Capítulo
33
Firesday
22 de Juin
Vlad se
precipitó en la sala de clasificación, pero se detuvo cuando captó el olor a
vómito que casi tapaba el olor de la sangre de Meg.
—¿Qué...? —
Simon se detuvo a su lado—. Nathan escuchó un timbre de teléfono justo después
que detuvo al Robert de correr en la calle. Jake también lo oyó.
Vlad se quedó
mirando la navaja sobre la mesa.
—Ve a por Meg.
Voy a tratar de averiguar quién llamó.
—Ella no
habló. — Simon arrugó la nariz y dio un paso lejos del vómito—. Vio las
visiones.
—Se enfermó de
miedo. Tienes que encontrarla antes de que se haga daño.
Simon se quitó
la ropa y la tiró a un lado. Luego cambió a Lobo y salió corriendo de la
Oficina del Enlace.
Vlad sacó una
sección del periódico fuera de la canasta de reciclaje y lo dejó caer sobre el
vómito. Limpiaría el desastre después. En este momento, necesitaban respuestas.
Mientras se
acercaba al teléfono, Pete Denby irrumpió en la habitación.
—¡Dioses
encima y por debajo! Sé que estaban jugando donde se suponía que no debían,
pero son sólo niños, y yo estaba bajando para tratar con él. ¿Nathan tenía que
tirar a Robert de esa manera? Los niños
están aterrorizados.
—La próxima
vez no detendremos a su cachorro antes de que corra a la calle, —espetó Vlad—. No deje a sus chicos por su
cuenta hasta que hayan aprendido a evitar las cosas que podrían matarlos.
Pete tomó
aire, y luego hizo una mueca. En ese momento, Vlad vio al hombre reemplazando
al padre.
—¿Qué pasó?
—No lo sé
todavía, pero Meg está huyendo. ¿Hay alguna forma de averiguar quién le llamó,
o es algo que sólo la policía puede hacer?
—Hay una
manera a menos que haya hecho una llamada después. Entonces van a necesitar a la
policía para obtener los registros de la compañía telefónica. — Pete se unió a
Vlad en el mostrador y señaló a un pequeño botón debajo de los otros en el
teléfono—. Me gustaría probar "la re-llamada" primero y ver qué pasa.
Él apretó el
botón y escuchó el timbre del teléfono y el ring y ring.
—Almacén de ramos generales Walker.
Un momento de
silencio antes de que Vlad dijera:
—¿Tolya?
—¿Meg Corbyn
dijo algo más?
Un escalofrío
pasó por Vlad.
—Ella no dice
nada en este momento.
—Los Lobos
están corriendo hacia una trampa. Joe Wolfgard está tratando de detenerlos. La
ciudad se está preparando para el ataque. Jesse Walker está llevándose a todos
los jóvenes a un escondite en Colinas Antiguas.
—¿Quién está
contigo?
—Los hombres
de la ciudad. Vlad, ¿los humanos van a por todos los Lobos? ¿O van tras de
todos nosotros?
—No lo sé. Haz
lo que puedas, Tolya, y yo haré lo mismo. — Él colgó.
—¿Es malo? —
Preguntó Pete.
—Muy. — Él
abrió la agenda de Meg, encontró el número de Aguas Dulces, y marcó.
—¿Qué?— Una voz masculina, ya enardecida y con enojo.
—Soy Vlad
Sanguinati del Courtyard de Lakeside. ¿Puedes pasarle un mensaje a Jackson
Wolfgard? Es urgente.
—¿Lakeside?
¿Acaso su cachorra profeta enloqueció también? La cachorra de Jackson llego
corriendo aquí toda apestando a pis, llamó a alguien, y luego se escapó
gritando que tenían que ocultarse. Algunos de los Ravengard están siguiéndola
para asegurarse de que vuelva a la guarida Wolfgard.
—Dile a
Jackson que los Terráneos e Intuyes están en peligro. La otra clase de humanos
se han vuelto contra nosotros.
—Se lo diré.
Vlad colgó y
miró a Pete, que estaba pálido enfermizo.
—¿Dónde están
tus hijos?
—Lorne de Las Tres P salió a ayudar. Los llevó a
la oficina médica.
—¿La Lizzy
también?
Pete asintió.
—Mantenlos
allí hasta que diga lo contrario.
Vlad dejó la
oficina del Enlace, cambió a humo y corrió en la dirección del Complejo
Wolfgard.
*****
Patinando
hasta detenerse frente al Complejo Wolfgard, Meg se arrojó fuera del Bow y
gritó:
—¡Sam! ¡Sam!
Él corrió a su
encuentro, seguido por los otros cachorros más Saltarín.
Meg abrió la
parte posterior del Bow.
—Entra, Sam.
Entra. Tenemos que correr. Tenemos que ocultarnos.
Entró en el
Bow y de inmediato se dirigió al asiento del pasajero. Los otros cachorros
dudaron, sintiendo que había algo mal en el comportamiento de ella.
—Saltarín.
Vamos, — jadeó Meg. Tan pronto como entró en la parte trasera, tomó a una
cachorra y la arrojó en el Bow. Luego a otro y otro hasta el último.
—¿Meg? — Jane,
la sanadora de los Wolfgard, corrió hacia ella en forma humana, mientras que la
cuidadora de la manada se precipitaba hacia ella, gruñendo—. Meg, ¿qué haces?
—¡Tenemos que
correr! — Gritó Meg. Cerró la puerta trasera del Bow.
—Estás
sangrando.
—Tenemos que
ocultarnos. — Se tiró en el asiento del conductor, arrancó el Bow y se alejo
del Complejo Wolfgard. Sam se quejó y Saltarín aulló, dando comienzo al resto
de los aullidos de los cachorros.
—¡Silencio!
¡Tenemos que estar en silencio! —¿Dónde ir? ¿Dónde podrían esconderse de un
enemigo que podía...
Meg tragó
saliva y se dirigió a ciegas y imprudentemente a lo largo de los caminos de
tierra que apenas eran lo suficientemente amplios como para incluso un vehículo
tan pequeño como el Bow. Miró en el espejo lateral una vez y vio a los Lobos
persiguiendo el Bow. Pero no al Lobo que necesitaba ver.
—Simon, —
susurró.
Luego el
sendero terminó en un caída en la tierra. Condujo el Bow hacia la bajada,
rebotando en el camino hacia abajo. Tirando de la puerta del lado del conductor
para abrirla, saltó fuera del Bow y corrió hacia la parte de atrás para abrir
esa puerta. Mientras el resto de los cachorros y Saltarín saltaron de la parte
de atrás, agarró a Sam, que estaba ahora a más de una doble brazada, y se
tambaleó unos pasos lejos del Bow.
Agitada, se
dejó caer al suelo y se aferró a él. Tenía que esconderse porque había visto...
Su estómago se
revolvió y vomitó encima de ambos.
*****
Simon olfateó
el Complejo Wolfgard. ¿Dónde estaba Meg? ¿Dónde estaban los otros Lobos?
«La manada fue
por acá,» dijo Nathan. «Y Meg. Simon... todavía está sangrando. Hay gotas de
sangre en la carretera.»
«¡Tío Simón!
¡Tío Simón!»
«¡Sam!»
«¡Ayuda! ¡Meg
está enferma!»
Simon levantó
el hocico, con la intención de aullar. Si los otros Lobos habían seguido a Meg,
su respuesta le ayudaría a identificar en que parte del Courtyard se
encontraba. Pero se detuvo antes de levantar el sonido. ¿Por qué estaban en
silencio los otros Lobos? ¿Por qué no aullaba Sam?
Él y Nathan
siguieron el camino, corriendo hacia la parte de los Hawkgard en el Courtyard.
Tenían que encontrar a Meg. No había muchas carreteras en el Courtyard donde
pudiera caber un vehículo, incluso uno tan pequeño como un Bow.
«¡Por aquí!»
Jenni Crowgard voló hacia él. «¡Nuestra Meg está por aquí!»
«No hay camino
por allí, sólo una pista ancha que los ponis y ciervos usan» dijo Nathan.
Jenni voló
sobre sus cabezas, regresó por donde había venido.
Cuando
llegaron al lugar, corrió por la pendiente. ¿Cómo Meg había conseguido meter el
Bow ahí abajo? ¿Y cómo iban a sacarlo?
«¡Meg!»
Disminuyó la velocidad para evitar pisar a los cachorros que estaban lo
suficientemente asustados ahora, que no iban a moverse lo suficientemente lejos
de Meg para recibir la protección de Jane o de la cuidadora. El resto de los
Lobos adultos se mantenían en la pendiente en un círculo de protección, con
Blair y Nathan arriba manteniendo la vigilancia.
Sam le dio una
mirada patética.
«¡Meg vomitó
sobre mí!»
«Está enferma,
cachorro. Ella está muy enferma.»
El corte a lo
largo de su mandíbula estaba empezando a coagularse, pero su cuello estaba
manchado de sangre y su camisa olía a vómito, borrando el señuelo habitual del
olor de su sangre.
Bastante
seguro de que estaba demasiada enferma como para confundirse acerca de él
estando desnudo, Simon cambió a humano y se agachó junto a ella.
—¿Meg? ¿Qué
viste?
—Tenemos que
ocultarnos. Tenemos que escondernos de... — Ella vomitó. Sam se quejó. Los
otros cachorros retrocedieron, finalmente, buscando la protección de los Lobos
adultos.
—¿Quién tiene
que ocultarse? — Preguntó Simon.
—Nosotros. Los
Lobos. — Ella se centró en él. Sus ojos se veían raro, demasiado grandes,
demasiado negros en vez de grises—. El rostro de Joe se ve así.
¿Así cómo? Simon se preguntó. Antes de que
pudiera preguntar Vlad estuvo junto a él, llegando más allá para envolver una
mano alrededor del brazo de Meg.
«Estás a media
forma,» dijo Vlad. Luego a Meg:
—¿Has visto
algo sobre el resto de nosotros? ¿Meg? ¿El resto de nosotros necesita ocultarse
o sólo los Lobos?
Miró fijamente
a Vlad con los ojos tan blancos que Simon se preguntó si se había roto algo en
su cerebro.
—Sólo...
Lobos, — dijo finalmente—. Y las personas que viven en pequeñas casas de
madera. — Una pausa—. Cabañas. Fuego. Incendio.
—Está bien. —
Vlad dio a su brazo un suave apretón antes de soltarlo—. Los Lobos se esconderán
contigo hasta que sea seguro. El resto de nosotros va a enviar el aviso a
tantas manadas como podamos.
Simon miró a
Vlad.
«¿Jackson?»
«Su cachorra
profeta se enfermó de miedo y salió corriendo, como Meg,» Vlad respondió con
gravedad. «Las dos, en diferentes partes del continente. Esto no es bueno,
Simon.»
El rostro de Joe se ve así.
«¿Joe? »
«La
advertencia fue enviada. No sé si va a llegar a tiempo.» Vlad se levantó, sus
piernas ya habían cambiado a humo. «Quédate aquí. El resto de nosotros haremos
lo que podamos. No son sólo los Lobos. El ataque se dirige también a los
Intuye.»
Todo lo que él
y el resto de los Terráneos en Lakeside habían tratado de hacer al trabajar con
los humanos se rompía en pedazos. ¿Qué tanto se rompería?
Cambió de
nuevo a Lobo, comprendiendo instintivamente que eso calmaría a Meg.
«Simon,» dijo
Vlad.
«Ve. Haz lo
que puedas. Advierte a Steve Barquero»
«Es lo primero
que voy a hacer. Él va a tener que pasar la advertencia a los otros
asentamientos Intuye fuera del alcance de los malos humanos.» El Sanguinati
cambió completamente a humo y corrió por la tierra.
«Más
Sanguinati van con Vlad,» informó Blair.
«Vamos a
ayudarte a mantener vigilancia sobre nuestra Meg,» Jenni lo dijo mientras ella,
Starr, y Jake se posaban en los árboles cercanos.
«¿Tío
Simón?»Sam gimió. «No quiero lamerme la piel para limpiarla.»
No quería
lamer al cachorro tampoco.
«Tan pronto
como sea seguro, les daremos una limpieza a ti y a Meg.» E iban a tener que
lavar cualquiera de los otros cachorros que estuvieran salpicados de vomitar.
Por ahora, no había nada que cualquiera de los Lobos pudieran hacer.
Resistiendo la
tentación de lamer su cuello para limpiar la sangre seca e ignorando el mal
olor del vómito, Simon apoyó la cabeza en el hombro de Meg, ofreciendo un
confort silencioso y tratando de no pensar demasiado en lo que estaba
ocurriendo a los Wolfgard en otras partes de Thaisia .
Meg llevándose a los cachorros, Sam quejándose de que le vomitó, y Simon abrazando a Meg... Me conmovió tanto
ResponderEliminarMeg es una madre loba, no pensó solo salió a proteger a los chorros, Xd y con lo pequeña que es...
EliminarCada vez hay más tensión en los capítulos. Estoy que me como las uñas...no quiero que le pase nada a Sam :( Gracias por el capi.
ResponderEliminarSi le pasa algo a Sam me muero... lo mismo si le pasa a Simon, o Meg, o Nathan, o Jake, o Vlad, o Tess, o Henry, o Saltarín, incluso a Blair y a la manada humana del Courtyard... en resumen no quiero que le pase nada a nadie
EliminarSe hacen querer tanto estos personajes que no podemos prescindir de ninguno!!! Gracias por el capitulo tan tempranito!! Las amo!!
ResponderEliminarmujeres bellas, gracias por hacernos llegar los capitulos temprano... no tengo el hábito de morderme las uñas, pero, ya me lastime los pellejitos alrededor de las uñas. Ufff muero por saber más... estoy completa y totalmente subyugada por este libro y esta serie. Gracias de nuevo chicas, increíble trabajo el que hacen. Saludos
ResponderEliminarGracias chicas x cierto yo ya me quede sin uñas???? Y no puede morir uno de nuestros personajes favoritos ya que del coraje creo que no leería lis demás libros ( bueno si los leería pero no con tanto entusiasmo)
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