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lunes, 21 de marzo de 2016

Adelanto: Capítulo 6 Marked in Flesh - Anne Bishop



Capítulo 6




Windsday 6 de Juin


Vlad se apoyó en la puerta de la oficina de arriba de ABL.
—¿Podrías dejar de despertar a Meg tan temprano en la mañana? A algunos de nosotros nos gustaría dormir un poco más.

Simon mostró los dientes.
—No la desperté esta mañana. Ella me despertó. — Se giró hacia la computadora. Todos los que vivían en el Complejo Verde habían arrancado temprano esta mañana y todo el mundo era igual de rápido en echarle la culpa.

No fue su culpa. En un momento estaba durmiendo felizmente; al siguiente, Meg gritó y se tiró encima de él, sorprendiéndolo lo suficiente como para que él gritara. Ruidosamente. Y puesto que las ventanas estaban abiertas, y dado que los Terráneos tenían todos un excelente oído, el grito y aullido habían traído a la carrera al resto de los residentes del Complejo Verde, para averiguar lo que estaba mal.

Vlad se acercó al escritorio.
—¿Sólo tuvo un sueño? ¿Estás seguro de que no se cortó, incluso por accidente?

—No hubo corte. Ni tampoco piel rota.

—¿Estás seguro?

Simon asintió. Antes de que Henry Beargard golpeara en la puerta principal de Meg y Vlad, en la forma de humo de los Sanguinati, fluyera a través de la ventana de la habitación, Simon había plantado una pata en la espalda de Meg y le había dado una aspiración rápida pero completa para asegurarse de que no había nada de sangre.

No es que fuera a mencionar ello a alguno.

—No fuiste tú solo quien empezó el día tan temprano, —gruñó Simon—. Y fuiste tú el que dijo que necesitábamos ordenar nuestros pedidos de libros hoy, para asegurarnos de que la tienda este provista por completo cuando los Lobos de Addirondack lleguen la próxima semana.

—Bien. Voy a empezar con aquellos, y tú puedes...

El teléfono sonó. Simon agarró el receptor al segundo ring.
Aullidos, Buena Lectura.

—¿Simon? Soy Jackson. Tenemos que hablar con Meg.

Simon miró a Vlad.
«Ve a por Meg. Ahora.»

Vlad abrió la ventana trasera de la oficina, se desplazó a la forma de humo, y fluyó por el costado del edificio, la manera más rápida para llegar a la parte trasera de la Oficina del Enlace.

—Vlad fue a buscarla, — dijo Simon—. ¿La manada está bien? ¿Y tú?

—Sí. Mira, tenemos el teléfono en la cosa de voz alta, Grace y Esperanza están conmigo. — Puesto que Jackson había terminado la frase con un gruñido y necesitaba hablar con Meg, era fácil darse cuenta de quien había causado problemas para la manada de Aguas Dulces.

Pasos en la escalera. Luego, Meg se precipitó en la oficina.

—¿Simon? — Ella sonaba un poco sin aliento. Iba a tener que perseguirla más para fortificar mejor sus pulmones—. Vlad dijo...

Simon le hizo un gesto hacia el escritorio. Cuando vaciló, Vlad la agarró suavemente por los hombros y la llevó detrás de la mesa.

—¿Jackson? — Dijo Simon—. Voy a ponerte el altavoz ahora que Meg está aquí.

—¿Meg? — Una tímida voz femenina.

Meg se sentó en la silla, por lo que Simon apoyó una cadera en el escritorio, mientras que Vlad se hizo a un lado.

—Sí, soy Meg.

—¡Dile por qué ella ha sido una cachorra mala!

Oyendo la angustia por debajo de la ira de Jackson, los caninos de Simon se alargaron en gesto de simpatía. Se asomó por el hombro de Meg.
—Sí, Meg. Dile por qué ha sido una mala cachorra.

Vlad le dio una mirada penetrante.

—¡Sólo necesitaba el color! — Soltó un gemido.

—Me acuerdo de ti, — dijo Meg, fingiendo que no había oído su comentario—. Te designaron como cs821.

—Sí.

—¿Has elegido un nombre por ti misma?

—Esperanza. — Sorbió—. Esperanza Wolfsong.

—Ese es un nombre maravilloso.

«Después de ser gruñida hoy, me pregunto si ese va a ser su nombre mañana» dijo Vlad, sonando divertido.

Pero no estaba realmente divertido, Simon decidió después de estudiar al Sanguinati. No había nada divertido en una Casandra de sangre usando una navaja.

—Te gustaba los colores, te gustaba dibujar, — continuó Meg.

—Sí. Me dejan dibujar ahora. O así era.

Pobre cachorra, pensó Simon. Sonaba tan asustada. Pero aún así seguía de parte de Jackson, ya que el Lobo probablemente estaba demasiado asustado también.

—Hiciste un dibujo, — incitó Meg.

—Sí.

—Y luego te cortaste, ¿usaste la navaja?

—Sí. No. Yo no estaba tratando de cortarme; Sólo necesitaba la intensidad del color rojo.

Simon empujó el hombro de Meg de nuevo.
—Dile las reglas. — Alzó la voz, a pesar de que Jackson le oía muy bien—. Hay reglas.

Meg se lo quedó mirando y le enseñó los dientes.

Vlad amortiguó una risa.

Meg se inclinó hacia el teléfono.
—¿Esperanza? ¿Es la primera vez que te has cortado desde que dejaste el Compuesto?

—No exactamente.

—¿La primera vez con la navaja?

—Sí.

—Bueno, Simon tiene razón; hay reglas.

—Te lo dije, — dijo él en voz baja.

Meg resopló.
—Esperanza, tarde o temprano, el corte va a matarte. Lo sabes, ¿verdad?

Un susurro
—Sí.

—El corte se centra en revelar profecías, y la euforia que sentimos cuando nos cortamos, es la forma de nuestro cuerpo de proteger nuestra mente de lo que vemos. La única forma en que podemos recordar las visiones es callando la profecía, si no hablamos, si no describimos lo que vemos, lo recordaremos.

—Puedo ver mis dibujos, — dijo Esperanza.

Meg asintió a pesar de que Esperanza no podía verla.
—Es diferente para ti. Pero tus dibujos también significan que no tienes que cortarte para liberar las visiones de la profecía.

—Hice un dibujo para ti.

Meg se echó hacia atrás.
—¿Sobre mi?

—No. Sí.

—Hay una tienda en la parte de los Intuye de Aguas Dulces, — interrumpió Jackson—. Tienen una cámara que tomará una foto que puede ser enviada a través de correo electrónico. Tendremos un cuadro hecho para Meg y  lo enviaremos, Simon.

—Eso está bien.

—Voy a crear una cuenta de correo electrónico para Meg, añadiéndolo a los que tenemos para Aullidos, Buena Lectura, — dijo Vlad—. Ella será capaz de recibir correo propio en un día o dos.

«Ella puede compartir mi  e-mail,» dijo Simon.

Vlad sonrió.
«Ella será más honesta si piensa que sus mensajes son privados.»

Simon lo consideró. Por un tiempo, de todos modos, Meg sabría sólo lo que Vlad le enseñara sobre el correo electrónico.
«¿Tú vas a ser quien ponga las contraseñas?»

«Por supuesto.»

«Eso es astuto.»

«Yo prefiero pensar en ello como protector.»

Nada que argumentar.

—¿El dibujo que hiciste para mi te asustó lo suficiente para cortarte? — Preguntó Meg.

—¡No! No estaba asustada, y no fue por el dibujo que hice para ti! Fue el otro dibujo. Hice otro dibujo. — Esperanza contuvo el aliento—. Y entonces vi...

—¿Qué? — Preguntó Simon cuando el único sonido que provino del teléfono fue una respiración irregular.

—Bisontes muertos, — Jackson respondió con gravedad—. Un montículo de bisontes muertos.

—¿Un montículo? — Simon frunció el ceño, desconcertado—. El bisonte es grande. ¿Quién iba a ponerlos en un montículo? ¿Quién iba a matar a tantos?

Un teléfono empezó a sonar abajo. La otra línea de ABL.

—Voy a contestar, — dijo Vlad, corriendo fuera de la oficina y bajando las escaleras.

—¿Puedes enviar ese dibujo también? — Preguntó Simon.

Vacilación.
—Está bien, — respondió Jackson. Entonces su voz se volvió urgente—. Tenemos que saber qué hacer con el asunto del corte.

Nadie interrumpido mientras Meg les explicaba sobre cortar solo con la profundidad suficiente para dejar una cicatriz, pero no tan profundo como para causar un daño grave; sobre la colocación de la parte posterior de la hoja de la navaja contra una vieja cicatriz, luego, girar la mano para que la navaja quedara en el lugar correcto para cortar la piel nueva. Simon asintió cuando Meg hizo hincapié en la necesidad de tener a alguien allí antes de que Esperanza se hiciera el corte, que alguien tenía que estar allí para escuchar y para ayudar si algo salía mal.

—¿Tienes un pedazo de papel? — Preguntó Meg—. Te voy a dar el número de teléfono de la oficina del Enlace. Me puedes llamar si tiene otras preguntas.

—Es larga distancia, Meg, — dijo Simon—. Las compañías telefónicas cobran una gran cantidad de dinero por la larga distancia. Además, tendrás la dirección de correo electrónico.

—¿Esperanza? Si es urgente, me llamas. De lo contrario,  puedes usar el correo electrónico. —Meg se iluminó—. O podemos intercambiar cartas. ¿Dónde puedo enviarte una carta?

Grace se unió a la conversación, dando a Meg la designación de correo de Aguas Dulces para el asentamiento Terráneo.

—¿Te sientes mejor? — Preguntó Meg.

Simon no estaba seguro de quién debía responder a la pregunta, pero Esperanza, dijo:
—Sí.

—¿Simon? — Dijo Jackson—. Todavía tenemos algo de que hablar.

Simon miró a Meg.
—Vete.

Ella parpadeó.

—Vete, — dijo de nuevo.

Estaba bastante seguro de que Meg no estaba tratando de pasar las ruedas de la silla sobre su pie mientras se apartaba de la mesa.

Él esperó hasta que la oyó partir de la planta baja. Luego tomó el receptor y desconectó el altavoz.

—¿Qué más?

—¿Sabes algo de Joe?

—Sé que fue reasentando. Todos los Lobos que ayudaron a destruir al Controlador y ese Compuesto decidieron reubicarse, y formaron una nueva manada para vigilar a los humanos en la ciudad. Joe dijo que me haría saber dónde encontrarlo tan pronto como pudiera. — Simon se detuvo—. ¿Por qué?

—Bisontes muertos. Los Halcones, Águilas y Cuervos estuvieron comprobando el territorio de Aguas Dulces esta mañana. Tenemos una manada de bisontes que pastan por aquí, pero nuestra cachorra de profeta hace dibujos que están conectados a nosotros, pero no siempre se trata de nosotros. No creo que nos vamos a encontrar a humanos matando bisontes por aquí.

—Si hay tanta carne, no podrían haber sido humanos los que mataron a los bisontes.

—Tal vez.

—Creo que Joe todavía está en el norte del Medio Oeste, — dijo Simon después de un momento—. Podría haber oído algo acerca de bisontes muertos.

—Esperanza pintó Lobos en todos los bisonte. Ella los pintó con su sangre. Y entonces ella gritó.

Simon se estremeció. ¿Qué ha visto la cachorra más allá de su dibujo? No Lobos, ¿pero tal vez eso fue lo más cerca que podía llegar a lo que había visto de alguna manera?

—Mantente en contacto, —dijo—. Voy a hablar con Steve Barquero. Su pueblo envía correos electrónicos a los asentamientos Intuye,  transmitiendo información acerca de las profetas de la sangre y cómo ayudarlas a mantenerse con vida. Voy a hacer que te incluya en la lista de Lakeside. Y le voy a preguntar que averigüe si en algún asentamiento Intuye han oído hablar de bisontes masacrados. — Y él llamaría al Teniente Montgomery. No era probable que la policía escuchara hablar de bisontes muertos, pero Montgomery y su Capitán, Burke, escuchaban hablar de un sorprendente número de cosas que pasaban más allá de su territorio.

Finalizando la llamada con Jackson, Simon hizo sus llamadas a Steve Barquero y al teniente Montgomery.

Luego bajó para averiguar quién estaba en la otra línea.


9 comentarios:

  1. "—¡Dile por qué ella ha sido una cachorra mala! Oyendo la angustia por debajo de la ira de Jackson, los caninos de Simon se alargaron en gesto de simpatía. Se asomó por el hombro de Meg. —Sí, Meg. Dile por qué ha sido una mala cachorra."

    Me morí de ternura con esta parte

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  2. Impresionante, espectacular, super, geniaaaaaaal.
    gracias por lo que hacen

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  3. Cierto, pero Vladimir y Simón de seguro que vigilarán el correo de Meg, 😁😀😀☺😉😊😄

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Adore el capitulo, morí de ternura en la parte que le piden a Meg decirle que fue una cachorra mala. Muchas gracias por el capitulo ≧ω≦

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  6. Me encanto el capitulo, ya quiero saber como continua. Muchas gracias por su trabajo.

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  7. Me encantó el capítulo, gracias.

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  8. Soy yo o cada vez Meg es mas "lobuna" jajajaja. Me encanto lo de la silla.

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