Capítulo 16
Firesday 11 de Maius
Meg se sentó
en la parte superior de las escaleras que conducían a su apartamento, un libro
al lado de ella. Su porche proporcionaba refugio en el mal tiempo y sombra
cuando estaba soleado. Había una celosía para dar privacidad. Lo que no tenía
era ningún lugar para sentarse.
Algunos de los
apartamentos en el Complejo Verde tenían porches; otros no. Ninguno de los
otros pórticos tenía la celosía para dar privacidad. Tampoco tenían muebles.
¿Demasiado temprano en la temporada? ¿O los Halcones, Búhos, y Cuervos, no se
molestaban con los muebles dado que la barandilla del porche era una percha suficiente?
Mañana iba a
mirar los anuncios en el Lakeside
Noticias para tener una idea de lo que la gente podría comprar como muebles
de exterior. Esta noche...
—¿Quieres dar
un paseo?
Miró a Simon
de pie en la parte inferior de las escaleras.
—Está bien,
—dijo—. ¿No vas a cambiar primero?
—No.
No era la
respuesta que esperaba. Simon por lo general cambiaba a Lobo tan pronto como
llegaba a casa, aliviado por estar fuera de la piel humana.
Llevando el
libro adentro, se cambió los zapatos blandos de entre casa, por unas zapatillas
de deporte. Un paseo con Simon podría significar cualquier cosa, como una
caminata para ganar musculo, y sólo porque comenzara en forma humana, no
significaba que no iba a trotar junto a cuatro patas, para cuando terminaran el
paseo.
Cerró la
puerta, luego se unió a Simon.
—Tienes que
leer esto primero. — Desplegó un pedazo de papel y se lo entregó.
¿No hemos ya enfrentado lo suficiente hoy? pensó mientras volvió a doblar el
papel y se lo devolvió a él.
Ella comenzó a
caminar, necesitaba una distracción de la picazón alrededor de sus hombros.
Simon se puso a caminar a su lado, sin decir nada durante varios minutos.
Muchos de los
residentes del Courtyard estaban fuera de casa. Muchos los vieron y vacilaron,
pero nadie se acercó.
—Me acuerdo de
ella,— finalmente dijo Meg—. Recuerdo a cs821. Era más joven que yo. No te
puedo decir su edad, pero ella consiguió su primera cicatriz el año pasado o
el anterior, por lo que la suposición
del médico parece correcta.
—Ella dijo que
quiere vivir. Jackson no está seguro de que lo hará. ¿Qué puede hacer él? ¿Qué
te ayudaría si estuvieras en su lugar?
—¿Le quitaron
la navaja de plata?
—Probablemente.
—Devuélvansela.
Devuélvanle las navajas a las chicas.
—Se van a
cortar.
—Van a cortarse
todos modos. — Siguió caminando, siguió moviéndose—. Hay muchas cosas que
pueden cortar la piel, pero esas navajas fueron diseñadas para ello.
—Ella no
quiere morir.
—Tampoco yo. —
Meg se detuvo y miró a Simon. No podía pasar por humano más—. Ni yo, pero
quiero ser quien toma la decisión.
Empezó a
caminar, un ritmo rápido, como si quisiera huir de las palabras.
Ella corrió
para alcanzarlo, luego tuvo que trotar cada pocos pasos para mantenerse a su
lado.
—Simon... —
Jadeó.
Redujo la
velocidad, pero no se detuvo.
Los Terráneos
habían acordado que era su elección, pero no les gustaba que se corte. Para
ellos, la sangre fresca significaba una herida, y en el país salvaje, una
herida podría ser fatal. Si le sumaba que la sangre de las Casandra de sangre
actuaba como una droga, ella entendía por qué a los Otros no les hacía gracia
que se corte. Ser empujados a asumir el cuidado de una niña que no conocían -y
que no los conocía-, haría todo más difícil para todos ellos.
—Dile a
Jackson que le dé una habitación que tenga tan poco como sea posible. Que le dé
tiempo para descansar. — Meg pensó en la chica llamada cs821—. Tal vez dejar
una cosa que tenga colores. Le gustaban los colores. Ella describiría imágenes
de entrenamiento primero por su color y luego por su forma.
—Se lo diré.
Regresaron al
Complejo Verde en silencio. Simon se apresuró a entrar en su propio apartamento
y volvió a salir un minuto después. Él sacudió su pelo y salió corriendo,
necesitando algo que ella no podía darle.
Suspirando, Meg
miró a su apartamento. Se sentía agotada y agitada, con hambre y demasiado
apática para molestarse en alimentarse.
—¿Has comido?—
Preguntó una voz en las sombras bajo sus escaleras. Vlad entró en la luz
mortecina, su figura se mantenía pasando de humo a humano—. Recogimos un par de
pizzas de Corteza Caliente. Tess hizo
una ensalada. Estamos reunidos en el salón social para ver películas.
—¿Qué
películas?— Preguntó Meg.
—¿Importa?
Ella prefería
ser capaz de esconderse detrás de Simon durante los momentos de miedo, y la
mayoría de las películas Terráneas tenían momentos de miedo.
—Supongo que
no.
—Entonces,
únete a nosotros.— Vlad sonrió—. Le diré Simon dónde encontrarte cuando termine
su paseo. — Él la estudió—. O te puedo llevar algo de comida si prefieres estar
sola.
¿Quería estar
sola? ¿Necesitaba estar sola?
—Me reuniré
con ustedes para la primera película, — dijo Meg.
Su sonrisa se
amplió, mostrando un poco de colmillos.
—Ven entonces.
Vamos a comer la pizza mientras aún está caliente.
Mientras ella
y Vlad caminaron juntos por Complejo Verde donde estaba la sala de correo,
lavadero y salón social, Meg oyó a un Lobo aullando. Pensó que sonaba
solitario.
* * *
Los
monoambientes tenían cabinas de ducha en lugar de bañera. Después de asegurarle
muchas veces que sería capaz de manejar su pelo si ella lo tenía húmedo, y
después de que Lizzy también le asegurara muchas veces que podía lavárselo sola
y tener cuidado en el resbaladizo suelo, Monty dejó a su niña en la ducha por
su cuenta. Mientras escuchaba alguna señal de peligro o, los Dioses no lo
permitieran, un resbalón y alguna lesión, desempaquetó su maleta, colgando un
par de cosas en el armario y guardando el resto en la mitad de los cajones de
la cómoda.
Un arreglo
temporal hasta que tuviera más información sobre lo que le pasó a Elayne. Una
opción práctica, ya que, como señaló Kowalski, el Courtyard estaba más cerca de
la estación de la calle Chestnut que el apartamento de Monty, y era un refugio
seguro para su niña, porque ¿quién iba a pensar en buscarlos ahí?
Monty tomó los
pijamas doblados de Lizzy y sintió algo del tamaño de un libro pequeño.
Desdoblando el pijama, se quedó mirando el diario rosa salpicado con estrellas
doradas. Tenía un pestillo y un pequeño ojo de cerradura. Trató con el
pestillo, lo que confirmaba que el diario estaba cerrado. Una recorrida rápida
por la maleta no le mostró ninguna llave.
Frotó su
pulgar sobre las estrellas. ¿Un diario? ¿De qué podría escribir alguien de 7
años? ¿De la escuela? ¿Amigos? Por favor, dioses, que no hubiera ninguna
confesiones sobre un enamorado. Todavía no.
Antes de que
pudiera preguntarse demasiado por el contenido, Lizzy gritó:
—¡Papá! ¡Apaga
el agua!
Monty metió el
diario en el cajón con la ropa interior de Lizzy, y se apresuró a cerrar el
grifo de agua.
Obrigada, meninas. Gostaria de saber quantos capítulos tem esse livro, vocês poderiam me dizer? Obrigada, de novo!
ResponderEliminar¡muchas gracias por los capítulos! son rapidísimos en verdad
ResponderEliminargracias por los capi, sospecho que el diario es de elayne
ResponderEliminarSon 58 Capítulos y tenemos traducidos 50, nos falta poquito, luego vendrá la parte de la corrección y luego la edición... calculamos que a fin de mes a mas tardar va a estar listo
ResponderEliminarObrigada pela resposta e por estarem trabalhando tão rápido, vocês são incríveis!
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