Próximamente

miércoles, 4 de abril de 2018

Adelanto: Capítulo 24 - Lake Silence - Anne Bishop




CAPÍTULO 24



Grimshaw


Thaisday, 15 de Juin

Ineke Xavier entró en el salón de la pensión vistiendo un traje de baño de una pieza y una bata abierta.
—¿Querías verme?

El que Grimshaw no respondiera, pareció divertirle. Comprendió su diversión, y se sintió agradecido de que se divirtiera porque no podía dejar de mirar sus muslos. O más precisamente, los dos tatuajes en sus muslos.

En su muslo izquierdo había un revólver. El humo que salía del arma se elevaba hacia su región inferior. En su muslo derecho había una caricatura de ojos grandes de Ineke con su pelo multicolor amontonado sobre su cabeza y una miniatura de la pensión metida en el pelo como un adorno. Alrededor del cuello de la caricatura había un collar hecho de lápidas, y debajo de ellas estaban las palabras "Yo Entierro los Problemas".

Dioses, pensó Grimshaw. Estoy alquilándole una habitación a esta mujer.

Ineke cerró la bata, liberando a Grimshaw de su fijación involuntaria con los tatuajes.

—¿Esto va a llevar mucho tiempo? —Preguntó Ineke—. Voy a El Jumble para hablar con Vicki sobre nuestros arreglos para ofrecerles a los huéspedes un paseo guiado al lago. Creo que ella necesita un poco de tiempo de chicas, y podría darme un baño mientras revisamos los detalles.

Grimshaw quería sacudir la cabeza para aclararla, o al menos tirarse un poco de agua fría en la cara, pero eso le diría a ella demasiado sobre su reacción. ¿Había algo fascinante en esos tatuajes, algo hipnótico? ¿O era solo que lo atraparon sin preparación?

Tenía que cerrar este caso y salir de Sproing.

Le tendió la foto del clip de corbata.
—¿Has visto esto?

—¿Si he visto un clip de corbata? Me imagino que todos los hombres tienen uno, así que he visto muchos a lo largo de los años. Creo que incluso tengo un par de ellos en el joyero secundario.

Esperaba que ella se los hubiera comprado y que no tuviera que buscar cuerpos en el contenedor de abono.
—Estoy buscando clips de corbata exactamente como este.

—Anduve por este terreno antes. —Pero tomó la foto y estudió la imagen—. A menos que el comportamiento de alguien me dé una razón para mirar, no hurgo en las posesiones de mis invitados. Eso no significa que no preste atención a algo que está a la vista. Siendo hombres pulcros, no puedo decir si tú o el agente Osgood tienen un clip de corbata como este. Franklin Cartwright alquiló una de las habitaciones con baño, pero no dejó nada más que un tubo de pasta de dientes, y a pesar de planear estar aquí por unos días, no sacó nada de su equipaje, salvo un par de camisas y un segundo par de pantalones que colgó en el armario. Y su equipaje siempre estaba cerrado cuando salía de su habitación.

—¿Cómo pudiste saberlo?

—El equipaje estaba asegurado con correas de cuero y candados. —Ineke le devolvió la foto—. No me importa que los invitados tengan secretos o que lleven el perfume del misterio. Todos tenemos secretos, y todos deberían tener un pequeño misterio en sus vidas. Pero esos candados y su charla sobre Vicki ocupando ilegalmente El Jumble cuando todos la vimos meter dinero  y sudar en el lugar, no me cayó bien. Si Cartwright no hubiera sido asesinado, le hubiera dicho que buscara otro lugar para quedarse.

—No hay otro lugar para quedarse en Sproing.

Ella le dio una sonrisa depredadora.
—Exacto. — Agitó una mano hacia la foto—. Los detectives Reynolds y Baker tenían un clip de corbata como ese. Igualmente el detective Swinn.

—¿Qué pasa con el gerente del banco?

Ineke entrecerró los ojos.
—Nunca tuve una razón para prestarle atención, así que no puedo decirlo con certeza.

—Gracias por tu ayuda. —Grimshaw comenzó a alejarse, luego se detuvo.

Ineke recogió una gran cesta de paja que contenía una toalla de playa enrollada, una botella de agua y un pequeño bolso.
—¿Algo más?

Él vaciló, luego decidió hacer la pregunta.
—¿Qué crees que pasará si Vicki DeVine dejará El Jumble?

—Creo que eso dependerá del por qué.



* * *


—¿Me veo como si me pusiera una corbata?

Grimshaw miró a Gershwin Jones, el dueño de Notas de Gracia, la tienda de Sproing para todo lo musical. Levantar la cabeza para mirar a alguien fue una experiencia nueva que no disfrutó.

—No, no lo diría, —respondió Grimshaw—. Pero le estoy preguntando a los dueños de negocios si han visto un clip de corbata como este.

Gershwin Jones era un hombre grande y bien proporcionado. Miembro de una familia con sólo una generación de pobladores de Thaisia, sus padres eran emigrantes de las Islas Tormenta del Este, tenía la piel morena y ojos oscuros. Llevaba el pelo oscuro con rastas que le caían por debajo de los omoplatos, y el caftán hasta la rodilla que llevaba sobre unos pantalones de color arena parecía un arcoíris con una sobredosis de cafeína.

—¿A todos los dueños de negocios o a unos pocos?

Al igual que Julian Farrow, Gershwin Jones era un recién llegado, alguien que se había mudado a Sproing el pasado otoño después de que tantas personas en lugares pequeños y aislados como este hubieran muerto o se hubieran ido a ciudades controladas por humanos, o al menos que creían la ilusión de que había un límite entre ellos y los Terráneos.

Grimshaw podría no sentir cosas como Julian, pero un policía tenía su propio tipo de intuición.
—A un grupo selecto: las personas que se mudaron al área el año pasado. Mucha gente ha estado buscando nuevas oportunidades, buscando un lugar diferente para establecerse. Está la gente de Vida Simple que llevan el establo, y entiendo que algunos Intuye se han convertido en residentes de Sproing. —Y creo que eres uno de ellos, agregó en silencio.

Jones se acercó a los compartimentos de partituras y comenzó a enderezar los contenedores ya ordenados.

—Julian dice que eres un amigo suyo, dice que eres de mente abierta acerca de los regalos que le llegan a una persona al nacer.

Lo cual confirmaba su pensamiento de que Jones era un Intuye.
—Intento tener la mente abierta sobre cosas que no lastiman a otra persona o violan la ley.

Jones solo siguió ordenando los contenedores. Finalmente se detuvo pero no miró a Grimshaw.
—Tengo la sensación de que los hombres que usan ese clip de corbata no harían negocios con alguien como yo. No sienten el ritmo de un lugar o la gente que vive allí. No tienen sentido para nada más que ganancias. ¿Oyes lo que estoy diciendo? Esos detectives causaron problemas a la señora Vicki. No han entrado aquí, pero el oficial Osgood ha venido a mirar las partituras, mira los instrumentos que tengo para la venta. Él siente el ritmo.

Bueno, preguntarle a la gente sobre los clips de corbata había sido una posibilidad remota.

Una mirada lejana entró en los ojos de Jones. Luego se centró en Grimshaw.
—¿Tienes una conexión con alguna de las chicas especiales?

Por un momento, el cuerpo de Grimshaw se apretó. Chicas especiales. Profetas de la sangre. Las Casandras de sangre. Chicas que podían ver el futuro cuando les cortaban la piel.

—No, no tengo una conexión con ninguna de esas chicas, —dijo. No directamente, de todos modos.

Algunas de las chicas todavía vivían en los recintos donde fueron criadas y entrenadas. Otras dejaron esa "propiedad benevolente" e intentaron sobrevivir en el caótico mundo cotidiano. Muchas no sobrevivieron, y las que sí, estaban escondidas.

Si quisieras esconder chicas vulnerables, le preguntarías a alguien que tuviese un sentido intuitivo sobre un lugar donde encontrar comunidades donde esas chicas estarían a salvo. Y Grimshaw no conocía a nadie que fuera mejor para detectar un lugar que Julian Farrow.

—Gracias por su ayuda, —dijo Grimshaw. Se apresuró a salir de Notas de Gracia y fue directamente a Lettuce Reed.

—¿Estás solo? — Le preguntó a Julian tan pronto como entró en la tienda.

—Por el momento, —respondió Julian—. Tuve un encuentro con novelas románticas de suspenso hace una hora. Probablemente no sea el tipo de historia que te interesa.

Grimshaw rechazó el comentario.
—Necesito ayuda para responder una pregunta. Necesito un tipo especial de ayuda. — ¿Demasiado críptico? No. Julian sabía exactamente de qué, o de quién, estaba hablando, y no dijo nada. Esperando que esa fuera la respuesta de Julian, agregó—: Conozco a un hombre que conoce a un hombre que podría conocer a una profeta de la sangre.

Julian miró hacia otro lado.
—¿A qué estamos jugando? ¿Seis grados de separación[1] o conecta los puntos?

—Tal vez ambos. ¿Qué tienen en común los detectives que trabajan en Putney, un gerente de banco en Sproing y un empresario que vive en Hubb NE?

—Dímelo tú.

—Todos tienen el mismo clip de corbata, lo que podría ser una coincidencia o una conexión.

Julian no dijo nada.

Grimshaw decidió presionar.
—Tú ayudaste a esconder algunas de esas chicas, ¿verdad? Antes de que abrieras la tienda aquí.

—No vamos a hablar de eso. NUNCA, —dijo Julian ferozmente.

No, Julian no hablaría. Las profetas de la sangre valían una fortuna por su capacidad de ver el futuro, y un hombre que admitiera saber dónde encontrar, incluso sólo a una de ellas, estaría usando una diana en la espalda.

Pero había una profeta de la sangre que podría estar a su alcance.

—El Capitán Hargreaves conoce a un capitán de patrulla en Lakeside. Él podría ser capaz de comunicarse. —No quería pedirle a Hargreaves que llamara por otro favor en su nombre, pero tampoco quería que este problema en El Jumble fuera el incidente que iniciara la próxima Gran Depredación.

—¿Realmente necesitas esto?

—Gershwin Jones parece pensar que sí. Él fue quien me preguntó si conocía a alguna de las chicas especiales.

Un silencio crepitante. Finalmente Julian suspiró.
—Algunos Intuyes tienen un intercambio de información privado. Se ha hablado de que algunas de las chicas especiales están explorando formas de revelar la profecía sin cortarse la piel. —Sonrió sombríamente—. Conozco a un hombre que conoce a un Lobo que conoce a una chica que podría responder una pregunta leyendo cartas.

—Si pudieras hacer los contactos, —dijo Grimshaw—. Confío en el capitán Hargreaves, pero la participación de Swinn plantea la cuestión de quién más podría estar relacionado con este desastre.

—Resuelve exactamente lo que quieres preguntar, y le enviaré la pregunta. Podría ayudar si puedo enviar por correo electrónico la foto del clip de corbata también.

—Gracias. Vuelvo enseguida.

Grimshaw cruzó la calle y entró a la estación de policía. Osgood estaba allí, leyendo uno de los libros que había comprado en Lettuce Reed.

—¿Por qué no haces una patrulla a pie? — Dijo Grimshaw. Sacó su billetera y le dio a Osgood un par de billetes—. Recoge algo de almuerzo para nosotros dos mientras estás fuera.

—Sí, señor. — Osgood dudó—. ¿Qué va a hacer?

—Voy a tomarme un tiempo a solas para considerar una pregunta.


[1] Seis grados de separación: Se le llama seis grados de separación a la hipótesis que intenta probar que cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces), algo que se ve representado en la popular frase «el mundo es un pañuelo». La teoría fue inicialmente propuesta en 1930 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en un cuento llamado Chains.

4 comentarios:

  1. Nuestra Meg por fin aparece! Se esta poniendo interesante.

    ResponderEliminar
  2. Grimshaw se esta metiendo en terreno peligroso

    ResponderEliminar
  3. Ineque me encanta tan desfachatada y entrometida

    ResponderEliminar
  4. Yo quiero saber cómo siguen Meg y Simón como pareja 🥰

    ResponderEliminar