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lunes, 26 de marzo de 2018

Adelanto: Capítulo 19 - Lake Silence - Anne Bishop




CAPÍTULO 19



Ilya


Windsday, 14 de Juin

Tan pronto como dejó a Victoria DeVine en El Jumble, Ilya le pidió a Boris, su conductor, que volviera a Sproing. Podría haber llegado a su presa más rápido si hubiera cambiado a su forma de humo y viajado a campo traviesa, pero los días en que los Sanguinati fueron sutiles en cuanto a su control del pueblo habían terminado.

—No tardaré, —dijo cuando Boris se detuvo en un estacionamiento frente a la librería.

Al entrar en Lettuce Reed, Ilya caminó hasta el mostrador, sus ojos oscuros se clavaron en los grises de Julian Farrow. Puso una hoja de papel en el mostrador.

—Me gustaría cualquiera de estos libros que tenga en existencia. Se prefieren ejemplares nuevos, pero aceptaré ejemplares usados.

Julian miró los títulos, se congeló por un momento y luego miró a Ilya a los ojos.

—No ha cumplido con su parte del trato, Sr. Farrow, —dijo Ilya suavemente.

—Por lo que puedo decir, la ansiedad de Vicki tiene sus raíces en problemas de confianza en sí misma y por cosas íntimas. —Julian casi gruñó las palabras—. Esos asuntos son personales, pero ella los está tratando y no han interferido con la restauración de El Jumble o ha representado una amenaza para este pueblo. Por lo tanto, no eran de su incumbencia.

—Ahora sí. —Al menos Farrow no pretendió no entender la importancia de que Ilya quisiera esos libros en particular sobre ataques de ansiedad humana y diferentes formas de abuso—. Debería haberme informado que Victoria DeVine tenía una debilidad.

—No es una debilidad, —espetó Farrow.

—Una herida, entonces. Una vulnerabilidad que la deja abierta a un ataque.

—¡Muéstreme un ser humano que viva en este continente que no esté herido de alguna manera!

A la defensivo. Arrinconado. Un humano lo suficientemente peligroso como para no ser tomado a la ligera. Pero esa fue la razón por la que los Sanguinati hicieron un trato con Julian Farrow en primer lugar.

Cuando notó cuán blanca era la cicatriz en la mejilla de Farrow en un rostro marcado por la ira, a Ilya se le ocurrió que Julian no había señalado que el otro informante del pueblo tampoco había mencionado estos ataques de ansiedad, no había intentado disminuir su propio fracaso. E Ilya repentinamente comprendió y apreció que la ira y la actitud defensiva eran... protección. No era la pareja de Victoria. Aún no. Tal vez nunca. Pero el deseo de proteger estaba allí, no obstante. Entendiendo eso, usó el tono de voz que usaba cuando discutía un problema con uno de su propia clase. Con un igual.

—El detective Swinn usó palabras para abrir esa herida ayer cuando él y su hombre llevaron a Victoria al pueblo, —dijo Ilya—. Y esta mañana en el banco, lo que le dijo no solo fue hiriente sino también muy personal.

Farrow miró a Ilya, luego miró más allá de él, como si estuviera juntando algo que no era visible para nadie más.
—Entonces él conoce a alguien que la conocía antes de que viniera a Sproing.

—Estoy de acuerdo.

Farrow continuó mirando hacia la calle.
—El primer cuerpo agitó a las personas y las hizo hablar, preocuparse de que los problemas pudieran entrar en Sproing. Pero no cambió la sensación central del pueblo. Grimshaw siendo asignado aquí trajo...una sensación general de alivio, y una esperanza incipiente en los aldeanos, de que podrían ocuparse del negocio de vivir sin tener miedo todo el tiempo.

—¿Y la llegada de Swinn y sus hombres? — Preguntó Ilya.

Todo el color desapareció de la cara de Farrow cuando susurró:
—El hedor de la basura en descomposición se extiende más allá del callejón hacia las calles, las tiendas y las casas.

Interesante. Julian Farrow siempre decía que sentía lugares, no personas, pero esta era la primera vez que el Intuye revelaba algo tan descriptivo sobre lo que sentía. Parecía más un recuerdo que una observación sobre el aquí y ahora.

—Lo que realmente trajo a Swinn aquí agriará a este pueblo, — le dijo.

Farrow asintió.

—La restauración de El Jumble es la clave para la supervivencia de Sproing.

Farrow asintió de nuevo.

—Entonces quizás podamos trabajar juntos para asegurarnos de que Victoria conserve el control sobre la parte humana del asentamiento Terráneo.

Farrow le dio una sonrisa apretada.
—Podemos hacerlo. Pero puede ser una línea muy fina entre ayudar a alguien y darle a esa persona la impresión de que no creemos que sea capaz de ayudarse a sí misma.

Ilya reprimió un suspiro. Esa delgada línea en una mujer herida como Victoria probablemente estaba difusa, y todo lo que podía esperar era no tropezar demasiado con esa línea y empeorar las cosas.

—¿Todavía quiere estos libros? — Preguntó Farrow.

—Sí. —Cuando Farrow dio media vuelta, Ilya agregó—: No me he alimentado de ella. En caso de que te preguntes.

Farrow no respondió, pero Ilya tuvo la impresión de que el hombre humano estaba aliviado.

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