CAPÍTULO 24
Grimshaw
Thaisday, 15 de Juin
Ineke
Xavier entró en el salón de la pensión vistiendo un traje de baño de una pieza
y una bata abierta.
—¿Querías
verme?
El que
Grimshaw no respondiera, pareció divertirle. Comprendió su diversión, y se
sintió agradecido de que se divirtiera porque no podía dejar de mirar sus
muslos. O más precisamente, los dos tatuajes en sus muslos.
En su
muslo izquierdo había un revólver. El humo que salía del arma se elevaba hacia
su región inferior. En su muslo derecho había una caricatura de ojos grandes de
Ineke con su pelo multicolor amontonado sobre su cabeza y una miniatura de la
pensión metida en el pelo como un adorno. Alrededor del cuello de la caricatura
había un collar hecho de lápidas, y debajo de ellas estaban las palabras "Yo Entierro los Problemas".
Dioses, pensó
Grimshaw. Estoy alquilándole una
habitación a esta mujer.
Ineke
cerró la bata, liberando a Grimshaw de su fijación involuntaria con los
tatuajes.
—¿Esto
va a llevar mucho tiempo? —Preguntó Ineke—. Voy a El Jumble para hablar con Vicki sobre nuestros arreglos para
ofrecerles a los huéspedes un paseo guiado al lago. Creo que ella necesita un
poco de tiempo de chicas, y podría darme un baño mientras revisamos los
detalles.
Grimshaw
quería sacudir la cabeza para aclararla, o al menos tirarse un poco de agua
fría en la cara, pero eso le diría a ella demasiado sobre su reacción. ¿Había
algo fascinante en esos tatuajes, algo hipnótico? ¿O era solo que lo atraparon
sin preparación?
Tenía
que cerrar este caso y salir de Sproing.
Le
tendió la foto del clip de corbata.
—¿Has
visto esto?
—¿Si
he visto un clip de corbata? Me imagino que todos los hombres tienen uno, así
que he visto muchos a lo largo de los años. Creo que incluso tengo un par de
ellos en el joyero secundario.
Esperaba
que ella se los hubiera comprado y que no tuviera que buscar cuerpos en el
contenedor de abono.
—Estoy
buscando clips de corbata exactamente como este.
—Anduve
por este terreno antes. —Pero tomó la foto y estudió la imagen—. A menos que el
comportamiento de alguien me dé una razón para mirar, no hurgo en las posesiones
de mis invitados. Eso no significa que no preste atención a algo que está a la
vista. Siendo hombres pulcros, no puedo decir si tú o el agente Osgood tienen
un clip de corbata como este. Franklin Cartwright alquiló una de las
habitaciones con baño, pero no dejó nada más que un tubo de pasta de dientes, y
a pesar de planear estar aquí por unos días, no sacó nada de su equipaje, salvo
un par de camisas y un segundo par de pantalones que colgó en el armario. Y su
equipaje siempre estaba cerrado cuando salía de su habitación.
—¿Cómo
pudiste saberlo?
—El
equipaje estaba asegurado con correas de cuero y candados. —Ineke le devolvió
la foto—. No me importa que los invitados tengan secretos o que lleven el
perfume del misterio. Todos tenemos secretos, y todos deberían tener un pequeño
misterio en sus vidas. Pero esos candados y su charla sobre Vicki ocupando
ilegalmente El Jumble cuando todos la
vimos meter dinero y sudar en el lugar,
no me cayó bien. Si Cartwright no hubiera sido asesinado, le hubiera dicho que
buscara otro lugar para quedarse.
—No
hay otro lugar para quedarse en Sproing.
Ella
le dio una sonrisa depredadora.
—Exacto.
— Agitó una mano hacia la foto—. Los detectives Reynolds y Baker tenían un clip
de corbata como ese. Igualmente el detective Swinn.
—¿Qué
pasa con el gerente del banco?
Ineke
entrecerró los ojos.
—Nunca
tuve una razón para prestarle atención, así que no puedo decirlo con certeza.
—Gracias
por tu ayuda. —Grimshaw comenzó a alejarse, luego se detuvo.
Ineke
recogió una gran cesta de paja que contenía una toalla de playa enrollada, una
botella de agua y un pequeño bolso.
—¿Algo
más?
Él
vaciló, luego decidió hacer la pregunta.
—¿Qué
crees que pasará si Vicki DeVine dejará El
Jumble?
—Creo
que eso dependerá del por qué.
* * *
—¿Me
veo como si me pusiera una corbata?
Grimshaw
miró a Gershwin Jones, el dueño de Notas
de Gracia, la tienda de Sproing para todo lo musical. Levantar la cabeza
para mirar a alguien fue una experiencia nueva que no disfrutó.
—No, no
lo diría, —respondió Grimshaw—. Pero le estoy preguntando a los dueños de
negocios si han visto un clip de corbata como este.
Gershwin
Jones era un hombre grande y bien proporcionado. Miembro de una familia con
sólo una generación de pobladores de Thaisia, sus padres eran emigrantes de las
Islas Tormenta del Este, tenía la piel morena y ojos oscuros. Llevaba el pelo
oscuro con rastas que le caían por debajo de los omoplatos, y el caftán hasta
la rodilla que llevaba sobre unos pantalones de color arena parecía un arcoíris
con una sobredosis de cafeína.
—¿A todos
los dueños de negocios o a unos pocos?
Al
igual que Julian Farrow, Gershwin Jones era un recién llegado, alguien que se
había mudado a Sproing el pasado otoño después de que tantas personas en lugares
pequeños y aislados como este hubieran muerto o se hubieran ido a ciudades
controladas por humanos, o al menos que creían la ilusión de que había un
límite entre ellos y los Terráneos.
Grimshaw
podría no sentir cosas como Julian, pero un policía tenía su propio tipo de
intuición.
—A un
grupo selecto: las personas que se mudaron al área el año pasado. Mucha gente
ha estado buscando nuevas oportunidades, buscando un lugar diferente para
establecerse. Está la gente de Vida Simple que llevan el establo, y entiendo
que algunos Intuye se han convertido en residentes de Sproing. —Y creo que eres uno de ellos, agregó en
silencio.
Jones
se acercó a los compartimentos de partituras y comenzó a enderezar los
contenedores ya ordenados.
—Julian
dice que eres un amigo suyo, dice que eres de mente abierta acerca de los
regalos que le llegan a una persona al nacer.
Lo
cual confirmaba su pensamiento de que Jones era un Intuye.
—Intento
tener la mente abierta sobre cosas que no lastiman a otra persona o violan la
ley.
Jones
solo siguió ordenando los contenedores. Finalmente se detuvo pero no miró a
Grimshaw.
—Tengo
la sensación de que los hombres que usan ese clip de corbata no harían negocios
con alguien como yo. No sienten el ritmo de un lugar o la gente que vive allí.
No tienen sentido para nada más que ganancias. ¿Oyes lo que estoy diciendo?
Esos detectives causaron problemas a la señora Vicki. No han entrado aquí, pero
el oficial Osgood ha venido a mirar las partituras, mira los instrumentos que
tengo para la venta. Él siente el ritmo.
Bueno,
preguntarle a la gente sobre los clips de corbata había sido una posibilidad
remota.
Una
mirada lejana entró en los ojos de Jones. Luego se centró en Grimshaw.
—¿Tienes
una conexión con alguna de las chicas especiales?
Por un
momento, el cuerpo de Grimshaw se apretó. Chicas especiales. Profetas de la
sangre. Las Casandras de sangre. Chicas que podían ver el futuro cuando les
cortaban la piel.
—No,
no tengo una conexión con ninguna de esas chicas, —dijo. No directamente, de
todos modos.
Algunas
de las chicas todavía vivían en los recintos donde fueron criadas y entrenadas.
Otras dejaron esa "propiedad benevolente" e intentaron sobrevivir en
el caótico mundo cotidiano. Muchas no sobrevivieron, y las que sí, estaban
escondidas.
Si
quisieras esconder chicas vulnerables, le preguntarías a alguien que tuviese un
sentido intuitivo sobre un lugar donde encontrar comunidades donde esas chicas
estarían a salvo. Y Grimshaw no conocía a nadie que fuera mejor para detectar
un lugar que Julian Farrow.
—Gracias
por su ayuda, —dijo Grimshaw. Se apresuró a salir de Notas de Gracia y fue directamente a Lettuce Reed.
—¿Estás
solo? — Le preguntó a Julian tan pronto como entró en la tienda.
—Por
el momento, —respondió Julian—. Tuve un encuentro con novelas románticas de
suspenso hace una hora. Probablemente no sea el tipo de historia que te
interesa.
Grimshaw
rechazó el comentario.
—Necesito
ayuda para responder una pregunta. Necesito un tipo especial de ayuda. —
¿Demasiado críptico? No. Julian sabía exactamente de qué, o de quién, estaba
hablando, y no dijo nada. Esperando que esa fuera la respuesta de Julian,
agregó—: Conozco a un hombre que conoce a un hombre que podría conocer a una
profeta de la sangre.
Julian
miró hacia otro lado.
—¿A qué
estamos jugando? ¿Seis grados de separación[1] o
conecta los puntos?
—Tal
vez ambos. ¿Qué tienen en común los detectives que trabajan en Putney, un
gerente de banco en Sproing y un empresario que vive en Hubb NE?
—Dímelo
tú.
—Todos
tienen el mismo clip de corbata, lo que podría ser una coincidencia o una
conexión.
Julian
no dijo nada.
Grimshaw
decidió presionar.
—Tú
ayudaste a esconder algunas de esas chicas, ¿verdad? Antes de que abrieras la
tienda aquí.
—No
vamos a hablar de eso. NUNCA, —dijo Julian ferozmente.
No,
Julian no hablaría. Las profetas de la sangre valían una fortuna por su
capacidad de ver el futuro, y un hombre que admitiera saber dónde encontrar,
incluso sólo a una de ellas, estaría usando una diana en la espalda.
Pero
había una profeta de la sangre que podría estar a su alcance.
—El
Capitán Hargreaves conoce a un capitán de patrulla en Lakeside. Él podría ser
capaz de comunicarse. —No quería pedirle a Hargreaves que llamara por otro
favor en su nombre, pero tampoco quería que este problema en El Jumble fuera el incidente que
iniciara la próxima Gran Depredación.
—¿Realmente
necesitas esto?
—Gershwin
Jones parece pensar que sí. Él fue quien me preguntó si conocía a alguna de las
chicas especiales.
Un
silencio crepitante. Finalmente Julian suspiró.
—Algunos
Intuyes tienen un intercambio de información privado. Se ha hablado de que
algunas de las chicas especiales están explorando formas de revelar la profecía
sin cortarse la piel. —Sonrió sombríamente—. Conozco a un hombre que conoce a
un Lobo que conoce a una chica que podría responder una pregunta leyendo
cartas.
—Si
pudieras hacer los contactos, —dijo Grimshaw—. Confío en el capitán Hargreaves,
pero la participación de Swinn plantea la cuestión de quién más podría estar
relacionado con este desastre.
—Resuelve
exactamente lo que quieres preguntar, y le enviaré la pregunta. Podría ayudar
si puedo enviar por correo electrónico la foto del clip de corbata también.
—Gracias.
Vuelvo enseguida.
Grimshaw
cruzó la calle y entró a la estación de policía. Osgood estaba allí, leyendo
uno de los libros que había comprado en Lettuce
Reed.
—¿Por
qué no haces una patrulla a pie? — Dijo Grimshaw. Sacó su billetera y le dio a
Osgood un par de billetes—. Recoge algo de almuerzo para nosotros dos mientras
estás fuera.
—Sí,
señor. — Osgood dudó—. ¿Qué va a hacer?
—Voy a
tomarme un tiempo a solas para considerar una pregunta.
[1] Seis grados de separación: Se le llama seis grados de separación a la
hipótesis que intenta probar que cualquiera en la Tierra puede estar conectado
a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no
tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis
enlaces), algo que se ve representado en la popular frase «el mundo es un
pañuelo». La teoría fue inicialmente propuesta en 1930 por el escritor húngaro
Frigyes Karinthy en un cuento llamado Chains.
Nuestra Meg por fin aparece! Se esta poniendo interesante.
ResponderEliminarGrimshaw se esta metiendo en terreno peligroso
ResponderEliminarIneque me encanta tan desfachatada y entrometida
ResponderEliminarYo quiero saber cómo siguen Meg y Simón como pareja 🥰
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