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martes, 29 de marzo de 2016

Adelanto: Capítulo 13 Marked in Flesh - Anne Bishop

Capítulo 13




Watersday 9 de Juin


—Por lo general no venimos hasta Bennett más de una vez a la semana para recoger suministros, —Tobias Walker dijo mientras entraba en un estacionamiento en la estación de tren.

Joe Wolfgard trató de identificar el tono en la voz del hombre.
—¿Estás quejándote porque este segundo viaje a Bennett esta a un largo camino de Pradera de Oro?

—Nop. Me limito a proporcionar información que puede resultar útil. — Tobias cruzó sus muñecas sobre la parte superior del volante—. En general tratamos de conservar el combustible. Es especialmente importante en este momento porque el camión de combustible que llena los tanques subterráneos de la gasolinera no se presentó ayer, cuando se suponía que debía. Tenemos un vehículo de emergencia que está equipado para llevar a alguien a Bennett si la persona está demasiado enferma o herida para que el médico de nuestra pequeña clínica pueda manejarlo. Ese vehículo tiene su tanque lleno antes que otros. El camión refrigerado de la granja de productos lácteos también tiene prioridad. La gente tiende a llenarse cerca del momento de la próxima entrega así aseguramos nuestra cobertura total de gasolina.

—¿Podemos comprar combustible para la camioneta aquí? — Preguntó Joe. Averiguar qué le ocurrió al camión de combustible, era parte de su responsabilidad ahora, ¿o era considerado un problema de los humanos? Simon podría saberlo, aunque Blair podría ser a quien debía preguntar, porque el ejecutor dominante del Courtyard de Lakeside era el que pasaba más tiempo con los vehículos que circulaban y probablemente tenía más experiencia con la compra de gasolina.

—Podemos... la gasolinera de aquí recibió su suministro programado de gasolina. —Tobias vaciló—. Los invitados que estás esperando. ¿Saben que todo lo que tenemos para ofrecer es habitaciones sencillas en un motel?

—Jesse Walker le dijo a Vlad lo que estaba disponible, por lo cual, lo saben.

—¿Hay alguna razón por la que tus invitados no quieren permanecer en el asentamiento? Sólo pregunto.

—Vlad fue específico acerca de los arreglos de alojamiento. — Pero no especificó quiénes llegarían con los libros. Eso lo hacía sentirse incómodo, pero no le veía el punto de aullar por ello hasta que no tuviera una razón para hacerlo.

Llegaron a la plataforma justo cuando el tren se detuvo. La mitad de la estación era una zona de espera para los humanos. La otra mitad era un área de mercancías y paquetes que iban a transportarse en el tren. Le hizo pensar a Joe en la oficina de Meg Corbyn con una persona en el mostrador y un cuarto separado para mantener los paquetes hasta que alguien viniera a recogerlos.

Los humanos corrían a toda prisa por las escaleras de los dos vías. Algunos parecían pálidos, olían a debilidad. Si estuviera cazando con una manada de Lobos, que se centraría en la presa de olor débil como la más fácil de derribar.

—Debe haber algunas personas la-di-da[1] en el tren esta vez, — dijo Tobias.

—¿La-di-da?— Joe nunca había oído hablar de tal ser humano.

Tobias levantó la barbilla para indicar el tercer vagón de pasajeros.
—Rico. Importante. No siempre se ve un vagón privado.

Ricos. Importantes. O letales, Joe pensó mientras observaba a un hombre con una bolsa de viaje descender, luego, giró y ofreció una mano a la hembra. El macho estaba vestido con un traje negro con una camisa gris pálido. La mujer llevaba un vestido de terciopelo negro pasado de moda, largo con mangas drapeadas. Ambos tenían la piel de oliva, cabello negro y ojos oscuros. El macho, estando solo, podría haber pasado por humano y mezclarse en la multitud, al menos por un rato. La hembra no hacía ningún esfuerzo por ocultar lo que era.

—Dioses encima y por debajo, — exhaló Tobias—. ¿Ellos son...?

—Sanguinati,— Joe terminó—. Vamos. — Él se movió rápidamente, más para evitar que los humanos entraran en pánico si se percataban de quien ahora estaba entre ellos, que porque tuviera prisa de encontrarse con sus invitados.

El macho los vio y sonrió, mientras que la hembra se deslizó por la plataforma para ver a los hombres que descargaban el equipaje del vagón.

Joe olió el miedo en el sudor de Tobias. No era una buena manera de relacionarse con depredadores como los Sanguinati.

—¿Joe Wolfgard? — Dijo el macho—. Soy Tolya Sanguinati. Nos conocimos hace unos meses en Lakeside. — Él movió su mano en un ligero gesto para señalar a la otra Sanguinati—. ¿Vlad te comentó que vendríamos?

—Él lo hizo. — Joe miró hacia los hombres que descargaban las cajas cuidadosamente cerca de la hembra, las apilaban como si fueran a construir un muro entre los humanos y ella.

El Sanguinati fue parte de los Terráneos que terminaron con el Controlador y el compuesto en el que mantenían a las Casandra de sangre como Meg Corbyn. Joe podía apreciarlos como depredadores, pero no estaba seguro de poder ser amigo de uno como Simon era amigo de Vlad.

Ahora sé por qué Vlad quería mantenerlos cerca de los humanos, aunque, cuando toman la forma del humo, pueden cazar cualquier cosa por la noche.

—Él es Tobias Walker, el capataz del rancho de Pradera de Oro, — dijo Joe.

—Hemos traído muchos libros para Jesse Walker y Shelley Bookman, — Tolya dijo cuando la hembra se unió a ellos—. Ella es Nyx.

—Señora. —Tobias rozó el ala de su sombrero con un dedo antes de pasar a Joe—. Señor Wolfgard, debemos cargar las cajas  y ponernos en camino.

Al oír la cautela, Joe miró a su alrededor. Había demasiados humanos para prestarles atención a ellos.

—Sí, deberíamos.

Tobias arrancó un carrito de los despachadores. Joe le ayudó a apilar las cajas en el carro y lo traslado al estacionamiento, mientras que Tolya y Nyx iban detrás de ellos.

Después de cargar las cajas en la caja de la camioneta, Joe recordó el comentario de Tobias sobre los viajes hasta Bennett.

—¿Hay algo para comprar aprovechando que ya que estamos en la ciudad?

—Sólo la gasolina para el camión. — Tobias movió los ojos en la dirección de Nyx, pero no la miraba. Simplemente abrió la puerta del pasajero—. Señora.

Ella cambió a humo de la cintura para abajo y fluyó a la camioneta.

—Hay espacio en el asiento para ti, también, Tolya, — dijo Joe—. Puedo montar en la parte de atrás.

Tobias le lanzó una mirada de pánico antes de bajar la cabeza lo suficiente para que su sombrero ocultara su rostro.

—Puedo montar en la parte trasera contigo, — dijo Tolya.

Joe sacudió la cabeza y se paso una mano por su pierna.
—Esta ropa se ajusta a montar en la parte trasera de una camioneta. Tu ropa no, al menos mientras estemos en la población humana. — Una vez que dejaran Bennett, no importaría, y pensó que Tobias se sentiría menos amenazado si sólo hubiera un Sanguinati en la delantera con él.

—Estás más familiarizado con las costumbres de esta parte de Thaisia. — Tolya entró y cerró la puerta del pasajero.

Joe saltó en la parte posterior y se instaló en el espacio restante. Un montón de libros. Más de lo que esperaba que Simon y Vlad enviaran a los humanos. Entonces vio su nombre en dos de las cajas y felizmente comprendió que habían enviado libros para el asentamiento Terráneo también.

Tobias dio la vuelta y cerró la puerta trasera.
—Señor Wolfgard...

—No van a alimentarse de ti, — dijo Joe, y luego añadió en silencio, al menos no mientras estés conduciendo.

Tobias se puso al volante y condujo a la gasolinera. Mientras se estacionaban, Joe estudió a los varones humanos que se habían reunido alrededor mirando a un hombre de overol con cinta adhesiva pegando un cartel escrito a mano por encima de las bombas.

«Tu humano está enfadado,» dijo Tolya. «No entiendo todo lo que está diciendo, él habla diferente de los humanos en Toland... pero entiendo algunas de las palabras, palabrotas mezcladas con el resto.»

Tan pronto como Tobias se detuvo en las bombas y apagó el camión, Joe saltó por encima de la puerta trasera y dio la vuelta para evitar que Tobias mordiera al hombre con de overol. O le diera un puñetazo. El puñetazo era lo más probable, ya que Tobias tenía las manos fuertes por el trabajo en el rancho, pero tenía dientes pequeños.

—¿Qué clase de mierda es esto? — Preguntó Tobias—. Se duplicó el precio de la gasolina cuando nos vio venir?

—La oferta y la demanda, — dijo el de overol, dando a Tobias una sonrisa desagradable. La sonrisa se apago cuando Tolya abrió la puerta y salió de la camioneta, pero el de overol se centró en Tobias—. Usted debe saber acerca de la oferta y la demanda.

—Lo sabemos, — dijo Tolya tan afablemente que a Joe le hizo sentir escalofríos. Después, el Sanguinati dio una mirada a Tobias que advirtió al humano de no crear problemas—. Como tuviste que hacer el viaje en nuestro beneficio, pagaré el precio de la gasolina. — Sacó una billetera de la chaqueta, y luego apartó dos billetes de cincuenta mientras se concentraba en hombre de overol—. Así que ya sabe que podemos pagar.

Queriendo alejarse de la ciudad y de esa manada de humanos que parecían listos para atacar, Joe abrió la tapa de la gasolina y espetó:
—Tobias. — Luego a Tolya—, «Dejarlos cambiar el precio porque queríamos un poco de gasolina no difiere de dejar a los depredadores más pequeños adelantarse en la cacería antes de que tu propia manada se haya alimentado. Si se les paga ahora, van a seguir haciendo que los humanos de Pradera de Oro paguen más.»

«No por mucho tiempo.»

Las palabras de mal agüero lo dejaron nervioso, pero el olor en el aire...  algo que estuvo y se fue cuando el viento cambió, fue más inquietante.

—Lo que están haciendo no es correcto, — dijo Tobias mientras empezaba a bombear la gasolina.

Joe le gruñó porque este no era el momento ni el lugar para discutir sobre la maldad humana o la codicia, no cuando los Antiguos estaban tan cerca de la ciudad que su olor estaba en el aire.

Tobias llenó el tanque, Tolya pagó por la gasolina, y se alejaron mientras el grupo de hombres gritaron lo que Joe asumió eran comentarios insultantes.

«¿Necesitan algo de comida?» Joe preguntó a Tolya.

«No, gracias. Comimos en el tren.»

Tan pronto como cruzaron el límite de la ciudad de Bennett, Tobias se detuvo y Nyx y Tolya se bajaron. Joe, que viajaban en la caja de la camioneta, se quitó la camisa, y luego se quitó los zapatos.

—Tengo que ser Lobo.—Se puso de pie y se desabrochó el cinturón.

—Espera un minuto, — protestó Tobias.

Joe sacudió la cabeza.
—Tengo que ser Lobo. — Se bajó los pantalones por sus piernas y dio un paso fuera de ellos, pateándolos antes de desplazarse a una forma que sentía natural y con la que tenía sentidos más agudos. Dio a su piel una buena sacudida, luego se sentó y miró a Tobias, que había dado la espalda a la camioneta.

—Podemos seguir ahora, — dijo Tolya cortésmente.

Tobias miró sobre su hombro, y luego se volvió hacia ellos.
—Tengo cosas que decir.

Como no continuó, Tolya dijo:
—Te escuchamos. — Y luego a Joe—, «Él está enojado, pero creo que teme el castigo.»

Esa era la opinión de Joe también.
«Quiero saber por qué está enojado.»

Tolya transmitió el mensaje.

—Nos esperaban, — dijo Tobias—. Tal vez sabían que el camión de combustible no había llegado a Pradera de Oro ayer, y cualquiera que fuera hasta Bennett querría comprar gasolina. Usted podía permitirse el lujo de pagar ese precio hoy, y lo aprecio. Pero mañana el precio podrá duplicarse de nuevo, y ¿qué va a pasar con la próxima persona que venga a la ciudad? ¿Jugársela a que va a tener suficiente combustible para llegar a casa porque no pueden permitirse el lujo de pagar esos precios? ¿Esperará que el camión de combustible haya hecho la entrega a nuestra estación de servicio?

—Puedo ayudar a Joe a saber por qué el camión de combustible no llegó a tu ciudad, — dijo Tolya—. Entre nosotros, debemos ser capaces de encontrar un proveedor... en otras palabras, una refinería de petróleo más fiable que pertenezca a los Terráneos y esté dirigida por Intuye.

Tobias parpadeó.
—¿Existen?

—Una o dos. Lo suficiente como para asegurar que los pueblos Intuye tengan lo que necesitan para el transporte esencial y la maquinaria. La producción es limitada, pero creo que podemos organizar que tu ciudad sea suministrada de esta manera a partir de ahora.

Joe trató de no gruñir. ¿Tolya había llegado a Pradera de Oro para tomar su lugar como el líder del asentamiento Terráneo? Si ese fuera el caso,  le deberían haber avisado, sobre todo porque había sido elegido como el nuevo líder hacía menos de un mes. Sin embargo tener a un Terráneo  cerca que sabía de esas cosas humanas, como refinerías, sería útil. Él mismo era uno de los Terráneos que podían pasar por humanos, y había recibido alguna educación en un centro humano, para poder hacer frente a los humanos en nombre de su propia especie. Pero a diferencia de Simon, nunca había querido dirigir un Courtyard o incluso vivir en uno.

—Entendemos sobre la oferta y la demanda,  Sr. Walker, — dijo Tolya—. Cuando hay un exceso de presas, depredadores vienen de otros territorios para cazar y alimentarse. Hay suficiente para todos nosotros, y nuestros jóvenes sobreviven y crecen fuertes y, a su vez, aprenden a cazar. Cuando la presa se vuelve más escasa, los depredadores regresan a su propio territorio, o de lo contrario terminan luchando entre sí por una parte de la matanza. No todos sus crías sobreviven, ni tampoco los más débiles entre ellos. Con el tiempo el equilibrio de Namid se restaura, y hay suficiente comida para ambos, depredadores y presas.

Tobias tragó saliva.
—¿Está diciendo que hay un exceso de oferta de presas en Bennett?

—Estoy diciendo que Bennett no es la preocupación de los Terráneos de Pradera de Oro, — respondió Tolya—. ¿Deberíamos continuar?

Tobias se deslizó en el asiento del conductor y encendió la camioneta. Nyx salió y fluyó sobre el lado de la camioneta, posándose en la parte de atrás al lado de Joe, mientras Tolya se sentó en el frente con Tobias.

«Los humanos en Bennett son la preocupación de la manada de Pradera de Oro,» dijo Joe a Tolya. «Se supone que debemos vigilar y recoger el pago por la tierra que los humanos arriendan acá. Eso incluye los ranchos, así como la ciudad.»

«Si se rompen los acuerdos, los Otros pueden reclamar la tierra y obligarlos a irse ¿no es así?» Tolya contrarrestó.

«Sí.» A Joe no le gustaba las huellas que el Sanguinati estaba siguiendo.

«Quizás deberías permitirles este tipo de pequeñas maldades, deja que las propias acciones de los humanos demuestren que no deberían ser autorizados a permanecer aquí.»

«Pero a los Intuye se les ha prometido protección de otros tipos de humanos a cambio de habilidades que no deseamos aprender pero sabemos que son necesarias,» Joe argumentó. «Dejar que los humanos aumenten el precio de la gasolina hasta que los Intuye no puedan permitirse, no es protección.»

Tolya no dijo nada durante un minuto.
«Siempre he vivido alrededor de ciudades humanas más grandes, por lo que esta parte de Thaisia es muy nueva para mí. Sentí algo en Bennett que reconocí como Terráneo, pero que nunca encontré antes.»

«Antiguos. Los Terráneos que viven y velan en el País Salvaje. Por lo general no vienen tan cerca de una ciudad humana.»

«Si ese es el caso, tal vez no deberían depender de Bennett por los suministros necesarios en Pradera de Oro.»

Había una advertencia en esas palabras.

Pero Tolya tiene razón, Joe pensó con un suspiro. Había aprendido lo suficiente acerca de su nuevo territorio para saber que los humanos que vivían en Bennett odiaban a los Otros por establecer límites de lo que los humanos podían y no podían tener, y se resentían de los Intuye porque Pradera de Oro tenía algo que los ranchos de propiedad humana carecían: el agua que fluía desde las colinas y seguía los cauces naturales de los agujeros de riego que hacían que fuera más fácil para los Intuye sacar adelante su granja de productos lácteos, la granja agrícola y el rancho que criaba ganado y caballos. Y unos pocos hombres, a lo largo de los años, se habían adentrado en las colinas y regresaron con oro. Pero lo que un hombre podría ser capaz de hacer, una docena no podía. La creencia de que allí había una riqueza incalculable, y sin dueño,  en los cauces de los arroyos que podrían hacer que un hombre se enriqueciera más allá de sus sueños más salvajes, pero sin embargo no podían alcanzarla, se estaba convirtiendo en un tipo diferente de enfermedad en algunos humanos. Ellos querían lo que no podían tener porque algo ya había reclamado la tierra y el agua, no por la riqueza, sino por la vida.

Joe no sabía exactamente donde Tolya y Nyx se ubicaban en su manada, pero no le sorprendería que sus funciones fueran el equivalente de los ejecutores o custodios. ¿Por qué enviarlos aquí para entregar algunos libros? ¿O es que su llegada tenía más que ver con los dibujos realizados por la cachorra profeta de Jackson?

Cuando Pradera de Oro apareció a la vista, Joe cambió de nuevo a su forma humana y se vistió. Su primera parada fue el motel, para que Tolya y Nyx pudieran registrarse y dejar su equipaje personal. Ahí es donde escucharon la noticia de que un camión de combustible explotó en la carretera el día anterior. Los dos hombres que conducían el camión murieron. Hubo cierta discusión sobre si la explosión fue un accidente causado por un error del conductor, o si los controladores ya estaban heridos o muertos cuando el camión explotó.

—Oferta y demanda de mierda, — dijo Tobias cuando escuchó la noticia. Luego miró a Nyx—. Perdone mi lenguaje, señora.

Ya fuera intencional o no, Pradera de Oro no iba a recibir su esperado y necesario combustible hasta que los Otros realizaran los arreglos con un proveedor diferente.

La preocupación por la escasez de gasolina atenuó el placer de Jesse Walker cuando trajeron las cajas de libros para su tienda, pero fue muy amable en sus gracias hacia Tolya y Nyx. Shelley Bookman, por otro lado, echó un vistazo a los Sanguinati cuando entraron en la biblioteca y parecía tener problemas para controlar su respiración.

Después de recibir la promesa de Tobias de dejar a las cajas de libros en el lugar donde los Terráneos recibían los bienes humanos, Joe observó al humano alejarse antes de dar los dos Sanguinati un recorrido por la ciudad. Los humanos les observaban desde las puertas y ventanas.

—¿Cuánto tiempo se quedaran? — Preguntó Joe—. ¿Debo pedirle a algunos de los Terráneos que permanezcan cerca de la ciudad?

—Este es un asentamiento Intuye en tierra Terránea, —respondió Tolya—. ¿Hay alguna razón para temer a estos humanos?

—No. Me recuerdan a los humanos de la manada de Meg Corbyn. Ellos quieren ser miembros de una manda más grande.

—Eso es sabio, — dijo Nyx—. Me voy a quedar unos días antes de volver a Lakeside. Tolya permanecerá más tiempo.

—Si eso es aceptable para ti, — dijo Tolya, mirando a Joe—. El abuelo Erebus quiere que los Sanguinati tengan más presencia en el Medio Oeste. Él quiere que estemos disponibles para ayudar a los cambiantes. Y mi estancia en el motel significa que puedo mantener un ojo en los Intuye mientras tú mantienes la vigilancia de todo lo demás. —Hizo una pausa—. Creo que los Terráneos deben visitar Bennett lo menos posible.

Joe estaba de acuerdo con eso, claro que ni siquiera le gustaba estar allí, para empezar.
—No necesitamos ir a ninguna parte de Bennett, salvo la estación de tren. — A medida que la implicación de sus propias palabras lo golpeó, piel le brotó en el pecho y hombros, y sus colmillos se alargaron al tamaño del Lobo. Se detuvo y se tomó un momento para cambiar de nuevo a totalmente humano.

»—Nuestro aroma aquí implica una señal de aceptación, — dijo—. Envía un mensaje, una indicación de que estos son los humanos que trabajan con nosotros.— ¿Los Antiguos respetarían esa señal?

Tolya asintió.
—La falta de aroma también envía un mensaje, ¿verdad?

Otra advertencia tacita, sobre todo después de la sugerencia de Tolya de que los Otros evitaran visitar Bennett y su anterior observación acerca de la recuperación de la tierra.

Se dirigieron al motel. Nyx quería explorar más allá de la ciudad. Tolya quería hacer un par de llamadas telefónicas. Y Joe quería librarse de los pensamientos sobre humanos molestos, volver a casa, y averiguar qué libros Simon había enviado a los Lobos.

A invitación de Tolya, se despojó de su ropa, las dobló, y las puso en el último cajón de la cómoda.

—Tendrías que convertirte en un inquilino a largo plazo de una de estas habitaciones, — dijo Tolya—. Es un lugar conveniente para guardar la ropa y tiene agua para lavarte en cuando tengas que estar en forma humana.

Era una buena sugerencia, y la consideraría. En lugar de un Courtyard, los Otros a menudo tenían una casa en un pequeño pueblo humano, pero no habían casas vacías en Pradera de Oro. Habían construido sólo las que necesitaban. Una habitación sería suficiente, y tenerla podría alentar a más cambiantes a experimentar un contacto limitado con los humanos.

Cansado pero satisfecho, Joe salió de la carretera y se dirigió a casa, deslizándose detrás de los edificios en lugar de trotar por el camino. Pero al pensar en las señales y en qué podría ser un enemigo más devastador para la gente de aquí que los humanos ladradores que vivían en Bennett, se detuvo el tiempo suficiente para levantar una pierna y marcar la tienda de Jesse Walker


[1] La-di-da: Es una vieja expresión (de la cuál desconocemos su origen) para referirse a alguien como afectado, cursi, snob o pijo. (N de T)

5 comentarios:

  1. conectado y releyendo los anteriores

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  2. Gracias debido al trabajo no puedo leemos inmediatomente 😮😮😡😡 gracias por el capítulo me encanta que los sanguinati ayuden a otros terrenos

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Gracias Chicas !!! increible la velocidad a la que traducen... es para agradecer !!

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