Próximamente

jueves, 6 de abril de 2017

Adelanto: Capítulo 16 (segunda parte) Etched in Bone - Anne Bishop


*****

Saltarín llegó a la Plaza Comercial antes que Simon, Meg y Sam. Igualmente Nathan y Blair, pero estaban fuera de La Carne no es Verde, bloqueando la puerta para impedir que el joven Lobo entrara corriendo y tomara algo de la comida.

—Cachorro, ¿le contaste de esta comida? —Simon le preguntó a Sam.

—No. Tal vez. Un poco. Pero eso fue antes de que Meg me dijera que todos tenían que verse humanos.

Detectándolos, Saltarín se dirigió directamente a Meg, quien llevaba el gran plato de ensalada de espinacas.

Blair gruñó una advertencia y Simon dio un paso delante de Meg, dándole a Saltarín dos razones para alejarse en lugar de saltar, y posiblemente rascar a Meg para averiguar qué había en el tazón. Nathan se unió a ellos, rodeándola hasta que ella llegó a La Carne no es Verde y entró.

—Nos quedaremos aquí hasta que todos los demás estén dentro, —dijo Blair.

—La manada femenina y el resto de la comida ya están aquí, — dijo Nathan—. Los hombres están llegando. ¿Eso es normal? Pensé que los hombres ayudaban con la comida.

—Yo ayude. —respondió Simon.

Blair le echó un vistazo.
—Trajiste hojas y hongos.

Simon desnudó los dientes. Luego suspiró porque era cierto.
—Vamos, Sam.

Pero Sam miraba fijamente a Saltarín, cuyos ojos ámbar mantenían una perpleja seriedad.

—No puedes entrar, —dijo Sam con calmada autoridad—. Tienes que ser capaz de cambiar a la forma humana para comer aquí hoy.

Los Lobos adultos no se movieron, no se inmiscuyeron. El momento se estiró. Entonces Saltarín se escabulló, llorando de un modo que le dolió el corazón a Simon.

—Nos aseguraremos de que consiga algo de la comida, —susurró Simon a Sam cuando abrió la puerta. Él y el líder de la manada de cachorros entraron.

Las mesas habían sido movidas juntas para formar una larga mesa en el centro de la habitación. Otras mesas habían sido agrupadas para contener cuencos y platos de una variedad de alimentos.

—Hay tantas cosas, —dijo Meg, dando lentos pasos hacia las mesas de comida.

¿Había más opciones que de costumbre, o lo estaba viendo de una manera diferente, confundiéndola?

—Puede que hayamos exagerado un poco con el número de platos que preparamos, —dijo Merri Lee, poniendo un plato de judías verdes sobre la mesa—. Pero queríamos bastante variedad para todos, y todo aquí se puede comer como sobras. Meg, dame la ensalada de espinacas y voy a añadir el aderezo caliente de tocino y los huevos duros. Ah, y tenemos maíz al vapor en la mazorca, así que asegúrate de tomar una pieza para probarlo. El Teniente Montgomery y Pete han ido a buscar a los niños. Eva está triturando las patatas, la señorita Twyla está a punto de hacer el maíz, y Michael y Karl están trinchando el pavo.

A Simon le hubiera gustado ver ese trinchado, pero no pidió. No le importaba ponerse en el camino de los hombres, pero este parecía un buen momento para alejarse de la señora Twyla y Eva.

Montgomery, Pete y los tres cachorros humanos llegaron, seguidos por Nathan, Blair, y Henry. Nadine y Chris Fallacaro salieron del área de la cocina llevando canastas de panecillos y rollos, y un plato con algún tipo de pan denso.

Nadine señaló los alimentos.
—Muffins de melocotón, panecillos y pan de calabacín. Estoy haciendo uso de lo que está en temporada.

Fruta en los muffins sonaba bien, ¿pero verduras en el pan?

Simon miró a Blair y a Nathan. Ellos lo miraron.

«Tú la distraes, y le daré a la cosa de pan una olfateada,» Blair dijo.

«Demasiado tarde,» dijo Simon mientras Michael Debany traía una gran bandeja con carne apilada, incluyendo las piernas del pavo, que eran las únicas partes intactas -y reconocibles- del ave.

Kowalski salió de la cocina llevando dos sacos llenos de contenedores de comida.
—La señora Twyla está enviando algo de comida a Cyrus y a su familia para mantener la paz. Volveré dentro de unos minutos.

Montgomery se acercó a ellos.
— ¿Quieres ayuda, Karl?

—Mejor si lo hago solo, señor.

Montgomery asintió con la cabeza.

—Voy a salir contigo y me aseguraré de que Saltarín no te haga una emboscada, —dijo Nathan.

Eva Denby puso un gran plato de cubitos de pan cocido al lado del pavo y aplaudió.
—Muy bien, todos. Tomen un plato y sírvanse. Cualquier persona más baja que Meg será ayudada por un adulto.

Meg y Merri Lee miraron a Eva y le dijeron:
— ¡Oye!

El resto de los humanos se rieron. Simon no tenía ni idea del por qué.

Merri Lee puso los ojos en blanco.
—Si ese es el estándar que estás usando, Meg y todo el mundo de exactamente su altura deberán ser los primeros en la fila.

Eso trajo más risas. Todavía no sabía por qué eso era divertido, pero Meg y Merri Lee, con Sam entre ellas, fueron los primeros en elegir la comida, así que no gruñó a nadie. Nathan regresó, le hizo un gesto con la cabeza para indicar que Kowalski -y la comida- había escapado a Saltarín, y se unió a la fila.

Cazuela de frijoles verdes, brócoli y cazuela de queso, ensalada de patatas, ensalada de macarrones y ensalada de espinacas; Muffins, panecillos y pan de calabacín; Puré de patatas, relleno, pavo y salsa; mazorcas de maíz y mantequilla derretida. Dejó de intentar identificar el resto de la comida que la manada femenina había hecho para esta comida.

Meg no tomó más de una cucharada de cualquier cosa, pero tampoco lo hicieron el resto de las hembras. Aún así tenían platos llenos de comida. A los cachorros no se les dio tantos alimentos diferentes, pero la cantidad era suficiente, incluso para Sam. Cuando tomaron asiento en la mesa, Kowalski regresó, y algo sobre la compasión en los ojos oscuros del hombre hizo brotar la piel sobre los hombros y la espalda de Simon.

—Tienes que venir, —dijo Kowalski en voz baja cuando llegó a Simon.

Montgomery puso su plato sobre la mesa.
— ¿Hay algún problema?

Kowalski asintió, pero mantuvo los ojos fijos en Simon.
—Tienes que venir afuera.

« ¿Simon?» Blair apartó su comida. Lo mismo hicieron Nathan y Henry.

«Esperen,» dijo Simon. «Vigilen a Meg.»

Oyó los gemidos antes de llegar a la puerta. Lobo pero no Lobo. Cuando salió, comprendió la lástima en los ojos de Kowalski, supo por qué Montgomery contuvo el aliento.

No era humano. No era Lobo. Ni siquiera esa mezcla terrible pero armoniosa que la mayoría de ellos tomaba cuando estaban estresados o necesitaban aspectos de ambas formas. Este era el peor tipo de media forma.

No quería quedarse fuera.

Antes de que pudiera decidir qué hacer con Saltarín, la señora Twyla salió y miró al joven lloriqueante.

—No voy a tener un chico desnudo sentado a la mesa, así que es mejor que le traigan algo de ropa, —dijo.

—Señora Twyla... —empezó Simon al mismo tiempo que Montgomery decía:

—Mamá.

Ella los ignoró y señaló a Kowalski.
—Te acercas a la tienda y le traes a este chico una camiseta y un par de esos pantalones de ejercicio de cintura elástica que usas cuando levantas pesas y haces lo que hagas para hacer esos músculos. Debe ser lo suficientemente fácil para sacar unos puntos de sutura en la costura trasera para dar cabida a su cola. No te molestes con los zapatos ahora mismo.

¿Zapatos? No tenían nada que pudiera acomodar los pies de Saltarín. Uno parecía en su mayoría humano, pero peludo. La otra era una pata de Lobo con dedos humanos.

—La camisa y los pantalones serán suficientes, —continuó la señora Twyla—. Corre ahora. La comida se está enfriando.

—Sí, señora. —Kowalski corrió a la tienda de ropa en la Plaza Comercial.

—Crispin, entra y asegúrate de que todo el mundo empiece.

La vacilación de Montgomery duró sólo un momento.
—Sí mamá.

—Señora Twyla... —exclamó Simon otra vez.

—No.

La palabra fue pronunciada en voz baja y cortés, y dejó claro que no habría argumentaciones ni discusiones.

La señora Twyla le dirigió una larga mirada a Simon.
— ¿Cree que no entiendo lo que pasó aquí, y por qué? Intentar requiere coraje. ¿Cuántos de ustedes lo hicieron bien la primera vez?

La mayor parte de los Terráneos que intentaban tomar la forma nunca lograban cambiar del todo, así que no podrían pasar por humanos. Pero tampoco trataban de sentarse en una mesa con los humanos y comer.

—Cualquiera que tenga un problema con esto es bienvenido a agarrar un plato y comer en otro lugar, —dijo la señora Twyla. Y eso lo incluye.

Picado le gruñó, y se sintió vagamente avergonzado por hacerlo cuando ella dobló los flacos brazos y lo miró.

Kowalski regresó.
—Adiviné los tamaños. Pensé que la camiseta estaría bien si fuera un poco grande. Hace calor y el resto de los niños llevan pantalones cortos, así que traje estos.

Había visto a Kowalski y Debany usar pantalones cortos como aquellos cuando ejercitaban en Correr y Golpear, el gimnasio del Courtyard.

—Esos servirán bien, —dijo la señora Twyla—. Ahora necesito...

Eva y Nadine asomaron la cabeza por la puerta.

—Twyla, qué está pasando... —Eva comenzó.

Simon vio el shock y el horror en las caras de las dos hembras. Entonces esos sentimientos desaparecieron, en la forma en que un Lobo los desaparecería tras la máscara de aspecto humano. Los sentimientos no se habían ido, sólo se escondieron.

¿Habían ocultado sentimientos de esa manera la primera vez que habían visto las cicatrices de Meg?

—Necesito un cortador  o un par de tijeras, —dijo la señora Twyla.

—Tengo tijeras en el mini kit de costura que guardo en mi bolso, — dijo Eva—. Yo los traeré.

—Ustedes chicos ayúdenlo a ponerse de pie y vestirse.

No estaba seguro quiénes eran los chicos hasta que Kowalski se movió para pararse en un lado de Saltarín y le dio a Simon una mirada expectante. Después de levantar a Saltarín en posición vertical, el joven necesitó un minuto para encontrar su equilibrio, algo que no era fácil cuando estaba de pie sobre dos pies de forma diferente. Nadine les ayudó a ponerle la camiseta, mientras que la señora Twyla sujetó los pantalones cortos a la cintura de Saltarín y decidió dónde rasgar la costura para proporcionar una abertura para la cola.

Cuando Eva volvió con su kit, no sólo abrió la costura, sino que también añadió un par de puntadas para mantener la costura sin que se abriera más.

Luego metieron dentro a Saltarín.

Blair, Nathan y Henry habían adivinado lo que había sucedido. Los humanos...

«Eva les dijo para que estuvieran preparados,» dijo Henry.

—Saltarín, te sientas a mi lado, —dijo la señora Twyla—. Ruth, prepárale un plato. Comienza con algo simple.

—Sí, señora. —Ruth corrió a las mesas con la comida y comenzó a llenar otro plato mientras Merri Lee vertía leche en una taza de plástico.

Simon y Kowalski instalaron a Saltarín en la silla. El joven jadeaba, estresado por el cambio físico y un cuerpo que debía de ser como pedazos desunidos.

Robert miró fijamente, un tenedor con puré de patatas suspendido sobre su plato.
— ¿Es Saltarín?

— ¿Y qué? —Desafió Sam.

— ¿Cómo hizo eso? —Robert miró a Sam—. ¿Puedes hacer eso?

—Lo discutiremos más tarde, —interrumpió Pete—. Come tu cena.

Ruth trajo un plato que contenía puré de patatas, relleno, pavo y una cucharada de brócoli y cazuela de queso.
—No estaba segura de si podía manejar mazorcas de maíz.

La señora Twyla asintió.
—Esto servirá por ahora.

Saltarín se lanzó para la comida en el plato y recibió un golpe en la nariz.

—Espera hasta que te lo corté. —La señora Twyla cortó el pavo y luego puso el plato frente a Saltarín. Cogió un tenedor y dio unos golpecitos en el extremo de los dientes—. Esto es puntiagudo y dolerá si lo empujas en tu lengua o en el interior de tu boca. Supongo que te vas a clavar una o dos veces, todos los niños lo hacen, pero intenta tener cuidado. —Ella puso el tenedor en su mano y lo guió hasta que él lanzó un trozo de pavo, luego lo soltó—. Ahí tienes.

— ¿Por qué ha cortado la comida de Saltarín? —preguntó Sam.

Era curioso que el cachorro le preguntara eso dado que había empujado su plato a Meg para que le cortara el pavo a él.

—Lo hice por todos mis hijos y nietos cuando eran pequeños, —respondió la señora Twyla.

—La abuela Twyla solía cortar mi comida, pero ya no tiene que hacerlo, —dijo Lizzy.

«Eso es porque Pete Denby cortó su comida cuando cortó la de Sarah,» dijo Henry, sonando divertido.

Sam inclinó la cabeza y estudió a la señora Twyla.
—Si está cortando su comida, ¿significa que es la abuela de Saltarín?

Montgomery se ahogó, pero no pareció sorprendido cuando la señora Twyla dijo:
— ¿Tiene una abuela? ¿No? Entonces supongo que sí.

Nadie habló durante varios minutos. Los Lobos y Henry mantuvieron un ojo en Saltarín para cerciorarse de que él no intentara tomar la comida del plato de cualquier persona. Los humanos mantuvieron su atención enfocada principalmente en sus propios platos.

—Entonces, —dijo la señora Twyla finalmente—, ¿qué han estado haciendo últimamente los niños?

Silencio. Entonces Montgomery miró a Simon antes de dirigirse a su madre.
— ¿A qué niños te refieres, mamá?

Miró a todos alrededor de la mesa, incluyendo a Blair y Henry.
—Todos ustedes.

—El otro día atrapamos un pavo, —dijo Blair.

—Y es un buen pájaro. ¿No es cierto, Eva?

Eva Denby tragó saliva.
—Un pájaro muy bueno. Y lo suficientemente grande para compartir.

Merri Lee mencionó el nuevo Afable Crowgard que estaba leyendo. Kowalski preguntó si Alan Wolfgard tenía un nuevo libro editado. Michael Debany preguntó si los Lobos habían jugado alguna vez un partido de baloncesto.

Poco a poco todos se relajaron, hablando de libros y juegos que involucraban pelotas de un tipo u otro, hablando de los alimentos que eran una nueva experiencia para Meg, así como para los Terráneos.

—La mazorca de maíz es maravillosa, —dijo Meg—. Tendremos que conseguir que Jenni, Starr y Jake lo prueben de esta manera.

Merri Lee se echó a reír.
—Sí. No creo que la mantequilla derretida en el maíz crudo tenga el mismo gusto.

Hablaron y se rieron y le preguntaron a Henry sobre sus esculturas. Nathan gruñó una protesta cuando Meg dijo que le confiscaría galletas la próxima vez que llegara tarde al trabajo, y eso hizo reír a la manada femenina, especialmente cuando Meg confesó mirar debajo de la cama de Lobo para ver si Nathan se estaba ocultando de ella.

A través de todo esto, Saltarín se sentó entre ellos, bienvenido y aceptado.

*****

Encajonándose en la cocina tan silenciosamente como le fue posible, Jimmy se rascó el vientre desnudo, luego metió sus manos debajo de sus calzoncillos para rascarse el culo. Abrió la nevera y juró en silencio cuando los frascos almacenados en las estanterías de la puerta resonaron. Cuando salió del dormitorio, Sandee le hizo ese resoplido de cerdo, un sonido asqueroso, a diferencia de un ronquido honesto, de modo que no era probable que lo oyera, pero los malditos niños habían intentado esconder comida toda la noche y podrían despertarse y querer unirse a él. ¿No había dejado que ellos tuvieran su porción de la comida que había sido enviada con ese maldito policía? Eso debería haber sido suficiente.

Debería haber sido invitado a la gran cena que tuvieron en La Carne no es Verde. Vivía en uno de estos apartamentos, ¿no? Su madre podría haber insistido en que él, al menos, fuera incluido. Pero fue esa perra, Eva, quien había tenido las pelotas para pedir a los monstruos que le trajeran un pavo grande, así que ella fue la que había entregado las invitaciones.

Algo que no iba a olvidar. Al igual que no iba a olvidar que se suponía que se encargaba de las cosas alrededor de los edificios y por lo general trabajaba sola. ¿Un baño atascado? Tendría que lidiar con ello, y no necesitaría más que un par de minutos a solas con ella para enseñarle por qué debería ser más amable con él y para persuadirla de que mantenga cerrada su puta boca.

Jimmy sacó el plato de pavo, los tres panecillos restantes y el tarro de mayonesa. Habría preferido calentar el relleno y el puré de patatas junto con el pavo, pero la cocción de la olla podría despertar a los mocosos, así que se preparó para los bocadillos.

Cortó los panecillos, los cubrió de mayonesa y luego metió todo el pavo que pudiera en cada uno. Sentado en la pequeña mesa, mordió un sándwich, degustando resentimiento junto con la carne.

Su escondite de dinero se estaba poniendo bajo, y Sandee no estaba trayendo lo suficiente para comprar comida todos los días, y mucho menos cualquier otra cosa. No era su territorio, y El Ciervo y la Liebre, la única taberna al alcance de la mano sin gastar dinero en taxis o pasajes de autobuses, tenía policías y vampiros alrededor que la reconocerían... y los policías al menos sabrían por qué se marchaba con diferentes hombres. Incluso si CJ pudiera ser persuadido de no arrestarla por prostitución, ese bastardo de Burke no dudaría. Él no parecía el tipo que miraría el otro modo de obtener regalos.

Había bares más cerca de la estación de autobuses que tenía el tipo de clientes que estaba acostumbrado a frotar codos. Como todo lo demás en estos días, las drogas llegaban a la ciudad en pequeñas cantidades, y el precio de una maleza pequeña era casi el triple de lo que había pagado en Toland. Un intermediario podría probar el producto y todavía hacer una ganancia considerable. Pero era un recién llegado, y los intermediarios que ya estaban en Lakeside habían apostado sus territorios y no estaban interesados en dar cabida a un competidor.

Lo que significaba que tenía que ser capaz de vender algo más, algo que los otros hombres no tenían.

Jimmy miró el sándwich de pavo durante un largo momento antes de tomar otro gran bocado.

Incluso en los bares más sucios, la conversación era la misma: normalmente se podía comprar algún tipo de comida en las tiendas donde se registraban sus libretas de racionamiento, pero los carniceros todavía se quedaban sin carne antes de que llegara el siguiente envío de los mataderos. No siempre se podía comprar una barra de pan, e incluso cuando se podía, lo mucho que se podía comprar era estrictamente controlado. ¿Productos enlatados? ¿Alimentos en frascos? Las fábricas de enlatados y las empresas de procesamiento de alimentos estaban operando de nuevo, si bien no en la misma capacidad porque algunos de esos lugares tenían una escasez de trabajadores. Las tiendas de abarrotes almacenaban esos alimentos siempre que era posible, pero con mucha frecuencia también había estanterías vacías en esas tiendas. Las mujeres que tenían un árbol frutal en su propiedad y sabían cómo conservar las frutas y hacer mermeladas y jaleas, estaban vendiendo lo que su familia no necesitaría durante el año, pero era más como un día de mercado en el vecindario y caras desconocidas eran vistas por todos y los oficiales de policía a caballo o a pie tendían a patrullar esas calles durante las horas de mercado para desalentar la mala conducta o los intentos de robar comida.

Las presas fáciles se conformaban con lo que estaba disponible, pero los verdaderos hombres querían algo mejor. ¿Cómo se suponía que debían hacer negocios sólo comiendo verduras y unas pocas onzas de carne cada día?

Los malditos Otros comían ratas y ratones y todo tipo de mierda no apta para los humanos, y su carnicería siempre tenía mucho cerdo y carne. Los buenos perros incluso salieron y trajeron un jodido pavo para esa perra Eva sólo porque ella quería uno. Si la carne de la carnicería desaparecía una noche, podrían cazar un poco más. Al menos entonces serían buenos para algo.

No podía tomar la carne él mismo. Había oído a uno de los monstruos decirle a los mocosos que todo el mundo tenía un olor diferente, y los Otros podían saber dónde había estado cada humano en el Courtyard. Así que no podía estar relacionado con la desaparición de la carne.

Pero había conocido a algunos hombres que podían hacer el trabajo y serían lo suficientemente inteligentes como para darle su parte del transporte.

Su comisión. Sí. Los hombres de negocios recibían una comisión por su parte de un trabajo.

Sonriendo, Jimmy comió el último bocadillo y puso el pavo restante y la mayonesa en el refrigerador. Suficiente para una persona. Sandee devoraría el pavo para el desayuno antes de que los mocosos pudieran meterlo en sus glotonas fauces. Podían comer esa mierda de brócoli o pasar hambre.

Necesitaba sacudirse de encima a Sandee y los mocosos y salir de Lakeside. No había nada para él ahí. A diferencia de Toland, era una ciudad demasiado pequeña para él y su tipo de negocio preferido para escapar de la atención. Tenía que calcular que CJ o, más probablemente, ese bastardo Burke ya le habría dicho a la policía en otros recintos quien era él. Con las cosas como estaban en este momento, no creía que nadie pudiera ser persuadido a mirar hacia otro lado, especialmente si el robo implicaba comida u otros bienes esenciales.

Así que necesitaba un gran golpe, algo que le diera los medios para salir de Lakeside y establecerse en otro lugar. Tenía que pensar en dónde sería.


Encontraría su boleto fuera de ahí. Sí, lo haría. Pero tendría que esperar hasta la madrugada. Luego se acercaría a unos cuantos hombres y haría un negocio.

17 comentarios:

  1. "Hablaron y se rieron y le preguntaron a Henry sobre sus esculturas. Nathan gruñó una protesta cuando Meg dijo que le confiscaría galletas la próxima vez que llegara tarde al trabajo, y eso hizo reír a la manada femenina, especialmente cuando Meg confesó mirar debajo de la cama de Lobo para ver si Nathan se estaba ocultando de ella.

    A través de todo esto, Saltarín se sentó entre ellos, bienvenido y aceptado."

    La señora Twyla, es mujer increíble, admiro su templanza y firmeza con la que dirige a todos. Y lo amable que fue con Saltarin...Que mujer!
    Gracias por la traducción!

    ResponderEliminar
  2. Twyla me recuerda mucho a mi abuela, ella era igual. Y vaya ambiente mas hermoso se armo, incluso saltarín intento cambiar y lo logro parcialmente. Adore cada cosa. Muchas gracias chicas por alegrarme la noche (≥3≤)

    ResponderEliminar
  3. Ohhhhhhhhhhh Saltarín intento cambiar ♥ Bien, lo adoro...

    ResponderEliminar
  4. Primero sentí feo cuando dijeron que saltarín se fue llorando, se me hizo feo que no lo invitaran, lo bueno es que la Sra. Twyla los puso a todos en su lugar y lo trató como alguien querido, ella me encanta.

    ResponderEliminar
  5. "Pero Sam miraba fijamente a Saltarín, cuyos ojos ámbar mantenían una perpleja seriedad.

    —No puedes entrar, —dijo Sam con calmada autoridad—. Tienes que ser capaz de cambiar a la forma humana para comer aquí hoy.

    Los Lobos adultos no se movieron, no se inmiscuyeron. El momento se estiró. Entonces Saltarín se escabulló, llorando de un modo que le dolió el corazón a Simon."
    Estoy releyendo por quinta vez y sigue ropiendome el corazón este escena. Por suerte todo se soluciono y Saltarin pudo disfrutar de la agradable velada...
    "A través de todo esto, Saltarín se sentó entre ellos, bienvenido y aceptado."

    ResponderEliminar
  6. me encanto y me causo mucha ternura saltarin la mejor parte de este capitulo y Twila que mujer todo un carácter gracias chicas

    ResponderEliminar
  7. Tengo miedo en pensar en Jimmy enboscando a alguien de la manada femenina.

    ResponderEliminar
  8. Me encanta su trabajo!! Muchas gracias por traducir esta serie de libros tan espectacular!!.. Me dio primero mucha tristeza lo de Saltarín pero me encantó como Twyla puso a todos en su lugar.. incluyendo a Simón.

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias por vuestro trabajo. Me encanta esta serie y si no fuera por vuestro esfuerzo no hubiéramos podido conocerla ni disfrutar de ella en español.

    ResponderEliminar
  10. Corrección:
    "—Yo ayude [ayudé] —respondió Simon."

    ResponderEliminar
  11. "¿Había más opciones que de costumbre, o lo estaba viendo de una manera diferente, confundiéndola?" Ese "confundiéndola" es un gerundio de posterioridad, habitual en inglés pero incorrecto en español. Deberíais usar un giro del tipo "que la confundía".

    ResponderEliminar
  12. "tenemos maíz al vapor en la mazorca" ¿tenemos mazorca de maíz al vapor? Lo otro suena un tanto extraño, aunque sea más próximo al original.

    ResponderEliminar
  13. "El resto de los humanos se rieron [se rio]. Simon no tenía ni idea del por qué [porqué]".

    ResponderEliminar
  14. "Espera hasta que te lo corté [corte]. —La señora Twyla cortó el pavo y luego puso el plato frente a Saltarín. Cogió un tenedor y dio unos golpecitos en el extremo de los dientes—. Esto es puntiagudo y [te] dolerá si lo empujas en tu lengua o en el interior de tu boca. Supongo que te [lo] vas a clavar una o dos veces, todos los niños lo hacen, pero intenta tener cuidado. —Ella puso el tenedor en su mano y lo guió [guio] hasta que él lanzó un trozo de pavo, luego lo soltó—. Ahí tienes." El "lanzó" que hay al final ¿no será un "pinchó" o un "atrapó", queda raro que sí ha guiado su mano para que use el tenedor, Saltarín "lance" el pavo.

    ResponderEliminar
  15. La autora quiso hacer una paralelismo con el origen el día de acción de gracias de EEUU, con este capítulo.

    Amo a Saltarín.... me encantó la parte en que Simon dice que ayudo a cocinar y Bñair le dice que trajo hojas!!! jajaja

    ResponderEliminar
  16. me encanto este capitulo -w- saltarin logro cambiar!!!(aunque parcialmente) pero es un gran paso T_T q alegria y la forma de tratarlo por todos la señora twila es grandiosa

    ResponderEliminar