar a la forma de Lobo.

—Es una señal de miedo, — dijo Simon, complacido de compartir una pepita de información acerca de las mujeres humanas, y aliviado de pensar en algo más que una muerte que suscitó demasiados recuerdos—. Cuando Meg ve una película del Equipo Lobo con Sam, termino siendo exprimido.

¿Debería mencionar la compulsiva depilación de piel? Nah. Eso podría ser sólo cosa de Meg. Además, Nathan no iba como Lobo, por lo que no debería importar.

—Tengo el coche, — dijo Kowalski—. Podemos ir cuando esté listo, Teniente.

Montgomery miró la puerta cubierta.
—¿Hay algo que pueda hacer para ayudar con eso?

Simon se encogió de hombros.
—Cuando me entere de lo que le molesta, le haré saber.

Montgomery, Kowalski, y Nathan salieron de la tienda en busca de Lizzy y subieron al coche rumbo a la estación.

Simon estudió la puerta, luego se fue al mostrador para trabajar en cualquier pedido que pudiera completar.


Cuando Tess estuviera dispuesta a hablar, le haría saber. Sólo esperaba que no matara a nadie antes.

3 comentarios:

  1. Gracias... Que largo se hace el día esperando más capítulos...

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  2. É verdade, esperamos com ânsia, mas vocês são geniais, e postam diariamente. Obrigada!

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  3. ¡muchas gracias por los capitulos! ^w^ espero que Tess se calme pronto

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