Capítulo 8
Thaisday 10 de Maius
—Ha llamado a la residencia Borden. Deje su
nombre, número, y el motivo de su llamada.
Monty colgó
sin dejar un mensaje. Había estado tratando de contactarse con Elayne -o, mejor
dicho, con su hija, Lizzy- desde que
escucho hablar de las chicas abandonadas y la eliminación de los bebés de las
Casandra de sangre. Sentía a su corazón enfermo, quería alguna garantía,
cualquier tipo de garantía, que su propia niña estaba bien. Pero no había
respuesta.
Se dio la
vuelta para ver las noticias, medio escuchando mientras se hacía un sándwich
que no tenía interés en comer y se sirvió otra copa de vino.
—En un día lleno de tragedias
desconcertantes, los departamentos de policía y Terráneos de toda Thaisia
trabajaron juntos para localizar a las adolescentes en riesgo que estaban
vagando solas por las carreteras y autopistas del país. Las chicas, que
quedaron sin hogar por el cierre repentino de varias instituciones que habían cuidado
a adolescentes con problemas, sufrían de deshidratación y, en algunos casos,
exhibían un comportamiento psicótico al ser abordadas por el personal de
rescate.
»—Nicholas Scratch orador motivacional, tuvo
estas palabras acerca de los eventos trágicos de hoy.
Monty estudió
al hombre que ahora llenaba la pantalla de la televisión, el hombre que
actualmente vivía con Elayne y Lizzy. Clásicamente guapo con piel que podría
haber sido descrita como de tez morena, si no tuviera el brillo de una vida
mimada. Cabello oscuro ondulado lo suficientemente largo como para verse
descuidado, si no hubiera sido perfectamente diseñado para desafiar a cualquier
cosa que pudiera dejarlo revuelto. Los ojos oscuros estaban llenos de
sinceridad ardiente.
Teniendo en
cuenta lo que había pasado hoy, no era de extrañar que Nicholas Scratch fuera
muy solicitado. Pero incluso si Elayne estaba asistiendo a las conferencias de
prensa con Scratch, alguien debería haber estado en casa con Lizzy, una vez que
saliera de la escuela. Alguien debería haber contestado el teléfono, sobre todo
tarde en la noche.
—Mientras que los humanos de todo el mundo
aplauden los esfuerzos que los Otros han hecho hoy para ayudar en la búsqueda
de estas niñas con problemas, también reconocemos que fueron las acciones de
los Terráneos las que causaron estos trágicos eventos en el primer lugar, — dijo
Scratch—. La destrucción de una
institución en el Medio Oeste, cuyo personal presuntamente estaba implicado en
prácticas cuestionables o formas de abuso, y las posteriores amenazas contra
cualquier y todos los lugares que atienden a chicas con problemas,
especialmente aquellas con una adicción al auto-daño, está en el núcleo de las
tragedias de hoy. ¿Quienes llevaban estos establecimientos habrían cerrado de manera
precipitada, si no hubieran temido a las represalias de las criaturas que no
pueden entender a los humanos que viven con presión cuando están bajo amenaza
constante? ¿Habrían dejado a estas chicas valerse por sí mismas si no hubieran
temido que las comunidades donde vivían y trabajaban serían destruidas? Es
evidente que el número de víctimas de suicidio encontrado por los rescatistas
debe ser un mensaje suficiente de que necesitan estos establecimientos y deben
ser dejadas tranquilas.
»—Cuando los humanos preguntaron qué harían
con las chicas rescatadas, los Otros dijeron que las chicas serían llevadas a
lugares seguros, no revelados,— continuó Scratch—. Muchos de nosotros nos preguntamos hoy, si estas adolescentes
mentalmente frágiles nunca se volverán a ver.
—No van a ser
vistas de nuevo por humanos como tú, — Monty murmuró mientras apagaba el
televisor.
Tuvo que
admitir que Scratch tocó los botones correctos, sobre todo cuando los informes
de las noticias anteriores eran sobre el número de chicas, -muchas en estado
avanzado de gestación-, que salieron corriendo a la calle y fueron golpeadas
por vehículos en movimiento.
Era bastante
fácil ser el centro de atención al recordarles a todos que los Otros habían
comenzado esto al presionar a los humanos para revelar la ubicación de cada
lugar que retenían a las Casandra de sangre. Pero la población en general no
sabía que los Otros habían forzado el tema porque la sangre de las chicas era
el ingrediente principal de las drogas callejeras que habían desatado la
violencia en muchas ciudades de todo el continente. Era fácil señalar con el
dedo el miedo expreso de las niñas que los Otros se habían llevado, ¿pero qué,
si había algo, dirían acerca de los bebés que habían sido eliminados por los
humanos? Sigan bombardeando con la proclama de "todos somos humanos",
pero ni siquiera susurren las palabras "propiedad
benevolente", porque podría hacer que algunas personas se pregunten el
por qué a estas chicas -con sus cicatrices espaciadas uniformemente- las habían
encerrado en el primer lugar.
El teléfono
sonó. Monty casi derramó el vino mientras agarraba el receptor.
—Hola?
—¿Teniente?
Soy MacDonald.
¿Había pasado
algo más? ¿Estaba siendo llamado para volver al trabajo? Por favor, dioses, no me pidan que enfrente a nada más esta noche.
—¿Qué puedo
hacer por ti, Lawrence?
—Recibí una
llamada de Vladimir Sanguinati. Él dice que la Asociación Empresarial discutió
el asunto, y convino en que las chicas deben volver a trabajar mañana, y los
Denby deben ir como estaba previsto. Sólo quería hacerle saber.
—Aprecio la
llamada. Buenas noches, Lawrence. Hasta mañana.
—Buenas
noches, señor.
Monty terminó
la llamada, bebió el vino, y casi tiró el bocadillo no consumido en el bote de
basura. Entonces se acordó de ver un nuevo cartel en el autobús: RESIDUOS HOY, HAMBRE MAÑANA.
Envolvió el
sándwich y lo puso en la nevera. El pan podía estar al otro día rancio, pero
podía calentarlo en el microondas y tomar el sándwich para el desayuno.
Después de
lavar los pocos platos que estaban en el fregadero, se dirigió a la cama. Pero
se detuvo y se quedó mirando el teléfono. Luego cogió el teléfono y marcó el
número de Elayne.
Alguien
contesto antes de que el contestador automático atendiera. Monty esperó, pero
nadie habló.
—¿Elayne? —
Dijo.
Nada más que
una respiración pesada en el otro extremo de la línea.
—¿Elayne? —
Dijo Monty nuevo.
La persona en
el apartamento de Elayne colgó.
Monty dejó el
auricular en su soporte y siguió mirando fijamente el teléfono. No había nadie
a quien pudiera llamar en Toland, ningún compañero oficial que le haría el
favor de pasar por el apartamento de Elayne. Él había sido transferido de la
policía de Toland porque había matado a un humano para salvar a una niña Lobo
que había estado en forma humana. Había sido visto como un traidor a su propia
especie.
Podría haber
sido Elayne quien contestó el teléfono y decidió fastidiarlo. No era su manera
típica de tratar con él, pero él no lo podía asegurarlo. Lo había culpado por
su repentina caída social y usaba a Lizzy como una forma de castigarlo,
negándose a dejarle hablar con su hijita. Durante una llamada telefónica unas
semanas atrás, le había informado de que
ella y Lizzy se iban al Bloque Romano con Scratch por el verano, y podrían no
volver a Thaisia más.
Ella y Monty
no se había casado. No tenía derechos de visita más allá de lo que ella podría
permitirle. De hecho, lo único que Elayne hacía por él cuando se trataba de
Lizzy, era cobrar los cheques de apoyo con prontitud.
—Lizzy, —
Monty susurró mientras cogía el teléfono y marcaba el número de Elayne de nuevo.
—Ha llamado a la residencia Borden. Deje su
nombre, número, y el motivo de su llamada.
Nada en esta
ocasión. Ni siquiera la respiración pesada.
Monty fue a la
cama, pero no durmió. El Capitán Burke conocía a un montón de gente. Alguien en
Toland podría ser capaz de decirle algo. Y Vladimir Sanguinati conocía algunos
de los vampiros que gobernaron el Courtyard de Toland. Prefería deberle un
favor a Burke que tratar con Vlad, pero aceptaría toda la ayuda que pudiera
llegar a confirmar que su niña estaba bien.
Hay pobre Monty, espero que su hija este bien u.u
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