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jueves, 2 de julio de 2015

Adelanto Capítulo 3(Segunda parte): Visiones en Plata - Anne Bishop



* * *

Meg y Merri Lee se miraron la una a la otra.

—Antes de que nos ocupamos de las otras cosas... —Merri Lee hizo un gesto con la mano para indicar el pelo de Meg—. ¿Por qué tan corto?

—Me cansé de la manera en que los repartidores miran mi pelo. Me cansé de la forma en que los Otros miran mi pelo. ¡No se suponía que debía ser naranja! — Meg resopló—. Fui a la peluquería en la Plaza Comercial. Yo no conocía al Cuervo que estaba trabajando allí. Ella dijo que podría cortarme el pelo para quitar la parte de color naranja. ¡Pero pensé que me quedaría más largo!

Merri tocó su cabello en capas oscuras.
—Me tomó años para encontrar un estilista en quien confiar, por lo que nunca fui a la peluquería en la Plaza Comercial. Pero creo que las dos mujeres que trabajaban allí a tiempo parcial, se les pagaba para enseñar a algunos de los Otros a cortar el cabello, así como hacer peinados. Me pregunto si el Cuervo había estado aprendiendo a cortar el pelo antes de que las mujeres renunciaran, o si simplemente se ofreció como voluntaria para prestar el servicio y no sabe lo que está haciendo.

—¿Así que ahora hay un Cuervo semi-entrenada cortando el pelo a todo el mundo? — Meg levantó la voz. Se imaginó un dibujo animado de un Cuervo cortando el pelo de alguien, agitando violentamente las tijeras mientras retazos de pelo volaban por todas partes. La imagen parecía lo bastante ridícula como para hacerla sentir más tranquila.

»—No fue descuidada, — dijo—. No podía ver lo que estaba pasando, pero los movimientos se sentían precisos, incluso reflexivos.— El ligero tirón de pelo que se levantó, el sonido de las tijeras. ¿La Crowgard habría quedado tan absorta con el movimiento, de las tijeras brillantes, abriendo y cerrándose, que no quiso que la experiencia terminara?

—Bueno, — Merri Lee dijo después de un momento—. Tu pelo es de un negro sólido ahora. Ni siquiera hay una punta naranja perdida en alguna parte. Y por el lado bueno, el pelo va a ser fácil para manejar este verano.

Meg vacilante pasó una mano por la cabeza. Diferente. Todo se sentiría diferente; todas sus rutinas necesitaban un reajuste.

—¿Qué? — Preguntó Merri Lee—. Tienes una mirada en tu cara, como si acabaras de descubrir algo.

—No estoy segura. Necesito usar el baño.

—¿Tienes un bloc de notas de repuesto? Voy a recoger un cuaderno en Las Tres P más tarde, para tenerlo aquí para nuestras notas.

—En ese cajón. — Señaló Meg—. Tengo un bloc extra que se ajusta al portapapeles que uso para las entregas.

Entró en el cuarto de baño, manteniendo sus ojos fijos por debajo del nivel del espejo. Estudió sus manos, una forma familiar. Las cicatrices, familiares. Luego apoyó los dedos sobre su cara y se miró en el espejo. Piel clara con un toque de rosa en las mejillas. Ojos grises. Cabello negro, las cejas, las pestañas.

Hoy esta es mi cara. Esta es la cara que Simon reconoce como Meg.

Ella bajó sus manos. Esta vez no hubo pánico.

No recordaba ninguna imagen de formación de una persona sorprendida por tener un corte de pelo. Ahora tenía la imagen de su propio rostro en el espejo, conmocionada y sin preparación para la alteración física. Y tenía la historia de Merri Lee de una acción similar que había sacudido el sentido de sí misma de una persona.

Cuando Meg salió del baño,  miró a la nevera bajo el mostrador y se dio cuenta que no había almorzado todavía. Si Merri Lee no había comido tampoco, tal vez podrían llamar a Corteza Caliente y pedir una entrega de pizza. Pizza era alimento cómodo, ¿no?

Cruzó el umbral, miró a su alrededor, y se congeló.
—No. — Ella corrió hacia el reproductor de CD en el mostrador, golpeando a Merri Lee a un lado, y movió la pila de CD de la izquierda a la derecha.

Merri Lee dio un paso atrás.
—Dioses encima y por debajo, ¡Meg! ¿Qué te pasa?

Meg puso sus manos en la pila de CD.
—No puedes moverlos.

—¡Estaba haciendo un poco de espacio en el mostrador!

—¡No puedes cambiar las cosas constantes! — Meg gritó.

Merri Lee la miró durante un largo momento. Entonces se adelantó y puso su mano sobre la de Meg.

—Cálmate. Los CD están de vuelta a donde pertenecen. Respira, Meg. Sólo respira.

Respirar. Ella podía respirar. Simple. Rutina.

—¿Vas a estar bien si me voy al cuarto de atrás para traernos un poco de agua? —Preguntó Merri Lee.

Meg asintió.

Merri Lee se apresuró a salir de la habitación, y luego se apresuró a regresar llevando una botella de agua y dos vasos. Después de verter el agua, ella dio un vaso a Meg. Bebieron, evitando el contacto visual, permaneciendo en silencio.

—Bien, — dijo Merri Lee—. Creo que es el momento de hacer algunas preguntas. Has estado aquí cuatro meses y medio. Las cosas cambian en esta oficina todos los días, y no te has asustado hasta ahora. ¿Fue el corte de pelo el detonante? ¿La cosa que te sobrepasó? Si no puedes tolerar los cambios, ¿cómo has sobrevivido? ¿Cómo sobrevivir? Tenemos que resolver esto.

—Es sólo un mal día, — Meg protestó débilmente.

—Sí, un mal día y el choque por el corte de pelo. Sobrecarga emocional. Entiendo eso, Meg. Lo entiendo. Al igual que entiendo cuando experimentas la sobrecarga de información, cuando simplemente no puedes absorber ninguna otra cosa. Incluso entiendo el que seas un poco obsesiva-compulsiva acerca de tus cosas. Pero me empujaste a un lado y me gritaste. Que supongo es mejor que desmoronarte, porque al menos estas aún interactuando conmigo. Y ese es el punto. Has hecho tanto, y tanto ha sucedido en los últimos meses, y hoy, -hoy- llegaste a tu límite. Pero Simon dijo que esas otras chicas se están desmoronando todos los días, y  han estado fuera del recinto menos de un mes. ¿Qué pasa con las otras chicas que quieren salir?, ¿qué quieren vivir afuera y se enfrentan a tratar de salir adelante?

—No sé cómo ayudarlas. — Las lágrimas le escocían los ojos de Meg.

—Sí, lo sabes, pero lo que has hecho para ayudarte a ti misma, lo hiciste por instinto. Ahora Meg, La Trailblazer, tiene que averiguar lo que ha hecho para que podamos decirles a las otras chicas.

Secándose las lágrimas, Meg tomó otro sorbo de agua.

—Las cosas constantes no pueden cambiar,— Merri Lee le dio pie—. ¿Qué hace que una cosa sea constante? — Ella estudió la pila de CD—. ¿Siempre cinco? ¿Pero no los mismos cinco? ¿Y siempre en el lado derecho del reproductor?

—Sí. — Meg miró alrededor de la habitación—. Espero que las cosas cambien en la sala de clasificación, porque eso es lo que pasa aquí. Esa es la función de la habitación. Las cosas entran y salen, pero la habitación sigue siendo la misma. La mesa esta siempre en el mismo lugar. Así como el teléfono y el reproductor de CD. Los casilleros en la pared del fondo no se mueven.

—¿Qué pasa cuando estás en casa?

—Tengo una rutina. Yo sigo la rutina, al igual que sigo los caminos en el Courtyard cuando estoy haciendo las entregas.

—¿Y cuando se interrumpe la rutina? ¿Como cuando fue cancelada nuestra clase de Mente Serena?

—Me siento... inquieta... hasta que decida qué hacer en su lugar.

—Constancia vs el cambio. Una tolerancia limitada para el cambio dentro de las constantes. Y te sientes estresada cuando se interrumpen las rutinas.

Meg recordó imágenes de expresiones y decidió que miedo era la más cercana a lo que vio en el rostro de Merri.
—Descubriste algo.

—Nada todavía. Tenemos que conseguir el permiso del señor Wolfgard para hacer algunos experimentos antes de que me sienta segura de decirle a otra persona lo que estoy pensando. Pero si estoy en lo cierto acerca de por qué las profetas de la sangre en la Isla Grande están teniendo desmoronamientos, todas las Casandra de sangre que dejaron el cautiverio están en serios problemas.

2 comentarios:

  1. muchs gracias por el adelanto! :D dios, realmente, realmente estoy ansiosa por el libro (sueno tan desesperada como me siento XD)

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