Capitulo 2
Thaisday 10 de Maius
Simon Wolfgard
aparcó la camioneta en el estacionamiento designado para los pasajeros que
tomaban el ferry a la Isla Grande. Empezó a abrir la puerta y se volvió hacia
su compañero, Henry Beargard.
—¿Qué quería
Vlad cuando llamó?
—Él quiere que
la Asociación Empresarial se reúna tan pronto como regresemos al Courtyard, —
respondió Henry—. Él dice que debemos agendar una reunión con el Teniente
Montgomery y el Dr. Lorenzo tan pronto como sea posible. Tal vez el con capitán
Burke también.
—¿Qué pasó? —
Simon gruñó, sintiendo sus colmillos alargarse al tamaño del Lobo.
—Nada de qué
preocuparnos en lo inmediato, pero muchas cosas tienen que ser habladas y
resueltas. Meg está bien, — añadió Henry—. Vlad pasó por la Oficina del Enlace
y lo verificó antes de llamar.
Sabía cómo
interpretar esas palabras.
—Se cortó y
vio una profecía.
Henry asintió.
—Meg está
preocupada porque Merri Lee no quiso decirle lo que había visto, pero Vlad dice
que ambas chicas están bien. El corte se realizó con cuidado y fue atendido. De
hecho, a pesar de estar preocupada por la profecía, Meg sonaba alegre y
relajada y dijo algo acerca de un símbolo de un nuevo comienzo, pero rechazó el
intento de Vlad de averiguar lo que eso significaba diciendo que era una cosa
de chicas.
Simon no
quería meter la nariz en una "cosa
de chicas". Era un territorio potencialmente peligroso. Pero las
palabras no indicaban que el propio corte fuera un motivo de preocupación.
Si había algo
mal con Meg, Vlad no sería indiferente, sobre todo cuando el abuelo Erebus, el
líder de los Sanguinati en Lakeside, y tal vez el líder de los Sanguinati toda
la Región Noreste, o incluso la totalidad de Thaisia- tenía un interés personal
por la chica a la que llamaba la sangre
dulce.
Técnicamente no es una chica, Simon pensó
mientras él y Henry cerraron la camioneta y se dirigieron a la cabina que
vendía billetes para el ferry. Meg tenía 24 años. Una hembra adulta. Pero las
Casandra de sangre mantenían la dulzura del corazón de un niño, que era una de
las razones por las que no se las consideraba presa.
La otra razón
era que las profetas de la sangre eran la creación de Namid, tan maravillosas
como terribles, y mucho más peligrosas de lo que nadie hubiera creído. Esa fue
la razón por la que los Otros habían exigido a los humanos una completa
divulgación: que revelen cualquier lugar que albergue profetas de la sangre o
enfrenten el exterminio de toda la ciudad que conspiraba para mantener a las
chicas en secreto.
Todo el
continente había sido sacudido por la cacería de los Terráneos de un hombre
conocido como el Controlador. Los Otros en la región del Medio Oeste, donde se
encontraba el recinto, no sólo habían destruido al hombre y los que trabajaban
para él; habían mostrado a las autoridades humanas lo que las leyes que
permitían la "propiedad
benevolente" hacían con las Casandra de sangre mantenidas en recintos
como ese.
Meg provino de
ese recinto del Medio Oeste. Simon había encontrado su celda mientras buscaba a
su amiga Jean, y sólo el recuerdo del aroma de Meg en ese lugar lo llenaba de
rabia.
El hombre en
la taquilla los despidió con un gesto.
—No tienen que
pagar hoy. Mejor vayan al agua. Están sacando el ferry para ustedes.
«No es algo
habitual» dijo Henry, cambiando a la forma de comunicación de los Terráneos,
mientras caminaban hacia el ferry.
«No. Pero
cuando Steve Barquero llamó y me pidió esta reunión, parecía asustado»
Simon no
estaba seguro de cómo los Intuye se veían a sí mismos; como una raza separada de otros humanos o
como un grupo de personas que habían sido perseguidos por su habilidad especial
para percibir lo que pasaba a su alrededor de otras maneras que los humanos no
podían. Como quiera que esa capacidad se llamara -intuición o clarividencia- el
intuye no veía visiones, si no que tenían un presentimiento sobre algo, bueno o
malo. Expulsados de los asentamientos humanos hace generaciones, habían hecho
sus propios negocios con los Terráneos y ahora tenían sus propias aldeas escondidas
en el país salvaje, fuera del alcance de sus perseguidores.
Pero no
siempre estuvieron fuera de alcance. Cuando vivieron entre los otros humanos,
hubieron veces en que engendraron a niñas que eran más sensibles que el resto
de los Intuye, niñas que podían ver visiones. Al margen de los Intuye, llegaron
las primeras Casandra de sangre, chicas que veían advertencias de lo que
vendría cuando cortaban su piel.
En cierto
modo, todo estaba volviendo al punto de partida. Los Intuye, que habían
renunciado a su progenie, pensando que estaban salvando las niñas, así como a
sus otros hijos, eran ahora los voluntario para cuidar de las chicas que
querían salir de los recintos donde habían sido consideradas y tratadas como
propiedad .
Meg no era
propiedad. No más. Ella era su amiga, y debería haber esperado a que regresara
antes de usar la navaja de plata.
Tan pronto
como llegara a casa, le gruñiría a Meg por ser tan taimada con ese corte. Y le
gruñiría a Merri Lee también. Eso podría hacer que quedara más claro el punto.
O no.
Cuando Aullidos, Buena Lectura había abierto
sus puertas a los clientes humanos, las mujeres que venían olfateando
alrededor, estaban allí para ver a un Terráneo vistiendo piel o plumas, o
estaban buscando dar un paseo por el lado salvaje, buscando relaciones sexuales
con un hombre que no era humano, como una especie de trofeo. Ese comportamiento
era fácil de entender y hacer caso omiso. ¡Pero la manada humana del Courtyard!
No había nada simple con esas mujeres.
«Deja de
gruñir» dijo Henry.«Estás asustando a los humanos»
No se había
dado cuenta de que había estado gruñendo. Una revisión rápida pasando la lengua
por los dientes le advirtió que tenía que cambiar sus caninos de nuevo a algo
más cercano a lo humano, antes de sonreír a los nervioso humanos que lo estaban
observando.
—Buenos días,
— el macho humano dijo cuando Simon y Henry subieron al ferry—. Soy Will
Barquero, hermano de Steve. Y esta es nuestra tía, Lucinda Fish. Los llevaremos
a la isla. Steve tiene una habitación reservada en la sede del gobierno. ¿Saben
dónde está?
—Sí, — dijo
Henry.
—¿Les importa
si nos quedamos afuera? — Preguntó Simon. El ferry no era una gran embarcación,
y en realidad no quería pasar el tiempo encerrado en la cabina con un montón de
pasajeros nerviosos.
Humanos
Nervioso olía demasiado a presa, por lo que era más fácil reaccionar como un
Lobo cazando... y hacía que fuera mucho más difícil retroceder una vez que el
olor a la sangre llenara el aire.
—No es un
problema. Eso sí, no se incline sobre el riel demasiado, — dijo Will—. Incluso
un buen nadador puede estar en serios problemas en este curso.
«¿Acaso cree
que somos tan estúpidos?» Simon preguntó a Henry mientras se abrían camino
hacia el arco.
«No, pero creo
que ha tratado con humanos que han sido así de estúpidos,» Henry respondió.
Will y su tía
echaron amarras, y el ferry comenzó su viaje a través del río Talulah.
Desembarco del
ferry era un pueblo Intuye dividido por el río. La mitad del pueblo estaba en
la parte continental, mientras que la otra, estaba en la Isla Grande. A
diferencia de Lakeside, que era una ciudad controlada por humanos, construida
en un terreno arrendado a los Otros, Desembarco del ferry, siempre había sido
un asentamiento humano controlado por los Terráneos. Eso significaba que los
nativos de la tierra tenían la última palabra en todo lo que los humanos
hacían, ya fuera poner un nuevo edificio o permitir que alguien se convierta en
un residente del pueblo, y no tenían ningún reparo en eliminar a los humanos
que trataban de causar problemas.
Esa era una
dura verdad que los residentes de Saltos de Talulah, todavía estaban
aprendiendo, ahora que la ciudad ya no estaba bajo el control humano.
—Parece que
Steve Barquero no quería esperar a que vayamos hasta el edificio del gobierno,
— dijo Henry cuando estuvieron a la vista del muelle del ferry y vieron a los
dos hombres que los estaban mirando—. O tal vez Ming Beargard también tiene una
razón para reunirse con nosotros.
El Oso Negro
afirmaba que era sólo una fuerza de paz a tiempo parcial en la isla. Pero Ming
era uno de los pocos Terráneos en la isla que en realidad se aventuró a estar en
el pueblo, así que decir que Ming era sólo una fuerza de paz, era como decir
que Henry era solo un escultor. El Oso pardo de Lakeside era miembro de la
Asociación Empresarial, así como guía espiritual del Courtyard. Por lo cual, la
opinión de Henry tenía peso.
Al igual que
su pata que podía, y lo hacía, darle un batacazo a una persona.
«Steve les
pide que permanezcan en el ferry» Ming les dijo.«El lugar de encuentro se ha
cambiado»
Un manto de
piel surgió alrededor de los hombros de Simon. Como humano, era un nadador
aceptable. Como Lobo, era excelente. Pero él no querría poner a prueba su
fuerza y resistencia contra el río Talulah. No le gustaba sentirse suspicaz
sobre las razones de Steve Barquero, que los llamaba a la isla y luego no los
quería allí, pero no tenía ninguna razón para desconfiar del alcalde de la
aldea. Sin embargo.
Tan pronto
como el ferry atracó, Steve y Ming abordaron. Mientras Steve se acercó a la
caseta de control para hablar con Will, Ming y Lucinda Fish alentaron a los
pasajeros humanos a desembarcar con presteza.
Los pasajeros
miraron a Henry y Simon y no necesitaron que se les pidiera dos veces.
Aún de pie en
la proa, Simon observó a Roger Czerneda, oficial de policía de la aldea, y a
Flash Foxgard, también fuerza de paz a tiempo parcial, poner caballetes,
cerrando el acceso al ferry.
—Algo está
sucediendo, — dijo en voz baja a Henry.
«Steve nos
quiere sentados en la cabina para hablar» Ming dijo cuando el último pasajero
se apresuró al muelle y pasó entre los caballetes.
«¿Hay alguna
razón por la que no nos quiere en la isla?» Preguntó Simon.
«Demasiados
humanos quieren hablar en lugar de dejar que Steve sea su portavoz,» Ming
respondió. «Muchos se reunieron frente al edificio del gobierno en previsión de
tu llegada. Steve salió por la puerta de atrás del edificio para reunirse con
ustedes aquí»
«¿Los Intuye
tienen un presentimiento acerca de esta reunión?»
«Demasiadas
emociones, creo, pero no hay presentimientos que los guíen.»
«Eso no es
bueno,» dijo Henry. Entró en la cabina, dejando que Simon lo siguiera.
Steve Barquero
era un hombre vigoroso, un humano saludable, delgado y musculoso como un Lobo
en lugar de ser voluminoso como un Oso. Su pelo oscuro estaba limpio, y sus
ojos marrones celebraban una inteligencia brillante.
Ahora el
hombre parecía un poco... masticado. No, los humanos no dirían "masticado". Exhausto. ¿Era el
equivalente humano?
—Gracias por
venir, — dijo Steve—. Disculpen el cambio sin previo aviso del lugar de
reunión, pero era la única forma de poder hablar en voz baja. Y si es
necesario, Will está listo para echar amarras y dejándonos en el medio del río
para evitar la participación de quienes no han sido invitados. — Dejó escapar
un suspiro—. Tenemos algunos productos horneados de la panadería de Eamer, y la
tía Lu dice la tiene café fresco, si lo desean.
—Lo que nos
gustaría es la razón por la que nos ha llamado aquí, — dijo Simon.
Steve se frotó
las manos en su rostro.
—Todo el
pueblo está asustado. Estamos meados en
los pantalones de miedo, y necesitamos ayuda.
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