Capítulo 29
Watersday 12 de Maius
Mientras
Monty trataba con la intrusión en su
apartamento, y Ruth Stuart cuidaba de Lizzy, su equipo había traído un colchón
de uno de los otros apartamentos, por lo que no tendría que pasar otra noche en
un saco de dormir en el suelo duro. Ellos habían traído suficiente comida para
él y Lizzy para los próximo par de días. Y alguien había seleccionado cinco
películas que esperaba fueran adecuadas para una niña humana de siete años.
Distracciones.
Diversiones. Cuidado.
Monty se sentó
en la silla y puso sus brazos alrededor de Lizzy cuando la instaló en su
regazo.
Ella lo miró
con esos ojos grandes.
—Yo sólo
quería montar un poni.
¿Por qué
estaba tan empecinada en eso? Por supuesto, él no estaba seguro de poder
explicar a una niña, lo peligrosos que los ponis eran cuando se ignoraba ese
aspecto inofensivo.
—La abuela
Borden me habría dejado, —dijo Lizzy.
Sabía que
decir acerca de eso.
—No creo que
la abuela Borden te habría permitido cabalgar un poni. Ella habría dicho que
eran apestosos y que te ensuciarías.
Pero la mujer
podría haber armado un alboroto porque alguien había negado algo a su nieta, y
negar una cosa a una Borden no era aceptable. Afortunadamente, la familia no
tenía la riqueza o el estatus a la altura de sus pretensiones.
—Y la abuela
Twyla te habría llamado la atención por ser descortés y hacer un escándalo
cuando la señorita Meg ya te había dicho que los ponis eran especiales y no
eran para montar.
—Pero...
—No, Lizzy.
Ella hizo un
mohín, y tomó nota de la mirada calculadora en sus ojos, como si estuviera
esperando a ver qué efecto tendría.
Lizzy no
habría hecho eso hace unos meses. No era así antes de que él fuera trasladado a
Lakeside y tuvo que dejarla, tuvo que dejar a ambas, porque Elayne se había
negado a ir con él.
Pero Elayne
había sido así. Era curioso cómo él nunca se había permitido verlo. Ah, Elayne
era mucho más sutil al respecto cuando quería salirse con la suya, pero cuando
el comportamiento se presentaba en grandes rasgos en la niña, no podía negar
que Lizzy estaba imitando a su madre.
Tengo que decirle, pensó.
—Lizzy...
Fuiste muy valiente para viajar en el tren sola y me encontraste. Algunas
personas malas estaban buscándote a ti y a mamá, y ella hizo lo correcto, haciéndote
subir al tren sin ella.
—¿Mamá vendrá
pronto?
—No, bebé. —
Las lágrimas le escocían los ojos de Monty—. No. Mami estaba muy mal herida
y... ella murió. Ella no puede estar más con nosotros.
Lizzy puso su
cabeza en su hombro.
—¿La señorita
Meg se va morir porque me porte mal?
—No. La
señorita Meg estará bien en un par de días. — ¿Cómo podía plantearle el asunto
sin asustarla demasiado?—. Uno de los hombres malos te siguió a Lakeside, así
que tenemos que quedarnos en el Courtyard por un tiempo.
Ella levantó la
cabeza.
—¿Qué hay de
Oso Boo?
—Esta con el
Capitán Burke. Está ayudando a la policía en la investigación. Te echa de
menos, pero está siendo muy valiente. Como tú.
Ella asintió
con la cabeza, acurrucándose de nuevo.
¿Entendía? Tal
vez entendía tanto como podía manejar. ¿Tal vez era más fácil al estar en un
lugar que no tenía tantos recordatorios?
Dioses, ¿podía
incluso tener una fotografía de Elayne para que Lizzy tuviera algo?
—Vas a estar
segura en el Courtyard, —dijo—. Pero quedarse aquí significa desempolvar tus
buenos modales y hacer caso a los adultos que estarán cuidándote cuando no
puedo estar aquí. — Él la miró, su niña querida—. ¿Entiendes la diferencia
entre la policía humana y la policía Lobo?
—¿La policía
Lobo te muerden si eres malo?
—Sí, — dijo
Monty—. Ellos te muerden si eres malo. Hoy te fuiste con lo que mi Capitán
llamaría una advertencia, lo que significa que sabes que hiciste algo malo, por
lo que la próxima vez...
Lizzy apretó
los dientes haciendo un ademan de morder.
Monty asintió.
—Exactamente, es
correcto.
—¿Papá? Tengo
hambre.
Se comieron
los sándwiches de Nadine Bizcochos &
Café, entonces vieron una de las películas. Se preguntó si el que había
elegido las películas, lo había hecho porque era lo acorde a la edad, o para
mostrar a Lizzy algunas verdades acerca de los seres que la rodeaban.
Cualquiera fuera la razón, la historia sobre el Equipo Lobo proporcionó algunas
lecciones afiladas para ambos.
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