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Sentado en Un Pequeño Bocado, Monty bebió café y
escuchó callado, el recitado sin sentido de su madre sobre los problemas que
habían tenido para conseguir asientos en un tren. Tomando nota de la tensión en
la cara de la Sierra, pensó que habían
sido mucho más problemas de los que Twyla reconocería.
Sonrió a sus
sobrinas y deseó poder sentarlas en otra mesa, o mejor aún, mandarlas a Aullidos, Buena Lectura, fuera del
alcance del oído, para poder realmente hablar con su madre y hermana.
—Vaya que
todas tuvieron una gran aventura.
Captando algo
de movimiento, volvió la cabeza y observó al Capitán Burke y al Agente
O'Sullivan acercarse a su mesa.
—Damas. —
Burke ladeó ligeramente la cabeza—. Estoy muy contento de que estén aquí.
—¿Necesitan
unas palabras con Crispin? — Preguntó Twyla.
—En realidad,
necesito una palabra con la mayoría de ustedes.
Qué amablemente expresado, pensó Monty.
Burke no dijo que quería que las niñas se fueran, lo que habría hecho que
quisieran quedarse, pero fue bastante claro.
—John Wolfgard
está trabajando en la librería, — dijo Burke—. Le pedí que mostrara a las niñas
todo el almacén. Está justo ahí. — Un gesto hacia la celosía que conectaba las
dos tiendas.
Puesto que
John era el Lobo más agradable en el Courtyard, Monty no creía que las niñas
provocarían que las mordiera si las dejaba a su cuidado durante unos pocos
minutos.
Sonrió a
Carrie y Bonnie.
—Pueden elegir
cada una un libro para leer. Un presente de mí parte.
Carrie se bajo
de su silla.
—Podemos
tener...
—¿Un libro? —
Sierra sonrió a sus hijas—. Sí, cada una puede tener un libro, ya que es el
presente que el tío CJ ofreció.
La firmeza
de Sierra era un barniz que se estaba
agotando, y las chicas podrían haberlo roto con chillidos y muecas. Pero la
firmeza en Twyla corría hasta la médula, y un vistazo a su abuela bastó para
que las chicas se dirigieran a la celosía y al Lobo que espera allí.
—¿Usted es el
Sr. John? — Preguntó Twyla.
—Sí, — John
contestó con cautela.
—Se les
permite un libro a cada una, no cualquier otra cosa que pueda vender en su
tienda.
John se rascó
detrás de la oreja. Monty se sintió aliviado de que las orejas no fueran
puntiagudas o peludas.
—Sólo se vende
libros, — dijo John—. Y algunas revistas. Y algunos mapas.
—Está bien,
entonces.
John vaciló, y
luego llevó a las niñas a la librería.
Nadine se
acercó a su mesa y miró a Burke.
—¿Puedo
traerle algo?
—Unos pocos
minutos de su tiempo. Tome asiento, Sra. Fallacaro, — respondió Burke.
—Tengo
galletas en el horno.
—Esto va a
llevar sólo unos minutos, y es importante.
Nadine tomó
asiento. Burke tomó otro mientras que O'Sullivan agarró una silla de otra mesa.
—Les ofrecí el
otro lado de mi dúplex para su uso. — Burke miró a Twyla—. Pero me han dicho
que, en las actuales circunstancias, sería más prudente si se quedaran aquí.
Estarán apretadas, sobre todo porque Simon Wolfgard ha ofrecido refugio a unas
pocas familias de policías cuando esta tormenta que está por llegar, golpee
Lakeside. Sin embargo, este es el lugar donde van a estar mejor protegidas, y
habrá gente aquí que las pueden ayudar. — Ahora miraba a Nadine—. Usted tiene
una habitación aquí. ¿Qué pasa con Chris?
—Está
pernotando en una de las habitaciones por encima del centro social. Él va a mi
habitación para ducharse.
—Convénzalo de
que tiene que quedarse aquí hasta que pase la tormenta.
Nadine sonrió
con amargura.
—Él tiene una
fractura en la mano, Capitán, y ha sido la marcado como amante de lobo. Es
demasiado vulnerable en este momento para salir entre los humanos.
Monty hizo una
mueca ante la forma en que dijo "humanos",
pero no podía culparla por sentir así. El HPU había quemado su tienda y hogar,
y la habrían quemado a ella y a Chris. No importaba lo que pensara Simon sobre
enredarse más y más con las preocupaciones humanas, el Lobo lo había
intensificado, ofreciendo a Nadine y Chris refugio y protección.
Twyla estudió
a los hombres, sus ojos persistentes en Monty.
—¿Esta
tormenta es parte del problema que te hizo pedirme que viniera tan rápido como
pudiera a Lakeside?
—Sí mamá.
Ahora Twyla
miró a Burke.
—¿Qué tan
grave es lo malo que va a pasar?
Burke estudió
Twyla a su vez.
—¿Aquí en
Lakeside? No lo sé. Cuando llegue el momento para el ajuste de cuentas, espero
que nuestros esfuerzos para trabajar con los Terráneos cuente para algo. ¿Al
otro lado de Thaisia? Sólo esperemos por lo mejor ahora.
Una alarma de
cocina sonó. Nadine se levantó de un salto.
—Tengo que
sacar esas galletas del horno.
—¿Señorita
Nadine? — Dijo Twyla con calmada cortesía, frenando a la otra mujer—. ¿Usted
dirige esta tienda?
—Trabajo aquí.
Tess lo dirige. No sé dónde está en este momento.
—Creo que las
tres deberíamos hablar pronto.
Nadine asintió
y se precipitó a la trastienda.
—Y estoy
pensando que el Sr. Simon y yo, deberíamos hablar más pronto aún, — continuó
Twyla.
Monty puso su
mano sobre la de ella.
—¿Mamá?
—Cualquiera
que sean las disposiciones que tienen aquí para los humanos que viven o incluso
pasan la noche, no va a cuadrar con el número de personas que van a meter y dar
refugio. No importa cómo muevas las cosas; van a necesitar ayuda. Tengo dos
buenas manos y sé cómo trabajar. Lo mismo ocurre con Sierra. Y las niñas pueden
hacer lo que sean capaces. Me pediste que viniera a ayudarte con Lizzy, y lo
haré. Pero en este momento hay mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo, así
que no me voy a quedar sentada, Crispin. Esa no es mi forma de ser.
—Lo sé, mamá,
pero...
—¿Qué puede
hacer? — Preguntó Simon, acercándose a su mesa.
Monty se
preguntó cuánto tiempo el Lobo había estado de pie escuchando en la celosía.
—Me dice lo
que hay que hacer, y le diré si puedo hacerlo, — respondió Twyla—. Una cosa sé
a ciencia cierta. Van a alimentar a más personas de las que están
acostumbrados, y podría no ser fácil en esta cafetería.
—Tenemos a La Carne no es Verde en la Plaza
Comercial.
—Me gustaría
darle una mirada, ofrecer una idea o dos después de que hable con la señorita
Nadine y la señorita Tess.
Esos ojos
ámbar de Lobo estudiaron a Twyla con demasiado interés.
—Si las cachorras
humanas se portan mal, vamos a morderlas, — dijo Simon.
—Si tuviera
dientes en lugar de estas prótesis dentales, estaría inclinada a hacer lo
mismo.
Simon ladeó la
cabeza.
—¿Qué son las
prótesis dentales?
—¿Tal vez una
discusión para otro momento? — Sugirió Burke.
—Ahora, — dijo
Twyla, mirando a Monty, luego a Burke y O'Sullivan, y finalmente a Simon—.
Estamos aquí y estamos bien. Sierra y yo somos mujeres adultas que somos
capaces de organizar la estadía de los que van a estar aquí. Usted los hombres
tienen su propio trabajo que hacer, y no es necesario que se preocupen acerca
de nosotros.
—Ruthie, Merri
Lee, y Eva Denby son las hembras de la manada que ya tienen guaridas aquí, —
dijo Simon—. Ellas pueden ayudar con esta organización. — Volvió a Aullidos, Buena Lectura.
—¿Seguro que
estarás bien? — Preguntó Monty. Dirigió la pregunta a su madre, pero ambos
sabían que tenía más que ver con Sierra y las niñas que con Twyla.
—Vamos a estar
bien, Crispin. —Twyla le acarició la mano—. Ocúpate de tus asuntos.
Burke y
O'Sullivan se pusieron de pie, dijeron las cosas apropiadas. Monty besó la
mejilla de Twyla y susurró:
—Me alegro de
que estés aquí. — Luego, los tres hombres fueron rumbo a la salida.
—Vamos a
acompañarlo al consulado, — dijo Burke.
—¿Qué debo
decirle al Gobernador? — Preguntó O'Sullivan.
Monty echó un
vistazo a la parte trasera de la Oficina del Enlace. Captó un débil sonido de
música saliendo por las ventanas abiertas, pero Meg no estaba escuchando lo
suficientemente alto como para que pudiera determinar si era música nativa de
la tierra o música popular. Necesitaba
hablar con su madre y hermana antes de que conocieran a Meg Corbyn y vieran las
cicatrices que ahora eran visibles, ya que había comenzado a usar ropa de
verano.
—¿Alguna vez
vio documentales de la naturaleza? — Dijo Burke—. ¿Alguna vez vio a uno de esos
osos hormigueros con las garras grandes rompiendo los hormigueros para llegar a
las hormigas?
—Recuerdo
vagamente haber visto algo así, — respondió O'Sullivan.
Burke asintió.
—Entonces le
dirá al Gobernador que las tormentas que se dirigen hacia nosotros son las
garras de la bestia que romperá nuestras ciudades para llegar a la carne.
*****
—¿Podemos dar
un paseo? — Preguntó Meg.
Simon hizo una
pausa, la camiseta medio levantada. Terminó de sacársela, la sumergió en el
bebedero de la zona común abierta del Complejo Verde, entonces, con un suspiro
de felicidad, se la puso de nuevo.
—Así está
mejor. Seguro que podemos. ¿Necesitas frotarte repelente de insectos en la
piel?
Si lo hacía,
él se quedaría tan lejos que tendría que gritar en vez de tener una charla
reservada.
—No, voy a
estar bien.
—Entonces moja
tu camisa como lo hice yo para estar fresca.
Miró a su
alrededor, no muy segura de quién más estaba en casa en este momento.
—Se supone que
las chicas no se sacan sus camisetas.
—Esa es una
estúpida regla humana, — gruñó Simon—. No nos importa.
No podía
argumentar eso en uno u otro sentido, y el aire se había puesto denso y
brutalmente bochornoso en vista de la tormenta que se aproximaba. Los
meteorólogos no podían decidir si Lakeside iba a ser golpeado por la tormenta
que venía desde el sur o si esta navegaría por los grandes lagos del norte.
Eran cautelosamente optimistas de que la lluvia y los dañinos vientos del
huracán se irían estancando al golpear la costa este y no llegarían a Lakeside.
El huracán no se había estancado; sólo parecía detenerse en ciertas ciudades,
infligiendo el mayor daño antes de continuar hacia el norte.
Después de
mojar su camisa en el bebedero, Meg se la puso de nuevo y contuvo el aliento
cuando la tela fresca y húmeda tocó su piel.
—¿No estás
mejor? — Preguntó Simon, tomándola de la mano.
—Mucho mejor.
Se acercaron a
la carretera, luego se detuvieron.
—¿Por dónde? —
Preguntó Simon.
Buena
pregunta. Si se dirigían hacia la Plaza Comercial, pasarían por la huerta. Ya estaba oscuro, así
que no era probable que ninguno estuviera trabajando allí, pero siempre existía
la posibilidad, y no quería ver a sus amigos humanos en este momento.
Meg se volvió a
la otra dirección, lo que los llevaría hasta el Complejo de Servicios Públicos
si se mantenían en la carretera principal del Courtyard.
—¿Estamos
caminando para que no sientas picor? —
Preguntó Simon después de un minuto.
Debería haber
sabido que él se daría cuenta.
—Hay un exceso
de situaciones nuevas y sin resolver. — No había conocido a la madre del
Teniente Montgomery o a los otros miembros de su familia, pero sólo su
presencia en el Courtyard le había causado contracciones nerviosas, espinas y
zumbidos en los brazos y piernas. Esas
profecías potenciales podrían haber estado causadas por el Agente O'Sullivan
igualmente. Después de todo, él tendría más influencia en lo que podría
suceder, ¿no?
Al final,
había cerrado la Oficina del Enlace temprano y se fue a casa... y no se
sorprendió al encontrar a Nathan esperando en el porche para cuando guardo su
Bow en el garaje y lo conectó a su cargador. Hasta que Simon no llegó a casa,
el Lobo guardián estuvo de servicio.
No estaba
segura de si el hecho de estar en el hogar, o por hacer algunos de los
movimientos que había aprendido en la clase de Mente Serena, o por la diversión que le causó ver a Nathan, en
forma de Lobo, hacer algunos de los movimientos con ella, pero lo cierto fue
que las espinas se desvanecieron. Sin embargo, el malestar permaneció por el
resto de la tarde.
—¿Simon, qué
va a pasar?
Él no
respondió. Entonces:
—No lo sé.
Muchas cosas se rompieron al mismo tiempo. Una gran parte de los Wolfgard
murieron. En el pasado, los problemas se cocían en un solo lugar. Una forma
Terránea u otra se ocupaba del asunto, los humanos que causaban el problema
eran eliminados, y una parte -o toda- la
tierra se recuperaba y volvía a ser parte del País Salvaje.
—Los Terráneos
de los que ninguno de ustedes van a hablar.
—Los Antiguos.
Meg asintió.
—Los Antiguos. ¿Van a recuperar toda Thaisia?
¿Qué va a pasar con personas como los Intuye en Desembarco del Ferry? Ellos no
son enemigos de los Terráneos.
Caminaron en
silencio. Finalmente Simon se detuvo y miró a su alrededor. Meg se preguntó
cuánto más podía ver de lo que era evidente para ella.
—¿Sabes por
qué los Lobos aúllan? — Preguntó.
—Para decir, "Estamos aquí".
Él la miró y
sonrió.
—Sí. Estamos
aquí, vigilando. Estamos aquí, reduciendo a los débiles entre los alces, en las
manadas de venados y entre los bisontes. Estamos aquí para defender el País
Salvaje que limita en los lugares humanos. — La sonrisa se desvaneció—. Pero
los Terráneos que son los dientes y las garras de Namid están llegando a hacer
frente a los depredadores invasores, y donde no hay Lobos para cantar al cielo
nocturno... No sé lo que va a ocurrir en los lugares que están llenos de
silencio.
—No va a haber
silencio en Lakeside. Así que puedes decirles que estás aquí y que siguen
vigilando. — Meg pensó un momento—. ¿Qué pasa con Desembarco del Ferry o la
Comunidad River Road? Ninguno de los Wolfgard vive allí.
—Los Coyotes y
Zorros viven allí. Y hay unos pocos de los Beargard en la isla, y ahora hay
Gatos Montés y Linces y una Pantera en la Comunidad River Road, así como
jóvenes Sanguinati. Canciones diferentes, pero el mensaje es el mismo.
Él se acercó y
puso sus brazos alrededor de ella en un abrazo tentativo.
Meg se tensó,
no muy segura de qué hacer. El asalto de las manos masculinas. Su cuerpo
todavía reaccionaba a la memoria de su vida en el recinto. Pero este era Simon,
y a los Lobos simplemente les gustaba el contacto con los miembros de su
manada.
Ella puso sus
brazos alrededor de su cintura y dejó que su cuerpo se relajara contra el suyo.
—Fuimos
atacados aquí también, así que no sabemos cuánto de Lakeside se mantendrá
cuando termine, pero creo que nuestra manda va a estar bien, — dijo Simon en
voz baja—. No creo que las chicas del lago dejarán que las cosas vayan muy mal
en el Courtyard.
—¿Cuando?
—Al menos una
de las tormentas nos alcanzará mañana. — Sus brazos se apretaron alrededor de
ella mientras descansaba la mejilla contra la pelusa de su cabello—. Vas a
estar bien, Meg.
—Vamos a estar
bien. — Quería creer eso, pero ¿querer sería suficiente para que fuera verdad?
Gracias
ResponderEliminarHermoso trabajo, bella historia con personajes inolvidables
ResponderEliminarMis pobres uñas
ResponderEliminarMis pobres uñas
ResponderEliminar—Si tuviera dientes en lugar de estas prótesis dentales, estaría inclinada a hacer lo mismo.
ResponderEliminarSimon ladeó la cabeza.
—¿Qué son las prótesis dentales?
jajajajjaja no supero esta parte del libro, me encanto la escena de Simon y Meg ♥.♥ son tan lindos juntos...
Adiós a mi manicura,gracias.😮 x estos capítulos
ResponderEliminarLlega la tormenta...A mi lo que me llama la atención es la calma como han reaccionado a la muerte de tantos lobos.Simon no debería de haber estado más furioso?? Y donde esta Tess?? Que siempre anda desaparecida...cuantas incógnitas...
ResponderEliminarLlega la tormenta...A mi lo que me llama la atención es la calma como han reaccionado a la muerte de tantos lobos.Simon no debería de haber estado más furioso?? Y donde esta Tess?? Que siempre anda desaparecida...cuantas incógnitas...
ResponderEliminarCREO QUE VAMOS HA AMAR MUCHO A LA MAMA DE MONTY
ResponderEliminarA mí también me encanto !!! Simón y Meg están dentro de mis parejas favoritas de libros.
ResponderEliminarPor otro lado la parte más graciosa fue cuando el juvenil de lo Lobos le pregunto si el artículo de la Sra. Lo-Se-Todo era verdad ��������
Por fin un poco de cariño en meg y simon espero que se desarrolle mas su relación
ResponderEliminarComo amo a Anne Bishop!!! Me parece que los elementales andan sueltos por mi país...jajaja
ResponderEliminarNo puedeo creer que ya esté cerca el final... menos mal que aún queda un último libro aunque me hubiera gustado que hubiera habido algo más de evolución en la relación de Simón y Meg. Gracias por el capítulo.
ResponderEliminarHola...es sábado 23 casi 21hs ..ayer no encontré el capítulo nuevo y ahora no encuentro el libro para descargar..hubo algún contratiempo? Gracias
ResponderEliminarTodavía no hemos terminado, tuvimos un pequeño retraso pero prontito va a estar, ya casi esta terminada la corrección
EliminarChicas sabemos el esfuerzo y la dedicacion que ponen en todos los proyectos, disculpen nuestra naturaleza impaciente. Hagan tranquilas. Gracias!
EliminarEn este caso nosotras también estamos impacientes!!!
EliminarEsperando el pdf😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😲😯😯😯😯😯😯😯
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