Capítulo 7
Thaisday, 9 de Messis
Observada
por los ponis, Meg se paró en la puerta lateral de la sala de clasificación y empacó
los sobres de los Sanguinati. Sonriendo un tanto distraída, sacó una carta que
pertenecía al correo de Hawkgard, y luego puso el resto en las cestas de
Trueno.
Trueno
se dio la vuelta hasta llegar al final de la fila, ya que Meg no repartía el
regalo del día hasta que se ocupara de todo el correo, Rayo se acercó para
recibir las cartas que entregaría.
Complejo Hawkgard. Complejo Wolfgard. Crowgard y
Owlgard. Establo
Poni. Complejo de Servicios Públicos. Incluso el Complejo Verde, lo que
implicaba que alguien de la Asociación Empresarial tendría que regresar al
complejo, vaciar las cestas, y poner el correo en las ranuras en la sala de
correo. Habría sido más fácil llevar ese correo con ella cuando volviera a
casa, pero la mayoría de los días todos los ponis que vivían en el Courtyard,
aparecían para recibir correo, y todos esperaban poder entregar algo en algún
lugar a pesar de que había más ponis que lugares de entrega de correo. Esa era
la razón por la que ahora tenía un poni entregando el correo a las tiendas de
la Plaza Comercial, y por lo qué tenía a ponis haciendo otros tipos de entregas
si no tenía ningún correo para poner en la canasta. Las chicas del lago no
recibían correo ni catálogos, así que Meg ahora dividió los libros solicitados
de la biblioteca. Un poni tomó un par de libros en la mañana y ella tomaría el
resto cuando hiciera sus entregas de la tarde. Desde que los Antiguos llegaron a Lakeside y al
Courtyard el mes pasado, dispensando su forma primitiva de justicia, le quedó
claro a Meg que las chicas esperaban verla cuando hacía sus rondas de la tarde,
aunque no tuviera nada que entregar. Igual pasaba con el Sr. Erebus. Si tenía
algo para él o no, se detenía en su casa en las Cámaras, se paraba a un lado de
la puerta en la cerca negra de hierro forjado y charlaba con el viejo
Sanguinati por algunos minutos.
Con
los Elementales y el Sr. Erebus, su presencia no se trataba de entregas
físicas. Se trataba de hacerles ver que estaba bien, y de compartir noticias
que no estaban escritas.
Cuando
le dio al último poni, Remolino, los libros que Verano y Tierra habían
solicitado, y todos recibieron su golosina de trozos de zanahoria, Meg entró en
el baño para lavarse las manos. El correo estaba todo clasificado. No había
paquetes para dejar de lado para las entregas de la tarde. Sólo esa caja de
libros de Jesse Walker. A menos que llegara una entrega, no tenía nada que
hacer hasta el descanso del mediodía. Podía seleccionar uno de los libros y
leer un capítulo o dos.
¿Por
qué estaba sosteniendo su codo izquierdo hasta el espejo?
Frunciendo
el ceño, Meg se frotó la piel con cuidado y luego miró más de cerca. No había
cortes ni lesiones de ningún tipo. No que ella pudiera ver de todos modos. La
piel no le dolía cuando la frotaba. Pero el codo le dolía, débilmente. Y la
piel palpitaba, débilmente.
Dejó
el cuarto de baño, pasó por la sala de clasificación, miró la caja y casi se
encogió de hombros ante la extraña sensación en su codo. ¿Si ella decía algo,
cuánto trastorno podría causar? Pero si no decía nada y la extraña sensación
era una advertencia de problemas...
Abrió
el cajón que contenía la caja de madera de las cartas proféticas. Puso la caja en el mostrador, abrió la tapa y
colocó las yemas de los dedos en las cartas. Probablemente no obtendría una
respuesta precisa si no extendiera las cartas en la mesa. Si las dejaba en la
caja, sería más difícil encontrar la correcta. Era el momento de mirar a todas
y empezar a descartar las que tenían imágenes que podrían ser representados por
una sola carta cuando el mazo Trailblazer fuera creado.
¿Y
cuántas veces iba a decir que debía hacerlo antes de que empezara a hacerlo?
¿No
había visto un artículo en una revista recientemente acerca de cómo dejar de
posponer las cosas? Tal vez debería encontrar ese artículo y leerlo de nuevo.
Por
ahora, haría una pregunta y seleccionaría una carta como respuesta.
¿Por qué me duele el codo? ¿Por qué me
duele el codo? Por qué...
Su
mano izquierda hormigueó. Los dedos zumbaban. No tuvo que buscar mucho para
encontrar la carta. La sostuvo, la volteó.
Explosión. Había sacado
esa carta cuando preguntó por sus amigos en el Courtyard, y cuando el Teniente
Montgomery preguntó por su hermano Cyrus, también conocido como Jimmy.
Meg
guardó las cartas, luego apretó su mano contra el bolsillo de su capris,
sintiendo la forma de la navaja de plata. Pero el zumbido, la punzante
sensación de hormigueo se había ido, sin darle indicación de dónde debía cortar
para encontrar esta profecía en particular.
Su
codo dolía otra vez, pero no de una manera que indicara profecía.
Perturbada,
Meg se acercó al mostrador de la sala.
— ¿Nathan?
¿Podrías mirar algo por mí?
No se
estiró ni bostezó tranquilamente. Cruzó la habitación y tuvo las patas
delanteras en el mostrador antes de que tuviera tiempo de parpadear.
Ella
levantó el codo.
— ¿Puedes
ver si hay algo malo con mi codo? Se siente... raro... Pero no veo un rasguño.
Él
olfateó su brazo de la muñeca al hombro, y luego le dio a la parte externa de
su codo un olfateo más profundo. Lamió la piel. Ambos esperaron a ver si
reaccionaría ante un rastro de sangre tan pequeño que no podría encontrarse de
otra manera. Él le dio a la piel un displicente "estás bien" lamido y
comenzó a alejarse. Luego gruñó, sorprendiéndola. ¿Estaba reaccionando a algo
en su piel después de todo?
Ella
no sabía qué pensar cuando se apresuró a la puerta principal y cambió una pata
delantera lo suficiente como para tener los dedos que podrían girar la simple
cerradura. Asustada por su inexplicable comportamiento, Meg retrocedió del mostrador,
golpeando su hombro contra el marco de la puerta.
Volviendo
al mostrador, Nathan cambió a la forma humana.
—Déjame
ver el brazo otra vez.
No era
su amigo. No era el Lobo guardián de la oficina. Éste era Nathan un ejecutor
del Courtyard.
—Meg.
La
palabra gruñida fue una advertencia. Si Nathan estaba tan enfadado por lo que
había pensado que era una pequeña pregunta, no quería considerar cómo
reaccionaría Blair.
No soy un conejito. No soy un
conejito. No soy...
Siguió
repitiendo eso mientras se acercaba y alzaba el codo.
Sus
manos se cerraron suavemente a ambos lados de su codo. Inclinó la cabeza y
estudió la piel, la olisqueó, le dio otra lamida antes de soltarla.
—Nada.
—Sonaba más tranquilo, pero también perplejo.
El
mostrador lo ocultaba por debajo de la cintura, por lo que se negó a considerar
lo que alguien trayendo una entrega podía ver a través de la puerta de cristal.
Meg
parpadeó. Un pensamiento. Nada de ella lo había molestado, pero había algo.
— ¿Qué
pasó?
—Visitante
masculino no invitado. Tess dijo que cerrara la puerta y que me pusiera en
guardia hasta que Simon decidiera qué hacer con ese hombre.
Eso
sonaba mal. La imagen de la columna vertebral del conejo apareció en su cabeza,
haciéndola marear.
Nathan
se giró y se concentró en una de las ventanas delanteras. Nyx se volvió hacia
ellos, asintió y se deslizó por el área de entrega hasta el consulado.
Jake
Crowgard aterrizó en su lugar favorito en la pared de ladrillo y grazno,
haciendo saber a todos que él también estaba observando.
—Estás
a salvo, Meg. —Dijo Nathan—. Nada te hará daño.
Su
corazón latía tan rápido que se sintió mareada.
— ¿Alguien
está aquí buscándome?
—No.
—Inclinó la cabeza, como si estuviera escuchando algo... o alguien—. No, no te
busca. —Él estudió su codo—. Pero si eso sigue doliéndote, hazle saber a Simon.
O a Henry.
Explosión. ¿Una
explosión física o emocional? Teniendo en cuenta cuántas veces había sacado esa
carta últimamente, podría ser cualquiera... o ambas cosas.
No
sabía por qué le dolía el codo, pero sabía que sería inútil hacerse un corte
ahora. Los acontecimientos que había visto profetizados en las cartas ya habían
comenzado.
*****
Algo
había cambiado en el Courtyard. Aire llevaba el olor de la ira. Tierra informó
que los Lobos estaban en movimiento, moviéndose para proteger a los vulnerables
en su manada. Todo por el hombre que acababa de llegar con su pareja y sus
jóvenes. El Wolfgard y las manadas humanas no habían reaccionado así a los
enjambres humanos que fueron y vinieron, los humanos que emigraron a otras
partes de Thaisia. ¿Por qué este varón era considerado una amenaza para tantos
cuando podía morir tan fácilmente? ¿Qué lo hacía diferente del resto de los
humanos?
Esta
era la razón por la que habían llegado a Lakeside. Éste era el tipo de ser
humano que necesitaban observar antes de que los humanos emigrantes volvieran a
los lugares que los dientes y las garras de Namid recuperaron para los
Terráneos. Y necesitaban asegurarse de que el macho permaneciera al alcance del
Courtyard.
«Lobo»
*****
Principalmente
ocultos detrás de la forma humana grande de Henry, Simon estudió al rebaño
humano reunido en Un Pequeño Bocado.
Extraño cómo la adición de un humano podría cambiar su manera de mirarlos,
cambiarlos de una manada a ser de nuevo un rebaño. De vuelta a ser presa.
Tal
vez eso no era tan extraño. La llegada de Meg al Courtyard había cambiado todo
tipo de cosas, incluyendo el cambio de empleadas femeninas, presas no comibles,
a una manada femenina que fue acogida con cierto grado de precaución. Y con la
manada femenina vino la conexión con la manada de la policía. Así que una sola
persona podría crear muchos cambios.
Nicholas
Scratch, el portavoz del movimiento Humanos Primeros y Últimos, era otro
ejemplo de un humano que había puesto muchas cosas en movimiento. Pero las
ondulaciones creadas por Scratch terminaron con muchos Lobos y humanos muertos
y Thaisia rota en pedazos para mantener a los humanos más aislados.
Ahora
estaba mirando a otro humano que instintivamente sabía que tenía el potencial
de causar problemas para los Terráneos. ¿Pero cómo? Este hombre estaba
relacionado con la señora Twyla y el Teniente Montgomery, que eran buenos
humanos, pero ambos se habían preocupado por lo que podría suceder si este
miembro de su familia llegara a Lakeside. Y Meg había visto problemas cuando
sacó las cartas proféticas. No sólo
problemas; Una explosión, que no era una cosa pequeña.
Y sin
embargo, no podía ver la amenaza, no podía explicar por qué quería alejar a
este hombre de Meg, Sam y todos los demás del Courtyard. Así que observó cómo
la señora Twyla y la Sierra entraban en la cafetería, seguidos por Kowalski y
Debany, que estaban en uniforme. La señora Twyla parecía severa, lista para
chasquear a un cachorro mal comportado. La Sierra, por otra parte, parecía
lista para volverse y ofrecer su vientre en sumisión.
¿Era
esto una lucha por el dominio de la manada Montgomery entre el Teniente
Montgomery y este recién llegado, Cyrus Jimmy? Dejando a los cachorros fuera
por el momento, Simon consideró los dos lados. Estaba seguro de que la señora
Twyla estaba del lado del Teniente, pero el recién llegado tenía una pareja.
Eso dejaba a la Sierra. El Teniente Montgomery sería el mejor líder, pero Simon
tenía la sensación de que la Sierra quería acariciar y la aprobación de ese Cyrus.
¿Otros
seres humanos querían su aprobación?
Simon
miró a Nadine Fallacaro. Ella no. Ella estaba indicando claramente que quería
expulsar a ese Cyrus de su territorio. Bien. Y Kowalski y Debany no fingían que
habían ido a buscar comida o café. Estaban observando, esperando órdenes.
Manada de ejecutores. Eso también era bueno.
« ¿Qué
quieres hacer con el intruso?», Preguntó Henry.
Vlad,
en forma de humo, se dirigió al otro lado del Oso Pardo.
«No
podemos matarlo en la cafetería. Es familia del Teniente. Podría causar
problemas con la manada policial.»
«Quizás.
No creo que el Capitán Burke se oponga demasiado si golpeo al intruso y le
rompo el cuello.»
Vlad
cambió a la forma humana.
« ¿Simon?
¿Qué dices?»
«Lobo»
Había
estado esperando esta convocatoria desde que Blair le dijo que habían
regresado, pero Simon se encogió aún así ante el sonido de esa voz.
« ¿Simon?»
dijo Vlad, estudiándole atentamente.
«Estaré
de regreso,» le dijo a Vlad. «No dejes que ese Cyrus se vaya.»
Al ir
a la trastienda de ABL, se quitó la ropa y las colgó en los percheros
instalados cerca de la puerta trasera. Luego salió, cambió a Lobo y corrió
hacia el extraño silencio cerca de la Plaza Comercial.
No
tardó mucho en encontrar a los dos Antiguos.
Su presencia le hizo sentirse incómodo, pero no le sorprendió que hubieran
regresado. Después de todo, su curiosidad por su relación con Meg era la mayor
razón por la que no exterminaron a todos los humanos que vivían en Thaisia.
¿Era esa curiosidad la que los había llevado de vuelta al Courtyard tan pronto?
¿O algo más?
«Lobo»
Cambiaron
de su verdadera forma y adoptaron las formas de otros depredadores. El macho
estaba erguido, su cuerpo peludo vagamente humano. Pero él era enorme, con
miembros poderosos y grandes garras que podían marcar vidrio y desgarrar la
carne, y tenía una cabeza que pertenecía a algún antiguo depredador. Tal vez
estar en posición vertical no era un intento de parecer humano. Quizás era
simplemente una de las formas antiguas que nadie recordaba. La hembra era una
especie de felino, pero era mucho más grande que Henry en su forma de Oso
Pardo.
¿Eran
éstos los Antiguos que habían estado
aquí durante la tormenta que atravesó Lakeside? ¿Eran ellos los que habían
consumido las galletas de Lobo que Meg guardaba en la oficina para Nathan y
Saltarín?
«Vimos la migración de los humanos en la feria de
trabajo,» dijo el macho.
«
¿Cómo supo de la feria de trabajo?» Preguntó Simon. Los Antiguos preferían tener poco o ningún contacto con cualquier cosa
relacionada con la especie humana. Y cuando tenían contacto, sus intenciones
usualmente no eran benévolas.
Un
ligero viento agitó su piel.
«Los
Cuervos nos contaron sobre la feria de trabajo, y les dijimos a los Antiguos cuando preguntaron sobre el
enjambre humano,» respondió Aire.
Simon
no podía verla, -no había elegido tomar una forma visible- pero la oía muy
bien. Y se preguntó qué significaba que las chicas del lago conocieran la feria
del trabajo. Bajo las mejores circunstancias, los humanos llamando la atención
de los Antiguos o los Elementales era
una mala idea. O una buena idea, ya que los humanos rara vez sobrevivían.
«Otro
macho ha llegado,» dijo el macho.
Simon
desnudó los dientes.
«Ese
hombre no permanecerá mucho tiempo en el Courtyard, o en Lakeside.»
«Lo
hará» dijo la hembra.
Simon
se tensó.
«Él es
un tipo malo de humano. No lo queremos aquí.»
« ¿Por
qué es malo?»
Había
algo mal con el hermano del Teniente Montgomery. Él lo sabía. Vlad lo sabía.
Henry y Tess lo sabían. ¿Pero podría alguno de ellos explicarlo?
«
¿Puede hacer la guerra contra los Terráneos? »Gruñó el macho.
«No»,
respondió Simon con reticencia. «No creo que este macho sea un gran depredador
humano, no como Nicholas Scratch y los humanos que lo siguieron. Pero los
humanos que conocen a este macho creen que causará problemas.»
«Para
ellos,» dijo la hembra. «No para nosotros.»
«Para
nosotros también» argumentó Simon.
«Cómo»
Intentó
pensar en algo lo suficientemente grande como para ser considerado una razón
para deshacerse de ese Cyrus, pero lo suficientemente pequeño como para que los
Antiguos no atacaran a todos los
humanos del Courtyard.
«No lo
sé.» Una cosa difícil de admitir.
«Tenemos
que saberlo» -dijo el macho. «Debemos entender lo que hace de este macho un
depredador humano, que no tiene que ver la guerra pero aún así un problema.»
« ¿Por
qué?» preguntó Simon, curioso por su persistencia.
«Los
nativos de la tierra más pequeños han dejado muchos lugares humanos sin
vigilancia,» el macho dijo. «Ahora algunos de los dientes y las garras de Namid
deben permanecer lo suficientemente cerca de esos lugares para vigilar. Debemos
reconocer la diferencia entre un humano bueno y un humano malo. Debemos saber
lo que es una amenaza para los Terráneos y no se le puede permitir sobrevivir.»
«Si
este macho es una amenaza para tu manada, entonces su tipo de humano será una
amenaza para los Terráneos en otros lugares», dijo la hembra. «Los Antiguos no permitirán que los humanos
emigren a través del país salvaje y hagan guarida en los lugares recuperados si
no podemos reconocer los que son peligrosos. Acá vieron muchos humanos que no
son miembros de tu grupo y no aullaron la Canción de la Batalla. Debemos saber
por qué este es malo, por qué debe ser expulsado.»
« ¿Y
si no está cerca para que lo vean? » preguntó Simon, sintiendo una trampa cerca
de él.
«No
hemos disminuido los rebaños humanos,» respondió el macho. «Si no podemos
reconocer a los humanos buenos de los malos, mataremos a todos los humanos que
traten de emigrar a través del país salvaje. Lo haremos para proteger la tierra
y los nativos de la tierra que sobrevivieron a los ataques humanos.»
Simon
gimió suavemente. El primer grupo de humanos de la feria de trabajo ya estaban
en camino hacia Bennett. Si los Antiguos
detuviesen todas las migraciones, el tren con los humanos de la Vida Simple a
bordo no sobreviviría hasta llegar a Bennett. Y los profesionales que se
suponía que debían tomar el tren mañana nunca dejarían Lakeside.
No se
suponía que fuera responsable de más que el Courtyard de Lakeside, pero los Antiguos iban a decidir sobre cada lugar
humano en Thaisia basado en lo que aprendieran aquí.
¿Cuánto de lo humano mantendrían los
Terráneos?
Sabía que era arriesgado dejar que ese Cyrus se quedara tan cerca de su Meg.
Pero si Simon le contara lo que estaba en juego, Meg insistiría en correr el
riesgo. No querría ser la que detuviera a una humana como la Jana Paniccia de
tener una elección sobre el trabajo que podía hacer y dónde podía vivir. No
podía pedirle a Meg llevar ese peso, no cuando era la Trailblazer que estaba buscando maneras de ayudar al resto de las
Casandra de sangre a sobrevivir.
Pero
él seguía siendo el líder de este Courtyard. Si
iba a hacer esto por los Antiguos,
sería en sus términos. No iba a tomar riesgos innecesarios con Meg o Sam o el
resto de su manada. De su manada entera.
«Podemos
dejar que el macho, su pareja y sus jóvenes permanezcan en una de las guaridas
humanas cruzando la calle.» Simon señaló con una pata delantera los edificios
de apartamentos de piedra. «Y podemos permitirle que compre en la Plaza
Comercial para que puedan ver cómo actúa alrededor de otros humanos y a nuestro
alrededor. Pero a cambio, deben prometer que nos ayudaran a proteger a la
manada humana.»
Sintió
que los Antiguos se hinchaban de ira.
Eran los dientes y las garras de Namid. No estaban acostumbrados a tener a
nadie salvo el mundo diciéndoles qué hacer.
Entonces
Air dijo:
«Eso
es justo. Cualquier problema que este macho cause distraerá a los ejecutores del
Courtyard, así que otros de nosotros debemos ayudar a mantener la vigilancia.»
Tierra
se unió a su hermana, tomó forma humana, y sonrió a Simón.
«También
te ayudaremos, y eso que nuestra Meg viene a visitarnos casi todos los días.»
« ¿Meg?»
Dijo la hembra.
«La
sangre dulce, la aulladora No-Lobo,»
respondió Simon.
«Chica
palo de escoba» Aire añadió, refiriéndose a la canción que Charlie Crowgard
escribió sobre Meg y Merri Lee protegiendo a Saltarín de un mal humano llamado
Phineas Jones.
«Vamos
a ayudar a vigilar,» dijo el macho.
¿Estaban
un poco interesados en ver a Meg? Tendría que advertir a Nathan de que
buscara el olor de los Antiguos alrededor
de la Oficina del Enlace.
«Otra
cosa,» dijo Simon. «Algunos de los humanos que emigran a Bennett salieron de
Lakeside esta mañana. Algunos se van mañana. Tienen que decirle al resto de los
Antiguos que estos humanos están
migrando con nuestro permiso y no serán dañados. El Courtyard de Lakeside no
ayudará a menos que ustedes lo prometan.»
Sintió
un terrible silencio alrededor de él, pero se mantuvo firme. Él era el líder
allí; Ellos eran invitados. No es que tales cosas importaran a los dientes y
las garras de Namid.
«Eso
es justo,» dijo Aire otra vez.
«Somos
Antiguos,» gruñó el macho. «Nosotros
decidimos.»
Tierra
sonrió.
«Podríamos
despertar a Invierno y ver lo que opina.»
¿Despertar
a Invierno durante el último mes del reinado de Verano? ¿Despertar a Invierno y
decirle que los Antiguos quieren algo
que podría representar una amenaza para Meg? Incluso la idea de cómo
respondería la Elemental hizo que Simon se estremeciera.
Al
parecer la amenaza impresionó a los Antiguos
también.
«Permitiremos
esta migración a Bennett,» dijo la hembra.
Habiendo
alcanzado ese gran acuerdo, Simon se apresuró a regresar a Aullidos, Buena Lectura y a cualquier drama que estuviera teniendo
lugar entre Montgomery y ese Cyrus. No estaba contento con este arreglo con los
dientes y las garras de Namid, pero si la supervivencia de los humanos que
emigraban a otras partes de Thaisia dependiera de lo que los Antiguos aprendieran en los próximos días,
prefería que vigilaran a la manada femenina y de la policía allí, antes que a los humanos en otros lugares.
Una ve a los Antiguos como invencibles y por eso me gusto que de alguna manera le temieran a Invierno... también me encantó que quedara claro que aunque los Elementales no se interesan en nada salvo el mundo, las chicas del lago se unen a los otros del Courtyard de Lakaside por Meg
ResponderEliminarTam bien ami me gusto mucho eso, es que demostraran que siempre hay alguien mas peligroso
EliminarGracias por otro capítulo... Invierno es lo máximo... jejejeje hasta los antiguos le respetan
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCorrección:
ResponderEliminar"Entonces Air dijo" seria "Entonces Aire dijo"
gracias
EliminarDe nada :)
EliminarTodos le tenemos miedo a invierno........bueno Meg no, jajaja gracias por su trabajo.
ResponderEliminarJajajaja 😄 sísisisi invierno manda, hasta los Antiguos le temen y uno pensaba que eran omnipotentes.
ResponderEliminarjaja con invierno no hay q meterse XD!!!...pobre simon esta dividido entre lo q quiere hacer y lo q le hacen hacer...me da curiosidad el dolor q siente meg...
ResponderEliminarMmmm interesante resulto este capi pues se miuestra otra faceta de los antiguos gracias por la lectura ok kisses
ResponderEliminarCorrección: forma correcta entre corchetes
ResponderEliminar"por lo qué [que] tenía a ponis haciendo otros tipos de entregas si no tenía ningún correo para poner en la canasta."
Esta es una corrección de estilo:
ResponderEliminar"Probablemente no obtendría una respuesta precisa si no extendiera las cartas en la mesa." Creo que sería más adecuado "si no extendía las cartas".
"Meg guardó las cartas, luego apretó su mano contra el bolsillo de su [sus] capris" Son un tipo de pantalones, por lo que sería más correcto usar el posesivo en plural.,
ResponderEliminar
ResponderEliminar"Al ir a la trastienda de ABL, se quitó la ropa y las [la] colgó en los percheros instalados cerca de la puerta trasera.