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miércoles, 8 de julio de 2015

Adelanto Capítulo 9: Visiones en Plata - Anne Bishop

Capítulo 9




Firesday 11 de Maius

La chica soñaba con la lluvia y se despertó con el sonido de algo que goteaba.

¿Dónde...?

No era el recinto en el que los encargados de bata blanca... Esa chica mayor, Jean, los llamaba Nombres Caminantes. Y había otra chica, la que no fue más a las lecciones. Bueno, muchas chicas dejaban de ir a las clases. Un montón dejaron de caminar afuera en el patio cercado. Después, un día sus lugares en la mesa estaban vacíos.

Pero esa chica. Su desaparición había sido diferente. Y, de alguna manera, estaba relacionada con la lucha que destruyó el recinto...

Ellos habían cubierto las cabezas de las chicas. Se habían llevado a las niñas más jóvenes, pero a las chicas de su edad las llevaron a través de los pasillos, tropezando con cosas aplastadas bajo sus pies. Y desde el techo venía el goteo de algo que caía. Algo espeso y húmedo.

Incluso con la cabeza cubierta, vio cosas. O tal vez recordaba algunas cosas que había visto en las visiones. Cosas malas. Húmedas, cosas rojas que la aterrorizaban. Y las personas que no eran personas, que tenían dientes y garras y ojos rojos.

Entonces ella y las otras chicas estuvieron en camionetas o coches y las llevaron lejos del recinto.

Este es un pueblo en el noroeste. Vas a quedarte aquí con nosotros ahora, le habían dicho. Eran humanos llamados Intuye.

¿Cuál es tu nombre? le habían preguntado

Cs821, había respondido. Su respuesta los entristeció. Mucho.

Ocho chicas habían llegado a este lugar desde el recinto. Las cuatro chicas no cicatrizadas fueron llevadas a otra parte de la aldea. Las cuatro chicas de su edad -las que tenían su primer conjunto de cicatrices, pero no muchas más allá de esas-, las dejaron juntas en esta habitación individual. Un cuartel. Esa era la palabra para la imagen de formación que hacía juego con la habitación.

Se preguntaba quien por lo general vivía allí y qué le había pasado. Había ropa en los armarios y libros en las estanterías que formaban la parte inferior de las mesitas de noche.

Son libres ahora, los nuevos guardianes de ella y de las otras chicas habían dicho. Pero las chicas no tenían imágenes de "libres", sin referencia, sin comprensión de lo que se requería de ellas en este lugar de madera y vidrio, este lugar lleno de imágenes y sonidos que no pertenecían al recinto, el lugar que toda su vida le habían dicho que era el único lugar seguro para chicas como ella.

Encontró a los baños por desesperación unas pocas horas después de que habían llegado. Encontró que si estaba en la puerta de la habitación y preguntaba en voz alta por la comida y el agua, alguien podría traer comida para ella y las otras chicas.

¿Te gustaría comer en el comedor? ¿Te gustaría salir a la calle? Te gustaría...?

La comida era diferente, incluso cuando se parecía a algo que recordaba comer. El agua sabía diferente. El aire olía diferente, un aroma silvestre bajo el olor de las niñas sin lavar.

Demasiado, demasiado. Todo era demasiado. Tanto era demasiado, que las otras tres chicas pasaban la mayor parte de su tiempo acurrucadas en sus camas, y cuanto más, sus nuevos guardianes, trataban de ayudar, más cosas de ellos las abrumaban hasta que no querían encontrar nada en este lugar aterrador.

Los nuevos guardianes habían guardado las navajas de plata, pero había varios objetos en los cuarteles que eran lo suficientemente fuertes para hacer un corte.

Los Nombres Caminantes no habrían sido tan descuidados.

Un estremecimiento de dolor seguido del alivio. No había nadie que escuchara, pero susurraba en la oscuridad, anhelando la euforia que obtendría a través de la siguiente andanada de imágenes.

¿No quieres un nombre? ¿No te gustaría vivir?

¿Cómo se suponía que iba a saber si ella quería esas cosas?

Todas las noches se cortaban a sí mismas y susurraban en la oscuridad. Entonces, una noche, antes de que comenzara a susurrar,  vio una visión de sí misma en una visión. Así que apretó los dientes y sufrió la agonía de una profecía no hablada. El dolor la comía por dentro y quería gritar y gritar y nunca dejar de gritar. Pero no dijo nada, y se vio a sí misma con hojas de papel y muchos lápices de colores.

Cuando era joven y aprendía a hacer letras y escribir palabras, ella dibujaba las imágenes de las lecciones del día. Tanta alegría por una cosa tan simple.

Los Nombres Caminantes dijeron que estaba diluyendo su capacidad de ver profecías, y necesitaba terminar con ese mal hábito. Tenían guantes especiales que mantenían sus dedos atados juntos para que no pudiera sostener el lápiz. Pero el dibujo le daba una clase diferente de euforia, y era tan difícil resistirse a hacer un pequeño dibujo cada vez que tenía un lápiz.

Así que los Nombres Caminantes retuvieron el papel y los lápices. La alimentaban con cosas que no tenía sabor, privándola de las variedades de sabor y texturas de los alimentos. Cuando la hubieron despojado de cada posible cosa que le diera un poco de placer, disponible en el recinto,  la cortaron por primera vez para mostrarle el único placer que a las chicas como ella se les permitía tener.

La hicieron temer tocar un lápiz o papel. Pero esa noche, cuando se tragó las palabras de la profecía, se veía dibujando. Vio la expresión de su propia cara:  alegría.

Casi se había juntado el valor de pedir un lápiz y papel cuando llegaron las otras chicas. Las chicas mamá, que parecían enfermas y salvajes, abandonadas por sus antiguos guardianes y encontradas por criaturas a las que temían por encima de todo.

Estás a salvo aquí, los nuevos guardianes, los Intuye, dijeron mientras acomodaban a las chicas mamá en las otras cuatro camas.

Ellos tenían buenas intenciones, pero no eran encargados experimentados.

La chica se sentó, temblando.

El sonido de algo que goteaba.

¿Tal vez uno de los lavabos en la habitación con los baños? ¿Si giraba el grifo, se detendría el goteo?

Se levantó de la cama. Su cama estaba más cerca de la puerta; los baños estaban en el otro extremo de la habitación, pasando el resto de las camas.

Goteo, goteo, goteo.

Todo el susurro se había detenido.

Goteo, goteo, goteo.

Al pasar por la cama de al lado, su pie resbaló.

Un olor en el aire. Le recordó el partir del recinto, cuando su cabeza había sido cubierta mientras la llevaban lejos de lo malo que había ocurrido allí.

Se dio la vuelta y corrió hacia la puerta, acariciando la pared para encontrar el interruptor de la luz. Las otras chicas iban a enojarse cuando encendiera las luces del techo, pero no le importaba. Ella necesitaba ver.

Entrecerró los ojos cuando la luz llenó la habitación. Entonces miró al suelo. Miró a las chicas en las camas que estaban más allá de ser abrumadas por las imágenes y las expectativas.

Ellas no quieren vivir, pensó mientras miraba. Eligieron esto en vez de tratar de vivir.

Más fácil era elegir esto. ¿Cuánto tiempo más podía seguir luchando para entender este lugar, a estas personas? ¿Cómo iba a saber lo que querían que aprendiera? Ella sabía dónde encontrar los objetos afilados. Podía hacer lo que las otras chicas habían hecho y...

Recordó la imagen de sí misma con las hojas de papel y lápices de colores.

La chica llamó a la puerta y gritó. No fue hasta que escuchó a gente gritando y corriendo hacia ella que trató de abrir la puerta.

No estaba cerrada. ¿Una prueba? ¿O una elección?

Abrió la puerta y cayó en los brazos de uno de los hombres que habían venido corriendo en respuesta a sus gritos.

—¡Quiero vivir! — Exclamó—. ¡Quiero vivir!


* * *


Ha llamado a la residencia Borden. Deje su nombre, número, y el motivo de su llamada.

—Elayne, soy Monty. No vas a ver otro cheque a menos que hable con Lizzy y tenga algo de confirmación de que mi hija está bien.

Monty esperó un momento, casi esperando a que Elayne contestara y empezara a gritarle por lo que sugería que no era una buena madre. En este momento, no estaba seguro de que fuera una buena madre.

Colgó, y luego terminó de prepararse para el trabajo.

Informes de radio y televisión de noticias estaban llenas de fragmentos de audio de los discursos de Nicolás Scratch sobre las adolescentes, ya atribuladas por una adicción enfermiza al corte, que eran sacadas del control humano.

Scratch tuvo cuidado de no hacer ninguna mención a las chicas que son Casandra de sangre o que la mayoría de los cortes de las chicas habían sido hechos por los hombres que vendían profecías para el beneficio de ellos. No tuvo ningún problema señalando que las acciones imprudentes de los Terráneos fueron la razón detrás de la tasa de suicidios del cincuenta por ciento de las chicas que habían sido liberadas de la vida protegida, y estructurada que había sido diseñada para ellas por el cuidado de profesionales. Pero no hizo mención de los bebés que habían sido asesinados para ocultar la evidencia de las granjas de cría.

Tampoco dijo que la mayoría de las chicas que se habían suicidado, lo habían hecho con una navaja plegable con mango de plata, el mismo tipo de navaja que Meg Corbyn usaba, ya que cada profeta de la sangre tenía una navaja afilada y brillante que se usaba exclusivamente en ella.

Si Elayne quería ondear la bandera de Scratch, era su elección, pero Monty no iba a retroceder más y dejar que Lizzy se quedara en ese lío. Simon Wolfgard había dicho que los Terráneos no dañarían a los niños. Aunque probablemente fuera cierto que un Lobo no dañaría a un niño sin provocación, Monty no creía que los Elementales u otros tipos de Terráneos fueran tan atentos acerca de quién podría sufrir su ira.

Tarde o temprano, los Terráneos se darían cuenta de que las palabras podían ser tan peligrosas para ellos como un arma física. Más pronto o más tarde, Nicholas Scratch, o alguien más en el movimiento HPU, iba a decir demasiado.

Se detuvo en la puerta de su apartamento y volvió a mirar el teléfono. Era temprano en la mañana, Elayne debería haber estado en casa.

—Maldita seas, — dijo en voz baja.

Él tenía la intención de ir a la corte para obtener algún tipo de custodia que impidiera a Elayne llevar a Lizzy a otro continente. Había tenido que poner las necesidades personales a un lado, cuando la presión de encontrar al Controlador e impedir un asalto a todos los asentamientos humanos en la región del Medio Oeste había consumido todo su tiempo y energía. Una decisión justificada, ya que la amenaza para el Medio Oeste había sido inmediata y el viaje al Bloque Romano estaba programada para el verano, probablemente después de que Scratch hubiera terminado sus contratos de discursos en Thaisia ​​y regresara a casa.

Pero ahora el verano estaba a menos de un mes de distancia. Ahora Monty tenía que hacer algo para sí mismo y su pequeña niña. Y por un capricho del destino o de la benevolencia de los Dioses: había conocido a Peter Denby, un abogado en quien podía confiar para que lo represente.

De regreso a su dormitorio, Monty abrió el armario y sacó la caja de seguridad de la plataforma superior. Al abrir la caja, sacó una copia del certificado de nacimiento de Lizzy, que lo mostraba como su padre, y una copia del acuerdo de apoyo que Elayne había insistido en que firmara, cuando había sido trasladado a Lakeside y ella se había negado a ir con él.

Después de meter los papeles en el bolsillo interior de la chaqueta, Monty volvió a guardar la caja de seguridad y cerró la puerta del armario. Luego cerró su apartamento y se dirigió a la parada de autobús,  llegó justo a tiempo para coger el autobús que iba por Whitetail, para ir al trabajo.


****

Simon:

Siete profetas de la sangre se suicidaron temprano esta mañana. Los Intuye están en estado de shock. Dicen que tenían sentimientos encontrados acerca de traer a las chicas a su pueblo, pero ignoraron los malos sentimientos porque querían ayudar. Ahora dicen que van a mantener a las chicas jóvenes, pero no la chica que estaba en la habitación con las muertas. Ella tiene cicatrices y cortes frescos. Creo que  esperan que se suicide, y tienen miedo de las repercusiones que otra muerte tendrá sobre todo en los niños, no sólo los que están acogiendo.

El médico Intuye dice que la chica llena de cicatrices que sobrevive tiene 15 o 16 años. Él le dio medicina para hacerla dormir para que pudiéramos moverla. La trajimos al asentamiento Terráneo de Aguas Dulces, que está a una milla de la aldea Intuye.

Ella dijo que quiere vivir. No sabemos si es fuerte como tu Meg, pero nos dijeron que vino desde el mismo lugar. ¿Cómo podemos mantenerla con vida? ¿Hay que mantenerla con vida? ¿Tiene Meg respuestas?


Jackson


PD:  Los Intuye nos dijeron que la chica con cicatrices se llama cs821.


2 comentarios:

  1. Pobre chicas, puedo entender lo que deben estar sintiendo los Intuye

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  2. Meninas, como vocês devem estar trabalhando para nos regalar tão rápido os capítulos! Muitíssimo obrigada!

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