* * *
Él tenía su
teléfono móvil, las llaves de la casa, la cartera, y el ID de policía. Dado que
no podía entender que había dejado en el Courtyard que necesitaba ser
recuperado con tanta urgencia, Monty se centró en su compañero.
—¿Qué van a
hacer Ruth y tú? — Preguntó Monty, en referencia a la mudanza forzada.
—Guardar
algunas de nuestras cosas con mis amigos y otras en la casa de los padres de
Ruthie. Y espero que podamos encontrar otro lugar rápidamente, —Kowalski
respondió—. Hay gente de mente estrecha, miope... — Él se detuvo.
Monty esperó
un segundo.
—¿Estás
hablando de tu próximo ex-casero o tus padres?
Kowalski no
respondió hasta que se detuvieron en un semáforo.
—Mis padres van
a ayudar porque somos una familia y eso es lo que hacen las familias. Pero
ellos no están contentos acerca del por qué estoy siendo expulsado. Cuando mi
hermano dijo que no querría vivir en el mismo edificio con los amantes de lobo,
mis padres no dijeron nada. Eso equivale a un acuerdo tácito. Y con todas las
noticias acerca de las chicas con problemas suicidándose, y echándoles la culpa
a los Terráneos por el cierre de muchos de esos centros de reinserción, debido
a que los administradores tienen miedo de mantenerlos abiertos, bueno, esa es
otra razón para no ponerse del lado de los monstruos, no importa lo que
parezcan. Y luego esta que tienen a las chicas sobrevivientes en lugares no
revelados... Sólo puede haber una razón para eso, ¿no?
—La mayoría de
la gente no va a querer admitir que los monstruos en este caso no sólo parecen
humanos si no que son humanos. — Monty dudó pero decidió que tenía que
preguntar, necesitaba saber—. Karl, ¿quieres una transferencia?
Kowalski hizo
el giro a la izquierda en la calle principal, y luego se volvió de nuevo para
entrar en el área de entrega del Courtyard.
—No, señor,
no, — dijo—. Y Ruthie no quiere alejarse de su trabajo en el Courtyard. Ambos
creemos que a la hora de la verdad, el tipo de interacción que tenemos con los
Otros actualmente, podría ayudar a Lakeside a seguir siendo una ciudad
controlada por los humanos, en lugar de convertirse en una jaula como Saltos de
Talulah. Así que me quedo.
—¿Y esperas
que tus padres se acerquen a tu forma de pensar?
—Eso no es
probable. Pero no han dicho -aún- que no van a estar en mi boda con Ruthie el
próximo mes.
Monty oyó la
amarga resignación en la voz de su compañero y lamentó la brecha cada vez mayor
en la familia. ¿Qué pasaría en la ciudad si el atractivo del movimiento Humanos
Primero y Últimos, causara un distanciamiento entre los agentes de policía? ¿La
polarización llegaría hasta el punto en que no podrían contar con los suyos por
ayuda?
—Vamos, —
Monty dijo mientras abría la puerta—. Vamos a ver lo que le revolvió el pelo de
Wolfgard.
Utilizaron la
puerta de atrás de Aullidos, Buena
Lectura. Nada inusual en el almacén, salvo una notable falta de stock. Pero
había un grupo en el pasaje que conducía a Un
Pequeño Bocado.
Simon, Nathan,
y Blair se giraron a mirarlo. Simon le entregó un lápiz y un bloc de papel a
Nathan, y luego se alejó de la puerta, inclinando la cabeza para indicar a
Monty que debía seguirlo.
—¿Sucede algo?
— Preguntó Monty.
—La Lizzy, —
Simon contestó.
Debió haber oído mal.
—¿Lizzy y su madre
están aquí? ¿Mi Lizzy?
—No, la Lizzy
y Oso Boo están aquí.
Él sintió que
la sangre le subió a la cabeza.
—¿Qué hay de
su madre? ¿Dónde está Elayne?
—Esa es una
buena pregunta, Teniente. —Simon lo estudió—. ¿Es normal que una cachorra tan
joven, viaje sola? Nosotros no lo dejaríamos, pero...
—Por supuesto
que no es normal,— Monty espetó. Oyó un gruñido suave y no estaba seguro de si
la advertencia venía de Nathan o Blair—. No,— dijo, luchando por llevar su voz
de nuevo a una calmada cortesía, mientras su corazón latía. ¿Lizzy aquí sola?
¿Cómo? ¿Por qué?—. Ella tan sólo tiene 7 años. Una niña de esa edad no podría,
no debería, viajar sola. ¿Dijo algo sobre su madre?
Simon parecía
sombrío.
—No. Pero hay
algo de sangre en Oso Boo, y no huele como a la Lizzy.
Dioses encima y por debajo.
—¿Dónde...?
—Ella está en Un Pequeño Bocado tomando una merienda
con Sam y Meg.
—¿Ella no está
herida?
—No, — hubo
algo en los ojos de Wolfgard. "No"
no era una mentira, pero no era toda la verdad.
—¿Puedo preguntar?
— Kowalski se acercó para unirse a ellos—. ¿Cómo terminó Lizzy aquí en el
Courtyard?
—Nathan estaba
en el mismo tren. Cuando se dio cuenta que no había ningún adultos con ella,
él... la custodió... y la trajo aquí.
Su niña había
necesitado un guardia. ¿Habría recibido otro tipo de llamada telefónica si un
Lobo no hubiera estado en el tren? Cómo la vida deba vueltas. Él había sido
trasladado a Lakeside, porque había matado a un hombre para proteger a una
chica que era un Lobo. Y ahora un Lobo había llegado a ayudar a su propia hija.
Él haría una
visita especial al Templo Universal y prendería una vela extra para Mikhos, el
espíritu guardián que vigilaba a los policías, bomberos y personal médico. Y,
al parecer, velaba por sus familias también.
—Yo quiero
verla, — dijo Monty.
—Adelante.
La suave
palabra le hizo detenerse y considerar. Quería ver a Lizzy y necesitaba
asegurarse de que se encontraba bien, pero se preguntó por qué tres Lobos
adultos se agolpaban alrededor de un arco en vez de ir a la tienda de café y
tomar un asiento en otra mesa.
—¿Están
parados en el arco para evitar asustar a Lizzy? — Preguntó Monty.
Nathan y Blair
soltaron una carcajada.
Simon miró a
Monty.
—Estamos de
pie aquí porque, para ser una pequeña humana, la Lizzy es territorial. Ya
golpeó Saltarín por ir a tomar una aspiración, y podemos oír bien todo desde el
arco. — Hizo una pausa—. Además, Oso Boo realmente apesta.
Kowalski
tosió.
Los Lobos
hicieron sitio a Monty en el arco para observar a su hija. Ella parecía estar
bien, charlando con Sam y Meg, deteniéndose de vez en cuando para retransmitir
un comentario de ese oso tonto.
Dioses, Elayne
se había puesto furiosa con él cuando regresó de una excursión con Lizzy, y
trajo a ese oso en lugar de la muñeca que Elayne había dicho que sería un
juguete adecuado. Pero Lizzy no quería una muñeca. Se había enfocado en ese oso
marrón peludo, tirando de un estante que apenas podía alcanzar y aferrándose
con tanta fuerza que había tenido que elegir entre tomar el oso o dejar a la
niña.
Las muñecas
eran juguetes sumisos cuando Elayne insistía a Lizzy que jugara con algo que
pareciera humano, pero era Oso Boo -su mejor amigo-, quien iba a todas partes
con la niña.
Al parecer eso
seguía siendo así, a pesar del enamoramiento de Elayne con Nicholas Scratch y
su maldito movimiento HPU.
Meg miró hacia
el arco.
—Lizzy, — dijo
mientras señalaba.
Lizzy se
volvió y lo vio.
—¡Papá! — Se
arrastró fuera de su silla y corrió hacia él, tirando a Oso Boo en el suelo.
Monty se puso
de rodillas y envolvió sus brazos alrededor de ella.
—Lizzy. — Él
la besó en la mejilla, en la frente—. Pequeña Lizzy. ¿Estás bien, cariño?
—Estamos bien.
Estábamos en el tren, y había un hombre malo, y ¡el policía Lobo lo echó!
Monty miró a
Nathan.
—Gracias.
El Lobo se
encogió de hombros.
—Tenía que...
— Miró a la chica y se detuvo.
—Los dientes
de Nathan se pusieron realmente grandes, —dijo Lizzy—. ¡Los vi!
Uno de los
Lobos detrás de él suspiró.
—Lizzy, ¿dónde
está tu madre? — Preguntó Monty.
Sus ojos
tenían una mezcla de culpa y miedo, una expresión que él conocía muy bien. Se
veía de esa manera siempre que algo pasaba porque había estado haciendo algo
que le habían dicho que no hiciera. Lizzy entendía que las acciones tenían
consecuencias. No quería creer que se aplicaba a ella. Por supuesto, su
transferencia, y la interrupción de toda su vida, fue un poderoso ejemplo de
acciones y consecuencias.
—¿Lizzy?
—Mamá se
lastimó. Ella dijo que tenía que ser una chica grande y subir al tren sola. Yo
y Oso Boo.
Lastimar
podría significar un montón de cosas para una niña.
—¿Dónde se
lastimó?
Lizzy colocó
una mano sobre su vientre.
—¡No! — Gritó
Meg.
Monty levantó
la vista. Lizzy se volvió y gritó:
—¡Perro malo!
— Y corrió hacia la mesa justo cuando
Saltarín agarró una de las cortas patas delanteras de Oso Boo y trató de huir
con el premio.
—¡Voy a por
él! — Dijo Sam. Se sacó sus pantalones cortos, tiró de la camiseta sobre su
cabeza, se desplazó a la forma de Lobo, y se apresuró a ir tras Saltarín, persiguió
al joven Lobo por y alrededor de las mesas, ambos golpearon las sillas.
Lizzy corrió
dando vuelta a la mesa, tomó el último bocado de su sándwich y se lo tiró a
Saltarín, distrayéndolo lo suficiente para que Sam clavara sus dientes en una
de las patas traseras de Oso Boo.
El feroz juego
de tira y afloja, sólo duró unos segundos antes de que las costuras se soltarán
y Saltarín se lanzara debajo de una mesa con una peluda pata delantera. Sam tiró
la pierna rota trasera, agarró el resto del oso, y lo trajo de vuelta a la
mesa. Lo dejó caer a los pies de Lizzy antes de pasar a la forma de un desnudo,
sonriente chico, que estaba muy obviamente satisfecho de sí mismo.
Nadie habló.
Poniéndose de pie, Monty sintió la risa brotar de lo absurdo, más allá del pánico
de un padre. Lizzy no lloraba por el Oso Boo en pedazos -todavía-, pero eso era
probablemente porque estaba teniendo su primer buen vistazo de un niño desnudo.
Sam no parecía mucho mayor que Lizzy, y él no estaba haciendo nada, pero aún
así... Era un niño desnudo.
Simon se metió
en Un Pequeño Bocado, seguido de
Nathan.
—Sam, vístete,
— dijo Simon suavemente—. ¿Meg? ¿Estás bien? ¡Meg!
—¿Puedo
ayudarle? — Preguntó Kowalski, facilitando en todo a Monty.
—Mantenga un
ojo en las cosas, — dijo Tess. Ella se acercó a la mesa donde Meg se quedó
congelada y tomó la mano de la joven—. Meg y yo necesitamos un poco de aire y
tiempo para sentarnos. Vamos a estar en la Oficina del Enlace. — Ella llevó Meg
fuera de la cafetería.
Observar a las
dos mujeres alejarse, despejó a Monty. Meg Corbyn era la clave de muchas cosas,
y, hasta ahora, era la única Casandra de sangre que había logrado vivir fuera
de un recinto sin tener averías. Si estaba empezando a romperse ahora, ¿cuánto
se rompería con ella?
Simon levantó
la pata trasera de Oso Boo, luego, se acercó a la mesa donde estaba Saltarín
mordiendo la pata delantera y gruñendo.
El Wolfgard
gruñó. Saltarín soltó la pierna delantera destrozada y se deslizó lejos debajo
de la mesa.
Nathan dio la
vuelta al mostrador. Él volvió a salir y levantó una de las galletas de Lobo.
—Saltarín.
Galleta.
Saltarín dio
un salto y se golpeó la cabeza en la parte inferior de la mesa, lo
suficientemente duro para ser sorprendido por un momento. Nathan tiró del Lobo
juvenil fuera de la mesa y medio lo arrastró por la puerta trasera.
Simon miró a
Sam.
—Ve con ellos.
Sam miró a su
tío por un momento antes de correr para ponerse al día con Nathan.
Lo que dejaba
a Lizzy literalmente abraza al relleno de Oso Boo mientras Simon, Blair,
Kowalski, y Monty formaron un círculo a su alrededor.
—¿Papá? —
Ahora las lágrimas comenzaron a caer—. Oso Boo está herido.
—Lo sé, Lizzy
pequeña. Pero...
—He llamado a
la sanadora de los Wolfgard, — Henry Beargard retumbó mientras daba un paso a
través del arco y se unió a ellos—. Ella nos esperará en el consultorio médico
y hará lo que pueda.
—Pero él es un
oso, — Lizzy se lamentó. Un poco más de relleno salió hacia fuera de los
lugares rotos.
—Como yo, —
dijo Henry—. Pero soy el único Oso Pardo en el Courtyard, así que cuando estoy
lastimado, la Lobo me atiende. — Le tendió una mano grande.
—Henry es guía
espiritual del Courtyard, — dijo Simon—. Él es sabio.
Lizzy vaciló,
luego dio el Oso Boo a Henry.
El Oso Pardo
estudió al oso de juguete. Luego le olfateó la cara, los lugares donde las
piernas habían sido arrancadas, la costura a lo largo de la parte posterior.
Observando el
rostro de Henry, Monty alivió a Lizzy detrás de él. Sintió que la posición de
Kowalski cambió para proporcionar una protección adicional.
—No hay
enfermedad aquí, —dijo Henry—. La sanadora cuidará a Oso Boo.
Los Otros
sabían Boo Oso era un juguete. ¿no? Ahora que lo pensaba, los Lobos habían
hablado de Oso Boo de la misma forma que Lizzy lo hacía, como si el oso de
peluche tuviera vida de alguna manera.
—¿Va a
necesitar otra operación? — Lizzy preguntó, con los ojos llenos de lágrimas que
desgarraban el corazón de Monty.
—Tal vez,
—dijo Henry—. Pero voy a estar con mi hermano oso.— Él intercambió una mirada
con Simon.
—¿Dónde está
Ruthie?— Preguntó Simon.
—Ella no
estaba programada para trabajar, por lo que está empacando las cosas de la
casa, — respondió Kowalski.
Simon estudió
Kowalski.
—No se vaya
hasta que hablemos.
Monty se
enfadó ante la suposición del Lobo de que podía pedir a Kowalski quedarse, pero
todos se fueron moviendo hacia la puerta trasera de Un Pequeño Bocado y luego a la oficina médica en la Plaza
Comercial.
Theral
MacDonald estaba cerrando su escritorio cuando entraron. Kowalski la saludó y
se habría detenido si Simón no hubiera gruñido:
—Kowalski, le
necesitamos aquí. La Lizzy debe permanecer adelante con Theral.
—Sr.
Wolfgard... — Comenzó Monty. No tenía sentido protestar por el que Wolfgard
diera órdenes a un oficial de policía, o tomara decisiones acerca de una niña
humana. Este era el Courtyard, y los humanos tenían poco, si es que algo, que
decir sobre alguna cosa.
La puerta se
abrió y una Lobo hembra entró. Tenía piel en lugar de pelo, y sus orejas eran
lobunas en una extraña combinación con su rostro humano. Pero no era
aterradora, como las mezclas que había visto hace unas semanas cuando un hombre
llamado Phineas Jones intentó hipnotizar a Meg para convencerla de irse con él.
La hembra Lobo
vaciló.
—Jane, por
aquí, — dijo Simon, dirigiendo a todos a la sala de exámenes que Dominic
Lorenzo había puesto, para proporcionar atención médica a los humanos que
vivían o trabajaban en el Courtyard.
Henry puso a
Oso Boo en la mesa de examen. Simon dejo la pata delantera suelta y la pierna
de atrás al lado del cuerpo principal.
—Hay algo en
el interior, — dijo Simon—. Algo que no huele como la Lizzy.
Monty estaba a
punto de señalar que Oso Boo había sido hecho a mano y podía oler a la persona
que lo había rellenado. Pero Lizzy tenía 3 años cuando se enamoró de el juguete
peludo, y después de cuatro años, ¿podría haber algún aroma más allá de los que
estaban en el apartamento y la gente con la que Lizzy entraba en contacto con
frecuencia?
—La niña
mencionó otra operación, — dijo Henry.
Jane se inclinó
sobre el oso, olfateando mientras sus dedos se movían sobre la piel en la
espalda del oso. Luego revolvió en los cajones, sin duda, destruyendo cualquier
orden que Lorenzo había creado. Al no encontrar lo que buscaba, salió a la
recepción y regresó con una navaja.
Monty no tuvo
tiempo de protestar antes de que cortara la espalda de Oso Boo.
Simon se
inclinó sobre la mesa, hurgando en el relleno. De repente todos los Terráneos
se centraron en el oso, como si hubieran oído algo.
Simon sacó una
pequeña bolsa de tela. La abrió y vertió el contenido sobre la mesa.
Esmeraldas.
Zafiros. Rubíes. Incluso un par de diamantes. Y una especie de anillo de diseño
hecho de oro blanco o platino con varios diamantes.
Kowalski silbó
suavemente.
Simon ladeó la
cabeza y miró a Monty.
—¿Los humanos
generalmente rellenan con joyas a los osos?
—No. — Monty
tragó la sensación de malestar en el estómago. Dioses encima y por debajo,
¿dónde estaba Elayne? ¿Y qué estaba haciendo ella con una fortuna escondida
dentro Oso Boo?
¿O había sido
ella quien había escondido las joyas?
—Oso Marrón comiendo joyas, — dijo
Henry—. Esa fue una de las visiones que Meg vio ayer cuando se hizo el corte.
—Tengo que
reportar esto, — dijo Monty—. Tengo que...
—Cuidar de su
cachorro, — dijo Simon.
Monty miró al
Lobo.
—Sí. — Lizzy
estaba primero. Alguien más podría llamar a la policía en Toland y preguntar
acerca de Elayne. Preguntar acerca de joyas robadas.
—¿Tal vez el
Teniente Montgomery y Lizzy podrían permanecer en el monoambiente destinado
para el equipo? — Dijo Kowalski—. El Courtyard está más cerca de la estación, y
Lizzy podría descansar un poco.
Henry asintió.
—Una buena
idea. La niña ha viajado lo suficiente hoy.
—¿Qué hacemos
con el oso y...? —Jane hizo un gesto con la mano sobre la mesa, señalando a
todos los pedazos.
—Lo dejamos
tal y como esta, — dijo Monty—. Voy a llamar al Capitán Burke.— Él vaciló, sin
saber cómo Wolfgard reaccionaría a la siguiente parte—. La policía tendrá que
examinar esto, hacer preguntas a todos nosotros.
—¿Policías que
no están conectados a usted porque el Lizzy es su cachorro? — Preguntó Simon.
—Sí. Hasta que
no sepamos lo que pasó, sería mejor si no hubiera nadie de mi equipo.
—Pero uno de
los policías que conocemos y uno de nuestros ejecutores vigilará a los policías
desconocidos.
Eso era más
compromiso del que esperaba, por lo que acordó.
Cuando entró
en la zona de recepción, Lizzy saltó de una silla. Ella le miró las manos
vacías, y luego a la puerta de la sala de exámenes.
—Oso Boo tiene
que quedarse aquí y ayudar a la policía en sus investigaciones, — dijo Simon, dirigiendo
sus palabras a Lizzy—. Theral es pariente de un policía, así que ella y Henry
se quedarán con Oso Boo. El Oficial Kowalski llevará tu bolsa de viaje al
apartamento donde el Teniente Montgomery y tú van a esperar y descansar
mientras los policías hacen su olfateo. Blair va a esperar a la entrada de
entregas y escoltar a los policías desconocidos aquí.
Estoy fuera de balance y no soy de mucha ayuda, Monty pensó
al salir de la oficina médica, siguiendo a Simon a los monoambientes por encima
del Taller de costura y sastrería.
La última vez
que él y Simon se habían ocupado de niñas, habían trasladado a 5 chicas del
recinto del Contralor hacia Lakeside. Él había estado abrumado por lo que había
visto cuando él, Simon, y Dominic Lorenzo habían entrado en el recinto.
Salvajismo y masacre. Y la angustia de ver a las chicas, las Casandra de
sangre, que estaban siendo engendradas y entrenadas para el beneficio de
alguien.
Simon había
cuidado de las niñas, y hecho los arreglos para que los Intuye en la Isla
Grande cuidaran de ellas. Ahora estaba a cargo de nuevo.
Cuidando de la
manada. Protegiendo a los jóvenes.
No era tan
sencillo cuando uno era humano.
Joyas dentro
de un juguete que Lizzy llevaba a todas partes. Sangre en Oso Boo. Elayne
herida de alguna manera, y sintiéndose lo suficientemente desesperada para
decirle a Lizzy que hiciera el viaje a Lakeside sola. ¿Por qué no había llamado
a su madre o hermano? Vivían en Toland y podría haber ido a buscar a Lizzy si
Elayne tenía que ir al hospital. Por qué enviar a Lizzy hasta Lakeside... a
menos que quedarse en Toland ya no fuera seguro
Dioses encima
y por debajo, ¿en qué se había metido Elayne?
No hay comentarios:
Publicar un comentario