Capítulo
27
Jueves
21 de Juin
Jesse abasteció
los estantes del almacén con sopas enlatadas, salsa de tomate y pasta de
tomate, y una variedad de frutas y verduras enlatadas. En el cuarto de atrás,
tenía grandes contenedores de plástico herméticos y a prueba de ratones. Uno
llevaba bolsas de cinco libras de harina; otras bolsas cerradas de azúcar,
tanto blanca como marrón; y la tercera, cajas que contenían pastas que no podían
caber en los estantes en el frente. El cuarto se había llenado de sacos de
arroz y paquetes de fideos al huevo.
Con suerte los
suministros seguirían estando en buen estado cuando la gente en Pradera de Oro
las necesitaran.
Compra suficientes suministros hasta la próxima
primavera,
Tolya le dijo después de que le mencionó su presentimiento de que a Pradera de
Oro podrían negársele el acceso a otros suministros, de la misma manera en que
la librería en Bennett le había negado comprar nuevos libros para su tienda. Comida. Medicamentos. Lo que necesiten las
mujeres cuando entran en temporada y se
vuelven irritables.
De alguna
manera, tener a un vampiro mencionando el síndrome premenstrual y la
menstruación como parte de la lista de verificación de preparación, fue más
desconcertante que tenerlo empujándola para pedir comida que se pudiera
almacenar para los próximos meses.
Y no sólo los
alimentos. Ropa también; todo, desde ropa interior y calcetines a pantalones
vaqueros, camisetas, suéteres y abrigos. Zapatos. Botas. Cualquier cosa que
pudiera quedar pequeña o desgastada.
Algo estaba
por venir. Todo el mundo en Pradera de Oro lo sentía. Los Terráneos sabían para
que se estaban preparando, pero no compartían los detalles.
Más bisonte
había sido acribillados; alguien tenía una idea maliciosa de diversión. Los
Lobos adultos, especialmente aquellos que eran cazadores y guardianes, estaban
lejos de su asentamiento, vagando para encontrar a los humanos culpables y
poner fin a este desperdicio de alimentos.
La comida no
era lo único echado a perder. Alguien había vertido gasolina dentro de las
madrigueras de la pradera y les prendió fuego. El fuego se propagó a lo largo
de los acres de las praderas, llegando a metros de los cultivos del
asentamiento. Entonces, el viento cambió de dirección, ahogando el fuego sobre
sí mismo, salvando los cultivos de Pradera de Oro para el próximo año.
Ella y Phil
Mailer, jefe de correos y editor del Boletín de Pradera de Oro, manejaron
hasta Bennett para reportar el incidente, pero nadie había visto nada. ¿Qué se
suponía que la fuerza policial de Bennett tenía que hacer? El fuego no ocurrió
en la ciudad o en algún terreno humano.
Tenía la
esperanza de haberse equivocado acerca de la preparación para el aislamiento,
pero el aislamiento ya había comenzado a una velocidad aterradora. Los Intuye
no podía realizar compras en ninguna de las tiendas de Bennett. Había que
mostrar una tarjeta de residencia para poder comprar algo. Cuando Truman Skye y
Billy Rider, dos hombres del rancho de Pradera de Oro, preguntaron si esa norma
se aplicaba a las personas que paraban ahí por la noche o durante un día o dos,
fueron maltratados por una banda de hombres. Después de volver a casa, Truman
les comentó a Jesse y Phil -y a Joe Wolfgard y Tolya Sanguinati- que el sheriff
estaba haciendo una multa de estacionamiento a la vista de la pelea y no se dio
cuenta de que dos hombres eran atacados por ocho. Así las cosas, Truman y Billy
escaparon con unos rasguños, algunas costillas magulladas, y un par de ojos
negros, porque un árbol en la plaza del pueblo fue arrancado de repente y
aplastó la cabina de una camioneta estacionada en la calle.
El rumor era
que algo había enganchado sus garras en el árbol y lo arrancó de la tierra.
Advertencias
emitidas por ambos lados. Al menos así es como Jesse leía ese encuentro, y Joe
no había estado en desacuerdo con su evaluación, aunque no confirmó que hubiera
algo más que los Lobos y Wyatt Beargard vigilando la tierra entre Bennett y
Pradera de Oro.
Por lo tanto,
no había mercancía disponible del pueblo más cercano. Todo lo que necesitaban
tenía que venir en tren o camión ahora. El problema era que estaban comprando
mucho más de lo que los residentes de la ciudad o los negocios podían
permitirse, y no habrían comprando mucho de nada si Tolya, como portavoz de su
estirpe, no les hubiera prestado el dinero.
Nadie tenía un
presentimiento sobre el préstamo de dinero de los Sanguinati, pero nadie se
sentía cómodo al respecto tampoco. Aún así, era eso o ignorar las advertencias
de que tenían que llenarse de suministros.
Pañales y
talco. Mantas y ropa de cama. Toallas. Cepillos de dientes y pasta de dientes.
Papel higiénico. ¡Dioses! ¿Cómo se suponía que una comerciante haría una
estimación de algo así?
¿Y dónde se
suponía que tenía que poner todos estos suministros?
El timbre de
la puerta tintineó. Jesse se apartó de los estantes, contenta por la distracción
de un cliente.
La chica
parecía tener unos 16 o 17 años. Una desconocida que llevaba uno de los
vestidos que Jesse sabía que había estado en la ventana de la tienda de ropa
usada, apenas la semana pasada. Sandalias en sus pies. Su cabello era de un color
ceniza claro y le llegaba a la mitad de la espalda. Sus ojos eran de color
ámbar, y las orejas, que de repente asomaron por debajo de los cabellos, eran
peludas y no tenían la forma humana.
Loba, pensó Jesse, sonriendo mientras se
movía lentamente hacia la chica.
—Hola. Soy
Jesse, la dueña de este almacén. ¿Puedo ayudarte a encontrar algo? —Ella vio a
Joe Wolfgard y a un extraño, ¿otro Lobo?, parado afuera a hablando con Tobias.
Supervisando.
—¿Cuál es tu
nombre? — Preguntó Jesse.
—Rachel. ¿Me
gustaría un libro?
Una
declaración expresada como una pregunta. La chica no estaba muy segura de que
se le permitía pedir una cosa así.
—Los libros
están aquí. — Jesse llevó a Rachel a los estantes—. Estos dos estantes tienen
libros nuevos. Los nuevos libros por lo general cuestan más. Estos dos estantes
tienen los libros usados. — Jesse eligió un libro de bolsillo al azar y se lo
entregó a Rachel.
Rachel estudió
la cubierta. Luego olfateó el libro, hizo una mueca, y se lo devolvió.
Interesante. Ella quería preguntar lo que la chica
olio en el libro, pero tendría que esperar a la próxima visita.
—También
puedes tomar libros prestados de la biblioteca.
—¿Prestado
significa que no podemos quedárnoslo?
—Así es. Tú lo
lees y lo devuelves a la biblioteca.
—Queremos un
libro para quedárnoslo.
Jesse asintió.
—¿Un libro
para ti?
Rachel vaciló.
—¿Un libro de
cuentos para cachorros? ¿Para leer a los cachorros? Puedo leer bastante bien.
Esta chica
echaba señuelos para enganchar a los curiosos.
La próxima vez, Jesse se prometió a sí misma
mientras estudiaba la selección de libros para niños que tenía disponibles.
—Bueno, tengo
un libro de historias de animales. — Cuando Rachel se puso en cuclillas a su
lado, quería preguntar si la chica llevaba ropa interior debajo de ese vestido
de verano, pero era una pregunta que podría causar vergüenza, sobre todo si se
trataba de un primer intento de interactuar con un humano.
—Nos gustan
los animales, — dijo Rachel.
—No sé si los
animales en estas historias se comportan como los animales que conoces.
Rachel
asintió.
—Fantasía. —
Sostuvo el libro. Olfateó el libro. Y no se lo entrego de nuevo.
—¿Te gustaría
escoger un libro para ti?
—Yo, — Rachel
miró la etiqueta de precio en el libro de historias—. No tengo suficiente
dinero para comprar otro libro.
—Te daré un
libro para ti.
Rachel sacudió
la cabeza.
—Se supone que
tengo que comprarlo.
—Por lo
general, eso es cierto. Pero hoy me gustaría darte un libro como regalo. Como
una manera de darte la bienvenida.
—Ah. — La
chica miró a los estantes de libros, sus ojos ámbar llenos de alegría y
confusión.
Poco a poco,
Rachel le contó a Jesse acerca de los libros que había leído y cuales le gustó
más. Por último, Jesse acercó a Rachel hacia un autor Intuye de misterio que escribía
una serie de historias sobre un humano que tenía un par de camaradas Terráneos
que lo ayudaban a resolver los misterios. No estaba segura de si la
representación de los Otros era lo suficientemente precisa. No se había
detenido a pensar en ello cuando leyó algunos de los libros.
Bueno, será interesante leer alguno otra vez, con
lo que ahora sé de los Otros y ver lo que piensa Rachel de los personajes.
¿Alguno de los Terráneos estarán interesados en asistir a nuestro club mensual
de lectura? Algo para preguntar a Joe Wolfgard.
Jesse registró
la venta y observó a través de la ventana cuando Rachel salió de la tienda. La
chica casi brillaba por el triunfo de un encuentro exitoso. Y se volvió tímida
cuando le presentaron a Tobias, quien se quitó el sombrero e hizo todo lo que
correspondía en una presentación.
A medida que
Tobias entraba en el almacén, Joe miró a Jesse a través de la ventana y sonrió.
Vamos a estar bien, Jesse pensó
mientras los Lobos iban rumbo al asentamiento Terráneo. Si los Otros nos aceptan como amigos, vamos a estar bien.
Para: NS
Las tropas están en
posición y están atrayendo atención no deseada. Debemos atacar ahora o perder
el elemento sorpresa. Crea la distracción final.
Padre
Para: NS
Las entregas
especiales del Bloque Romano han llegado. En espera de instrucciones.
Líderes de las
divisiones de HPU del Medio Oeste y Noroeste
Para: Los líderes de las divisiones del Medio Oeste y
Noroeste
Procedan con la
tercera etapa del proyecto de recuperación de tierras.
NS
esto me dio a pensar ...¿de que te abastecerrias si estubieras en una situacion parecida?
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