*****
Meg
escuchó el coro de relinchos en la puerta exterior de la sala de clasificación.
Miró a Merri Lee mientras se acercaba para abrirla.
—Los
ponis están aquí por el correo.
— ¿Significa
que es seguro salir afuera? — Preguntó Merri Lee.
Meg pensó
en eso, luego sacudió la cabeza. Los ponis eran una forma Terránea, por lo que
ellos estando fuera no significaba que fuera seguro para los humanos. Abrió la
puerta unos centímetros. Una nariz negra inmediatamente empujó en la abertura.
Trueno,
quien siempre era el primer poni en la fila.
Abrió
la puerta y trató de inclinarse para mirar por el camino de acceso, pero lo
único que vio fueron los últimos girones de niebla y los ponis.
Mientras
se volvía hacia la mesa para recoger las pilas de correo de las cestas de
Trueno, se dio cuenta de qué más debería estar sobre la mesa. Haciendo señas a
Merri Lee para que se uniera a ella, susurró:
—No
preparé ninguna golosina. Ve lo que puedes encontrar en la habitación trasera.
Mientras
Merri Lee rebuscaba en la nevera y los armarios, Meg llenó las cestas con el
correo que iba a los diferentes complejos en el Courtyard. Recogía la pila del
Complejo Wolfgard cuando Merri Lee regresó, sosteniendo algo detrás de su
espalda.
—Todo
lo que pude encontrar fue la caja de terrones de azúcar, —susurró Merri Lee.
—Bueno,
me aseguraré de que todos sepan que este es un regalo extra especial de esta
semana. —"Todos" incluía a Jester Coyotegard, por si los ponis no
quisieran creerle la próxima semana cuando ofreciera el regalo regular de
manzanas o zanahorias.
Cuando
Trueno volvió a estar en línea, Meg entregó los trozos de azúcar, para deleite
de todos los ponis. No todos. Faltaban tres ponis. El resto trotó para entregar
el correo, pareciendo muy satisfechos consigo mismos.
Tan
pronto como Meg cerró la puerta de la sala de clasificación, ella y Merri Lee
se apresuraron a la habitación de atrás y miraron por la ventana.
—Theral
está en la Plaza Comercial, —dijo Merri Lee—. Tal vez pueda ver qué...
—Vi a
un hombre corriendo por el camino de acceso, —Meg dijo, frotándose la
garganta—. Simon iba por el camino equivocado, yendo a lidiar con la discusión
en los apartamentos.
El
teléfono sonó. Entraron en la sala de clasificación. Sintiéndose sin aliento,
Meg agarró el auricular.
— ¿Hola?
¡Vlad! ¿Qué...? —Ella apoyó una mano contra el mostrador—. ¿Ella...? Bien. Sí.
Está bien. —Colgó y miró a Merri Lee—. Un hombre trató de secuestrar a Theral.
Está herida, pero estará bien. La señora Debany la está llevando al consultorio
del médico. Vlad dice que es seguro que vuelvas a Aullidos, Buena Lectura, Tess y Nadine están en Un Pequeño Bocado, así que están cerca,
pero puedes quedarte un rato más si quieres.
—Quiero
quedarme, —dijo Merri Lee.
Otro
coro de relinchos fuera de la puerta de la sala de clasificación. Meg encontró
a Niebla, Arenales y Remolino de pie allí, sin cestas. Obviamente los otros
ponis habían informado a sus amigos sobre el regalo especial.
Después
de repartir terrones de azúcar y lavarse las manos, regresó a la sala de
clasificación, donde Merri Lee estudió las cartas que todavía estaban sobre la
mesa.
—Todavía
tenemos mucho que aprender sobre la interpretación de lo que se ve, —dijo Merri
Lee—, pero creo que estás mejorando en el uso de las cartas proféticas.
—Vi la
muerte. Pero Theral estará bien.
—
¿Vlad dijo algo sobre el hombre?
Meg
miró a su amiga, pero estaba pensando en cuando se había escondido en el
Establo Poni con Sam, Saltarín y Jester mientras los dientes y las garras de
Namid vagaban por la ciudad, ocultos por la niebla. Estaba pensando en el
extraño y terrible silencio que había llenado el Courtyard aquel día.
—No,
—dijo Meg finalmente—. No, no dijo nada.
*****
Simon
miró las tres cartas en la mesa de clasificación, especialmente la carta del medio,
la figura al revés de una persona que señalaba. Eso explicaba por qué Meg dijo
que iba por el camino equivocado.
Distracción.
Desviación. El movimiento Humanos Primeros y Últimos había utilizado los
ataques en Thaisia como una distracción de la guerra en el Bloque Romano. No
había cambiado el resultado de la guerra, pero había obligado a los Terráneos a
ignorar una amenaza lejana para tratar con lo que estaba justo delante de
ellos. Justo como lo que pasó en el Courtyard hacía un rato.
Maldita
cabra atada.
Una
disputa familiar, sin cargos presentados. Por lo que a Simon se refería, la pelea
venía con retraso. Desafortunadamente, el problema en la Plaza Comercial detuvo
la contienda entre Montgomery y ese Cyrus antes de que Montgomery pudiera resolver
la cuestión de la dominación de una vez por todas. Igualmente desafortunado,
Simon pensó era que probablemente Montgomery recibiera un vapuleo de los
líderes de la policía por pelear donde fue visto por todos los humanos que
conducían por la Avenida Crowfield.
Bueno,
ese era el trabajo de Burke.
— ¿Están
bien? —preguntó a Meg y a Merri Lee.
—Estamos
bien, —Meg respondió—. No vi mucho.
—El
Capitán Burke podría querer hablar contigo. Es casi la hora de la pausa del
mediodía. ¿Por qué no vas a comer un poco? Vlad está en ABL ahora, así que
puedo vigilar la oficina aquí por unos minutos en caso de que haya entregas de
última hora.
Meg
devolvió las cartas a la caja y puso la caja en el cajón.
—Esperaré
afuera, —dijo Merri Lee.
—
¿Simon?
No preguntes, Meg. No te mentiré, así
que no preguntes.
—Tess
nos dijo hace un tiempo que hay algo de menta en el Courtyard, así que me
preguntaba... ¿Los Lobos suelen masticar menta?
—No.
¿Por qué? —Antes de ir a ver a Meg, había entrado en el baño de ABL para usar un
enjuague bucal. También se había examinado los dos conjuntos de dientes para
asegurarse de que no hubiera trozos de carne humana atrapados entre ellos por
llevar la columna vertebral.
¿El
enjuague bucal olía a menta? ¿O el olor venía desde la habitación de enfrente?
Meg
confirmó esa sospecha cuando echó un vistazo a la puerta privada antes de
inclinarse hacia él y susurrar:
—Cuando
Nathan volvió a la oficina, olía como si hubiera rodado en menta.
«Lo
has exagerado,» le dijo al Lobo guardián.
«Es
más fuerte de lo que esperaba. Y no estaba seguro de que masticar una hoja
sería suficiente para ocultar el olor de ese Jack.»
Nathan
tenía razón, sobre todo porque todavía estaba en forma de Lobo.
—Theral
ya no tendrá que tener miedo, —le dijo a Meg.
Ella asintió
y salió de la oficina sin pedir más detalles. No creía que nadie pidiera
detalles sobre ese Jack Fillmore.
Bueno,
casi nadie.
*****
Burke
dio a Cyrus Montgomery su sonrisa feroz cordial, y observó al hombre intentar no retorcerse.
— ¿Quieres
entrar o algo así? —preguntó Cyrus a regañadientes.
Burke
sacudió la cabeza y miró a su alrededor. Estaban de pie en el jardín delantero
del edificio de apartamentos, a la vista de los vecinos y el tráfico en la
Avenida Crowfield.
—Usted
no vio nada malo con tener una discusión con su hermano donde todo el mundo
podía ver, así que no veo ninguna razón por la que usted y yo no podamos tener
una charla aquí.
—Eso
fue un asunto familiar.
—
¿Conoce a Jack Fillmore? —preguntó Burke.
Cyrus
negó con la cabeza.
—No
conozco el nombre.
— ¿De
Verdad? Según el camarero de El Ciervo y
la Liebre, usted y Jack estaban bebiendo juntos el otro día y se notaba
mucha camadería. Un poco de dinero cambió de manos.
—No lo
sé... Ah, Jack. Sí. Sé a quién te refieres. Me debía algo de dinero y pagó un
poco ayer.
—Así
que usted lo conoce bien.
—No
diría eso.
—Pero
usted lo conoce lo suficiente como para prestarle... ¿Cuánto?
Una
vacilación.
—Quinientos.
—Eso
es mucho dinero para prestarle a un conocido cuando sigue diciéndole a su madre
y hermano que está demasiado quebrado para comprar comida para su familia y
espera que lo ayuden.
Otra
vacilación.
—Tenía
un efectivo de emergencia escondido. Si mi mujer se enterara, lo gastaría todo
en una mierda estúpida. Ya sabes cómo son. —Cyrus sacudió su peso de un pie al
otro—. ¿Por qué preguntas sobre Jack?
—Intentó
secuestrar a una mujer joven en el mismo momento en que tuvo esa pública pelea de niñas con el Teniente
Montgomery. Ya sabe, un montón de gritos y golpes ligeros, pero sin intención
de daño real, porque si hubiera lanzado un puñetazo, habría sido arrestado por
asaltar a un oficial de policía. Como su Capitán, habría insistido en que Monty
presentara cargos. —La sonrisa de Burke
se volvió más feroz—. Esto es lo que me parece interesante. Usted llama a su
hermano, teniente de policía, e insiste en reunirse con él durante su turno en
lugar de esperar hasta que llegue a casa. Pero los testigos que escucharon este
griterío no oyeron nada que justificara su urgencia de traer a Monty de vuelta
aquí en el momento del intento de secuestro.
—Era
un asunto familiar. No sé nada de la otra mierda.
—Espero
que sea cierto, señor Montgomery. Vamos a mirar a Jack Fillmore con mucho
cuidado e investigar a todos los que conoció en Lakeside para descubrir si
alguien lo ayudaba con el secuestro, ya fuera directamente o distrayendo la
seguridad del Courtyard durante el intento. La joven fue herida cuando trató de
sacarla de su lugar de trabajo. Él amenazó con matarla. Todos los que están relacionados
con él serán interrogados, especialmente porque la policía no podrá llevar a
Jack Fillmore a la justicia.
— ¿Se
fue?
—Por
decirlo de alguna manera.
No
había entendimiento en los ojos de Cyrus Montgomery. Probablemente pensó que
Fillmore escapó de alguna manera y salió de la ciudad cuando el secuestro fue
frustrado. Incluso podría pensar que Fillmore regresaría para otro intento.
—Las
discusiones familiares deben ser celebradas después del trabajo a partir de
ahora, —dijo Burke—. Cualquier discusión que se lleve a cabo durante el turno
del Teniente Montgomery será considerada como asunto policial. ¿He sido claro?
—Bastante
claro.
Resentimiento.
Astucia. ¿Cómo creció un hombre hasta llegar a ser esto, viviendo en la misma
casa que Monty, con una mujer como Twyla de madre?
Burke
empezó a alejarse y luego se detuvo.
—A
propósito, compré El Ciervo y la Liebre.
En pocas semanas, no será un buen lugar para llevar a cabo ningún tipo de
negocio que no pueda soportar un intenso escrutinio policial.
Eso
era toda la advertencia que estaba dispuesto a darle al hermano de Crispin
James Montgomery.
*****
Meg
colocó el contenedor plástico grande fuera de la puerta trasera de la Oficina
del Enlace. No veía nada, pero eso no significaba que no hubiera una gran algo
vigilando, esperando el regalo prometido.
—
¿Hola? —Su voz sonaba débil. Ser valiente era más fácil cuando no sabía lo
estúpida que había sido, regañando a una forma primitiva Terránea que asustaba
a todos los que conocía. Bueno, tal vez no a los Elementales, pero si a todos
los demás—. ¿Hola? ¿Arroo? Aquí están las galletas. —Vaciló, porque, realmente,
¿seres como los Antiguos se
preocuparían por las pequeñas preocupaciones humanas?—. Si pueden, por favor
devuelvan el contenedor intacto. Luego se puede lavar y utilizar para otra
orden de golosinas.
Sin
movimiento. Sin sonido. Henry le comentó que los Antiguos rara vez se veían en alguna forma, así que en realidad no
esperaba que llegaran corriendo como lo harían los Lobos cuando entregaba las galletas.
Empezó
a retirarse a la oficina, pero tenía algo más que decirles, si alguno de ellos
escuchaba.
—Gracias
por salvar a Theral hoy.
Dentro
de la oficina, cerró la puerta con llave. No es que una cerradura impidiera el
paso a alguien, salvo a los humanos, pero la hacía sentirse un poco mejor.
Una
hora más tarde, cuando cerró la oficina durante el día y salió a esperar a
Simon, notó que el recipiente de galletas había desaparecido.
*****
Burke
condujo rápido mientras se dirigía al norte hacia un tramo de carretera cerca
del lago Tahki. Miró a Steve Barquero, que había hecho la segunda llamada
telefónica que había tomado justo antes de salir de la oficina.
— ¿Tu
contraparte está seguro de esto?
—Me
pediste que tanteara el terreno, —replicó Steve—. En respuesta, me pidieron que
viniera a su aldea.
—
¿Trampa?
—No.
Manejaron
en silencio durante unos minutos.
—Tuve
que preguntar. La patrulla de caminos llamó justo antes de que lo hicieras.
Encontraron el coche de Lorenzo... y encontraron cuerpos.
Steve
lo miró.
—Creen
que encontraron a Lorenzo.
—No
dijeron eso.
—
¿Alguna vez patrullaste los caminos? —preguntó Steve cuando llegaron al lugar y
Burke se detuvo detrás del patrullero que parpadeaba.
—Durante
mis viajes de servicio en el país salvaje, —respondió Burke.
El
oficial al mando era lo suficientemente joven como para que Burke se preguntara
por qué le habían asignado esta tarea. Entonces captó la mirada que el policía
intercambió con Barquero.
Intuye. Podrían
tener que esconder lo que eran para mantenerse seguros entre otros tipos de
humanos, pero su gente todavía necesitaba las mismas habilidades que cualquier
otra comunidad, y eso incluía la aplicación de la ley.
—Un
coche fue incendiado justo al final de la carretera, —dijo el oficial—. Dos
cuerpos adentro. Otro oficial y yo estábamos caminando por la carretera para
ver si podíamos encontrar algo más cuando vimos el sedán blanco en el camino
del bosque.
No era
una carretera pavimentada. Ni siquiera un camino de tierra. Pero los vehículos
usaban ese espacio abierto entre los árboles con suficiente frecuencia para que
hubiera pistas visibles que otro conductor podría seguir a un lugar rara vez
visto por los humanos.
—Recibí
su comunicado al mismo tiempo que encontramos los autos —continuó el oficial—.
Y encontramos un par de otras cosas que creo que usted querrá ver, ya que me di
cuenta de que está más interesado en el propietario del vehículo que el propio
vehículo.
—Eso
es correcto, —dijo Burke.
El
oficial los llevó a una bolsa con un cuerpo.
—Masculino.
Las manos no parecen viejas, pero no puedo decirle mucho más. Puede mirar si
quiere, pero es malo.
— ¿Le
dispararon? —preguntó Burke.
— ¿A él?
No, aunque hay algo de sangre en el coche, por lo que quienquiera que estaba
conduciendo podría haber sido fusilado. —El oficial sopló un suspiro—. No, algo
levantó a este hombre y lo balanceó como un palo en ese árbol. Le aplastaron la
cabeza.
—
¿Color de pelo?
—Marrón
claro. Corto.
Burke
liberó un suspiro de tensión.
—Ese
no es el hombre que estoy buscando.
—Podría
haber sido mejor para él si lo fuera. —El oficial señaló hacia la pista en el
bosque—. Por aquí.
El
oficial los condujo lo suficientemente lejos a lo largo del camino donde una
curva ocultaba el coche de la vista. Luego señaló.
—El
rastro de sangre del coche termina aquí.
Steve
Barquero respiró hondo.
— ¿Es
una huella de pata?
El
oficial asintió con la cabeza.
—Algo
tomó un cuerpo y se lo llevó por el camino.
— ¿Ha
seguido las huellas? —preguntó Burke.
—No
señor. Ya estamos más allá del derecho de paso aquí. Si ya has visto lo
suficiente, deberíamos volver a la carretera.
Si
Steve Barquero no hubiera estado con él, podría haber empujado a ir un poco más
lejos por el camino, sin importar el riesgo. Pero sabía que no encontraría a
Dominic Lorenzo por ahí.
El
coche sería remolcado hasta el asentamiento humano más cercano, pero el oficial
entregó la bolsa médica y la bolsa de viaje de Lorenzo. No había razón para no
hacerlo ya que no había nadie para arrestar, y la patrulla de caminos y el
equipo de investigación criminal no creían que hubiera un cadáver que quedara.
De
vuelta en el coche, Burke siguió las instrucciones de Steve mientras
continuaban hacia el norte hacia el lago Tahki hasta llegar a un pequeño
pueblo. Ningún cartel de bienvenida con el nombre del pueblo. Las casas
parecían un poco gastadas, necesitaban pintura, pero los patios estaban bien
cuidados y cada casa tenía parterres o plantadores. El distrito de negocios era
la misma mezcla de pulcritud y mal estado.
Un lugar más viejo con no mucho dinero para ahorrar en suplementos, ya fuera si
se referían al cuerpo gobernante o las familias individuales.
Burke
se detuvo en el estacionamiento al lado de una clínica y farmacia. Sin decir
nada, siguió a Steve dentro de la clínica y encontró a Dominic Lorenzo.
—Me
alegra verte, —dijo, estudiando los cortes y magulladuras en la cara de
Lorenzo. Cara de dolor. Meg Corbyn
tuvo razón al respecto. A juzgar por las vendas alrededor del torso del hombre
y el cabestrillo en un brazo, era una buena apuesta decir que algunas de las
balas que golpeó el coche también golpearon al hombre, pero no le infligieron
heridas que amenazaran la vida.
—Me
alegro de estar aquí, —respondió Lorenzo—. Había tres hombres...
—Ya no
son una preocupación.
Lorenzo
lo miró fijamente, luego asintió comprensivamente.
— ¿Qué
quieres hacer? —preguntó Burke.
Lorenzo
le dirigió una sonrisa cansada.
—Quiero
ir a casa. Envié al Gobernador Hannigan mi informe final y mi renuncia al grupo
de trabajo hace un par de días. Esta fue mi última parada antes de regresar a
Lakeside.
— ¿Vas
a ir al hospital para trabajar en la sala de urgencias?
—No.
Sé demasiado sobre las profetas de la sangre y sería vulnerable en un hospital
de ciudad. Estaba planeando vender mi casa, encontrar una manera de
desaparecer, encontrar un lugar donde trabajar, donde hombres sin escrúpulos no
pudieran encontrarme.
—Tenemos
una oportunidad para un médico en Isla Grande, —dijo Steve—. El trabajo
incluiría el manejo de la pequeña clínica en la Comunidad River Road, pero ésa
es tierra segura también. Incluso si estás buscando algo diferente,
encontraremos un lugar para ti en la isla hasta que te recuperes de tus
heridas.
—Lo
apreciaría.
Cuando
regresaron a la carretera de Lakeside, Burke dijo:
— ¿Por
qué renunciar?
— ¿Además
del riesgo de conducir a alguien a las chicas, o de correr por la carretera
porque alguien esté tratando de capturarme para obtener información? —respondió
Lorenzo secamente—. No les hacíamos ningún bien a esas chicas. Creo que el
gobernador tenía buenas intenciones cuando creó el grupo de trabajo, pero las
chicas no necesitaban que nadie fuera a hacer preguntas e interrumpir su
rutina. Y tarde o temprano, alguien al ver a los médicos vería un patrón,
averiguaría dónde estaban las niñas. Como hicieron conmigo.
— ¿Cuál
fue tu recomendación?
Lorenzo
cerró los ojos.
—Dejarlas
solas para encontrar su propia manera de lidiar con el mundo y su maldito don
de la profecía. Eso sería lo más amable que podríamos hacer por ellas.
Messis 16
Estimada Merri Lee,
El viaje en tren de
Lakeside a Bennett fue a partes iguales emocionante y aterrador. A pesar de que
todos nosotros llegamos juntos, el conductor no quería dejarme sentarme en el
vagón de Nativos de la tierra. Técnicamente,
cualquier persona puede montar en cualquier vagón, pero ese vagón de pasajeros
se reserva para Terráneos e Intuyes, mientras que el otro vagón de pasajeros es
para los humanos comunes. Por lo que puedo decir, y de los pedazos que capte de
charlar con otros pasajeros cuando fui al comedor, no hay diferencia entre los
vagones, el símbolo Nativo de la tierra
es una calcomanía que se puede quitar y poner en cualquier vagón que esté
disponible. Y no es que un humano normal no pueda sentarse en el vagón Nativo de la tierra si el otro está
lleno, pero está claro que si hay algún problema de cualquier tipo, el humano
será culpado con el fin de proteger el tren y el resto de los pasajeros. Así
que el personal del tren trata de evitar que los humanos comunes pasen mucho
tiempo con los Otros en un espacio confinado.
Afortunadamente, John
Wolfgard habló por mí, diciéndole al conductor que viajábamos en grupo a
Bennett.
Fue un viaje largo, pero
intercambiamos asientos a menudo para hablar y llegar a conocernos. Todos
habíamos visto las imágenes de los muertos Wolfgard apilados en montículos
después de los ataques del movimiento Humanos Primeros y Últimos. Incluso la
gente Vida Simple vieron algunas de las imágenes. Y la mayoría de nosotros
vimos imágenes de los montículos de humanos que fueron destruidos por los Otros
en represalia. Hubiera sido más fácil para todos nosotros si pudiéramos creer
que todos en Bennett habían participado en la matanza de los Lobos. Pero los
inocentes también fueron asesinados, y lo que los mató estaba allí, en la
oscuridad, esperando que cometamos un error.
Me dijeron que si no
puedo aceptar eso, debo pedir un boleto a Lakeside o a alguna otra comunidad
humana que sea lo suficientemente grande para proveer un amortiguador de la verdad
-que ningún lugar en este mundo es libre de los Otros que son los llamado
"Los dientes y las garras de Namid"-. Su existencia es más evidente
ahora en un lugar como Bennett.
Conocí a mi jefe, el
sheriff Virgil Wolfgard. Una cosa es prepararse mentalmente para el acoso y la
intimidación por parte de tus compañeros de trabajo porque tu cuerpo no tiene
el mismo equipo que el suyo; Otra cosa es que tu jefe te mire como si fueras un
elemento en el menú. Supongo que necesitaba un ayudante más de lo que necesitaba
una comida. Así que tengo una nueva insignia brillante y un arma. Y tengo un
caballo, que un par de hombres de Vida Simple me ayudaron a escoger: un castaño
con una gran tolerancia a la insensatez humana, por no hablar del de una
novata. Conducir por la ciudad es desalentado, como una manera de ahorrar
gasolina, así que soy una policía montada dentro de los límites de la ciudad.
Nadie me ha explicado lo que se supone que debo hacer si arresto a alguien y
tengo que llevar a la persona a la cárcel. Supongo que averiguaré cuándo
suceda.
En una nota más ligera,
me alegro de haber traído un par de los afables Crowgard que me recomendaste.
Son muy divertidos y nada que yo hubiera encontrado en una librería
estrictamente humana. Se los voy a prestar a Jesse Walker después de que Barb
Debany tenga la oportunidad de leerlos. Me gustó Barb en el momento en que la
conocí, y creo que seremos compañeras compatibles, sobre todo porque a ella no
le molesta que adopte uno de los perros huérfanos, siempre y cuando el perro se
lleve bien con Buddy el periquito.
Voy a escribir de nuevo
pronto.
Jana
Corrección: es de estilo, en realidad.
ResponderEliminar"por lo que ellos estando fuera no significaba que fuera seguro para los humanos." Yo diría "por lo que que ellos estuvieran fuera no significaba...".
Gracias!!!
EliminarJajajajajja Meg asustada dejando mas galletas
ResponderEliminarHola, muchas gracias por vuestro trabajo. En la frase "Me alegra haber traido un par de los afables crowgard que me recomendaste", esta frase no se entiende muy bien,es un libro, crowgards de verdad?
ResponderEliminarBueno esa es otra de las frases con la que tenemos problemas y estamos esperando a que Kutu nos de una mano. En el original se habla de Cozy Crowgard, y vendría a ser un genero literario, así como a las novela románticas le llaman libros de besos, a un genero literario que podría ser comedia (no estamos seguras) le llaman cozy crowgard. Cozy tiene muchas traducciones y ninguna nos conforma (acogedor, cómodo,intimo, afable etc)
EliminarCada vez se pone mejor la historia va cobrando mas acción gracias buen dia
ResponderEliminarQ bueno q el Dr este bien y el la opinion de jana de virgil "supongo q necesitaba una ayudante mas q una comida" jaja
ResponderEliminar