Capítulo 9
Firesday 11 de Maius
La chica
soñaba con la lluvia y se despertó con el sonido de algo que goteaba.
¿Dónde...?
No era el recinto
en el que los encargados de bata blanca... Esa chica mayor, Jean, los llamaba Nombres Caminantes. Y había otra chica,
la que no fue más a las lecciones. Bueno, muchas chicas dejaban de ir a las
clases. Un montón dejaron de caminar afuera en el patio cercado. Después, un
día sus lugares en la mesa estaban vacíos.
Pero esa
chica. Su desaparición había sido diferente. Y, de alguna manera, estaba
relacionada con la lucha que destruyó el recinto...
Ellos habían
cubierto las cabezas de las chicas. Se habían llevado a las niñas más jóvenes,
pero a las chicas de su edad las llevaron a través de los pasillos, tropezando
con cosas aplastadas bajo sus pies. Y desde el techo venía el goteo de algo que
caía. Algo espeso y húmedo.
Incluso con la
cabeza cubierta, vio cosas. O tal vez recordaba algunas cosas que había visto
en las visiones. Cosas malas. Húmedas, cosas rojas que la aterrorizaban. Y las
personas que no eran personas, que tenían dientes y garras y ojos rojos.
Entonces ella
y las otras chicas estuvieron en camionetas o coches y las llevaron lejos del
recinto.
Este es un pueblo en el noroeste. Vas a quedarte
aquí con nosotros ahora, le habían dicho. Eran humanos llamados Intuye.
¿Cuál es tu nombre? le habían
preguntado
Cs821, había respondido. Su respuesta los
entristeció. Mucho.
Ocho chicas
habían llegado a este lugar desde el recinto. Las cuatro chicas no cicatrizadas
fueron llevadas a otra parte de la aldea. Las cuatro chicas de su edad -las que
tenían su primer conjunto de cicatrices, pero no muchas más allá de esas-, las
dejaron juntas en esta habitación individual. Un cuartel. Esa era la palabra para la imagen de formación que
hacía juego con la habitación.
Se preguntaba
quien por lo general vivía allí y qué le había pasado. Había ropa en los
armarios y libros en las estanterías que formaban la parte inferior de las
mesitas de noche.
Son libres ahora, los nuevos guardianes de ella
y de las otras chicas habían dicho. Pero las chicas no tenían imágenes de
"libres", sin referencia, sin comprensión de lo que se requería de
ellas en este lugar de madera y vidrio, este lugar lleno de imágenes y sonidos
que no pertenecían al recinto, el lugar que toda su vida le habían dicho que
era el único lugar seguro para chicas como ella.
Encontró a los
baños por desesperación unas pocas horas después de que habían llegado.
Encontró que si estaba en la puerta de la habitación y preguntaba en voz alta
por la comida y el agua, alguien podría traer comida para ella y las otras
chicas.
¿Te gustaría comer en el comedor? ¿Te gustaría
salir a la calle? Te gustaría...?
La comida era
diferente, incluso cuando se parecía a algo que recordaba comer. El agua sabía
diferente. El aire olía diferente, un aroma silvestre bajo el olor de las niñas
sin lavar.
Demasiado,
demasiado. Todo era demasiado. Tanto era demasiado, que las otras tres chicas
pasaban la mayor parte de su tiempo acurrucadas en sus camas, y cuanto más, sus
nuevos guardianes, trataban de ayudar, más cosas de ellos las abrumaban hasta
que no querían encontrar nada en este lugar aterrador.
Los nuevos
guardianes habían guardado las navajas de plata, pero había varios objetos en
los cuarteles que eran lo suficientemente fuertes para hacer un corte.
Los Nombres Caminantes no habrían sido tan
descuidados.
Un estremecimiento
de dolor seguido del alivio. No había nadie que escuchara, pero susurraba en la
oscuridad, anhelando la euforia que obtendría a través de la siguiente andanada
de imágenes.
¿No quieres un nombre? ¿No te gustaría vivir?
¿Cómo se
suponía que iba a saber si ella quería esas cosas?
Todas las
noches se cortaban a sí mismas y susurraban en la oscuridad. Entonces, una
noche, antes de que comenzara a susurrar,
vio una visión de sí misma en una visión. Así que apretó los dientes y
sufrió la agonía de una profecía no hablada. El dolor la comía por dentro y
quería gritar y gritar y nunca dejar de gritar. Pero no dijo nada, y se vio a
sí misma con hojas de papel y muchos lápices de colores.
Cuando era
joven y aprendía a hacer letras y escribir palabras, ella dibujaba las imágenes
de las lecciones del día. Tanta alegría por una cosa tan simple.
Los Nombres Caminantes dijeron que estaba
diluyendo su capacidad de ver profecías, y necesitaba terminar con ese mal
hábito. Tenían guantes especiales que mantenían sus dedos atados juntos para
que no pudiera sostener el lápiz. Pero el dibujo le daba una clase diferente de
euforia, y era tan difícil resistirse a hacer un pequeño dibujo cada vez que
tenía un lápiz.
Así que los Nombres Caminantes retuvieron el papel y
los lápices. La alimentaban con cosas que no tenía sabor, privándola de las
variedades de sabor y texturas de los alimentos. Cuando la hubieron despojado
de cada posible cosa que le diera un poco de placer, disponible en el
recinto, la cortaron por primera vez
para mostrarle el único placer que a las chicas como ella se les permitía
tener.
La hicieron
temer tocar un lápiz o papel. Pero esa noche, cuando se tragó las palabras de
la profecía, se veía dibujando. Vio la expresión de su propia cara: alegría.
Casi se había
juntado el valor de pedir un lápiz y papel cuando llegaron las otras chicas.
Las chicas mamá, que parecían enfermas y salvajes, abandonadas por sus antiguos
guardianes y encontradas por criaturas a las que temían por encima de todo.
Estás a salvo aquí, los nuevos
guardianes, los Intuye, dijeron mientras acomodaban a las chicas mamá en las
otras cuatro camas.
Ellos tenían
buenas intenciones, pero no eran encargados experimentados.
La chica se
sentó, temblando.
El sonido de
algo que goteaba.
¿Tal vez uno
de los lavabos en la habitación con los baños? ¿Si giraba el grifo, se
detendría el goteo?
Se levantó de
la cama. Su cama estaba más cerca de la puerta; los baños estaban en el otro
extremo de la habitación, pasando el resto de las camas.
Goteo, goteo,
goteo.
Todo el
susurro se había detenido.
Goteo, goteo,
goteo.
Al pasar por
la cama de al lado, su pie resbaló.
Un olor en el
aire. Le recordó el partir del recinto, cuando su cabeza había sido cubierta
mientras la llevaban lejos de lo malo que había ocurrido allí.
Se dio la
vuelta y corrió hacia la puerta, acariciando la pared para encontrar el
interruptor de la luz. Las otras chicas iban a enojarse cuando encendiera las
luces del techo, pero no le importaba. Ella necesitaba ver.
Entrecerró los
ojos cuando la luz llenó la habitación. Entonces miró al suelo. Miró a las
chicas en las camas que estaban más allá de ser abrumadas por las imágenes y
las expectativas.
Ellas no quieren vivir, pensó
mientras miraba. Eligieron esto en vez de
tratar de vivir.
Más fácil era
elegir esto. ¿Cuánto tiempo más podía seguir luchando para entender este lugar,
a estas personas? ¿Cómo iba a saber lo que querían que aprendiera? Ella sabía
dónde encontrar los objetos afilados. Podía hacer lo que las otras chicas
habían hecho y...
Recordó la
imagen de sí misma con las hojas de papel y lápices de colores.
La chica llamó
a la puerta y gritó. No fue hasta que escuchó a gente gritando y corriendo
hacia ella que trató de abrir la puerta.
No estaba
cerrada. ¿Una prueba? ¿O una elección?
Abrió la
puerta y cayó en los brazos de uno de los hombres que habían venido corriendo
en respuesta a sus gritos.
—¡Quiero
vivir! — Exclamó—. ¡Quiero vivir!
* * *
—Ha llamado a la residencia Borden. Deje su
nombre, número, y el motivo de su llamada.
—Elayne, soy
Monty. No vas a ver otro cheque a menos que hable con Lizzy y tenga algo de
confirmación de que mi hija está bien.
Monty esperó
un momento, casi esperando a que Elayne contestara y empezara a gritarle por lo
que sugería que no era una buena madre. En este momento, no estaba seguro de
que fuera una buena madre.
Colgó, y luego
terminó de prepararse para el trabajo.
Informes de
radio y televisión de noticias estaban llenas de fragmentos de audio de los
discursos de Nicolás Scratch sobre las adolescentes, ya atribuladas por una
adicción enfermiza al corte, que eran sacadas del control humano.
Scratch tuvo
cuidado de no hacer ninguna mención a las chicas que son Casandra de sangre o
que la mayoría de los cortes de las chicas habían sido hechos por los hombres
que vendían profecías para el beneficio de ellos. No tuvo ningún problema
señalando que las acciones imprudentes de los Terráneos fueron la razón detrás
de la tasa de suicidios del cincuenta por ciento de las chicas que habían sido
liberadas de la vida protegida, y estructurada que había sido diseñada para
ellas por el cuidado de profesionales. Pero no hizo mención de los bebés que
habían sido asesinados para ocultar la evidencia de las granjas de cría.
Tampoco dijo
que la mayoría de las chicas que se habían suicidado, lo habían hecho con una
navaja plegable con mango de plata, el mismo tipo de navaja que Meg Corbyn
usaba, ya que cada profeta de la sangre tenía una navaja afilada y brillante
que se usaba exclusivamente en ella.
Si Elayne
quería ondear la bandera de Scratch, era su elección, pero Monty no iba a
retroceder más y dejar que Lizzy se quedara en ese lío. Simon Wolfgard había
dicho que los Terráneos no dañarían a los niños. Aunque probablemente fuera
cierto que un Lobo no dañaría a un niño sin provocación, Monty no creía que los
Elementales u otros tipos de Terráneos fueran tan atentos acerca de quién
podría sufrir su ira.
Tarde o
temprano, los Terráneos se darían cuenta de que las palabras podían ser tan
peligrosas para ellos como un arma física. Más pronto o más tarde, Nicholas
Scratch, o alguien más en el movimiento HPU, iba a decir demasiado.
Se detuvo en
la puerta de su apartamento y volvió a mirar el teléfono. Era temprano en la
mañana, Elayne debería haber estado en casa.
—Maldita seas,
— dijo en voz baja.
Él tenía la
intención de ir a la corte para obtener algún tipo de custodia que impidiera a
Elayne llevar a Lizzy a otro continente. Había tenido que poner las necesidades
personales a un lado, cuando la presión de encontrar al Controlador e impedir
un asalto a todos los asentamientos humanos en la región del Medio Oeste había
consumido todo su tiempo y energía. Una decisión justificada, ya que la amenaza
para el Medio Oeste había sido inmediata y el viaje al Bloque Romano estaba
programada para el verano, probablemente después de que Scratch hubiera
terminado sus contratos de discursos en Thaisia y regresara a casa.
Pero ahora el
verano estaba a menos de un mes de distancia. Ahora Monty tenía que hacer algo
para sí mismo y su pequeña niña. Y por un capricho del destino o de la
benevolencia de los Dioses: había conocido a Peter Denby, un abogado en quien
podía confiar para que lo represente.
De regreso a
su dormitorio, Monty abrió el armario y sacó la caja de seguridad de la
plataforma superior. Al abrir la caja, sacó una copia del certificado de
nacimiento de Lizzy, que lo mostraba como su padre, y una copia del acuerdo de
apoyo que Elayne había insistido en que firmara, cuando había sido trasladado a
Lakeside y ella se había negado a ir con él.
Después de
meter los papeles en el bolsillo interior de la chaqueta, Monty volvió a
guardar la caja de seguridad y cerró la puerta del armario. Luego cerró su
apartamento y se dirigió a la parada de autobús, llegó justo a tiempo para coger el autobús
que iba por Whitetail, para ir al trabajo.
****
Simon:
Siete profetas de la sangre se
suicidaron temprano esta mañana. Los Intuye están en estado de shock. Dicen que
tenían sentimientos encontrados acerca de traer a las chicas a su pueblo, pero
ignoraron los malos sentimientos porque querían ayudar. Ahora dicen que van a
mantener a las chicas jóvenes, pero no la chica que estaba en la habitación con
las muertas. Ella tiene cicatrices y cortes frescos. Creo que esperan que se suicide, y tienen miedo de las
repercusiones que otra muerte tendrá sobre todo en los niños, no sólo los que
están acogiendo.
El médico Intuye dice que la
chica llena de cicatrices que sobrevive tiene 15 o 16 años. Él le dio medicina
para hacerla dormir para que pudiéramos moverla. La trajimos al asentamiento
Terráneo de Aguas Dulces, que está a una milla de la aldea Intuye.
Ella dijo que quiere vivir. No
sabemos si es fuerte como tu Meg, pero nos dijeron que vino desde el mismo lugar.
¿Cómo podemos mantenerla con vida? ¿Hay que mantenerla con vida? ¿Tiene Meg
respuestas?
Jackson
PD: Los Intuye nos dijeron que la chica con
cicatrices se llama cs821.
Pobre chicas, puedo entender lo que deben estar sintiendo los Intuye
ResponderEliminarMeninas, como vocês devem estar trabalhando para nos regalar tão rápido os capítulos! Muitíssimo obrigada!
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