Capítulo 18
Watersday 12 de Maius.
Monty se
acomodo hasta sentarse, con el corazón palpitante, mientras trataba de
sacudirse la pesadilla que lo había asustado sacándolo de un sueño intranquilo.
Al oír el
inodoro y el agua corriendo en el lavabo, se pasó las manos por encima de su
cabeza y trató de calmar su respiración.
Segura. Su
niña estaba a salvo. Pero Elayne...
Soñó que Oso
Boo se había transformado en un Terráneo Oso Pardo que quería la bolsa de joyas
por alguna rara razón oníricamente lógica, y que Elayne no quería renunciar a
ello. Lucharon, ella obtuvo un corte en el vientre, y el Oso Pardo agarró la
bolsa y se la tragó, convirtiéndose de nuevo en Oso Boo antes de que Lizzy
saliera del baño y lo viera como realmente era: un asesino escondido detrás de
la máscara de algo en lo que ella confiaba.
¿O alguien en
quien confiaba?
Dioses, Monty reflexionó mientras se
levantaba y miraba a su teléfono móvil. Tendría que haber llamado a la madre de
Elayne o a su hermano, Leo. Burke no quería que hiciera ninguna llamada, pero
seguro que no estaría de más encender su teléfono y comprobar los mensajes.
Cuando tomó el
teléfono, alguien llamó a la puerta, un sonido tranquilo pero urgente.
Monty miró
hacia la cocina. No había un cajón seguro para su arma en el monoambiente, por
lo que había puesto su revólver en el estante más alto en la cocina. Ahora lo
sentía muy lejos.
Pero, ¿quién
iba a saber que estaba aquí? ¿Y quién podría entrar en el edificio sin levantar
una alarma de los Terráneos en servicio?
Quitó el
seguro y abrió la puerta.
—Buenos días,
Teniente, — dijo Kowalski.
Una mirada a
los ojos de Karl, le confirmó lo que había descubierto por su cuenta, aunque
sólo fuera en un sueño.
—Elayne está
muerta, ¿cierto? — Preguntó.
Kowalski
vaciló. Luego asintió.
—Lo siento,
Teniente.
Monty sintió
una punzada de dolor.
—Yo también.
Las cosas estaban... tensas... entre nosotros en estos últimos meses, pero
fuimos una familia hasta ese momento. Ella era la madre de mi hija.
—Lo sé. —
Kowalski cambió su peso de un pie al otro—. Un policía de Toland llamó esta
mañana. El Capitán Burke estará aquí pronto. Él quiere que mantenga su teléfono
móvil apagado hasta que él hable con usted.
El que Burke
quisiera que no estuviera ubicable después de que la policía de Toland llamara,
ponía a Monty incómodo.
—¿Algún
mensaje en el contestador automático de mi casa?
—No señor.
Monty miró
hacia el cuarto de baño. ¿El agua seguía corriendo? ¿Qué estaba haciendo la
niña ahí?
—Bueno. Será
mejor que me vista. Llama al Capitán y dile que no hay razón para que él venga
al Courtyard. Lizzy y yo podemos reunirnos con él en la estación.
—Me dijo que
debería esperar aquí.
—Llámalo.
—Sí señor.
¿Teniente? Si hay algo que Ruthie y yo podamos hacer, sólo tiene que pedir.
—Has hecho un
montón ya, pero lo tendré en cuenta. — Monty obligó a sus labios a hacer una
sonrisa. —Gracias.
Al cerrar la
puerta, oyó que el agua dejó de correr. Entonces Lizzy entró en el salón,
vestida con su pijama. Mirando a sus pies descalzos, se dio cuenta de que sus
uñas estaban pintadas en el tono del rojo que le gustaba a Elayne.
Algo curioso
para hacer si estaba huyendo de algo o alguien. Por otra parte, Elayne no había
estado en casa cuando le llamó la noche anterior a que hubiera ido a la
estación del tren. Ella y Lizzy ¿Dónde se habían quedado? ¿Pintarse las uñas
fue una manera de pasar el tiempo y distraer a una niña?
Él y Lizzy
irían a la estación de la calle Chestnut y harían una declaración formal.
Después de eso, tenía que considerar los aspectos prácticos de tenerla aquí. Tenía
un apartamento de un dormitorio, y su renta estaba fijada para un solo
ocupante. Con el precio del agua, siendo lo que era, su arrendador está
obligado a aumentar la renta ya que Lizzy no sería una invitada que se alojaría
durante unos días. Claro, él podría apretar lo suficiente de su cheque de pago
para solventar la renta adicional, sobre todo porque ahora tendría el dinero
que había estado enviando a Elayne para la manutención de su hija. Bien, él
podría darle a su niña el dormitorio y dormir en el sofá, pero eso era un
arreglo temporal, al igual que su estancia en este monoambiente era un arreglo
temporal.
—¿Papá?
¿Cuánto tiempo
se había quedado mirándola, perdido en sus propios pensamientos?
Monty la besó
en la frente.
—Buenos días
pequeña Lizzy. ¿Dormiste bien?
Ella asintió
con la cabeza, pero miró hacia la cama, donde Oso Boo debería haber estado.
—¿Tienes
hambre? — Preguntó Monty, queriendo evitar sus preguntas un poco más de tiempo.
Queriendo evitar hablarle de Elayne por un poco más de tiempo—. Vamos a ver lo
qué el Oficial Karl y la señorita Ruth nos dejaron para nosotros.
Había huevos
en la nevera, también pan, leche, mantequilla, y un pequeño frasco de jalea de
uva. La caja de cereales en el armario no era del tipo que tentaría a una niña.
Ni siquiera lo tentaba a él. Así que uso cuatro de los huevos y el pan tostado.
Y ya que no encontró nada de café, ambos tomaron un vaso de leche.
¿Por qué hacer
café aquí cuando podía bajar a por una infusión en lo de Tess? ¿Estaría abierto
a esta hora?
—¿Puedes ver
la televisión o leer un libro mientras me ducho? — Preguntó mientras lavaba los platos rápidamente.
—Bueno. ¿Vamos
a ir al trabajo?
Miró a esos
grandes ojos oscuros y sintió que su corazón palpitaba, con la certeza de que
ningún hombre jamás había amado a un niña más. Y que ninguna niña debería
enfrentar lo que Lizzy tendría que enfrentar hoy.
—Sí. Vamos a
sentarnos con el Capitán Burke, y vas a decirle todo lo que recuerdas acerca de
la estación de tren y tu viaje a Lakeside.
—¿Entonces
podemos llevarnos a Oso Boo?
Monty se secó
las manos y colgó el paño de cocina.
—No cariño.
Oso Boo tiene que quedarse en la estación para ayudar a la policía. —Y entre
las joyas ocultas en su interior y la
sangre en el oso, no era probable que Oso Boo Oso volviera alguna vez.
Evitaría
decirle esa verdad el mayor tiempo posible.
—¿Si no
tenemos a Oso Boo para protegernos, puede el policía Lobo venir con nosotros?
Nathan tiene grandes dientes. Incluso más grandes que Oso Boo.
Ah, maldición.
—Cariño...
—Por favor,
papá.
Derrotado,
dijo:
—Voy a
pedirle. — Entonces se retiró al baño antes de que Lizzy pudiera pensar en otra
cosa que necesitaba para dar su declaración.
Pobre Lizzy y Monty, muchas gracias por los capitulos
ResponderEliminarObrigada por mais um capítulo.
ResponderEliminarGracias... Compara al peluche con Nathan... Jejeje. La que se va a organizar
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