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domingo, 28 de junio de 2015

Adelanto Capítulo 2(Primera parte): Visiones en Plata - Anne Bishop


Capitulo 2


Thaisday 10 de Maius

Simon Wolfgard aparcó la camioneta en el estacionamiento designado para los pasajeros que tomaban el ferry a la Isla Grande. Empezó a abrir la puerta y se volvió hacia su compañero, Henry Beargard.

—¿Qué quería Vlad cuando llamó?

—Él quiere que la Asociación Empresarial se reúna tan pronto como regresemos al Courtyard, — respondió Henry—. Él dice que debemos agendar una reunión con el Teniente Montgomery y el Dr. Lorenzo tan pronto como sea posible. Tal vez el con capitán Burke también.

—¿Qué pasó? — Simon gruñó, sintiendo sus colmillos alargarse al tamaño del Lobo.

—Nada de qué preocuparnos en lo inmediato, pero muchas cosas tienen que ser habladas y resueltas. Meg está bien, — añadió Henry—. Vlad pasó por la Oficina del Enlace y lo verificó antes de llamar.

Sabía cómo interpretar esas palabras.
—Se cortó y vio una profecía.

Henry asintió.
—Meg está preocupada porque Merri Lee no quiso decirle lo que había visto, pero Vlad dice que ambas chicas están bien. El corte se realizó con cuidado y fue atendido. De hecho, a pesar de estar preocupada por la profecía, Meg sonaba alegre y relajada y dijo algo acerca de un símbolo de un nuevo comienzo, pero rechazó el intento de Vlad de averiguar lo que eso significaba diciendo que era una cosa de chicas.

Simon no quería meter la nariz en una "cosa de chicas". Era un territorio potencialmente peligroso. Pero las palabras no indicaban que el propio corte fuera un motivo de preocupación.

Si había algo mal con Meg, Vlad no sería indiferente, sobre todo cuando el abuelo Erebus, el líder de los Sanguinati en Lakeside, y tal vez el líder de los Sanguinati toda la Región Noreste, o incluso la totalidad de Thaisia- tenía un interés personal por la chica a la que llamaba la sangre dulce.

Técnicamente no es una chica, Simon pensó mientras él y Henry cerraron la camioneta y se dirigieron a la cabina que vendía billetes para el ferry. Meg tenía 24 años. Una hembra adulta. Pero las Casandra de sangre mantenían la dulzura del corazón de un niño, que era una de las razones por las que no se las consideraba presa.

La otra razón era que las profetas de la sangre eran la creación de Namid, tan maravillosas como terribles, y mucho más peligrosas de lo que nadie hubiera creído. Esa fue la razón por la que los Otros habían exigido a los humanos una completa divulgación: que revelen cualquier lugar que albergue profetas de la sangre o enfrenten el exterminio de toda la ciudad que conspiraba para mantener a las chicas en secreto.

Todo el continente había sido sacudido por la cacería de los Terráneos de un hombre conocido como el Controlador. Los Otros en la región del Medio Oeste, donde se encontraba el recinto, no sólo habían destruido al hombre y los que trabajaban para él; habían mostrado a las autoridades humanas lo que las leyes que permitían la "propiedad benevolente" hacían con las Casandra de sangre mantenidas en recintos como ese.

Meg provino de ese recinto del Medio Oeste. Simon había encontrado su celda mientras buscaba a su amiga Jean, y sólo el recuerdo del aroma de Meg en ese lugar lo llenaba de rabia.

El hombre en la taquilla los despidió con un gesto.
—No tienen que pagar hoy. Mejor vayan al agua. Están sacando el ferry para ustedes.

«No es algo habitual» dijo Henry, cambiando a la forma de comunicación de los Terráneos, mientras caminaban hacia el ferry.

«No. Pero cuando Steve Barquero llamó y me pidió esta reunión, parecía asustado»

Simon no estaba seguro de cómo los Intuye se veían a sí mismos;  como una raza separada de otros humanos o como un grupo de personas que habían sido perseguidos por su habilidad especial para percibir lo que pasaba a su alrededor de otras maneras que los humanos no podían. Como quiera que esa capacidad se llamara -intuición o clarividencia- el intuye no veía visiones, si no que tenían un presentimiento sobre algo, bueno o malo. Expulsados de los asentamientos humanos hace generaciones, habían hecho sus propios negocios con los Terráneos y ahora tenían sus propias aldeas escondidas en el país salvaje, fuera del alcance de sus perseguidores.

Pero no siempre estuvieron fuera de alcance. Cuando vivieron entre los otros humanos, hubieron veces en que engendraron a niñas que eran más sensibles que el resto de los Intuye, niñas que podían ver visiones. Al margen de los Intuye, llegaron las primeras Casandra de sangre, chicas que veían advertencias de lo que vendría cuando cortaban su piel.

En cierto modo, todo estaba volviendo al punto de partida. Los Intuye, que habían renunciado a su progenie, pensando que estaban salvando las niñas, así como a sus otros hijos, eran ahora los voluntario para cuidar de las chicas que querían salir de los recintos donde habían sido consideradas y tratadas como propiedad .

Meg no era propiedad. No más. Ella era su amiga, y debería haber esperado a que regresara antes de usar la navaja de plata.

Tan pronto como llegara a casa, le gruñiría a Meg por ser tan taimada con ese corte. Y le gruñiría a Merri Lee también. Eso podría hacer que quedara más claro el punto.


O no.

Cuando Aullidos, Buena Lectura había abierto sus puertas a los clientes humanos, las mujeres que venían olfateando alrededor, estaban allí para ver a un Terráneo vistiendo piel o plumas, o estaban buscando dar un paseo por el lado salvaje, buscando relaciones sexuales con un hombre que no era humano, como una especie de trofeo. Ese comportamiento era fácil de entender y hacer caso omiso. ¡Pero la manada humana del Courtyard! No había nada simple con esas mujeres.

«Deja de gruñir» dijo Henry.«Estás asustando a los humanos»

No se había dado cuenta de que había estado gruñendo. Una revisión rápida pasando la lengua por los dientes le advirtió que tenía que cambiar sus caninos de nuevo a algo más cercano a lo humano, antes de sonreír a los nervioso humanos que lo estaban observando.

—Buenos días, — el macho humano dijo cuando Simon y Henry subieron al ferry—. Soy Will Barquero, hermano de Steve. Y esta es nuestra tía, Lucinda Fish. Los llevaremos a la isla. Steve tiene una habitación reservada en la sede del gobierno. ¿Saben dónde está?

—Sí, — dijo Henry.

—¿Les importa si nos quedamos afuera? — Preguntó Simon. El ferry no era una gran embarcación, y en realidad no quería pasar el tiempo encerrado en la cabina con un montón de pasajeros nerviosos.

Humanos Nervioso olía demasiado a presa, por lo que era más fácil reaccionar como un Lobo cazando... y hacía que fuera mucho más difícil retroceder una vez que el olor a la sangre llenara el aire.

—No es un problema. Eso sí, no se incline sobre el riel demasiado, — dijo Will—. Incluso un buen nadador puede estar en serios problemas en este curso.

«¿Acaso cree que somos tan estúpidos?» Simon preguntó a Henry mientras se abrían camino hacia el arco.

«No, pero creo que ha tratado con humanos que han sido así de estúpidos,» Henry respondió.

Will y su tía echaron amarras, y el ferry comenzó su viaje a través del río Talulah.

Desembarco del ferry era un pueblo Intuye dividido por el río. La mitad del pueblo estaba en la parte continental, mientras que la otra, estaba en la Isla Grande. A diferencia de Lakeside, que era una ciudad controlada por humanos, construida en un terreno arrendado a los Otros, Desembarco del ferry, siempre había sido un asentamiento humano controlado por los Terráneos. Eso significaba que los nativos de la tierra tenían la última palabra en todo lo que los humanos hacían, ya fuera poner un nuevo edificio o permitir que alguien se convierta en un residente del pueblo, y no tenían ningún reparo en eliminar a los humanos que trataban de causar problemas.

Esa era una dura verdad que los residentes de Saltos de Talulah, todavía estaban aprendiendo, ahora que la ciudad ya no estaba bajo el control humano.

—Parece que Steve Barquero no quería esperar a que vayamos hasta el edificio del gobierno, — dijo Henry cuando estuvieron a la vista del muelle del ferry y vieron a los dos hombres que los estaban mirando—. O tal vez Ming Beargard también tiene una razón para reunirse con nosotros.

El Oso Negro afirmaba que era sólo una fuerza de paz a tiempo parcial en la isla. Pero Ming era uno de los pocos Terráneos en la isla que en realidad se aventuró a estar en el pueblo, así que decir que Ming era sólo una fuerza de paz, era como decir que Henry era solo un escultor. El Oso pardo de Lakeside era miembro de la Asociación Empresarial, así como guía espiritual del Courtyard. Por lo cual, la opinión de Henry tenía peso.

Al igual que su pata que podía, y lo hacía, darle un batacazo a una persona.

«Steve les pide que permanezcan en el ferry» Ming les dijo.«El lugar de encuentro se ha cambiado»

Un manto de piel surgió alrededor de los hombros de Simon. Como humano, era un nadador aceptable. Como Lobo, era excelente. Pero él no querría poner a prueba su fuerza y resistencia contra el río Talulah. No le gustaba sentirse suspicaz sobre las razones de Steve Barquero, que los llamaba a la isla y luego no los quería allí, pero no tenía ninguna razón para desconfiar del alcalde de la aldea. Sin embargo.

Tan pronto como el ferry atracó, Steve y Ming abordaron. Mientras Steve se acercó a la caseta de control para hablar con Will, Ming y Lucinda Fish alentaron a los pasajeros humanos a desembarcar con presteza.

Los pasajeros miraron a Henry y Simon y no necesitaron que se les pidiera dos veces.

Aún de pie en la proa, Simon observó a Roger Czerneda, oficial de policía de la aldea, y a Flash Foxgard, también fuerza de paz a tiempo parcial, poner caballetes, cerrando el acceso al ferry.

—Algo está sucediendo, — dijo en voz baja a Henry.

«Steve nos quiere sentados en la cabina para hablar» Ming dijo cuando el último pasajero se apresuró al muelle y pasó entre los caballetes.

«¿Hay alguna razón por la que no nos quiere en la isla?» Preguntó Simon.

«Demasiados humanos quieren hablar en lugar de dejar que Steve sea su portavoz,» Ming respondió. «Muchos se reunieron frente al edificio del gobierno en previsión de tu llegada. Steve salió por la puerta de atrás del edificio para reunirse con ustedes aquí»

«¿Los Intuye tienen un presentimiento acerca de esta reunión?»

«Demasiadas emociones, creo, pero no hay presentimientos que los guíen.»

«Eso no es bueno,» dijo Henry. Entró en la cabina, dejando que Simon lo siguiera.

Steve Barquero era un hombre vigoroso, un humano saludable, delgado y musculoso como un Lobo en lugar de ser voluminoso como un Oso. Su pelo oscuro estaba limpio, y sus ojos marrones celebraban una inteligencia brillante.

Ahora el hombre parecía un poco... masticado. No, los humanos no dirían "masticado". Exhausto. ¿Era el equivalente humano?

—Gracias por venir, — dijo Steve—. Disculpen el cambio sin previo aviso del lugar de reunión, pero era la única forma de poder hablar en voz baja. Y si es necesario, Will está listo para echar amarras y dejándonos en el medio del río para evitar la participación de quienes no han sido invitados. — Dejó escapar un suspiro—. Tenemos algunos productos horneados de la panadería de Eamer, y la tía Lu dice la tiene café fresco, si lo desean.

—Lo que nos gustaría es la razón por la que nos ha llamado aquí, — dijo Simon.

Steve se frotó las manos en su rostro.
—Todo el pueblo está asustado. Estamos meados en los pantalones de miedo, y necesitamos ayuda.

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