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jueves, 21 de abril de 2016

Adelanto: Capítulo 45 Marked in Flesh - Anne Bishop (Segunda parte)



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Sentado en Un Pequeño Bocado, Monty bebió café y escuchó callado, el recitado sin sentido de su madre sobre los problemas que habían tenido para conseguir asientos en un tren. Tomando nota de la tensión en la cara de la Sierra,  pensó que habían sido mucho más problemas de los que Twyla reconocería.

Sonrió a sus sobrinas y deseó poder sentarlas en otra mesa, o mejor aún, mandarlas a Aullidos, Buena Lectura, fuera del alcance del oído, para poder realmente hablar con su madre y  hermana.
—Vaya que todas tuvieron una gran aventura.

Captando algo de movimiento, volvió la cabeza y observó al Capitán Burke y al Agente O'Sullivan acercarse a su mesa.

—Damas. — Burke ladeó ligeramente la cabeza—. Estoy muy contento de que estén aquí.

—¿Necesitan unas palabras con Crispin? — Preguntó Twyla.

—En realidad, necesito una palabra con la mayoría de ustedes.

Qué amablemente expresado, pensó Monty. Burke no dijo que quería que las niñas se fueran, lo que habría hecho que quisieran quedarse, pero fue bastante claro.

—John Wolfgard está trabajando en la librería, — dijo Burke—. Le pedí que mostrara a las niñas todo el almacén. Está justo ahí. — Un gesto hacia la celosía que conectaba las dos tiendas.

Puesto que John era el Lobo más agradable en el Courtyard, Monty no creía que las niñas provocarían que las mordiera si las dejaba a su cuidado durante unos pocos minutos.

Sonrió a Carrie y Bonnie.
—Pueden elegir cada una un libro para leer. Un presente de mí parte.

Carrie se bajo de su silla.
—Podemos tener...

—¿Un libro? — Sierra sonrió a sus hijas—. Sí, cada una puede tener un libro, ya que es el presente que el tío CJ ofreció.

La firmeza de  Sierra era un barniz que se estaba agotando, y las chicas podrían haberlo roto con chillidos y muecas. Pero la firmeza en Twyla corría hasta la médula, y un vistazo a su abuela bastó para que las chicas se dirigieran a la celosía y al Lobo que espera allí.

—¿Usted es el Sr. John? — Preguntó Twyla.

—Sí, — John contestó con cautela.

—Se les permite un libro a cada una, no cualquier otra cosa que pueda vender en su tienda.

John se rascó detrás de la oreja. Monty se sintió aliviado de que las orejas no fueran puntiagudas o peludas.


—Sólo se vende libros, — dijo John—. Y algunas revistas. Y algunos mapas.

—Está bien, entonces.

John vaciló, y luego llevó a las niñas a la librería.

Nadine se acercó a su mesa y miró a Burke.
—¿Puedo traerle algo?

—Unos pocos minutos de su tiempo. Tome asiento, Sra. Fallacaro, — respondió Burke.

—Tengo galletas en el horno.

—Esto va a llevar sólo unos minutos, y es importante.

Nadine tomó asiento. Burke tomó otro mientras que O'Sullivan agarró una silla de otra mesa.

—Les ofrecí el otro lado de mi dúplex para su uso. — Burke miró a Twyla—. Pero me han dicho que, en las actuales circunstancias, sería más prudente si se quedaran aquí. Estarán apretadas, sobre todo porque Simon Wolfgard ha ofrecido refugio a unas pocas familias de policías cuando esta tormenta que está por llegar, golpee Lakeside. Sin embargo, este es el lugar donde van a estar mejor protegidas, y habrá gente aquí que las pueden ayudar. — Ahora miraba a Nadine—. Usted tiene una habitación aquí. ¿Qué pasa con Chris?

—Está pernotando en una de las habitaciones por encima del centro social. Él va a mi habitación para ducharse.

—Convénzalo de que tiene que quedarse aquí hasta que pase la tormenta.

Nadine sonrió con amargura.
—Él tiene una fractura en la mano, Capitán, y ha sido la marcado como amante de lobo. Es demasiado vulnerable en este momento para salir entre los humanos.

Monty hizo una mueca ante la forma en que dijo "humanos", pero no podía culparla por sentir así. El HPU había quemado su tienda y hogar, y la habrían quemado a ella y a Chris. No importaba lo que pensara Simon sobre enredarse más y más con las preocupaciones humanas, el Lobo lo había intensificado, ofreciendo a Nadine y Chris refugio y protección.

Twyla estudió a los hombres, sus ojos persistentes en Monty.
—¿Esta tormenta es parte del problema que te hizo pedirme que viniera tan rápido como pudiera a Lakeside?

—Sí mamá.

Ahora Twyla miró a Burke.
—¿Qué tan grave es lo malo que va a pasar?

Burke estudió Twyla a su vez.
—¿Aquí en Lakeside? No lo sé. Cuando llegue el momento para el ajuste de cuentas, espero que nuestros esfuerzos para trabajar con los Terráneos cuente para algo. ¿Al otro lado de Thaisia? Sólo esperemos por lo mejor ahora.

Una alarma de cocina sonó. Nadine se levantó de un salto.
—Tengo que sacar esas galletas del horno.

—¿Señorita Nadine? — Dijo Twyla con calmada cortesía, frenando a la otra mujer—. ¿Usted dirige esta tienda?

—Trabajo aquí. Tess lo dirige. No sé dónde está en este momento.

—Creo que las tres deberíamos hablar pronto.

Nadine asintió y se precipitó a la trastienda.

—Y estoy pensando que el Sr. Simon y yo, deberíamos hablar más pronto aún, — continuó Twyla.

Monty puso su mano sobre la de ella.
—¿Mamá?

—Cualquiera que sean las disposiciones que tienen aquí para los humanos que viven o incluso pasan la noche, no va a cuadrar con el número de personas que van a meter y dar refugio. No importa cómo muevas las cosas; van a necesitar ayuda. Tengo dos buenas manos y sé cómo trabajar. Lo mismo ocurre con Sierra. Y las niñas pueden hacer lo que sean capaces. Me pediste que viniera a ayudarte con Lizzy, y lo haré. Pero en este momento hay mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo, así que no me voy a quedar sentada, Crispin. Esa no es mi forma de ser.

—Lo sé, mamá, pero...

—¿Qué puede hacer? — Preguntó Simon, acercándose a su mesa.

Monty se preguntó cuánto tiempo el Lobo había estado de pie escuchando en la celosía.

—Me dice lo que hay que hacer, y le diré si puedo hacerlo, — respondió Twyla—. Una cosa sé a ciencia cierta. Van a alimentar a más personas de las que están acostumbrados, y podría no ser fácil en esta cafetería.

—Tenemos a La Carne no es Verde en la Plaza Comercial.

—Me gustaría darle una mirada, ofrecer una idea o dos después de que hable con la señorita Nadine y la señorita Tess.

Esos ojos ámbar de Lobo estudiaron a Twyla con demasiado interés.

—Si las cachorras humanas se portan mal, vamos a morderlas, — dijo Simon.

—Si tuviera dientes en lugar de estas prótesis dentales, estaría inclinada a hacer lo mismo.

Simon ladeó la cabeza.
—¿Qué son las prótesis dentales?

—¿Tal vez una discusión para otro momento? — Sugirió Burke.

—Ahora, — dijo Twyla, mirando a Monty, luego a Burke y O'Sullivan, y finalmente a Simon—. Estamos aquí y estamos bien. Sierra y yo somos mujeres adultas que somos capaces de organizar la estadía de los que van a estar aquí. Usted los hombres tienen su propio trabajo que hacer, y no es necesario que se preocupen acerca de nosotros.

—Ruthie, Merri Lee, y Eva Denby son las hembras de la manada que ya tienen guaridas aquí, — dijo Simon—. Ellas pueden ayudar con esta organización. — Volvió a Aullidos, Buena Lectura.

—¿Seguro que estarás bien? — Preguntó Monty. Dirigió la pregunta a su madre, pero ambos sabían que tenía más que ver con Sierra y las niñas que con Twyla.

—Vamos a estar bien, Crispin. —Twyla le acarició la mano—. Ocúpate de tus asuntos.

Burke y O'Sullivan se pusieron de pie, dijeron las cosas apropiadas. Monty besó la mejilla de Twyla y susurró:
—Me alegro de que estés aquí. — Luego, los tres hombres fueron rumbo a la salida.

—Vamos a acompañarlo al consulado, — dijo Burke.

—¿Qué debo decirle al Gobernador? — Preguntó O'Sullivan.

Monty echó un vistazo a la parte trasera de la Oficina del Enlace. Captó un débil sonido de música saliendo por las ventanas abiertas, pero Meg no estaba escuchando lo suficientemente alto como para que pudiera determinar si era música nativa de la tierra o  música popular. Necesitaba hablar con su madre y hermana antes de que conocieran a Meg Corbyn y vieran las cicatrices que ahora eran visibles, ya que había comenzado a usar ropa de verano.

—¿Alguna vez vio documentales de la naturaleza? — Dijo Burke—. ¿Alguna vez vio a uno de esos osos hormigueros con las garras grandes rompiendo los hormigueros para llegar a las hormigas?

—Recuerdo vagamente haber visto algo así, — respondió O'Sullivan.

Burke asintió.
—Entonces le dirá al Gobernador que las tormentas que se dirigen hacia nosotros son las garras de la bestia que romperá nuestras ciudades para llegar a la carne.



*****



—¿Podemos dar un paseo? —  Preguntó Meg.

Simon hizo una pausa, la camiseta medio levantada. Terminó de sacársela, la sumergió en el bebedero de la zona común abierta del Complejo Verde, entonces, con un suspiro de felicidad, se la puso de nuevo.

—Así está mejor. Seguro que podemos. ¿Necesitas frotarte repelente de insectos en la piel?

Si lo hacía, él se quedaría tan lejos que tendría que gritar en vez de tener una charla reservada.
—No, voy a estar bien.

—Entonces moja tu camisa como lo hice yo para estar fresca.

Miró a su alrededor, no muy segura de quién más estaba en casa en este momento.

—Se supone que las chicas no se sacan sus camisetas.

—Esa es una estúpida regla humana, — gruñó Simon—. No nos importa.

No podía argumentar eso en uno u otro sentido, y el aire se había puesto denso y brutalmente bochornoso en vista de la tormenta que se aproximaba. Los meteorólogos no podían decidir si Lakeside iba a ser golpeado por la tormenta que venía desde el sur o si esta navegaría por los grandes lagos del norte. Eran cautelosamente optimistas de que la lluvia y los dañinos vientos del huracán se irían estancando al golpear la costa este y no llegarían a Lakeside. El huracán no se había estancado; sólo parecía detenerse en ciertas ciudades, infligiendo el mayor daño antes de continuar hacia el norte.

Después de mojar su camisa en el bebedero, Meg se la puso de nuevo y contuvo el aliento cuando la tela fresca y húmeda tocó su piel.

—¿No estás mejor? — Preguntó Simon, tomándola de la mano.

—Mucho mejor.

Se acercaron a la carretera, luego se detuvieron.

—¿Por dónde? — Preguntó Simon.

Buena pregunta. Si se dirigían hacia la Plaza Comercial,  pasarían por la huerta. Ya estaba oscuro, así que no era probable que ninguno estuviera trabajando allí, pero siempre existía la posibilidad, y no quería ver a sus amigos humanos en este momento.

Meg se volvió a la otra dirección, lo que los llevaría hasta el Complejo de Servicios Públicos si se mantenían en la carretera principal del Courtyard.

—¿Estamos caminando para que no sientas picor? —  Preguntó Simon después de un minuto.

Debería haber sabido que él se daría cuenta.
—Hay un exceso de situaciones nuevas y sin resolver. — No había conocido a la madre del Teniente Montgomery o a los otros miembros de su familia, pero sólo su presencia en el Courtyard le había causado contracciones nerviosas, espinas y zumbidos en los brazos y  piernas. Esas profecías potenciales podrían haber estado causadas por el Agente O'Sullivan igualmente. Después de todo, él tendría más influencia en lo que podría suceder, ¿no?

Al final, había cerrado la Oficina del Enlace temprano y se fue a casa... y no se sorprendió al encontrar a Nathan esperando en el porche para cuando guardo su Bow en el garaje y lo conectó a su cargador. Hasta que Simon no llegó a casa, el Lobo guardián estuvo de servicio.

No estaba segura de si el hecho de estar en el hogar, o por hacer algunos de los movimientos que había aprendido en la clase de Mente Serena, o por la diversión que le causó ver a Nathan, en forma de Lobo, hacer algunos de los movimientos con ella, pero lo cierto fue que las espinas se desvanecieron. Sin embargo, el malestar permaneció por el resto de la tarde.

—¿Simon, qué va a pasar?

Él no respondió. Entonces:
—No lo sé. Muchas cosas se rompieron al mismo tiempo. Una gran parte de los Wolfgard murieron. En el pasado, los problemas se cocían en un solo lugar. Una forma Terránea u otra se ocupaba del asunto, los humanos que causaban el problema eran eliminados, y una parte -o toda-  la tierra se recuperaba y volvía a ser parte del País Salvaje.

—Los Terráneos de los que ninguno de ustedes van a hablar.

—Los Antiguos.

Meg asintió.
—Los Antiguos. ¿Van a recuperar toda Thaisia? ¿Qué va a pasar con personas como los Intuye en Desembarco del Ferry? Ellos no son enemigos de los Terráneos.

Caminaron en silencio. Finalmente Simon se detuvo y miró a su alrededor. Meg se preguntó cuánto más podía ver de lo que era evidente para ella.

—¿Sabes por qué los Lobos aúllan? — Preguntó.

—Para decir, "Estamos aquí".

Él la miró y sonrió.
—Sí. Estamos aquí, vigilando. Estamos aquí, reduciendo a los débiles entre los alces, en las manadas de venados y entre los bisontes. Estamos aquí para defender el País Salvaje que limita en los lugares humanos. — La sonrisa se desvaneció—. Pero los Terráneos que son los dientes y las garras de Namid están llegando a hacer frente a los depredadores invasores, y donde no hay Lobos para cantar al cielo nocturno... No sé lo que va a ocurrir en los lugares que están llenos de silencio.

—No va a haber silencio en Lakeside. Así que puedes decirles que estás aquí y que siguen vigilando. — Meg pensó un momento—. ¿Qué pasa con Desembarco del Ferry o la Comunidad River Road? Ninguno de los Wolfgard vive allí.

—Los Coyotes y Zorros viven allí. Y hay unos pocos de los Beargard en la isla, y ahora hay Gatos Montés y Linces y una Pantera en la Comunidad River Road, así como jóvenes Sanguinati. Canciones diferentes, pero el mensaje es el mismo.

Él se acercó y puso sus brazos alrededor de ella en un abrazo tentativo.

Meg se tensó, no muy segura de qué hacer. El asalto de las manos masculinas. Su cuerpo todavía reaccionaba a la memoria de su vida en el recinto. Pero este era Simon, y a los Lobos simplemente les gustaba el contacto con los miembros de su manada.

Ella puso sus brazos alrededor de su cintura y dejó que su cuerpo se relajara contra el suyo.

—Fuimos atacados aquí también, así que no sabemos cuánto de Lakeside se mantendrá cuando termine, pero creo que nuestra manda va a estar bien, — dijo Simon en voz baja—. No creo que las chicas del lago dejarán que las cosas vayan muy mal en el Courtyard.

—¿Cuando?

—Al menos una de las tormentas nos alcanzará mañana. — Sus brazos se apretaron alrededor de ella mientras descansaba la mejilla contra la pelusa de su cabello—. Vas a estar bien, Meg.


—Vamos a estar bien. — Quería creer eso, pero ¿querer sería suficiente para que fuera verdad?

18 comentarios:

  1. Hermoso trabajo, bella historia con personajes inolvidables

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  2. —Si tuviera dientes en lugar de estas prótesis dentales, estaría inclinada a hacer lo mismo.
    Simon ladeó la cabeza.
    —¿Qué son las prótesis dentales?

    jajajajjaja no supero esta parte del libro, me encanto la escena de Simon y Meg ♥.♥ son tan lindos juntos...

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  3. Adiós a mi manicura,gracias.😮 x estos capítulos

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  4. Llega la tormenta...A mi lo que me llama la atención es la calma como han reaccionado a la muerte de tantos lobos.Simon no debería de haber estado más furioso?? Y donde esta Tess?? Que siempre anda desaparecida...cuantas incógnitas...

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  5. Llega la tormenta...A mi lo que me llama la atención es la calma como han reaccionado a la muerte de tantos lobos.Simon no debería de haber estado más furioso?? Y donde esta Tess?? Que siempre anda desaparecida...cuantas incógnitas...

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  6. CREO QUE VAMOS HA AMAR MUCHO A LA MAMA DE MONTY

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  7. A mí también me encanto !!! Simón y Meg están dentro de mis parejas favoritas de libros.
    Por otro lado la parte más graciosa fue cuando el juvenil de lo Lobos le pregunto si el artículo de la Sra. Lo-Se-Todo era verdad ��������

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  8. Por fin un poco de cariño en meg y simon espero que se desarrolle mas su relación

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  9. Como amo a Anne Bishop!!! Me parece que los elementales andan sueltos por mi país...jajaja

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  10. No puedeo creer que ya esté cerca el final... menos mal que aún queda un último libro aunque me hubiera gustado que hubiera habido algo más de evolución en la relación de Simón y Meg. Gracias por el capítulo.

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  11. Hola...es sábado 23 casi 21hs ..ayer no encontré el capítulo nuevo y ahora no encuentro el libro para descargar..hubo algún contratiempo? Gracias

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    1. Todavía no hemos terminado, tuvimos un pequeño retraso pero prontito va a estar, ya casi esta terminada la corrección

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    2. Chicas sabemos el esfuerzo y la dedicacion que ponen en todos los proyectos, disculpen nuestra naturaleza impaciente. Hagan tranquilas. Gracias!

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    3. En este caso nosotras también estamos impacientes!!!

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  12. Esperando el pdf😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😯😯😯😯😯😯😯

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