CAPÍTULO 6
Vicki
Sunsday, 13 de Juin
Ineke
Xavier dirigía la pensión en Sproing. Era una mujer alta, al menos comparada
conmigo, y llevaba gafas con montura negra. Lo que la hacía destacar era su
cabello. Era de un marrón oscuro casi negro, rayado con borgoña brillante y
verde azulado.
Hubo
muchos rumores sobrevolando en Hubb NE el año pasado sobre Terráneos y algunas
de sus formas más mortales. Uno de los rumores era acerca de una forma Terránea
que podía matar con solo mirarte y que podía ser reconocida por su pelo
multicolor. Por lo tanto, era comprensible que los turistas, al ver por primera
vez a Ineke, se preguntaran en qué se estaban metiendo. Y, en verdad, hubieron
algunos que al mirar a Ineke y caminaron hacia atrás, prefiriendo quedarse en
el parque de auto caravanas a las afueras de la ciudad, alquilando una caravana
que no tenía su propio baño en vez de quedarse en una habitación limpia en la
pensión: una habitación con baño si estuvieran dispuestos a pagar un extra por
una de las suites de lujo de la pensión.
Ineke
era una buena cocinera, pero no le interesaba mucho la cocción. Se lo dejaba a
Dominique, una de las dos mujeres jóvenes que de alguna manera estaban
relacionadas con ella y también trabajaban para ella. Así que cuando apareció
en El Jumble apenas después de
terminar de servir el desayuno en la pensión, colocó una bolsa grande en la
mesa de la cocina y sacó latas de galletas con trocitos de chocolate,
magdalenas de canela, brownies dobles y rollos de caramelo y nueces. No
necesitaba ser una profeta de la sangre para saber que quería algo.
—¿Esto
es un soborno? —Le pregunté.
—Por
supuesto que es un soborno. —Sonaba insultada porque tuviera que preguntar—.
¿Crees que traería tantas delicias por otra cosa?
No
cuando el azúcar y la harina todavía eran artículos limitados que no siempre
estaban disponibles.
Saqué
una galleta con trocitos de chocolate de la lata y le di un mordisco.
Delicioso. Maravilloso. Y tuve un destello de Yorick dándome esa sonrisa y un
pequeño movimiento de dedos cada vez que yo quería disfrutar de un dulce. No te atraques, eso sí, solo un dulce al
final de la comida, una tradición familiar en la que insistió, alegando que
ninguno de los miembros de su familia había engordado comiendo un pequeño dulce
después de la cena. Pero aún así obtenía esa sonrisa y el temblor de los dedos
al final de cada comida, o una leve regañina por haber sido una derrochadora
cuando rechazaba el dulce.
Dejé a
un lado los recuerdos que aún agriaban mi disfrute de la comida la mayor parte
del tiempo a la vez que provocaban la necesidad de rellenar mi rostro.
Sintiéndome rebelde, tomé otro bocado de la galleta.
—¿Por
qué el soborno?
—La
gente necesita tiempo para alejarse de la rutina y relajarse. Ahora más que
nunca. Y la región de los Lagos Finger siempre ha sido un destino popular. Pero
las empresas en Sproing necesitan algo más que los Sproingers para darles a las
personas una razón para quedarse aquí durante un largo fin de semana en lugar
de pasar tiempo en uno de los otros lagos. He estado pensando en cómo enganchar
a los turistas, y tengo una propuesta para ti. —Ineke se sirvió un brownie—.
Tengo un acuerdo con el establo que está junto a la tierra de la pensión.
Caballos
de alquiler y alojamiento para animales de propiedad privada. Me encantaba
montar cuando era más joven, pero no había ido a ver si podía alquilar un
caballo durante una o dos horas. Demasiado para hacer y no suficiente dinero
para indulgencias.
—Bien,
—le dije, solo para mostrar que estaba escuchando, porque Ineke no era alguien
a quien quisieras molestar. Me había hospedado con ella mientras se realizaban
las reparaciones y mejoras en la casa principal de El Jumble. Por lo general, les daba a sus huéspedes un par de pasas
de ciruela en la mañana "para mantener limpias las cañerías", y no
conseguías el resto del desayuno hasta que las comías.
También
se alimentaba con ellas el perro de Ineke, Maxwell, que era un border collie
con un toque de TOC cuando se trataba de localizar y arrear a sus ovejas
humanas. A Maxwell le encantaban las pasas de ciruela, pero no necesitaba
cañerías limpias, y el resultado de alimentarlo con pasas de ciruela, era un
desagradable desalojo. Ineke era una mujer encantadora la mayor parte del
tiempo, pero si la molestabas no dudaría en abrir una ventana y tirar tu maleta
-y todo lo demás que tuvieras- al jardín delantero. Y su puntería era tan buena
que al menos la mitad de tus cosas aterrizaría en la diarrea del perro.
Mientras
estuve con ella, comí mis pasas de ciruela y nunca, nunca alimenté a Maxwell
con restos de comida de ningún tipo.
—Pensé
que el establo estaba cerrado, —le dije.
—Bueno,
el dueño anterior fue comido, y los empleados se fueron corriendo a dondequiera
que la gente estaba corriendo el año pasado, pero fue tomado poco después por
Horace y Héctor Adams. Son gente de Vida Simple. Primos, creo. —Ella se encogió
de hombros para indicar que su relación real no era asunto suyo—. No son tan
estrictos sobre seguir las costumbres de Vida Simple como otros de los suyos,
por lo que estuvieron dispuestos a hacerse cargo de un negocio en un pueblo que
es una mezcla de personas y costumbres.
—¿Qué
significa eso? ¿Usan electricidad para sus electrodomésticos y luces pero no
tienen televisión?
—Casi,
casi. Tienen radio, pero solo escuchan las noticias por la mañana y una hora
por la noche. Tienen un teléfono porque tienen un negocio pero no tienen
teléfonos móviles. Y usan el estilo de ropa tradicional de Vida Simple.
Ineke
sabía más acerca de quién estaba haciendo qué y dónde, que cualquier otra
persona en el pueblo, incluida Jane Argyle, la encargada de correos, quien
repetía cosas. Pero aunque Jane podría transmitir chismes o rumores indiscriminadamente,
Ineke solo transmitía información si creía que era algo que alguien necesitaba
saber.
—El
otoño pasado, ofrecimos paseos guiados por Sproing, visitando un par de bodegas
en el área y brindando a los visitantes la oportunidad de ver algo de la vida
silvestre que no estaba buscando un almuerzo. Incluso después de la Gran Depredación, hubo personas que
querían alejarse de su hogar por un día o dos pero no querían viajar muy lejos.
—La
gente iba a estas bodegas y probaba vinos y luego montaba caballos. ¿Caballos
altos?
—Dominique
o Paige cuidaban a los jinetes. Bueno, los caballos cuidaban a los jinetes y
sabían lo suficiente como para ignorar a las personas que llevaban puestas y
seguir a las chicas. De todos modos, estaba pensando que, ahora que estamos en
los meses de verano y el calor está llegando, tal vez podríamos organizar un
recorrido guiado a través de El Jumble.
Hay muchos senderos de paso. Podríamos comenzar en mi casa, pasear durante una
hora más o menos y terminar en tu casa, donde los huéspedes podrían disfrutar
de un baño en el lago o simplemente disfrutar de la tranquilidad de tu playa
privada. Tienes ese gran porche a través de la parte posterior de la casa
principal, así que ofreceríamos el almuerzo allí antes de que mis invitados
fueran guiados de vuelta a la pensión, pasando por el puesto de frutas de los
Milford en el camino. Proporcionaría el almuerzo, trayendo lo suficiente para
ti y tus inquilinos, y te pagaría el veinte por ciento de la tarifa de la
excursión.
—¿Cobrarías
por eso?
—Por
supuesto que sí. Contratar a los caballos y preparar la comida no es gratis. Y
el acceso a tu playa es parte del paquete, no algo que se puede tener por
separado. A menos que decidas abrir la playa por tu cuenta, pero si lo haces,
será mejor que cobres lo suficiente por el privilegio y tengas a alguien que pueda imponer quién ingresa y quién no, o
serás invadida.
—No
estoy planeando poner la playa a disposición de nadie más que de mis
inquilinos. —Ya había tenido suficientes problemas para convencer a la gente de
que El Jumble y su playa eran
propiedad privada. No iba a alentar a la gente a pensar lo contrario. Por otro
lado, este tipo de configuración traería un poco de dinero. Incluso podría
traer uno o dos huéspedes si alguien quisiera pasar tiempo en el lago y tuviera
que alquilar una de mis pequeñas cabañas para hacerlo.
—Estoy
dispuesta a intentarlo, —dije.
—Me
aseguraré de poner un descargo de responsabilidad en la hoja de inscripción,
advirtiendo a todos que no somos responsables de las lesiones o accidentes que
sean el resultado de que alguien moleste a La Dama del Lago. —Ineke terminó su
brownie y lamió el glaseado de sus dedos.
—¿La
Dama del Lago?
Silencio.
—¿Nadie
te habló de ella? — Ineke finalmente preguntó.
Negué
con la cabeza.
—¿Ella
es Terránea?
Ineke
asintió.
—Es uno
de los Lagos Finger más pequeños, con apenas cinco millas de largo y menos de
una milla de ancho, pero Silence es uno de los más profundos. Nadie sabe qué es
la Dama: quienes pudieran haberla visto no viven para contarlo.
—¿Estás
segura de que no es solo una historia? He estado nadando por ahí, bueno,
tomando un baño rápido ya que el agua no está lo suficientemente caliente como
para hacer más, y no he visto nada. Ni siquiera una onda.
—Ella
está afuera.
—Mi
Dios.
—Vamos
a elegir un par de fechas. Luego hablaré con Horace y Héctor para asegurarnos
de que podamos alquilar los caballos, —dijo Ineke.
Busqué
mi agenda y elegimos un par de días.
—Lo
estoy limitando a seis invitados, —dijo—. Es posible que no obtengamos tantos
la primera vez ya que mis internos actuales son policías de un tipo u otro,
pero no deberían estar por mucho más tiempo. Si no lleno todos los cupos, lo
abriré para los residentes de Sproing, como los nuevos propietarios de algunas de
las tiendas. Julian Farrow es un poco sexy, ¿no crees? —Ella me miró y movió
las cejas.
Ciertamente
era sexy, y me gustaba mucho, me gustaba hablar con él sobre libros. A
excepción de Ineke, era el único amigo cercano que tenía en Sproing, pero no quería
más que la amistad de cualquiera que tuviese un apéndice vigoroso, sin importar
qué tan sexy pudiera ser.
Poco
después de llegar a Sproing, había leído un artículo en una vieja revista sobre
"Lo que los hombres esperan cuando
están saliendo". Decía que los hombres esperaban tener relaciones
sexuales para la tercera cita, lo que encontré intimidante porque ¿cómo se
puede conocer a alguien lo suficientemente bien en tan poco tiempo para hacer
algo que sea íntimo?
De
todos modos, me estaba quedando donde Ineke cuando otro invitado, que estuvo
allí solo una noche, sugirió que saliéramos a mirar la luna. Julian me había
prestado un libro sobre astronomía y había planeado ir a la parte posterior de
la propiedad esa noche y ver si podía identificar algunas constelaciones, así
que salir a mirar la luna no me pareció extraño. Y cuando el hombre insinuó que
un beso o dos sería una manera encantadora de terminar la noche... Bueno, eso
parecía un poco agresivo, pero había sido amable durante la cena y había sonado
interesado en mis opiniones sobre un libro que ambos habíamos leído, y de
alguna manera la forma en que había formulado la insinuación lo hizo sonar como
si todo el mundo pensaría que sería mezquina y egoísta si decía que no después
de haber sido tan amable conmigo durante la cena. No quería que Ineke, o
cualquier otra persona, pensara que era mezquina y egoísta, así que pensé: solo está aquí por la noche y solo pide un
beso. Nunca alcanzaremos las expectativas de la tercera cita. ¿Por qué no ver
cómo se siente besar a un hombre que no es Yorick? Pero descubrí demasiado
tarde que pensó que aceptar un beso significaba que había aceptado hacer mucho
más, y cuando lo aparté porque comenzó a hacer más, me dijo que debería
agradecer que alguien quisiera darme un polvo,
y de repente sonó como Yorick...
No
recuerdo mucho después de eso, a excepción de Maxwell ladrando y chasqueando al
hombre e Ineke gritando. Luego volví a mi habitación, abrazado a Maxwell, y el
doctor Wallace estaba hablando con Ineke, y el hombre ya no estaba.
Antes
de esa noche, había soñado despierta, solo un poco, acerca de que Julian tal
vez algún día sería más que un amigo. Después de esa noche... No iba a
arriesgarme a arruinar la amistad que tenía para descubrir que querer el sexo
convertía a cada hombre en un Yorick.
Cuando
no respondí, Ineke me dio una palmada en la mano y se apartó de la mesa de la
cocina. La llevé a su auto. Ella miró a su alrededor, escaneando los árboles.
No
había señales de Aggie ni de ningún otro Cuervo.
—Los
investigadores del crimen están en la pensión, y no solo como huéspedes, —dijo
Ineke—. El hombre que fue asesinado estaba en una de mis habitaciones. Los
investigadores buscaron en la habitación ayer y lo estaban haciendo nuevamente
esta mañana. Parece que no pueden encontrar algo que esperaban encontrar.
—Entonces
saben quién era. —Di un suspiro de alivio—. Eso es bueno.
—No
estoy tan segura de que sea bueno. —Sonaba sombría—. Escucha, Vicki. Escuché
algo que me hace pensar que creen que el hombre te conocía, venía a verte.
—No lo
conocía. —De acuerdo, no lo había mirado bien ya que estaba sin ojos y me
sentía un poco aprensiva—. No tuve ninguna cita, no esperaba a nadie.
Ella
me estudió.
—De
todos modos, si los investigadores quieren tener una conversación contigo, yo de
ti tendría mucho cuidado con lo que dijera, y pensaría seriamente en tener un
abogado presente antes de decirles algo.
Ineke
se alejó, y me quedé pensando dónde encontraría un abogado si lo necesitaba.
Cuando
volví a la casa, noté al Cuervo en el suelo cerca de un árbol.
—¿Aggie?
—Caw
Un
sonido suave. Algo que sonaba a problemas.
¿Cuánto
había escuchado?
* * *
Alrededor
del mediodía, dos automóviles sin identificación llegaron a la casa y me
pregunté si debería haber prestado más atención a la discreta advertencia de
Ineke y pasar algún tiempo buscando un abogado que me representara si lo
necesitaba.
—¿Sra.
DeVine?
Dos
hombres salieron del primer auto. El hombre mayor tenía una sonrisa falsa y
contaminada que me recordaba demasiado a Yorick cuando decía "tonto"
para hacer algún tipo de trato. El más joven, que se presentó como el oficial
Osgood, parecía incómodo con su compañero o superior o con lo que fuera el Sr. Sonrisa
falsa en la jerarquía de la UIC.
¿O era
un Detective sonrisa falsa? Como no se había presentado a sí mismo, ese nombre
serviría.
—Nos
gustaría que viniera a la estación y respondiese algunas preguntas, — dijo
Sonrisa falsa.
—¿Por
qué? —Me quedé donde estaba, al alcance de la puerta de mi casa. Mi corazón
latía con fuerza y estaba sintiendo esa sensación en mis brazos y piernas,
como si de repente estuviera envuelta en otra piel que era dos tallas más
pequeña, una señal de advertencia de un estrés excesivo—. Ya le dije al Oficial
Grimshaw todo lo que sabía. Mi huésped encontró el cuerpo ayer y llamé a la
policía.
—Parece
que la víctima estuvo aquí para hablar sobre su ocupación ilegal de tierras que
pertenecen a la familia de su ex-marido.
—¿Perdón?
— Esa ansiedad en la piel se tensó un poco más—. No estoy ocupando. El Jumble fue parte de mi acuerdo de
divorcio. Tanto si era tierra de familia como si no, mi ex marido estuvo feliz
de tirarlo sobre mí. —Luego algo hizo clic—. Oh. ¿Envió a ese hombre para ver
si había invertido suficiente dinero en el lugar e hice suficientes mejoras
para que valiera la pena intentar recuperarlo?
Típico
de Yorick. Y típico de mi el que me llevara diez años ver su verdadera
naturaleza. Por supuesto, fue muy bueno haciéndome creer que lo que sabía que
era verdad, en realidad era yo inventando cosas y confundiéndome.
Otros
cuatro hombres salieron del segundo vehículo.
—No le
importa si mis hombres miran por alrededor, ¿verdad? —Preguntó Sonrisa falsa.
Dentro
de un minuto iba a romper en un llanto incontrolable y Sonrisa falsa sería
capaz de empujarme a estar de acuerdo con lo que fuera que quisiera hacer. Pero
hasta ese momento...
—¿Cree
que puede entrar en mi casa y mirar alrededor? ¿Tal vez revise en los armarios
y cajones y "encuentre" cosas para corroborar sus acusaciones?
—Se ha
puesto muy excitada, Sra. DeVine, —advirtió Sonrisa falta—. Pretender tener un
ataque de histeria no va a cambiar nada. Va a venir a la estación con nosotros
para responder algunas preguntas.
—¿Exactamente
dónde está esta estación? —De acuerdo, me gusta leer novelas de suspenso, así
que tuve esta repentina imagen de que me llevaban a un destino desconocido y me
preguntaban hasta que confesara lo que quisieran.
—En
Sproing. —Sonrisa falsa miró más allá de mí—. Mientras tanto...
Una
mano se agarró a mi muñeca, y Aggie presionó contra mi espalda y susurró:
—Diles
lo que no pueden hacer eso en tu casa. Dilo realmente fuerte.
No
veía el punto en el que decir algo realmente alto fuera mejor que hablar en un
volumen normal, pero hice lo que me sugirió, aunque solo fuera como una forma
de aliviar un poco el estrés.
—A
nadie se le permite entrar a mi casa hasta que regrese. Nadie puede abrir mi
automóvil y buscar supuestas pruebas. Nadie puede entrar a las cabañas y mirar
alrededor. Nadie puede dejar nada en mi propiedad. Todos pueden pararse afuera
y mirar a los árboles, pero eso es todo lo que se les permite hacer.
Sonrisa
falsa perdió incluso el barniz de cortesía al enumerar, en voz alta, las cosas
que él y sus hombres no podían hacer.
—Podemos
obtener una orden para registrar su lugar, —dijo—. Si tenemos que obtener una
orden judicial, parecerá que tiene algo que ocultar.
—Hasta
que tenga esa orden, no pondrá un dedo del pie dentro de ninguno de estos
edificios. —Me sentí muy valiente, o muy mareada. Era difícil decirlo—. Ahora.
Tomaré mi bolso y cerraré. Entonces lo seguiré a la estación.
—Viajará
con nosotros, y no entrará a la casa para destruir pruebas mientras este
"buscando" su bolso.
—Podría
pararme afuera de la puerta, —dijo el oficial Osgood—. Si la Sra. DeVine deja
la puerta abierta...
Entonces
las cosas se pusieron extrañas.
—¡Caw!
—¡Caw!
—¡Caw!
—¡Caw!
—Mis
amigos están aquí, —susurró Aggie.
Un
Cuervo. Luego tres más. Luego, una docena voló hacia los árboles alrededor de
la casa. Una docena más tomaron posición en el techo. El halcón más grande, o
Halcón, que había visto aterrizó en el techo del automóvil de Sonrisa falsa, y
estoy segura de que deliberadamente raspó sus garras sobre la superficie en una
versión para pájaros de raspar un automóvil para arrancar la pintura. Mientras
miraba al Halcón, se me ocurrió que, hasta que el auto fuera repintado, esas
marcas serían tan fáciles de detectar desde la vista de un pájaro en las
carreteras.
Una
ráfaga de aire sopló a través de los árboles, haciendo que las hojas parecieran
panderetas siniestras.
Y algo
cercano e invisible gruñó.
—La
señora Vicki le dijo las reglas, —dijo Aggie. Ella sonaba mucho menos como una
adolescente que estaba por la suya de lo que solía hacerlo—. Todos nos aseguraremos
de que los humanos sigan las reglas.
Ustedes
humanos. Línea de batalla trazada.
—Consiga
su bolso, —dijo Sonrisa falsa.
Esperaba
que Aggie siguiera aferrándose a mi muñeca, pero ella giró y corrió hacia la
parte trasera de la casa. Vislumbré su ropa e iba a necesitar hablarle sobre el
uso de algo más que un camisón de puro algodón cuando había visitas.
Especialmente cuando había visitantes masculinos.
Tomé
mi bolso, me aseguré de que la puerta de rejilla del porche trasero estuviera
bien cerrada y que la puerta de la cocina estuviera cerrada con llave. Cuando
estuve lo suficientemente lejos de la casa como para no ser escuchada, saqué mi
teléfono móvil y llamé a Ineke, dejé un mensaje en su contestador automático,
diciéndole que los investigadores de UIC me estaban llevando a la estación de
policía de Sproing. O eso dijeron. Terminé el mensaje con la hora, para que
supiera exactamente cuándo me había ido. Si Sonrisa falsa me llevara a otro
lado, tal vez el momento de la partida sería útil. Suponiendo que alguien
intentara encontrarme.
Me
aseguré de que el agente Osgood me viera cerrar la puerta con llaves. Me aseguré de que Sonrisa falsa
me viera metiendo las llaves en el bolso grande que solía usar cuando pensaba
que necesitaría todo.
—Tengo
copias de los documentos de divorcio, el acuerdo y la escritura de El Jumble en mi caja de seguridad en el
banco. Y, no, no le daré mi llave de seguridad para que pueda ir a buscar los
papeles. —Finalmente me estaba hundiendo en algo que estaba lejos de ser la
verdad acerca de todo esto, incluido la presencia del hombre que había muerto
en mi tierra.
—Entonces
nos detendremos allí primero, —dijo Sonrisa falsa.
Hizo
que pareciera que iba a tener que alejarse mucho cuando el banco estaba justo
al lado de la estación de policía. Si estacionaba en cualquier lugar de la
calle principal, no tendría que mover su automóvil para ir de un lugar a otro.
—¡Caw!
—¡Caw!
—¡Caw!
—¡Caw!
Si los
Cuervos estaban reconociendo el destino o emitiendo una advertencia no
importaba. Había cerca de dos docenas de testigos emplumados que sabían dónde
se suponía que estaría dentro de unos minutos.
Mientras
era escoltada hasta el primer automóvil sin identificación por Sonrisa falsa y
uno de los detectives no identificados que habían estado en el segundo
automóvil, miré a mí alrededor. Pero no podría decir si Aggie estaba entre los
Cuervos que estaban mirándonos. Si ella no hubiera alquilado una de las
cabañas, ni siquiera habría tenido tanto apoyo, y nadie a alrededor para ver lo
que podría pasar.
Se esta poniendo re interesante...que pasara cuando "supuestamente"lleguen a la estacion de policia??!!?
ResponderEliminarwow!!q intenso o.O y recien son los primeros capitulos..esta muy bueno gracias por la traducion :)
ResponderEliminar