Capítulo
15
Moonsday
11 de Juin
Pocos minutos
después de que Meg abriera la Oficina del Enlace para las entregas de la
mañana, Steve Barquero y Jerry Carguero entraron al Courtyard por el camino de
acceso, parando en el estacionamiento de empleados. Alertado por el aullido de
Nathan y el graznido de advertencia de los Crowgard, Simon dejó a Vlad para
terminar la reposición de los estantes de ABL para que se vieran completos
cuando los Lobos Addirondack llegaran esa tarde.
Se reunió con
los dos hombres en el camino de acceso.
—Hablaremos en
la Oficina del Enlace de modo que Meg pueda ver los planos también. — Él
sonrió, mostrando los colmillos más largos de lo humano, como un recordatorio
de que tratar de robar a Meg no sería tolerado. No pensaba que el Intuye fuera a hacerlo, pero no hacía daño remarcar el territorio.
No es que Meg
fuera su territorio, pero él tenía la responsabilidad de velar por todo el
Courtyard, y Meg era una conexión vital con el elemento humano no comestible, que ahora lo tenía bajo las patas cada vez que se daba la vuelta.
Simon los
condujo a través de la trastienda y hacia la sala de clasificación.
—Hola Steve.
Hola, Jerry, — dijo Meg, dando a Simon una mirada de perplejidad.
—Buenas, Meg,—
dijo Steve—. ¿Puedo utilizar la mesa?
Meg movió una
pila de catálogos. Steve desenrolló los planos para el campus para las Casandra
de sangre en Isla Grande.
—Tenemos 30
acres para trabajar, pero estamos pensando en poner la mayor parte de los
edificios juntos, — dijo Steve—. Eso hará que sea más fácil poner en
funcionamiento las tuberías de agua y drenaje, así como la electricidad. Y
hemos querido mantener un montón de hierba y árboles para las chicas, así como
la fauna que ya está allí. Con el tiempo, vamos a adaptar la construcción para
un centenar de residentes. Las chicas mayores y las adultas tendrán
apartamentos tipo estudio y algunas áreas comunes para socializar. Las jóvenes
tendrán las habitaciones y áreas comunes en su edificio. Pam Ireland, que está
trabajando con las chicas, y será la administradora de la escuela una vez
construida, tendrá su propia residencia en el terreno. Tendremos un establo con
un puñado de caballos, un par de ellos para tirar de los carros y el resto para
montar a caballo. La familia Vaquero donará los caballos y los entrenará.
También tendrán a alguien cuidando a los caballos como parte de su contribución
al campus. Dado que la idea es para que las chicas aprendan a hacer cosas y a
ser independientes, también habrá una pequeña granja con una vaca lechera o
dos, y algunas gallinas. Hemos pensado en los cerdos, pero pensé que vacas,
pollos y caballos, serán suficientes para que las chicas entre las edades de 8 y
11 lo puedan asimilar. Además, vamos a tener una huerta, pero probablemente
será para el próximo año. Nuestra primera prioridad es la vivienda. — Miró a
Meg—. ¿Qué piensas?
Meg estudió
los planos.
—Deben tener
un lugar para nadar.
Steve hizo una
mueca. Simon pensó que Meg no lo notó.
—Tenemos una
piscina en nuestro centro comunitario, — Steve dijo, dando a Simon, una mirada
de "ayudarme"—. Nosotros no
hemos puesto una piscina en el presupuesto para la construcción de este lugar.
—No es un tipo
oficial de piscina. — Meg miró a Simon—. Algo como el de la parte Crowgard del
Courtyard.
—Ella se
refiere al pozo, — dijo Simon—. Te voy a mostrar el que tenemos aquí. — Se
sentía reacio a meter a más humanos a una parte del Courtyard que por lo
general estaba fuera de los límites. De hecho,
recientemente habían puesto un cartel más grande de: "Los Intrusos serán comidos" para
recordarle a la manada humana que se les permitía ir sólo hasta el Complejo
Verde, pero no más allá, y humanos sin supervisión conduciendo por la calle que
conducía al Establo Poni, era como si estuvieran pidiendo ser golpeados por
Torbellino o alcanzados por Rayo.
—¿Biblioteca?
— Preguntó Meg.
—Con sólo
cinco chicas, pensamos que algunos estantes en la sala común serían
suficientes, — dijo Steve.
Estudiaron los
planos unos minutos más. No es un
compuesto, pensó Simon. No es una
prisión con celdas. Un lugar estable donde las Casandra de sangre podrán contar
con la rutina de las tareas diarias para equilibrar las cosas que van cambiando.
Se preguntó si
Jane le había comentado algo a Steve acerca de la profecía que había visto,
donde quedaban tan pocas ciudades humanas.
Cuando los caminos familiares desaparezcan, tienes
que encontrar otros, o hacer nuevos... para cuidar de tu manada.
—Necesitas los
materiales de construcción para la guarida de las jóvenes, la guarida de Pam,
el establo y el granero y otros edificios para los animales y otros alimentos,
— dijo.
—Sí, pero
podemos empezar a con... — Steve comenzó.
—Necesitas
comprar todos los materiales de construcción que puedas.
—Claro, pero
tenemos un presupuesto y...
—Ahora.
Silencio. Por último,
Meg dijo:
—¿Simon?
Mantuvo los
ojos sobre Steve.
—Necesitas
comprar suministros para tu pueblo. Tienes que comprar los suministros que usan
los humanos de Vida Simple y los
Terráneos. Es necesario prepararse ahora para un invierno duro.
Meg miró a los
tres hombres.
—Pero... es
Juin. El verano acaba de empezar.
Steve miró a
Simon.
—¿Cuán duro y
largo será el invierno?
—Largo. Y muy
duro, —respondió Simon—. Si compras productos de otra ciudad, asegúrate de
comprar lo suficiente para llegar a la primavera. — Eso les daría a todos unos
meses para descubrir nuevas maneras de conseguir lo que necesitaban.
—Mi esposa comenzó
a comprar papel higiénico extra en septiembre para asegurarse de que no íbamos
a pelear por el último rollo en el supermercado cuando el transbordador no
pueda hacer un viaje por suministros, — dijo Jerry. Sin mirar a ninguno de
ellos, agregó—. Y lo mismo con los artículos femeninos.
Eso era lo más
lejos que Jerry se iba a aventurar en ese territorio peligroso. Simon esperaba
que fuera suficiente la indirecta para Meg.
—¿Sabemos
cuándo el invierno arribará este año? — Preguntó Steve.
Simon sacudió
la cabeza, aliviado de que Steve entendiera que no estaban hablando de la
temporada en realidad. Esto de hablar de una cosa para decir algo más, se
sentía extraño, pero había cosas que no quería compartir con los humanos,
aunque fueran de su confianza—. Cuando venga, será duro y rápido. — Él y Vlad
habían oído una noticia sobre un discurso dado para todos los líderes de HPU en
Thaisia. Tanto el Capitán Burke como el Teniente Montgomery pensaban que era
extraño que todos estos líderes aullaran a la prensa, ¿pero Nicholas Scratch
estuviera tan conspicuamente ausente de las noticias?
Los Terráneos
sabían que venía una tormenta. Las únicas preguntas eran cuándo golpearía y qué
aún estaría en pie cuando terminara.
—Esperen en su
coche, — dijo Simon—. Les voy a mostrar el
arroyo.
Steve enrolló
los planos. Él y Jerry dijeron adiós a Meg y se fueron por la puerta trasera.
Simon observó
a Meg frotarse la cicatriz de rayitas cruzadas en su brazo izquierdo.
—Tú sabes
algo, — ella dijo.
—Sé que debes
comprar suministros humanos, mientras que los humanos todavía nos vendan.
—Ellos tienen
que vendernos.
—Se han vuelto
atrevidos. No creen que vayamos a hacer nada si rompen las reglas. ¿Por qué
habrían de temer? El HPU les dice lo que quieren oír, que pueden tomar sin
consecuencias. — Simon tiró suavemente la mano de Meg alejándola de las
cicatrices—. Tú y la manada femenina deben empezar a comprar las cosas que son
esenciales para ustedes. No sé cuánto tiempo más esas cosas van a estar accesibles.
Algunas empresas podrían irse a la quiebra.
Meg se lo
quedó mirando con incredulidad.
—¿Cómo pueden,
empresas que hacen cosas como papel higiénico, quedarse sin trabajo?
¿Debía
mostrarle la carta de Jean? ¿Era malo su deseo de protegerla de esa información
cuando ella ya tenía tantas cosas en que pensar?
Antes de que
pudiera sacar la carta de su bolsillo, Meg adoptó esa mirada en sus ojos, la
mirada que le decía que estaba revisando imágenes de entrenamiento y recuerdos.
—Hace un
tiempo, Ruth nos hablo - a la manada femenina- acerca de una lista que había
encontrado en un libro viejo, —dijo Meg con un cuidado que le hizo a Simon
pensar en un Lobo probando el suelo con cada paso—. Era una lista de ciudades
humanas y ciudades que no existen más. Supongo que se podría decir que las
empresas en esas ciudades se fueron a la quiebra.
—Se podría
decir, — le dio la razón—. Tal vez otra empresa en otra ciudad podría empezar a
hacer algunos de los mismos productos, pero necesitaría mucho tiempo.
—Entiendo.
¿Entendía?
Esperaba que así fuera.
—Más allá de
lo que hayas decidido contarles, tienes que mantener esto sólo dentro de la
manada femenina, Meg. Has que las otras chicas entiendan que tienen que
mantener esto dentro de la manada.
Meg asintió.
No parecía feliz, y lo sentía, pero a veces no se podía compartir una presa -o
información- si querías que tu propia manada tuviera suficiente para comer.
—Steve y Jerry
están esperando, — dijo ella.
Quería
presionar los labios contra su piel, pero que no creía que en este momento le
iba a dejar hacerlo, por lo que salió para unirse a los otros machos.
—Ella va a
querer comprar papel higiénico para cada persona que ha conocido, ¿verdad? —
Steve preguntó mientras abría la puerta de atrás y entró, dejando el asiento
delantero para Simon.
—No puede
hacerlo. — ¿Qué era esta obsesión con el papel higiénico?
Después de un
momento, Jerry pregunto:
—¿Dónde?
Simon lo
dirigió a la carretera y doblando hacia la parte de los Crowgard en el
Courtyard, lo que significaba pasar por el nuevo cartel. Olió el miedo, pero
ninguno de los dos dijo nada.
—La
información que recibiste te hace pensar que una gran tormenta se acerca,—dijo
Steve—. No la conseguiste de Meg, ¿verdad?
Simon negó con
la cabeza.
—De Jean.
—Dioses encima
y por debajo.
Podía oír a
Steve tratando de estabilizar su respiración.
—Simon, Jean
es...
Simon vaciló,
pensando en lo que acababa de decirle a Meg, que tratara de mantener la
información dentro de la manada. Pero él ya les había dicho a Steve y a Jerry
que venía una tormenta. No le resultaba sencillo decirles más, pero sacó la
carta de su bolsillo y se la entregó a Steve.
—Su cerebro
está enfermo. No es por eso que ve lo que ve, pero tal vez es la razón por la
que opta por recordar lo que ve.
—Dioses, —
Steve dijo de nuevo después de leer la carta—. Muy bien, vamos a comprar lo que
nos podamos permitir.
—Compra lo que
puedas conseguir. El Courtyard tiene dinero. Vamos a pagar por ello. Será mejor
que compres lo que puedas para la Comunidad River Road también.
—Sí, está
bien. — Steve le devolvió la carta—. Una cosa que el "Meg"... que el
grupo Trailblazer de e-mails ha hecho
por nosotros, es proveernos de una red ampliada de asentamientos Intuye. Hemos
empezado a hacer una segunda lista de lo que cada asentamiento hace y lo que
quiere comprar. El consejo del pueblo ya decidió comprar todo lo que pueda por
nuestra cuenta.
—Envía la
lista a Meg y Vlad, ya que Meg no recuerda comprobar el correo electrónico. —
Señaló—. Ve hacia arriba por el puente. Ese es el arroyo que Meg quiere que
veas.
—El campus no
tiene un arroyo, pero hay un riachuelo que corre a través de esa tierra. Creo
que podríamos encontrar un lugar que se pueda abrir para hacer una piscina
natural, — dijo Steve—. Vamos a analizarlo cuando volvamos a la isla.
Se dirigieron
de nuevo a la Plaza Comercial, dejando a Simon cuando llegaron a la vía de
acceso.
—Por cierto, —
dijo mientras abría la puerta—. ¿Pueden los fletes Carguero transportar ganado?
—Claro,
—contestó Jerry—. Tenemos un gran remolque para ganado. Mayormente usado para caballos, pero funcionará para otros tipos de animales. ¿Necesitas
reubicar algo?
—Sí. Ellos
vendrán pronto. — Simon se bajó del coche, y luego esperó hasta que Steve se
trasladó al asiento delantero antes de añadir—, y hay que encontrar a alguien
que pueda montar un caballo y cuidar de algunos bisontes jóvenes.
Lo miraron
fijamente.
—¿Bisontes? —
Dijo Steve.
—Once de
ellos. Podemos dividir la manada entre la Comunidad River Road y el Courtyard.
Sus
expresiones le recordaron a Saltarín cuando el cerebro del lobato no funcionaba
del todo bien. Con la esperanza de que Jerry tuviera suficiente sentido de no conducir
antes de que pudiera pensar, Simon entró en Aullidos,
Buena Lectura para prepararse para sus huéspedes.
*****
Meg llamó a la
manada femenina, incluyendo a Eva Denby, asegurando a todas que sería una
reunión rápida, pero urgente.
—Cosas de chicas,
— dijo y comenzó a cerrar la puerta privada. Tal como esperaba, Nathan se
revolvió de la cama de Lobo y dejó escapar un arroo en protesta por haber sido
excluido. Pero cuando vio al resto de las chicas, se dio la vuelta y regresó a
la cama. Protegerla de los repartidores salvajes era una cosa; hacer frente a
las hembras humanas, a las que no podía morder, era algo diferente.
Meg pasó por
alto la reunión con Steve Barquero. Aunque el campus en Isla Grande era
interesante, no tenía nada que ver con ellas. Pero la parte de suministros...
—No suelo caer
en la mentalidad de ardilla hasta el otoño, pero con cada vez más empresas
adheridas con membrecías al HPU, Simon tiene un punto sobre la compra de lo que
se pueda mientras se pueda, — dijo Merri Lee.
Meg frunció el
ceño.
—¿Ardilla... ?
—La compra de
latas de sopa, tarros de salsa de espagueti, y cajas de espaguetis. Abastecerse
de papel higiénico, toallas de papel y pañuelos descartables. Y las cosas que
las chicas necesitan porque nadie quiere quedarse sin dichos suministros en el
medio de una tormenta de nieve.
Las miró,
sorprendida de que nadie sintiera la alarma como ella.
—¿Así que esto
es normal?
—¿En Lakeside?
Por supuesto.
Ella parpadeó.
—Meg, no
pensaste en este tipo de provisiones el invierno pasado, pero cuando los
locutores de radio advierten de una gran tormenta de invierno, prestamos
atención, —dijo Merri Lee—. Y créeme, no damos al papel higiénico por sentado.
Ruth asintió.
—Uno espera
hasta el último rollo en la tienda para comprar cuando eso sucede. —Luego frunció
el ceño—. ¿Por qué piensas que el señor Wolfgard está tan preocupado por
abastecernos?
Porque muchas ciudades humanas van a desaparecer.
—Debido a las
sanciones que se impusieron recientemente, hay retrasos en cualquier mercancía
que se envía de una región a otra, — dijo Meg, ofreciendo una explicación menos
aterradora—. ¿Tal vez los retrasos se volverán más largos y habrá más
posibilidades de quedarse sin algunos suministros?
—Si existen
restricciones sobre la cantidad de suministros de papel que una familia puede
comprar en una tienda de comestibles común, los humanos que trabajan en el
Courtyard van a compensar la diferencia comprando los artículos en las tiendas
de Plaza Comercial, —dijo Eva—. Y en
calidad de administradora, una vez que la venta de esos dos edificios de
apartamentos se concrete, existirá la posibilidad de 10 familias humanas, con
las necesidades humanas, viviendo allí. Tal vez la Asociación Empresarial
escuchó un rumor acerca de la escasez.
O han escuchado más que un rumor. Meg sintió
que su corazón golpeaba contra su pecho. Alfileres y agujas llenaron sus
brazos, y de repente ansiaba el alivio y la liberación de un corte.
No ahora, pensó. Ahora no.
—Simon dijo
que necesitamos mantener esto entre nosotras, que no hay que decirle a nadie
sobre el abastecimiento de suministros. — Se frotó un brazo y luego el otro,
haciendo caso omiso de la manera en que las otras mujeres se tensaron.
—Tal vez no
deberíamos preocuparnos del por qué y
centrarnos en conseguir los suministros mientras podamos, — dijo Eva.
Las demás
estuvieran de acuerdo.
—Creo que hay
que comprar algunos frascos para conservas, — dijo Ruth—. Los necesitamos para
preservar algunos de los frutos. Tal vez comprar algunos frascos de jalea también.
¿Meg? ¿Hay alguna manera de poder pedir a algunas de las mujeres de Vida Simple, que nos enseñen cómo
conservar los alimentos o hacer jalea?
—Puedo
preguntar, — dijo Meg.
—Gasas, vendas
y férulas. — Theral apuntó al dedo entablillado de Merri Lee, que se había roto
un par de semanas atrás, durante la pelea en los puestos de la Feria—.
Medicamentos de venta libre. Otros suministros médicos.
Eva asintió.
—Hablando como
una madre, tener algunos medicamentos recetados disponibles sería una buena idea.
—Simon dijo
que se supone que no, pero debemos contarles... —Meg vaciló cuando vio la
resignación y amargura en los ojos de sus amigas.
—¿A quién? —
Preguntó Merri Lee—. ¿A los amigos que ya no nos hablan? — Ella echó la cabeza hacia Ruth—. ¿A la familia
que no nos quiere reconocer?
Meg miró a
Ruth.
—Pero pensé
que iban a venir el Windsday para ayudarte a ti
y a Karl a mudarse a su nuevo hogar.
Las lágrimas
llenaron los ojos de Ruth.
—Mi mamá me
dijo que todas las cosas que había guardado en su casa, iban a acabar en el día
de la basura a menos que me las llevara antes de esa fecha. De hecho ya estaban
en la acera cuando Karl y yo llegamos. Mi madre estaba en la puerta y nos
miraba. No salió a hablar con nosotros. ¿Y sabes lo que le gritó a mi padre
cuando Karl y yo terminamos de poner mis cosas en el coche? "La basura recogió las cajas".
— Un sollozo escapó de Ruth antes de que recuperara el control.
—¿Problemas? —
Tess estaba en la puerta que conducía a la habitación de atrás, su pelo rojo y
completamente ondulado.
—No, —dijo
Meg—. No hay problemas. — ¿Cuánto había oído Tess?
Le hicieron
sitio para ella cuando se acercó a la mesa de sala de clasificación y dejó la
bolsa transportadora .
—Panecillos
frescos, — dijo Tess—. Coman un bocadillo. Después es hora de que todas vayan a
trabajar. — Ella se fue.
Todo el mundo
dejó escapar un suspiro de alivio.
Ruth se secó
los ojos.
—Panecillo.
Trabajo.
—¿Dónde
guardaste tus cosas? — Preguntó Meg a Ruth.
—Mis tíos van
a guardarlas hasta que Ruth esté lista para buscarlas, — dijo Theral—. Ellos
quieren ayudar. No han olvidado que el Sr. Wolfgard dejó que ellos tuvieran la
parte de la producción de la huerta del Complejo Verde de Lawrence. Él no tenía
porque hacer eso.
—Panecillo.
Trabajo, —dijo Merri Lee, abriendo la bolsa y tomando uno—. Los invitados del
Courtyard, llegan esta tarde, y todos tenemos que dar un buen ejemplo. — Miró a
Meg—. ¿Estás bien?
—Estoy triste
por ustedes, pero estoy bien. — La sensación de alfileres y agujas se había
ido, sin dejar ningún indicio de que un corte revelaría nada de utilidad para
sus amigas o para el Courtyard.
Sin una
pregunta que necesitara respuesta, sin ningún tipo de justificación, no podía
cortarse sin molestar a sus amigos, por no hablar de Simon.
Se comieron
los panecillos y se fueron a sus puestos de trabajo. Meg abrió la puerta
privada e ignoró la mirada que recibió de Nathan.
—Puedes
quedarte de mal humor por haber sido dejado de lado, o puedes tener una de las
galletas de Lobo frescas, que Jerry Carguero trajo de la panadería de Eamer.
Enfurruñarse
como un deporte no podía competir con las frescas, galletas sabor a carne. Ya
que Meg tenía la sensación de que Simon iba a estar un poco de mal humor
también, le aparto dos de las galletas sabor a carne para él.
*****
Caminando de
regreso a Un Pequeño Bocado, Tess se
detuvo cuando vio a Henry mirándola por encima de la puerta de madera que daba
a su jardín. Miró a la Oficina del Enlace y la ventana abierta de la sala de
clasificación.
«¿Escuchaste?»
«Oí,» gruñó.
«Nada podemos hacer con esa siembra de odio.»
«Nada que
podamos hacer» le dio la razón, y luego
añadió en silencio: Todavía.
«Kowalski
pidió prestado una camioneta o la minivan de los Servicios Públicos para
mañana, para cargar las posesiones que
almacena en la guarida de su familia. Voy a ir con él y desalentar cualquier
habladuría sobre basura.»
Las
ondulaciones de su pelo se relajaron. La presencia del Oso Pardo desanimaría a
muchas cosas, pero no estaría de más sugerir a Simon que los Halcones
mantuvieran una vigilancia aérea, mientras que uno de ellos estaba en
territorio enemigo.
Solo dire, pobre Ruth. Y muchas gracias por su trabajo ^w^
ResponderEliminarMe encanta la relación de Meg y Simón, pero que se besen de una buena vez que me tienen de los nervios.
ResponderEliminarGracias por la traducción!!
jajaj es lo que todas esperamos y creo que el hecho de que la relación se de tan lenta es parte del encanto... antes tienen que darse cuenta y reconocer que se aman...Igual los celos de Simon son imperdibles
Eliminarlo que sucede es que nosotras pensamos como humanos y Simon no encuentra sentido a muchos de nuestros hábitos, ¿recuerdan el comentario que hizo en una charla con Vlad Sobre que le veian de estimulante los hombres a los senos femeninos? Creo que ni siquiera piensa en besar a Meg
EliminarPero va demasiado lenta esa relación creo que le pondría un poco de acción si aparece un tercero en discordia 😈👿😈👿😈
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ResponderEliminarMuchas gracias por vuestro trabajo.
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