Capítulo 20
Windsday, 22 de Messis.
Monty
entró en la sala de interrogatorios enfermo de miedo. La primera impresión que
le causo al ver a Kowalski, -cuando su compañero llevaba a Jimmy a la estación-
fue que Karl se había metido algún tipo de droga. Y estaba Jimmy con raspaduras
en la cara y moretones ya en flor, gritando que Kowalski estaba loco de atar, y
a juzgar por la expresión de miedo en la cara del oficial Hilborn, la
evaluación de Jimmy de Kowalski podría no estar equivocada.
Entonces
Monty desenvolvió el "asado" que Jimmy había comprado en la
carnicería de la Plaza Comercial y comprendió el comportamiento de Kowalski.
Comprendió un montón de cosas cuando se estrelló en un cubículo en el baño de
hombres y vomitó. Ahora necesitaba convencer a Jimmy para que le diera la
información que nunca recibiría de Simon Wolfgard, porque Wolfgard ya había
enviado un mensaje claro de que Jimmy estaba involucrado hasta su cuello en lo
que había pasado en el Courtyard la noche anterior.
Poniendo
una carpeta cerrada sobre la mesa, Monty se sentó frente a su hermano.
—Mira
lo que ese bastardo de Kowalski me hizo, —gritó Jimmy, agitando una mano en su
propia cara—. Será mejor que le rompas el culo por esto, CJ, o voy a levantar
un hedor que olerá hasta la oficina del alcalde en esta maldita ciudad.
— ¿Has
hecho un testamento? —preguntó Monty en voz baja.
— ¿Qué?
¿Me estás escuchando? Kowalski...
— ¿Has
hecho alguna provisión para tu esposa e hijos? ¿Hay algún documento legal que
deba conocer?
Jimmy
lo miró fijamente.
— ¿De
qué estás hablando?
—Lo
que sea que hiciste esta vez, tal vez no puedas sobrevivir a ello.
—No
hice...
El
Capitán Burke entró en la habitación. Cerró la puerta, se acercó a la mesa y
apretó las manos contra la superficie, toda su atención en Jimmy.
—Su
hermano no debería hacer este interrogatorio, —dijo Burke—. Pero pensé que nos iba
a mentir, retrasar, adular y desperdiciar el tiempo de todos si tuviera a
alguien más haciendo las preguntas. No estoy dispuesto a perder el tiempo de
nadie, especialmente el mío. Así que esto es lo que va a suceder. El Teniente
Montgomery va a tener diez minutos para sacarle información sobre un incidente
que ocurrió anoche. Voy a estar parado en el otro lado de ese vidrio,
escuchando. Si estoy convencido de que ha proporcionado información exacta,
será libre de irse. Si no estoy convencido, será acusado de: profanar restos
humanos, cómplice de asesinato y canibalismo. Y será trasladado a un lugar
seguro, no revelado al caer la noche, el tipo de lugar del que la gente como
usted nunca se va. Puedo y voy a hacer que eso suceda. —Se enderezó y se alejó
de la mesa, finalmente miró a Monty—. Sus diez minutos empiezan ahora.
Tan
pronto como Burke salió de la habitación, Jimmy comenzó de nuevo.
— ¿Qué
es esta mierda? No maté a nadie. Estaba en casa anoche.
Monty
sacó la primera fotografía de la carpeta y la colocó entre ellos. Mostraba un
tatuaje en el antebrazo de un hombre.
—
¿Reconoces este tatuaje? ¿Conoces a este hombre?
Jimmy
miró... y vaciló un momento demasiado largo.
—Nunca
lo había visto.
Monty
sacó otra fotografía de la carpeta, que mostraba todo el antebrazo y mostraba
los bordes irregulares donde algo había mordido el codo y la muñeca.
—
¿Estás seguro? Estabas llevando el antebrazo de este hombre cuando el oficial
Kowalski te arrestó. Es por eso que podrías ser acusado de profanar restos
humanos, así como de canibalismo.
Jimmy
sacudió la cabeza con tanta violencia que Monty se preguntó si se arrancaría un
músculo.
—De
ninguna manera. No. Ese bastardo miente, está tratando de inculparme. Compré un
pedazo de carne especial de la carnicería y Kowalski...
—
¡Dioses, Jimmy! Los humanos son la carne especial. Todos los Terráneos en el
Courtyard consideran a los humanos una presa animal, igual que los conejos y
ciervos. Cualquiera que entre en el Courtyard sin el permiso de los Otros es
carne.
Jimmy
miró fijamente a Monty, con los ojos en blanco.
—Me
han informado que una persona o varias personas desconocidas irrumpieron en la
carnicería de la Plaza Comercial anoche y robaron toda la carne. Ya que hubo
una entrega ayer, que equivale a un montón de carne de res y cerdo. La carne se
fue. Así como las personas que trataron de robarla.
Jimmy
parpadeó, pareció volver en sí.
— ¿Qué
quieres decir con intentar robar?
—No se
escaparon, no salieron del Courtyard. Y los Otros saben que estabas involucrado
en el robo.
—Estaba
en casa anoche.
—Sí. —Monty
sonrió amargamente—. Siempre eres el único con coartada si las cosas salen mal.
Eres tan sucio como los hombres que hacen el trabajo, pero siempre estás lo
suficientemente lejos como para no ser acusado.
—Entonces
no puedes retenerme por algo que no hice.
Jimmy
sonaba como siempre, seguro de que iba a marcharse indemne para empezar a
pensar en su próximo plan. Pero no esta vez.
Monty
tocó la fotografía del antebrazo completo.
—Los
Otros saben que estabas involucrado, Jimmy. No importa si estuviste en la
carnicería anoche o en casa acostado. Ellos saben. Y esta fue su manera de
decirte, y a la policía, que ellos saben. Pero lo que no nos dicen es cuántos
hombres entraron al Courtyard anoche. No nos han dejado ninguna identificación
para encontrar, lo que a veces hacen. Quien estuvo en el Courtyard anoche está
muerto. Lo sabemos.
—Entonces,
¿por qué no le preguntas a los monstruos? —preguntó Jimmy.
—La
ley humana no se aplica en el Courtyard. Te lo dije: si los humanos no son
invitados, somos carne. En estos momentos, estos hombres han desaparecido. Tal
vez fueron asesinados por otros hombres y sus cuerpos no han sido encontrados.
Tal vez tomaron el primer autobús de la ciudad y se alejaron de sus familias.
Sucede. Pero si esos hombres tienen familias, tienen esposas e hijos, esas
esposas nunca podrán obtener un certificado de defunción, nunca podrán seguir
adelante con sus vidas o recibir cualquier activo que sus esposos hayan
escondido. Esas mujeres pasarán el resto de sus vidas sin saber si son viudas o
abandonadas. ¿Quieres eso para Sandee y tus hijos?
Jimmy
no pensaría dos veces en algo así. Monty lo vio en sus ojos, en su rostro.
Dejaría a Sandee con la duda y no le importaría.
—Lo
conocías, Jimmy.
—Te
dije que no.
—Estás
mintiendo. Conozco las señales. —Sí, él conocía las señales. Jimmy era astuto,
malicioso. Él nunca diría la verdad si una mentira funcionaba. Y le gustaba
golpear a la gente con palabras e intimidarlos con un cuerpo grande y una gran
voz. Como Jimmy había hecho con Sierra. Como le estaba haciendo a la joven
Frances, dándole a su hijo un gesto de aprobación para hacer lo mismo.
Monty
volvió a poner las fotografías en la carpeta.
—Has
sido implicado en un intento de robo que resultó en la muerte de seis hombres,
por lo que se te acusara de complicidad de asesinato....
— ¿Qué
estás diciendo? —Jimmy sudaba ahora y parecía enfermo.
—Estoy
diciendo que el Capitán Burke tenía razón. Esto es una pérdida de tiempo, así
que te presentaran cargos.
Ahora,
por primera vez, Cyrus James Montgomery realmente parecía asustado.
— ¿Me
vas a dejar tirado? ¿Qué va a decir mamá sobre eso?
—No
creo que ella diga nada cuando le diga que tuviste la oportunidad de cooperar,
pero te negaste a cumplir con las condiciones de tu liberación y fuiste enviado
al lugar donde se llevan a los criminales peligrosos mientras esperan el
juicio.
—Cuando
le cuente mi versión...
—Te
habrás ido. Ella no escuchará tu versión. —Monty se inclinó sobre la mesa—. Y
contigo fuera de juego, no llenando su cabeza de mierda, Mamá creerá todo lo
que le diga.
Ah sí.
Jimmy estaba sudando ahora.
Monty
se preguntó si su hermano recordaría haberle dicho aquellas mismas palabras un par de años después de que Monty
se fuera de casa mientras que Jimmy aún seguía en el hogar de sus padres.
—Bastardo.
— Jimmy parecía querer escupir en la cara de Monty. Podría haberlo hecho si
alguien no hubiera golpeado el vidrio en ese momento, señalando que su tiempo
había terminado.
Monty
se levantó y buscó la carpeta.
—No
había seis, —dijo Jimmy de repente.
Monty
se sentó.
—No
creo que fueran seis, —informó Jimmy—. Y tal vez fue un poco mi culpa, pero no
como tú piensas.
Él
esperó. Monty no dijo nada.
—Vi la
carne que se entregaba ayer. —Jimmy se movió en su asiento, como si estuviera
incómodo de repente. Monty podía creer eso. Jimmy lo hacía mejor cuando tenía
tiempo de inventar una historia—. Parecía un desperdicio, traer buena carne
como esa a los monstruos cuando podrían estar atrapando ratas y ardillas y
mierda.
—No te
oí quejarse de las entregas de carne cuando comías en La Carne no es Verde o en Un
Pequeño Bocado. ¿De dónde crees que vino la comida? — Preguntó Monty.
—Ya,
bueno, parecía un desperdicio. Y yo estaba tomando una copa en un bar cerca de
la estación de autobuses y oí a estos hombres quejándose de que no había carne
en las tiendas y sus mujeres estaban llevando a casa tripas y mierda por el
estilo en vez de auténtica comida, y quizás estaba un poco demasiado lleno de
bebida y dije que el Courtyard siempre tenía buena carne, dije que había visto
una entrega de filetes y chuletas de cerdo y asados y todo tipo de comida que
era apropiada para que un hombre coma. Y los cuatro -había cuatro, no seis-
empezaron a comprarme bebidas y estuvimos hablando de lo difícil que era ahora cuidar
de una familia y ellos preguntaron por la carnicería y tal vez les dije más de
lo que debí decir, más de lo que recuerdo decir, eso seguro. Luego me fui a
casa y dormí toda la noche.
Al
final, Monty obtuvo el nombre del bar y los nombres de los cuatro hombres que
eran conocidos en un lugar como ese. Ojalá fuera suficiente para que la policía
pudiera llenar formularios DUD para los familiares.
— ¿Puedo
irme ahora? —preguntó Jimmy cuando Monty volvió a ponerse de pie.
—Lo
averiguaré. —Se apartó un paso de la mesa, luego se detuvo—. Jimmy, deberías
pensar mucho en salir de Lakeside y empezar de nuevo en otro lugar. No has
hecho nada para darle a los Terráneos de aquí una razón para pensar bien de ti,
y ahora definitivamente tienen razones para pensar que eres un enemigo.
—
¿Crees que me importa una mierda?
No
tardó mucho para que Jimmy volviera a su mentalidad egocéntrica.
—Deberías,
—dijo Monty en voz baja—, porque hay seres en el Courtyard que son tan
poderosos y peligrosos que pueden convertir tu cerebro en sopa con solo
mirarte. Solo una mirada, Jimmy. Y ahora, debido a este poco de estupidez,
todos los Otros van a estar observando todo lo que haces a partir de ahora.
Monty
salió de la sala de interrogatorios y se apoyó contra la pared, agotado.
Cuatro
hombres habían entrado en el Courtyard anoche. Sólo uno había tenido tiempo de
soltar un grito agudo y aterrorizado.
La
puerta de la sala de observación se abrió y el comandante Louis Gresh salió.
—El
Capitán Burke dijo que te lleves a tu hermano al edificio de apartamentos.
—dijo Louis.
Cuando
nadie más salió de la sala de interrogatorios, Monty preguntó:
—
¿Dónde está el Capitán?
—Él
mantuvo a Kowalski aislado en su oficina desde que tu hermano fue traído. Sabía
que conseguirías la verdad de Cyrus, o bastante de ella, y él pensó que vigilar
a Kowalski ahora mismo era más importante. —Louis soltó un suspiro—. Esto
sacudió a tu chico de forma feroz.
—Nos
sacudió a todos. —Monty miró el techo—. Los Terráneos no son humanos, pero nos
han estudiado, y, dioses, saben enviar un mensaje.
— ¿Crees
que tu hermano recibió ese mensaje?
—No.
Seguirá creyendo que puede trabajar de la misma manera en que urdía sus planes
en Toland. A pesar de la evidencia justo delante de él, será como muchas otras
personas que todavía quieren fingir, tal vez necesitan fingir, que no hay
repercusiones letales cuando se meten con los Otros.
Louis
suspiró.
—Podría
haber sido peor.
— ¿Cómo?
—Los
Otros podrían haber desviado a Kowalski, asegurándose de que no se cruzara con Cyrus.
Entonces Cyrus habría llevado el paquete a casa y lo habría abierto allí.
¿Cuánto más chocante habría sido cortar la cuerda, desenrollar ese paquete y
reconocer el tatuaje?
Y
Jimmy se habría jactado al respecto, había hecho un gran trato con el último
trozo de carne especial, como lo había hecho cuando vio a Kowalski. Pero
habrían estado Sandee y los niños mirando el antebrazo de un hombre, no
preparados para la dura realidad de lo que los Terráneos veían cuando miraban a
los humanos. La mayoría de los humanos. Tenía que seguir creyendo que Simon y
Vlad y el resto de los Otros ya no veían a todos los humanos como presas.
Pero
los Otros sabían que el robo iba a suceder y no habían pedido ayuda a la
policía, así que tuvo que preguntarse si Jimmy había creado una cuña entre él y
Simon Wolfgard, si había roto la confianza que se estaba construyendo.
Y
tenía que preguntarse qué significaba eso para las comunidades mixtas que se
estaban creando y para las personas que ahora vivían entre los depredadores dominantes
del mundo sin siquiera el pretexto de una barrera entre ellos.
*****
Burke
estudió a Kowalski, que estaba sentado en su oficina con la mirada pálida y
todavía un poco tembloroso. Pero los ojos oscuros del oficial ya no tenían la
mirada salvaje, así que ahora era el momento de hablar.
— ¿Qué
pasó? —preguntó Burke.
Kowalski
sacudió la cabeza.
—Vi a
Cyrus agitando ese paquete y jactándose de conseguir un trozo de carne
especial, y me perdí. No recuerdo haberlo tirado. Las cosas se pusieron de nuevo
en foco cuando Jenni Crowgard me preguntó si necesitaba ayuda, si quería que le
sacara esos ojos. Esos ojos, no sus ojos. Sabía que necesitaba una excusa para
alejarla de él y necesitaba sacarlo del Courtyard, llevarlo de vuelta a la
tierra donde las leyes humanas se aplican. Necesitaba arrestarlo y sacarlo de
allí porque estaba llamando la atención sobre sí mismo, sobre todos nosotros,
y... —Se detuvo, pareció ahogarse.
»—Una
cosa es tomar una billetera que se dejó para que uno la encuentre y sepa que la
persona que la poseía cruzó alguna línea y fue asesinada y comida debido a
ello. Otra cosa es ver la prueba.
»—Siempre
que salía la noticia de que los Lobos habían mordido la mano de un ladrón, Aullidos, Buena Lectura se llenaba de
clientes durante los días posteriores, —dijo Kowalski.
Burke
sonrió.
—La
perversidad de la naturaleza humana. Pero una mano cortada no es lo mismo que
un cadáver. Los Terráneos en el Courtyard son fieles a su naturaleza, Karl, y
eso los hace muy peligroso. Pero siguen siendo la única posibilidad de
supervivencia que tenemos, porque no importa lo peligroso que sean Simon y Vlad
y el resto de ellos, no son ni mucho menos una amenaza para nosotros como los
Otros que viven en el país salvaje.
Kowalski
se echó hacia atrás.
—Lo
sé. —Suspiró—. Lo sé. ¿Qué pasará ahora?
—No
quiero que vayas a la calle, así que te quedas en tu escritorio durante el
resto del día, date tiempo para arreglarte. Si el Teniente necesita un
conductor, Debany o Hilborn pueden hacerlo.
Burke
juntó y abrió los dedos un par de veces, debatiendo la sabiduría de decir
cualquier cosa, incluso ahora.
—Cuando
se es un policía sirviendo en un pequeño pueblo humano dentro del país salvaje,
a veces se adoptan decisiones difíciles que no se podrían hacer en una ciudad
controlada por humanos. Y uno se enfrenta con la verdad cuando esos colmillos
están descubiertos y esa piel esta manchada con la sangre de la presa que
dejaste ir para hablar esa mañana. Y es que había dado un paseo más allá de las
luces del pueblo la noche anterior, y estaba reflexionando en voz alta sobre
cómo manejar una situación difícil, sobre una mujer agradable que tenía un
brazo roto de nuevo, sobre cómo su pareja la golpeaba, pero ella estaba
demasiado asustada para decir algo en su contra, así que no había nada que
pudiera hacer, y eso era una lástima porque ella era realmente una mujer
agradable que había mostrado a un par de hembras Terráneas cómo reparar ropa,
que es lo que inició el conflicto que terminó con su brazo roto, junto con un
par de dedos para privarla de hacer cualquier reparación por un tiempo. Y
cuando vas hablar con el hombre a la mañana siguiente y descubres que no está
en casa, sigues el rastro dejado detrás de su casa y te encuentras con un
cuerpo asustado, parcialmente comido, te enfrentas a la verdad, no la verdad
que tiene colmillos y pieles, sino la dura verdad sobre ti mismo, que eres tan
peligroso como los seres que el resto de la gente teme, pero no puedes darte el
lujo de ser tan honesto acerca de ello. No puedes decirle a esas personas que
harás tratos con los que temen para mantenerlos a salvo de los monstruos que se
parecen a ellos.
Kowalski
no dijo nada durante un largo minuto.
—
¿Cree que debería haberme apartado?
—No,
—dijo Burke suavemente—. Interviniste porque has estado cerca de los Otros el
tiempo suficiente para comprender que una cosa es saber algo intelectualmente y
otra muy distinta ver la verdad en la cara. ¿Los policías? Hemos visto muchas
pruebas de cómo los Terráneos responden cuando están enojados con los humanos.
¿Pero civiles como Ruthie y Merri Lee que están viviendo tan cerca del
Courtyard y trabajando entre los Otros? No necesitan mucha verdad.
—
¿Proteger a las mujeres? —Kowalski le dirigió una sonrisa seca—. Podrían
tomarlo como algo excepcional.
—Por
supuesto que lo harían -y deberían-, pero voy a negar que lo he dicho.
La
sonrisa se desvaneció.
—Me
está dando mucho crédito por unos segundos que no recuerdo.
—Reconocí
la mirada en tus ojos cuando llegaste a la estación. Lo vi en un espejo una o
dos veces cuando tenía tu edad.
El
teléfono de Burke sonó. Lo miró y luego se concentró en Kowalski.
—
¿Estás lo bastante firme?
—Sí
señor.
—Entonces
póngase a trabajar. —Descolgó el auricular cuando Kowalski salió de su
oficina—. Burke.
—Habla
O'Sullivan.
Tratando
de recordar si el agente de la GTI estaba de vuelta en Lakeside y había oído
hablar de la debacle en el Courtyard, Burke simplemente dijo:
— ¿Qué
puedo hacer por ti?
— ¿Tienes
alguna noticia del doctor Lorenzo?
Le
contaría todo a O'Sullivan una vez que pudieran hablar cara a cara, pero no
quería decir nada sobre Lorenzo por teléfono.
—Escuché
que renunció al grupo de trabajo. Y su coche fue encontrado. Tenía algunos
agujeros de bala.
Una
vacilación.
— ¿Has
chequeado los hospitales y el depósito de cadáveres por algún NN?
—No es
necesario.
— ¿Has
llenado un DUD?
—No es
necesario. — ¿O'Sullivan entendía el mensaje de que Lorenzo estaba vivo y su
paradero era conocido?
—
¿Podrías revisar los hospitales y la morgue de todos modos?
Burke
se enderezó.
—
¿Problemas?
—La
mitad de los médicos que estaban recopilando información sobre las Casandras de
sangre renunciaron al grupo de trabajo después de haber sido amenazados por
miembros del movimiento Humanos Primeros y Últimos. Durante mi conversación con
el Gobernador, confirmé que varios médicos además de Lorenzo han desaparecido.
Anotó
los nombres que O'Sullivan le dio.
—Voy a
ver qué puedo averiguar.
—Gracias,
—dijo O'Sullivan—. Estoy de camino a tomar un tren de regreso a Lakeside.
Debería llegar avanzada la tarde.
—Dame
tu hora de llegada cuando lo sepas, y haré que alguien te recoja.
—Gracias.
Burke
colgó y se sentó. Todavía había un montón de profetas de la sangre que vivían
en los recintos donde habían estado retenidas durante toda su vida, reacias o
incapaces de concebir cualquier tipo de vida independiente. Pero también había
un montón de esas chicas que ahora estaban tratando de dar forma a una vida
para sí mismas, luchando con su adicción al corte, empujado a ese acto autodestructivo
por visiones que no se negaban. Incluso las menos talentosas entre esas
muchachas podían dar a un tratante una vida muy agradable, y las mejores entre
ellas...
Había excavado
un poco, investigado otro tanto, había llamado a un par de lugares que se
presentaban como posibles clientes antes de que todos los secretos sucios sobre
la propiedad benevolente y lo que se les hacía a las chicas en esos lugares
hundieran a la industria de la profecía. Una pregunta, un corte en una chica
con talento de bajo nivel y entrenamiento básico, costaba un par de cientos de
dólares. ¿Alguien como Meg Corbyn, que era inteligente y absorbía información
quizás demasiado bien, que veía cadenas de imágenes y era escalofriantemente
precisa? Un corte en alguien con la habilidad de Meg costaba miles.
Mucha
motivación para secuestrar e interrogar a hombres que sabrían dónde encontrar
chicas que podrían no estar tan bien protegidas como los Otros creían,
principalmente porque nunca considerarían que un humano sería lo suficientemente
temerario y codicioso como para intentar superarlos y arrebatarles a una chica.
Burke
se apartó de su escritorio. Quería ir al Courtyard y evaluar la situación. Pero
primero haría que Kowalski comenzara a localizar a los médicos desaparecidos, o
al menos darse una idea de dónde y cuándo fueron vistos por última vez. Y
entonces necesitaba informar al Alcalde y al Comisionado de policía de los
posibles problemas que este intento de robo de carne podría causar a la ciudad.
wow..uno termina viendo la astucia de jimmy aki...que manera de cambiar su version para q no recaiga la culpa en él...pobre monty y kowalski...el oficial Hilborn sera el 4° integrante para patrullar??
ResponderEliminarCorrección
ResponderEliminar"—Has sido implicado en un intento de robo que resultó en la muerte de seis hombres, por lo que se te acusara [acusará] de complicidad de asesinato..."
"—Estoy diciendo que el Capitán Burke tenía razón. Esto es una pérdida de tiempo, así que te presentaran [presentarán] cargos."
ResponderEliminar"La primera impresión que le causo al ver a Kowalski, -cuando su compañero llevaba a Jimmy a la estación- fue que Karl se había metido algún tipo de droga." Yo pondría mejor "La primera impresión que tuvo al ver a Kowalski", porque "le causó" no puede ir con "a". Si queréis mantener "causar" podría ser "La primera impresión que le causó ver a Kowalski", pero personalmente no me termina de gustar.
ResponderEliminarGracias!!
EliminarAyyy noooo¡¡¡ va a librarse otra vez Jimmy que suerte tiene este hombre
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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