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martes, 11 de abril de 2017

Adelanto: Capítulo 20 (primera parte) Etched in Bone - Anne Bishop


Capítulo 20




Windsday, 22 de Messis.

Monty entró en la sala de interrogatorios enfermo de miedo. La primera impresión que le causo al ver a Kowalski, -cuando su compañero llevaba a Jimmy a la estación- fue que Karl se había metido algún tipo de droga. Y estaba Jimmy con raspaduras en la cara y moretones ya en flor, gritando que Kowalski estaba loco de atar, y a juzgar por la expresión de miedo en la cara del oficial Hilborn, la evaluación de Jimmy de Kowalski podría no estar equivocada.

Entonces Monty desenvolvió el "asado" que Jimmy había comprado en la carnicería de la Plaza Comercial y comprendió el comportamiento de Kowalski. Comprendió un montón de cosas cuando se estrelló en un cubículo en el baño de hombres y vomitó. Ahora necesitaba convencer a Jimmy para que le diera la información que nunca recibiría de Simon Wolfgard, porque Wolfgard ya había enviado un mensaje claro de que Jimmy estaba involucrado hasta su cuello en lo que había pasado en el Courtyard la noche anterior.

Poniendo una carpeta cerrada sobre la mesa, Monty se sentó frente a su hermano.

—Mira lo que ese bastardo de Kowalski me hizo, —gritó Jimmy, agitando una mano en su propia cara—. Será mejor que le rompas el culo por esto, CJ, o voy a levantar un hedor que olerá hasta la oficina del alcalde en esta maldita ciudad.

— ¿Has hecho un testamento? —preguntó Monty en voz baja.

— ¿Qué? ¿Me estás escuchando? Kowalski...

— ¿Has hecho alguna provisión para tu esposa e hijos? ¿Hay algún documento legal que deba conocer?

Jimmy lo miró fijamente.
— ¿De qué estás hablando?

—Lo que sea que hiciste esta vez, tal vez no puedas sobrevivir a ello.

—No hice...

El Capitán Burke entró en la habitación. Cerró la puerta, se acercó a la mesa y apretó las manos contra la superficie, toda su atención en Jimmy.

—Su hermano no debería hacer este interrogatorio, —dijo Burke—. Pero pensé que nos iba a mentir, retrasar, adular y desperdiciar el tiempo de todos si tuviera a alguien más haciendo las preguntas. No estoy dispuesto a perder el tiempo de nadie, especialmente el mío. Así que esto es lo que va a suceder. El Teniente Montgomery va a tener diez minutos para sacarle información sobre un incidente que ocurrió anoche. Voy a estar parado en el otro lado de ese vidrio, escuchando. Si estoy convencido de que ha proporcionado información exacta, será libre de irse. Si no estoy convencido, será acusado de: profanar restos humanos, cómplice de asesinato y canibalismo. Y será trasladado a un lugar seguro, no revelado al caer la noche, el tipo de lugar del que la gente como usted nunca se va. Puedo y voy a hacer que eso suceda. —Se enderezó y se alejó de la mesa, finalmente miró a Monty—. Sus diez minutos empiezan ahora.

Tan pronto como Burke salió de la habitación, Jimmy comenzó de nuevo.
— ¿Qué es esta mierda? No maté a nadie. Estaba en casa anoche.

Monty sacó la primera fotografía de la carpeta y la colocó entre ellos. Mostraba un tatuaje en el antebrazo de un hombre.

— ¿Reconoces este tatuaje? ¿Conoces a este hombre?

Jimmy miró... y vaciló un momento demasiado largo.
—Nunca lo había visto.

Monty sacó otra fotografía de la carpeta, que mostraba todo el antebrazo y mostraba los bordes irregulares donde algo había mordido el codo y la muñeca.

— ¿Estás seguro? Estabas llevando el antebrazo de este hombre cuando el oficial Kowalski te arrestó. Es por eso que podrías ser acusado de profanar restos humanos, así como de canibalismo.

Jimmy sacudió la cabeza con tanta violencia que Monty se preguntó si se arrancaría un músculo.

—De ninguna manera. No. Ese bastardo miente, está tratando de inculparme. Compré un pedazo de carne especial de la carnicería y Kowalski...

— ¡Dioses, Jimmy! Los humanos son la carne especial. Todos los Terráneos en el Courtyard consideran a los humanos una presa animal, igual que los conejos y ciervos. Cualquiera que entre en el Courtyard sin el permiso de los Otros es carne.

Jimmy miró fijamente a Monty, con los ojos en blanco.

—Me han informado que una persona o varias personas desconocidas irrumpieron en la carnicería de la Plaza Comercial anoche y robaron toda la carne. Ya que hubo una entrega ayer, que equivale a un montón de carne de res y cerdo. La carne se fue. Así como las personas que trataron de robarla.

Jimmy parpadeó, pareció volver en sí.
— ¿Qué quieres decir con intentar robar?

—No se escaparon, no salieron del Courtyard. Y los Otros saben que estabas involucrado en el robo.

—Estaba en casa anoche.

—Sí. —Monty sonrió amargamente—. Siempre eres el único con coartada si las cosas salen mal. Eres tan sucio como los hombres que hacen el trabajo, pero siempre estás lo suficientemente lejos como para no ser acusado.

—Entonces no puedes retenerme por algo que no hice.

Jimmy sonaba como siempre, seguro de que iba a marcharse indemne para empezar a pensar en su próximo plan. Pero no esta vez.

Monty tocó la fotografía del antebrazo completo.
—Los Otros saben que estabas involucrado, Jimmy. No importa si estuviste en la carnicería anoche o en casa acostado. Ellos saben. Y esta fue su manera de decirte, y a la policía, que ellos saben. Pero lo que no nos dicen es cuántos hombres entraron al Courtyard anoche. No nos han dejado ninguna identificación para encontrar, lo que a veces hacen. Quien estuvo en el Courtyard anoche está muerto. Lo sabemos.

—Entonces, ¿por qué no le preguntas a los monstruos? —preguntó Jimmy.

—La ley humana no se aplica en el Courtyard. Te lo dije: si los humanos no son invitados, somos carne. En estos momentos, estos hombres han desaparecido. Tal vez fueron asesinados por otros hombres y sus cuerpos no han sido encontrados. Tal vez tomaron el primer autobús de la ciudad y se alejaron de sus familias. Sucede. Pero si esos hombres tienen familias, tienen esposas e hijos, esas esposas nunca podrán obtener un certificado de defunción, nunca podrán seguir adelante con sus vidas o recibir cualquier activo que sus esposos hayan escondido. Esas mujeres pasarán el resto de sus vidas sin saber si son viudas o abandonadas. ¿Quieres eso para Sandee y tus hijos?

Jimmy no pensaría dos veces en algo así. Monty lo vio en sus ojos, en su rostro. Dejaría a Sandee con la duda y no le importaría.

—Lo conocías, Jimmy.

—Te dije que no.

—Estás mintiendo. Conozco las señales. —Sí, él conocía las señales. Jimmy era astuto, malicioso. Él nunca diría la verdad si una mentira funcionaba. Y le gustaba golpear a la gente con palabras e intimidarlos con un cuerpo grande y una gran voz. Como Jimmy había hecho con Sierra. Como le estaba haciendo a la joven Frances, dándole a su hijo un gesto de aprobación para hacer lo mismo.

Monty volvió a poner las fotografías en la carpeta.
—Has sido implicado en un intento de robo que resultó en la muerte de seis hombres, por lo que se te acusara de complicidad de asesinato....

— ¿Qué estás diciendo? —Jimmy sudaba ahora y parecía enfermo.

—Estoy diciendo que el Capitán Burke tenía razón. Esto es una pérdida de tiempo, así que te presentaran cargos.

Ahora, por primera vez, Cyrus James Montgomery realmente parecía asustado.
— ¿Me vas a dejar tirado? ¿Qué va a decir mamá sobre eso?

—No creo que ella diga nada cuando le diga que tuviste la oportunidad de cooperar, pero te negaste a cumplir con las condiciones de tu liberación y fuiste enviado al lugar donde se llevan a los criminales peligrosos mientras esperan el juicio.

—Cuando le cuente mi versión...

—Te habrás ido. Ella no escuchará tu versión. —Monty se inclinó sobre la mesa—. Y contigo fuera de juego, no llenando su cabeza de mierda, Mamá creerá todo lo que le diga.

Ah sí. Jimmy estaba sudando ahora.

Monty se preguntó si su hermano recordaría haberle dicho aquellas mismas  palabras un par de años después de que Monty se fuera de casa mientras que Jimmy aún seguía en el hogar de sus padres.

—Bastardo. — Jimmy parecía querer escupir en la cara de Monty. Podría haberlo hecho si alguien no hubiera golpeado el vidrio en ese momento, señalando que su tiempo había terminado.

Monty se levantó y buscó la carpeta.

—No había seis, —dijo Jimmy de repente.

Monty se sentó.

—No creo que fueran seis, —informó Jimmy—. Y tal vez fue un poco mi culpa, pero no como tú piensas.

Él esperó. Monty no dijo nada.

—Vi la carne que se entregaba ayer. —Jimmy se movió en su asiento, como si estuviera incómodo de repente. Monty podía creer eso. Jimmy lo hacía mejor cuando tenía tiempo de inventar una historia—. Parecía un desperdicio, traer buena carne como esa a los monstruos cuando podrían estar atrapando ratas y ardillas y mierda.

—No te oí quejarse de las entregas de carne cuando comías en La Carne no es Verde o en Un Pequeño Bocado. ¿De dónde crees que vino la comida? — Preguntó Monty.

—Ya, bueno, parecía un desperdicio. Y yo estaba tomando una copa en un bar cerca de la estación de autobuses y oí a estos hombres quejándose de que no había carne en las tiendas y sus mujeres estaban llevando a casa tripas y mierda por el estilo en vez de auténtica comida, y quizás estaba un poco demasiado lleno de bebida y dije que el Courtyard siempre tenía buena carne, dije que había visto una entrega de filetes y chuletas de cerdo y asados ​​y todo tipo de comida que era apropiada para que un hombre coma. Y los cuatro -había cuatro, no seis- empezaron a comprarme bebidas y estuvimos hablando de lo difícil que era ahora cuidar de una familia y ellos preguntaron por la carnicería y tal vez les dije más de lo que debí decir, más de lo que recuerdo decir, eso seguro. Luego me fui a casa y dormí toda la noche.

Al final, Monty obtuvo el nombre del bar y los nombres de los cuatro hombres que eran conocidos en un lugar como ese. Ojalá fuera suficiente para que la policía pudiera llenar formularios DUD para los familiares.

— ¿Puedo irme ahora? —preguntó Jimmy cuando Monty volvió a ponerse de pie.

—Lo averiguaré. —Se apartó un paso de la mesa, luego se detuvo—. Jimmy, deberías pensar mucho en salir de Lakeside y empezar de nuevo en otro lugar. No has hecho nada para darle a los Terráneos de aquí una razón para pensar bien de ti, y ahora definitivamente tienen razones para pensar que eres un enemigo.

— ¿Crees que me importa una mierda?

No tardó mucho para que Jimmy volviera a su mentalidad egocéntrica.

—Deberías, —dijo Monty en voz baja—, porque hay seres en el Courtyard que son tan poderosos y peligrosos que pueden convertir tu cerebro en sopa con solo mirarte. Solo una mirada, Jimmy. Y ahora, debido a este poco de estupidez, todos los Otros van a estar observando todo lo que haces a partir de ahora.

Monty salió de la sala de interrogatorios y se apoyó contra la pared, agotado.

Cuatro hombres habían entrado en el Courtyard anoche. Sólo uno había tenido tiempo de soltar un grito agudo y aterrorizado.

La puerta de la sala de observación se abrió y el comandante Louis Gresh salió.

—El Capitán Burke dijo que te lleves a tu hermano al edificio de apartamentos. —dijo Louis.

Cuando nadie más salió de la sala de interrogatorios, Monty preguntó:
— ¿Dónde está el Capitán?

—Él mantuvo a Kowalski aislado en su oficina desde que tu hermano fue traído. Sabía que conseguirías la verdad de Cyrus, o bastante de ella, y él pensó que vigilar a Kowalski ahora mismo era más importante. —Louis soltó un suspiro—. Esto sacudió a tu chico de forma feroz.

—Nos sacudió a todos. —Monty miró el techo—. Los Terráneos no son humanos, pero nos han estudiado, y, dioses, saben enviar un mensaje.

— ¿Crees que tu hermano recibió ese mensaje?

—No. Seguirá creyendo que puede trabajar de la misma manera en que urdía sus planes en Toland. A pesar de la evidencia justo delante de él, será como muchas otras personas que todavía quieren fingir, tal vez necesitan fingir, que no hay repercusiones letales cuando se meten con los Otros.

Louis suspiró.
—Podría haber sido peor.

— ¿Cómo?

—Los Otros podrían haber desviado a Kowalski, asegurándose de que no se cruzara con Cyrus. Entonces Cyrus habría llevado el paquete a casa y lo habría abierto allí. ¿Cuánto más chocante habría sido cortar la cuerda, desenrollar ese paquete y reconocer el tatuaje?

Y Jimmy se habría jactado al respecto, había hecho un gran trato con el último trozo de carne especial, como lo había hecho cuando vio a Kowalski. Pero habrían estado Sandee y los niños mirando el antebrazo de un hombre, no preparados para la dura realidad de lo que los Terráneos veían cuando miraban a los humanos. La mayoría de los humanos. Tenía que seguir creyendo que Simon y Vlad y el resto de los Otros ya no veían a todos los humanos como presas.

Pero los Otros sabían que el robo iba a suceder y no habían pedido ayuda a la policía, así que tuvo que preguntarse si Jimmy había creado una cuña entre él y Simon Wolfgard, si había roto la confianza que se estaba construyendo.

Y tenía que preguntarse qué significaba eso para las comunidades mixtas que se estaban creando y para las personas que ahora vivían entre los depredadores dominantes del mundo sin siquiera el pretexto de una barrera entre ellos.

*****

Burke estudió a Kowalski, que estaba sentado en su oficina con la mirada pálida y todavía un poco tembloroso. Pero los ojos oscuros del oficial ya no tenían la mirada salvaje, así que ahora era el momento de hablar.

— ¿Qué pasó? —preguntó Burke.

Kowalski sacudió la cabeza.
—Vi a Cyrus agitando ese paquete y jactándose de conseguir un trozo de carne especial, y me perdí. No recuerdo haberlo tirado. Las cosas se pusieron de nuevo en foco cuando Jenni Crowgard me preguntó si necesitaba ayuda, si quería que le sacara esos ojos. Esos ojos, no sus ojos. Sabía que necesitaba una excusa para alejarla de él y necesitaba sacarlo del Courtyard, llevarlo de vuelta a la tierra donde las leyes humanas se aplican. Necesitaba arrestarlo y sacarlo de allí porque estaba llamando la atención sobre sí mismo, sobre todos nosotros, y... —Se detuvo, pareció ahogarse.

»—Una cosa es tomar una billetera que se dejó para que uno la encuentre y sepa que la persona que la poseía cruzó alguna línea y fue asesinada y comida debido a ello. Otra cosa es ver la prueba.

»—Siempre que salía la noticia de que los Lobos habían mordido la mano de un ladrón, Aullidos, Buena Lectura se llenaba de clientes durante los días posteriores, —dijo Kowalski.

Burke sonrió.
—La perversidad de la naturaleza humana. Pero una mano cortada no es lo mismo que un cadáver. Los Terráneos en el Courtyard son fieles a su naturaleza, Karl, y eso los hace muy peligroso. Pero siguen siendo la única posibilidad de supervivencia que tenemos, porque no importa lo peligroso que sean Simon y Vlad y el resto de ellos, no son ni mucho menos una amenaza para nosotros como los Otros que viven en el país salvaje.

Kowalski se echó hacia atrás.
—Lo sé. —Suspiró—. Lo sé. ¿Qué pasará ahora?

—No quiero que vayas a la calle, así que te quedas en tu escritorio durante el resto del día, date tiempo para arreglarte. Si el Teniente necesita un conductor, Debany o Hilborn pueden hacerlo.

Burke juntó y abrió los dedos un par de veces, debatiendo la sabiduría de decir cualquier cosa, incluso ahora.

—Cuando se es un policía sirviendo en un pequeño pueblo humano dentro del país salvaje, a veces se adoptan decisiones difíciles que no se podrían hacer en una ciudad controlada por humanos. Y uno se enfrenta con la verdad cuando esos colmillos están descubiertos y esa piel esta manchada con la sangre de la presa que dejaste ir para hablar esa mañana. Y es que había dado un paseo más allá de las luces del pueblo la noche anterior, y estaba reflexionando en voz alta sobre cómo manejar una situación difícil, sobre una mujer agradable que tenía un brazo roto de nuevo, sobre cómo su pareja la golpeaba, pero ella estaba demasiado asustada para decir algo en su contra, así que no había nada que pudiera hacer, y eso era una lástima porque ella era realmente una mujer agradable que había mostrado a un par de hembras Terráneas cómo reparar ropa, que es lo que inició el conflicto que terminó con su brazo roto, junto con un par de dedos para privarla de hacer cualquier reparación por un tiempo. Y cuando vas hablar con el hombre a la mañana siguiente y descubres que no está en casa, sigues el rastro dejado detrás de su casa y te encuentras con un cuerpo asustado, parcialmente comido, te enfrentas a la verdad, no la verdad que tiene colmillos y pieles, sino la dura verdad sobre ti mismo, que eres tan peligroso como los seres que el resto de la gente teme, pero no puedes darte el lujo de ser tan honesto acerca de ello. No puedes decirle a esas personas que harás tratos con los que temen para mantenerlos a salvo de los monstruos que se parecen a ellos.

Kowalski no dijo nada durante un largo minuto.
— ¿Cree que debería haberme apartado?

—No, —dijo Burke suavemente—. Interviniste porque has estado cerca de los Otros el tiempo suficiente para comprender que una cosa es saber algo intelectualmente y otra muy distinta ver la verdad en la cara. ¿Los policías? Hemos visto muchas pruebas de cómo los Terráneos responden cuando están enojados con los humanos. ¿Pero civiles como Ruthie y Merri Lee que están viviendo tan cerca del Courtyard y trabajando entre los Otros? No necesitan mucha verdad.

— ¿Proteger a las mujeres? —Kowalski le dirigió una sonrisa seca—. Podrían tomarlo como algo excepcional.

—Por supuesto que lo harían -y deberían-, pero voy a negar que lo he dicho.

La sonrisa se desvaneció.
—Me está dando mucho crédito por unos segundos que no recuerdo.

—Reconocí la mirada en tus ojos cuando llegaste a la estación. Lo vi en un espejo una o dos veces cuando tenía tu edad.

El teléfono de Burke sonó. Lo miró y luego se concentró en Kowalski.
— ¿Estás lo bastante firme?

—Sí señor.

—Entonces póngase a trabajar. —Descolgó el auricular cuando Kowalski salió de su oficina—. Burke.

—Habla O'Sullivan.

Tratando de recordar si el agente de la GTI estaba de vuelta en Lakeside y había oído hablar de la debacle en el Courtyard, Burke simplemente dijo:
— ¿Qué puedo hacer por ti?

— ¿Tienes alguna noticia del doctor Lorenzo?

Le contaría todo a O'Sullivan una vez que pudieran hablar cara a cara, pero no quería decir nada sobre Lorenzo por teléfono.
—Escuché que renunció al grupo de trabajo. Y su coche fue encontrado. Tenía algunos agujeros de bala.

Una vacilación.
— ¿Has chequeado los hospitales y el depósito de cadáveres por algún NN?

—No es necesario.

— ¿Has llenado un DUD?

—No es necesario. — ¿O'Sullivan entendía el mensaje de que Lorenzo estaba vivo y su paradero era conocido?

— ¿Podrías revisar los hospitales y la morgue de todos modos?

Burke se enderezó.
— ¿Problemas?

—La mitad de los médicos que estaban recopilando información sobre las Casandras de sangre renunciaron al grupo de trabajo después de haber sido amenazados por miembros del movimiento Humanos Primeros y Últimos. Durante mi conversación con el Gobernador, confirmé que varios médicos además de Lorenzo han desaparecido.

Anotó los nombres que O'Sullivan le dio.
—Voy a ver qué puedo averiguar.

—Gracias, —dijo O'Sullivan—. Estoy de camino a tomar un tren de regreso a Lakeside. Debería llegar avanzada la tarde.

—Dame tu hora de llegada cuando lo sepas, y haré que alguien te recoja.

—Gracias.

Burke colgó y se sentó. Todavía había un montón de profetas de la sangre que vivían en los recintos donde habían estado retenidas durante toda su vida, reacias o incapaces de concebir cualquier tipo de vida independiente. Pero también había un montón de esas chicas que ahora estaban tratando de dar forma a una vida para sí mismas, luchando con su adicción al corte, empujado a ese acto autodestructivo por visiones que no se negaban. Incluso las menos talentosas entre esas muchachas podían dar a un tratante una vida muy agradable, y las mejores entre ellas...

Había excavado un poco, investigado otro tanto, había llamado a un par de lugares que se presentaban como posibles clientes antes de que todos los secretos sucios sobre la propiedad benevolente y lo que se les hacía a las chicas en esos lugares hundieran a la industria de la profecía. Una pregunta, un corte en una chica con talento de bajo nivel y entrenamiento básico, costaba un par de cientos de dólares. ¿Alguien como Meg Corbyn, que era inteligente y absorbía información quizás demasiado bien, que veía cadenas de imágenes y era escalofriantemente precisa? Un corte en alguien con la habilidad de Meg costaba miles.

Mucha motivación para secuestrar e interrogar a hombres que sabrían dónde encontrar chicas que podrían no estar tan bien protegidas como los Otros creían, principalmente porque nunca considerarían que un humano sería lo suficientemente temerario y codicioso como para intentar superarlos y arrebatarles a una chica.

Burke se apartó de su escritorio. Quería ir al Courtyard y evaluar la situación. Pero primero haría que Kowalski comenzara a localizar a los médicos desaparecidos, o al menos darse una idea de dónde y cuándo fueron vistos por última vez. Y entonces necesitaba informar al Alcalde y al Comisionado de policía de los posibles problemas que este intento de robo de carne podría causar a la ciudad.


7 comentarios:

  1. wow..uno termina viendo la astucia de jimmy aki...que manera de cambiar su version para q no recaiga la culpa en él...pobre monty y kowalski...el oficial Hilborn sera el 4° integrante para patrullar??

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  2. Corrección
    "—Has sido implicado en un intento de robo que resultó en la muerte de seis hombres, por lo que se te acusara [acusará] de complicidad de asesinato..."

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  3. "—Estoy diciendo que el Capitán Burke tenía razón. Esto es una pérdida de tiempo, así que te presentaran [presentarán] cargos."

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  4. "La primera impresión que le causo al ver a Kowalski, -cuando su compañero llevaba a Jimmy a la estación- fue que Karl se había metido algún tipo de droga." Yo pondría mejor "La primera impresión que tuvo al ver a Kowalski", porque "le causó" no puede ir con "a". Si queréis mantener "causar" podría ser "La primera impresión que le causó ver a Kowalski", pero personalmente no me termina de gustar.

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  5. Ayyy noooo¡¡¡ va a librarse otra vez Jimmy que suerte tiene este hombre

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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