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viernes, 15 de abril de 2016

Adelanto: Capítulo 33 Marked in Flesh - Anne Bishop


Capítulo 33




Firesday 22 de Juin


Vlad se precipitó en la sala de clasificación, pero se detuvo cuando captó el olor a vómito que casi tapaba el olor de la sangre de Meg.

—¿Qué...? — Simon se detuvo a su lado—. Nathan escuchó un timbre de teléfono justo después que detuvo al Robert de correr en la calle. Jake también lo oyó.

Vlad se quedó mirando la navaja sobre la mesa.
—Ve a por Meg. Voy a tratar de averiguar quién llamó.

—Ella no habló. — Simon arrugó la nariz y dio un paso lejos del vómito—. Vio las visiones.

—Se enfermó de miedo. Tienes que encontrarla antes de que se haga daño.

Simon se quitó la ropa y la tiró a un lado. Luego cambió a Lobo y salió corriendo de la Oficina del Enlace.

Vlad sacó una sección del periódico fuera de la canasta de reciclaje y lo dejó caer sobre el vómito. Limpiaría el desastre después. En este momento, necesitaban respuestas.

Mientras se acercaba al teléfono, Pete Denby irrumpió en la habitación.

—¡Dioses encima y por debajo! Sé que estaban jugando donde se suponía que no debían, pero son sólo niños, y yo estaba bajando para tratar con él. ¿Nathan tenía que tirar  a Robert de esa manera? Los niños están aterrorizados.

—La próxima vez no detendremos a su cachorro antes de que corra a la calle,  —espetó Vlad—. No deje a sus chicos por su cuenta hasta que hayan aprendido a evitar las cosas que podrían matarlos.

Pete tomó aire, y luego hizo una mueca. En ese momento, Vlad vio al hombre reemplazando al padre.

—¿Qué pasó?

—No lo sé todavía, pero Meg está huyendo. ¿Hay alguna forma de averiguar quién le llamó, o es algo que sólo la policía puede hacer?

—Hay una manera a menos que haya hecho una llamada después. Entonces van a necesitar a la policía para obtener los registros de la compañía telefónica. — Pete se unió a Vlad en el mostrador y señaló a un pequeño botón debajo de los otros en el teléfono—. Me gustaría probar "la re-llamada" primero y ver qué pasa.

Él apretó el botón y escuchó el timbre del teléfono y el ring y ring.

Almacén de ramos generales Walker.

Un momento de silencio antes de que Vlad dijera:
—¿Tolya?

—¿Meg Corbyn dijo algo más?

Un escalofrío pasó por Vlad.
—Ella no dice nada en este momento.

—Los Lobos están corriendo hacia una trampa. Joe Wolfgard está tratando de detenerlos. La ciudad se está preparando para el ataque. Jesse Walker está llevándose a todos los jóvenes a un escondite en Colinas Antiguas.

—¿Quién está contigo?

—Los hombres de la ciudad. Vlad, ¿los humanos van a por todos los Lobos? ¿O van tras de todos nosotros?

—No lo sé. Haz lo que puedas, Tolya, y yo haré lo mismo. — Él colgó.

—¿Es malo? — Preguntó Pete.

—Muy. — Él abrió la agenda de Meg, encontró el número de Aguas Dulces, y marcó.

—¿Qué?—  Una voz masculina, ya enardecida y con enojo.

—Soy Vlad Sanguinati del Courtyard de Lakeside. ¿Puedes pasarle un mensaje a Jackson Wolfgard? Es urgente.

—¿Lakeside? ¿Acaso su cachorra profeta enloqueció también? La cachorra de Jackson llego corriendo aquí toda apestando a pis, llamó a alguien, y luego se escapó gritando que tenían que ocultarse. Algunos de los Ravengard están siguiéndola para asegurarse de que vuelva a la guarida Wolfgard.

—Dile a Jackson que los Terráneos e Intuyes están en peligro. La otra clase de humanos se han vuelto contra nosotros.

—Se lo diré.

Vlad colgó y miró a Pete, que estaba pálido enfermizo.
—¿Dónde están tus hijos?

—Lorne de Las Tres P salió a ayudar. Los llevó a la oficina médica.

—¿La Lizzy también?

Pete asintió.

—Mantenlos allí hasta que diga lo contrario.

Vlad dejó la oficina del Enlace, cambió a humo y corrió en la dirección del Complejo Wolfgard.



*****



Patinando hasta detenerse frente al Complejo Wolfgard, Meg se arrojó fuera del Bow y gritó:
—¡Sam! ¡Sam!

Él corrió a su encuentro, seguido por los otros cachorros más Saltarín.

Meg abrió la parte posterior del Bow.
—Entra, Sam. Entra. Tenemos que correr. Tenemos que ocultarnos.

Entró en el Bow y de inmediato se dirigió al asiento del pasajero. Los otros cachorros dudaron, sintiendo que había algo mal en el comportamiento de ella.

—Saltarín. Vamos, — jadeó Meg. Tan pronto como entró en la parte trasera, tomó a una cachorra y la arrojó en el Bow. Luego a otro y otro hasta el último.

—¿Meg? — Jane, la sanadora de los Wolfgard, corrió hacia ella en forma humana, mientras que la cuidadora de la manada se precipitaba hacia ella, gruñendo—. Meg, ¿qué haces?

—¡Tenemos que correr! — Gritó Meg. Cerró la puerta trasera del Bow.

—Estás sangrando.

—Tenemos que ocultarnos. — Se tiró en el asiento del conductor, arrancó el Bow y se alejo del Complejo Wolfgard. Sam se quejó y Saltarín aulló, dando comienzo al resto de los aullidos de los cachorros.

—¡Silencio! ¡Tenemos que estar en silencio! —¿Dónde ir? ¿Dónde podrían esconderse de un enemigo que podía...

Meg tragó saliva y se dirigió a ciegas y imprudentemente a lo largo de los caminos de tierra que apenas eran lo suficientemente amplios como para incluso un vehículo tan pequeño como el Bow. Miró en el espejo lateral una vez y vio a los Lobos persiguiendo el Bow. Pero no al Lobo que necesitaba ver.

—Simon, — susurró.

Luego el sendero terminó en un caída en la tierra. Condujo el Bow hacia la bajada, rebotando en el camino hacia abajo. Tirando de la puerta del lado del conductor para abrirla, saltó fuera del Bow y corrió hacia la parte de atrás para abrir esa puerta. Mientras el resto de los cachorros y Saltarín saltaron de la parte de atrás, agarró a Sam, que estaba ahora a más de una doble brazada, y se tambaleó unos pasos lejos del Bow.

Agitada, se dejó caer al suelo y se aferró a él. Tenía que esconderse porque había visto...

Su estómago se revolvió y vomitó encima de ambos.



*****



Simon olfateó el Complejo Wolfgard. ¿Dónde estaba Meg? ¿Dónde estaban los otros Lobos?

«La manada fue por acá,» dijo Nathan. «Y Meg. Simon... todavía está sangrando. Hay gotas de sangre en la carretera.»

«¡Tío Simón! ¡Tío Simón!»

«¡Sam!»

«¡Ayuda! ¡Meg está enferma!»

Simon levantó el hocico, con la intención de aullar. Si los otros Lobos habían seguido a Meg, su respuesta le ayudaría a identificar en que parte del Courtyard se encontraba. Pero se detuvo antes de levantar el sonido. ¿Por qué estaban en silencio los otros Lobos? ¿Por qué no aullaba Sam?

Él y Nathan siguieron el camino, corriendo hacia la parte de los Hawkgard en el Courtyard. Tenían que encontrar a Meg. No había muchas carreteras en el Courtyard donde pudiera caber un vehículo, incluso uno tan pequeño como un Bow.

«¡Por aquí!» Jenni Crowgard voló hacia él. «¡Nuestra Meg está por aquí!»

«No hay camino por allí, sólo una pista ancha que los ponis y ciervos usan» dijo Nathan.

Jenni voló sobre sus cabezas, regresó por donde había venido.

Cuando llegaron al lugar, corrió por la pendiente. ¿Cómo Meg había conseguido meter el Bow ahí abajo? ¿Y cómo iban a sacarlo?

«¡Meg!» Disminuyó la velocidad para evitar pisar a los cachorros que estaban lo suficientemente asustados ahora, que no iban a moverse lo suficientemente lejos de Meg para recibir la protección de Jane o de la cuidadora. El resto de los Lobos adultos se mantenían en la pendiente en un círculo de protección, con Blair y Nathan arriba manteniendo la vigilancia.

Sam le dio una mirada patética.
«¡Meg vomitó sobre mí!»

«Está enferma, cachorro. Ella está muy enferma.»

El corte a lo largo de su mandíbula estaba empezando a coagularse, pero su cuello estaba manchado de sangre y su camisa olía a vómito, borrando el señuelo habitual del olor de su sangre.

Bastante seguro de que estaba demasiada enferma como para confundirse acerca de él estando desnudo, Simon cambió a humano y se agachó junto a ella.

—¿Meg? ¿Qué viste?

—Tenemos que ocultarnos. Tenemos que escondernos de... — Ella vomitó. Sam se quejó. Los otros cachorros retrocedieron, finalmente, buscando la protección de los Lobos adultos.

—¿Quién tiene que ocultarse? — Preguntó Simon.

—Nosotros. Los Lobos. — Ella se centró en él. Sus ojos se veían raro, demasiado grandes, demasiado negros en vez de grises—. El rostro de Joe se ve así.

¿Así cómo? Simon se preguntó. Antes de que pudiera preguntar Vlad estuvo junto a él, llegando más allá para envolver una mano alrededor del brazo de Meg.

«Estás a media forma,» dijo Vlad. Luego a Meg:
—¿Has visto algo sobre el resto de nosotros? ¿Meg? ¿El resto de nosotros necesita ocultarse o sólo los Lobos?

Miró fijamente a Vlad con los ojos tan blancos que Simon se preguntó si se había roto algo en su cerebro.

—Sólo... Lobos, — dijo finalmente—. Y las personas que viven en pequeñas casas de madera. — Una pausa—. Cabañas. Fuego. Incendio.

—Está bien. — Vlad dio a su brazo un suave apretón antes de soltarlo—. Los Lobos se esconderán contigo hasta que sea seguro. El resto de nosotros va a enviar el aviso a tantas manadas como podamos.

Simon miró a Vlad.
«¿Jackson?»

«Su cachorra profeta se enfermó de miedo y salió corriendo, como Meg,» Vlad respondió con gravedad. «Las dos, en diferentes partes del continente. Esto no es bueno, Simon.»

El rostro de Joe se ve así.
«¿Joe? »

«La advertencia fue enviada. No sé si va a llegar a tiempo.» Vlad se levantó, sus piernas ya habían cambiado a humo. «Quédate aquí. El resto de nosotros haremos lo que podamos. No son sólo los Lobos. El ataque se dirige también a los Intuye.»

Todo lo que él y el resto de los Terráneos en Lakeside habían tratado de hacer al trabajar con los humanos se rompía en pedazos. ¿Qué tanto se rompería?

Cambió de nuevo a Lobo, comprendiendo instintivamente que eso calmaría a Meg.

«Simon,» dijo Vlad.

«Ve. Haz lo que puedas. Advierte a Steve Barquero»

«Es lo primero que voy a hacer. Él va a tener que pasar la advertencia a los otros asentamientos Intuye fuera del alcance de los malos humanos.» El Sanguinati cambió completamente a humo y corrió por la tierra.

«Más Sanguinati van con Vlad,» informó Blair.

«Vamos a ayudarte a mantener vigilancia sobre nuestra Meg,» Jenni lo dijo mientras ella, Starr, y Jake se posaban en los árboles cercanos.

«¿Tío Simón?»Sam gimió. «No quiero lamerme la piel para limpiarla.»

No quería lamer al cachorro tampoco.
«Tan pronto como sea seguro, les daremos una limpieza a ti y a Meg.» E iban a tener que lavar cualquiera de los otros cachorros que estuvieran salpicados de vomitar. Por ahora, no había nada que cualquiera de los Lobos pudieran hacer.

Resistiendo la tentación de lamer su cuello para limpiar la sangre seca e ignorando el mal olor del vómito, Simon apoyó la cabeza en el hombro de Meg, ofreciendo un confort silencioso y tratando de no pensar demasiado en lo que estaba ocurriendo a los Wolfgard en otras partes de Thaisia .



7 comentarios:

  1. Meg llevándose a los cachorros, Sam quejándose de que le vomitó, y Simon abrazando a Meg... Me conmovió tanto

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    1. Meg es una madre loba, no pensó solo salió a proteger a los chorros, Xd y con lo pequeña que es...

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  2. Cada vez hay más tensión en los capítulos. Estoy que me como las uñas...no quiero que le pase nada a Sam :( Gracias por el capi.

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    1. Si le pasa algo a Sam me muero... lo mismo si le pasa a Simon, o Meg, o Nathan, o Jake, o Vlad, o Tess, o Henry, o Saltarín, incluso a Blair y a la manada humana del Courtyard... en resumen no quiero que le pase nada a nadie

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  3. Se hacen querer tanto estos personajes que no podemos prescindir de ninguno!!! Gracias por el capitulo tan tempranito!! Las amo!!

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  4. mujeres bellas, gracias por hacernos llegar los capitulos temprano... no tengo el hábito de morderme las uñas, pero, ya me lastime los pellejitos alrededor de las uñas. Ufff muero por saber más... estoy completa y totalmente subyugada por este libro y esta serie. Gracias de nuevo chicas, increíble trabajo el que hacen. Saludos

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  5. Gracias chicas x cierto yo ya me quede sin uñas???? Y no puede morir uno de nuestros personajes favoritos ya que del coraje creo que no leería lis demás libros ( bueno si los leería pero no con tanto entusiasmo)

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